❁ཻུ۪۪Capítulo 1~会議
Taehyung, tal y como acostumbraba cuando la tarde se adueñaba del firmamento, salió de su dulce hogar con el único objetivo de dar un paseo. Aquella antigua mansión en la que vivía estaba oculta entre las montañas cubiertas por un espeso bosque, donde nunca nadie se asomaba, ni así fuera por simple curiosidad.
No se consideraba solitario ni mucho menos asocial, al contrario, creía que era una persona que a pesar de todo se caracterizaba por ser alguien extrovertido y amigable con todos sin distinción alguna.
No obstante, por el hecho de pertenecer a una especie sobrenatural como la vampira, el peligris se vio expuesto a malos tratos que decidió dejar de tolerar desde hace ya un siglo y medio atrás. La situación fue peor al principio, pero esa era otra historia que prefirió olvidar por salud mental.
Y quiénes eran los culpables se preguntarán, la respuesta era igual de sencilla, porque todo lo malo que les sucedía a los sobrenaturales se lo debían a los humanos.
Esas criaturas que repudiaban lo que era diferente, solo por la ignorancia y el temor a lo desconocido.
Taehyung sabía que los mortales tenían razones de sobra como para odiar a su especie. Nadie que estuviera en su sano juicio jamás aprobaría la actitud de algunos vampiros aprovechados que capturan a personas como si fueran presas de caza con la única intención de satisfacer sus instintos más básicos como el de beber sangre, sin importarles ninguna otra cosa que no fuera el beneficio propio. Extrayendo hasta la última gota o de por sí, obligándoles a vivir eternamente.
Aunque lo cierto era que se suponía que los susodichos ya dejaron de lado tales actitudes en el pasado, porque en la actualidad podían vivir bien gracias a una pócima especial que consumían de vez en cuando para reemplazar la sangre humana como tal, consiguiendo que su sed natural desapareciera por completo, otorgándole una ventaja muy importante como era que el sol no pudiera hacerles daño alguno, pues este problema estaba muy vinculado con su raza desde tiempos antiguos.
Y no es que ese hecho pudiera matarlos como muchos creían, porque podían salir a plena luz del día sin problema. Sin embargo, lo que sí podría ocurrir era que terminaran con quemaduras graves cuando la luz solar era muy intensa, tomando en cuenta que sus pieles eran muy delicadas y sensibles. Por esa razón, al contar con el apoyo de dicha pócima no tendrían que ocultarse ante el brillante astro cuando este aumentará su potencia en ciertas horas del día, por lo que con facilidad podrían tolerarla sin miedo a que algo les ocurriera.
Pero este no era el caso del peligris, que ya se acostumbró a salir solo cuando el atardecer estaba en su punto, porque en realidad era de pasar mucho tiempo encerrado en su mansión, pues ahí encontraba la poca diversión que necesitaba, mientras se perdía haciendo una de las cosas que más le gustaban, es decir, leer los libros de su biblioteca personal.
La única costumbre que mantenía a pesar de tantos años.
Y volviendo al tema de la sangre, los vampiros sí que podían seguir consumiéndola por voluntad propia, porque la pócima seguía siendo un reemplazo a su alimento natural, pero mucho más mejorado. No obstante, para hacerlo de forma correcta, lo primero que se debía hacer era llegar a un acuerdo con el ser humano o cualquier otra especie involucrada que estuviera dispuesta a permitir tal acción, pues ese tipo de sangre también les servía para alimentarse.
A pesar de que muchos vampiros afirmaban que ninguna sangre se comparaba a la de los humanos, pero a Taehyung realmente eso le daba igual.
A fin de cuentas, había dejado de consumirla hace setenta años, que ya ni recordaba el dichoso sabor.
Y hasta donde Taehyung tenía conocimiento, la mayoría de humanos seguían enfrascados en ese odio tonto hacia su especie, manteniéndolos con apodos tales como malévolas criaturas chupasangre o hijos de la oscuridad. Cuando no era para nada justo que a todos los metieran en la misma bolsa, juzgándolos sin siquiera conocerlos, ya que muchos dejaron de guiarse por sus instintos.
Sin embargo, Kim todavía mantenía la esperanza de que eso pudiera cambiar pronto, pues aquello tendría un significado muy especial para él; mucho más allá de poder sentirse libre y sin miedo a ser atacado por ser de una especie distinta.
El vampiro no demoró en transformarse en un pequeño murciélago que pudiera sobrevolar el territorio cercano a su hogar. Estaba muerto del aburrimiento y no tenía temor de que algún humano quisiera buscar pelea con él. Ya que, a pesar de todo, al peligris le seguían interesando, por lo que sí tenía un poco de suerte tal vez lograría ver alguno de lejos.
Porque esa simple acción le traía buenos recuerdos.
Vale recalcar que luego de los disturbios entre las diversas especies y los humanos, los seres sobrenaturales como los lobos, las hadas, los vampiros, los brujos, los cambiaformas, entre otros, tuvieron que aprender a vivir aislados del resto para que no se volviera a repetir una masacre como la de hace siglos atrás. Una guerra que parecía no tener fin en la que cada especie se redujo considerablemente después de un enfrentamiento directo con los humanos que se dieron el tiempo de investigar cada una de sus debilidades para acabarles de una vez por todas.
Sin embargo, gracias a un pacifico mediador se firmó un tratado de paz donde ninguno tenía motivo para acechar al otro y de lo que se sabía ese trato se respeta con éxito hasta la actualidad.
Claro, hasta aquel día. Donde por un error se complicó todo.
Taehyung estaba volando por encima de las copas de los frondosos árboles, deleitándose con las magníficas vistas cuando notó que algo raro sucedía.
Humo.
Mucho humo, a decir verdad. Completamente extraño.
Y un fuego abrasador que se extendía con rapidez, carcomiendo aquel bosque en el que solía pasear para distraerse y dejar de estar haciendo nada en su hogar.
Porque cuando eres un vampiro y por obvias razones eres eterno, la vida se vuelve una completa monotonía.
Cuando se acercó más al lugar a pesar de saber que podría salir herido, pues el calor también conseguía afectar a su sensible piel, el peligris comprobó que sus ojos no le habían jugado una mala pasada... Por suerte Kim ya había superado la etapa donde hasta la mínima luz del día le hacía un poco de daño, obvio antes de que la pócima hiciera aparición en su vida para reforzar la gran capacidad innata de resistencia al sol que se debía a su mayor secreto.
El vampiro logró distinguir a un pequeño cachorro de lobo que trataba de resguardarse en un arbusto, ocultándose lo mejor que podía, rodeado de maleza, pero fracasando en el intento porque él había sido capaz de encontrarlo.
En realidad, Taehyung pensaba que se habían extinguido, porque no se sabía casi nada al respecto de ellos después de esa masacre. Otros decían que escaparon a lugares lejanos, o que se mantenían muy bien escondidos, pero frente a sus ojos yacía un ejemplar de dicha especie, por lo que esa información no fue del todo cierta.
Y lo que estaba por hacer, sin duda se consideraría como la mayor ofensa a su especie porque los vampiros detestaban a los denominados "perros sucios y maleducados" y viceversa.
Ya que otra de las características de su especie era que por el simple hecho de existir se creían superiores, sus actitudes eran cargadas de egocentrismo y gusto puro por la dominación hacia los más débiles. Algunos seguían conservando ese pensamiento clasista que al peligris no le agradaba para nada, porque lastimosamente para los susodichos se mantenía arraigado a estos como las fuertes raíces de un buen roble al suelo. Aunque no negaría que existían las excepciones y eso era lo que más le tranquilizaba al respecto.
Y vale recalcar que Taehyung tiene un corazón demasiado blando, que le diferenciaba de la mayoría de vampiros que a pesar de todo eran igual o más fríos como un témpano de hielo.
Además de la clara debilidad que tenía por los niños, siempre le gustaron, porque le parecían muy tiernos, a pesar de que fueron contadas las veces en que pudo compartir tiempo con alguno. Dentro suyo surgía un inmenso instinto de protección cuando veía alguno, por lo que poco le iba a importaba que fuera un ser distinto a su especie.
De todas formas, él le iba a ayudar sin importarle nada más que el bienestar del pequeño cachorro.
Después de volar por varios minutos en su forma normal, rogando por no ser descubierto y sintiendo como el viento chocaba contra su rostro, mientras mantenía al pequeño azabache entre sus brazos que se resguardaba en su cuello, con sus manitos en su pecho y sin la mínima intención de salir de aquel cómodo lugar, pues sentía como hundía su pequeña naricita al estar tapado con su capa oscura. Taehyung veía a cada lugar disponible en su campo visual, encontrándose atento a que nadie le notará hasta poder llegar a su hogar, el cual estaría inundado por la tranquilidad del silencio y la soledad.
—Ya llegamos, cachorrito, lamento si el viaje te pareció muy agitado, rara vez vuelo en mi forma normal ya que prefiero transformarme en murciélago.
El menor dio un suave asentimiento, por lo que el peligris no pudo contener las ganas de acariciar los cabellos oscuros, mientras notaba como el lobo se relajaba al estar más que complacido por el inesperado gesto, no tardando en restregarse contra su cuello en busca de más contacto.
Aquello le enterneció mucho, Kim no sabía que le sucedió cuando lo encontró, pero era obvio que se estaba ganando su confianza como para que se comportara de esa forma. Porque tenía conocimiento de que los lobos poseían ese tipo de actitudes con sus iguales, o con personas que eran importantes para ellos, y en ese momento parecía que lo único que quería era sentirse protegido por él y no decir nada de nada.
Ingresó a su mansión con calma porque sabía que no había nadie presente, ya que los otros seres que vivían con él en ese momento no estaban presentes para hacerle el interrogatorio del siglo. En esos momentos no sabía qué hacer. Pues una vez más actuó por impulso, no obstante, en medio del silencio que les invadió, el vampiro logró escuchar un pequeño sonido proveniente de la pancita del cachorro de lobo.
Tenía hambre, era obvio. El vampiro mordió su labio sintiéndose mal por el menor que de seguro no probaba bocado desde hace rato dada su situación.
—¿Quieres unas galletas, pequeño? —ofreció lo primero que se le ocurrió.
—¿Tienes galletas? —la curiosidad invadió al menor que alzó su rostro junto a sus orejitas que estuvieron gachas desde el inicio con el fin de crear contacto visual con el vampiro mientras su boquita formaba una "o" perfecta.
Kim estaba consciente de lo complicada que era la situación, basándose en lo que sus padres le dijeron alguna vez sobre que su especie y la del contrario eran rivales por naturaleza, aunque él no tenía ni una pizca de miedo, mucho menos se sentía amenazado, por lo que dejó guiar por su instinto.
Lo único que deseaba era volver al cuello del mayor y restregar su nariz para poder impregnarse de ese aroma tan delicioso.
Si no se equivocaba, podría afirmar que era muy parecido al romero. Esas plantas que crecían en los alrededores de su hogar y que le tranquilizaba en demasía.
A su mente vino el recuerdo de su madre regañándolo por rodar en el suelo en su forma de lobo, con su pelaje quedando lleno de hojas y flores, las cuales cayeron de los arbustos de romero que se encontraban en el lugar después de que este se restregara con fuerza logrando dicho cometido. La fémina tuvo que quitarlas durante varios minutos del cuerpo de su hijo, pero para el pequeño azabache había valido la pena en su totalidad, porque toda su anatomía desprendía ese aroma.
Otra vez ese sentimiento tortuoso se estaba haciendo presente en su corazoncito que se calmó gracias al dulce joven de cabellos grisáceos. Sin embargo, antes de que su mente reviviera los amargos recuerdos, la voz aterciopelada del mayor llamó su atención.
—Sí, aunque no lo creas también puedo comer dulces, y otras cosas como si fuera un humano normal y corriente—comentó tratando de sonar animado, para que al pequeño cachorrito también se sintiera un poco mejor y no con el letargo con el que lo había encontrado—. Son caseras y tienen chispas del más delicioso chocolate que he podido conseguir.
Lo cierto era que alimentarse no era una obligación, simplemente un capricho porque no tenía necesidades básicas como las de un humano común y corriente. Aunque le gustaba seguir haciéndolo pues al fin y al cabo no le hacía ningún daño.
Además, si contaba con comida era por el simple hecho de que no vivía solo en esa mansión, y siempre tenía que estar al pendiente de que aquello no hiciera falta. Sin embargo, en ese momento no le podía ofrecer otra cosa, porque era lo único que tenía disponible, ya luego podría ir a buscar más.
El licántropo cerró la boquita como forma de entendimiento y su colita comenzó a moverse de un lado al otro, pidiéndole de favor que le diera un poco de esas galletas. El vampiro sonrió con sinceridad, ese cachorro era una bolita de ternura y pelos. De forma inmediata lo bajó al suelo, solo para poder tomar la pequeña manita que el más pequeño no tardó en ofrecerle.
Desde ese instante, el peligris supo que aquel resto del día sería distinto a cualquier, porque por más extraño e inesperado que hubiera sido aquel encuentro, tanto él como el lobo crearían un vínculo que nadie, ni el mismo tiempo podrían destruir.
Ya que cuando encuentras a alguien que puede transformar tu vida, eliminando la monotonía, nunca nada volvería a ser igual.
Mucho menos si eso estaba destinado a ser.
Continuará...
Les prometo que se van a enamorar de este par, son demasiado softs al inicio y esperen grandes sorpresas conforme vayamos avanzando. Sus lindos comentarios y estrellitas me ayudan mucho, recomienden este fic también.
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