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12

Los ojos miel miraron a través de la ventana de la moderna nave que Número 2 y Palmar habían desarrollado. Era hermoso, todo el escenario nocturno lo era, su mundo era ajeno a todo lo que estaba ocurriendo. Miró a su alrededor y casi todos estaban dormidos, pero notó entonces a sus amigos que estaban despiertos todavía, sentados juntos a solo dos asientos del de ella, susurrando algo que solo ellos escuchaban. La forma tan particular en la que Patton miraba a Fanny hablar era enternecedora, el estaba estaba perdido en la infinidad del pelirojo cabello de la chica, casi parecía que intentaba contar cada uno de esos rizados y salvajes cabellos , tan impredecibles como ella y su muy seguramente apasionada conversación, concentrado, admirando una belleza que seguramente le costearía mucho admitir que conocía. ¿Desde cuando pasaba eso entre sus amigos? ¿Cómo se volvieron tan cercanos? ¿Cómo fue que no se dio cuenta cuando desarrollaron esa clase de sentimientos tan intensos e impredecibles?

Sentimientos de adultos.

Sentimientos que los llevaba a la luna.

La luna.

La base lunar.

—Nigel —Dijo con cierta satisfacción. ¿Por que pensaba en número uno? ¿Por qué todos sus pensamientos la llevaban a él? Fue entonces que a su mente vino un ya muy enterrado recuerdo. Uno en el que el agente Nigel One la había visitado en la base lunar. Habían pasado solo unas semanas desde que la computadora principal de la base del sector V había enloquecido y en eso tenía hecho un caos a su gente, había sido un tanto complicado restaurar todo desde cero. Pero la realidad era que lo que mantenía más intranquila a Rachel era Lizzy y que de cierto modo la líder suprema se sentía culpable de la ruptura  y eso era un pendiente que no la dejaba en paz.

—¿Estas mejor? —habló desde el lado opuesto de su amplia oficina tras verlo cruzar la puerta. —Yo...

—tu...

—Es que yo...
Colocó las manos en una extraña posición lista para dar un sermón largo y confuso sobre el amor, sin embargo.

—no tienes que sentir culpa, quien propició todo fui yo —Sonrió con algo de pena —Yo dejé que todo entre Lizzy y yo se fracturara de poco en poco. Fui yo quien dejó que todo llegara a este punto sin retorno.

—¿Cómo sabes que me disculparía? —juntó las manos como señal de vergüenza, para luego cruzarse de brazos intentando parecer indiferente.

—He llegado a conocerte bien 362, tú siempre quieres asumir toda la responsabilidad —sonrió. —pero en esta ocasión no hay nada que asumir, sé que todo volverá a ser como antes además estoy más guapo que Luis Miguel en algún momento Lizzy va a extrañarme y yo la estaré esperando.

—Supongo que si mi chavo —sonrió divertida. Ambos se pararon frente a él enorme ventanal de la oficina de 362, disfrutando de la vista que la luna les brindaba. 

—Seguramente a esta hora Lizzy ya puede apreciar la luna desde la tierra, son casi las 11:30.

—Si, seguramente ya la puede ver con claridad.  Supongo es que La luna se ve muy hermosa, especialmente hoy que es luna llena  —comentó Rachel con cierto toque de ilusión.

—Genial ya puedo morir en paz —la joven chica dejó de mirar el espacio y sin que él se diera cuenta centró toda su atención en observar su perfil. En ese momento dejó de sentir miedo, y un sentimiento desconocido nació en lo más profundo de su pecho. Deseaba tomar su mano y sentir la calidez de esta.  —ahora estoy cien por ciento seguro que los de la base lunar también pueden disfrutar de la belleza de la luna, incluso si están sobre ella.

—Si  —sonrió ella.

—Sabes, últimamente cuando la estoy pasando mal, siempre estás junto a mi. Gracias por tu compañía Rachel —Nigel levantó sus lentes, la volteó a ver con sus singulares ojos cafés y sonrió bellamente. —Tu siempre sabes cuando ponerle cajeta a una galleta —entonces ella deseó guardar en su memoria ese recuerdo.

—Nigel

Ese era el motivo, el motivo de alejarlo, pero a la vez buscarlo con desesperación, de dejarle de lado y no confiarle más misiones importantes como la de recuperar el maldito pastel de cumpleaños de los de la otra cuadra. El motivo por el que la última vez que lo miró le dejó muy en claro que prefería que Hervy cumpliera con las misiones que claramente él estaba capacitado para cumplir. Su motivo, no importaba cuánto intentaba luchar  contra ello, no importa cuánto tratara de borrarlo, sus esfuerzos eran tan inútiles que la hacían enojar.
El ruido del silencio y el calor dé su ausencia, Imposibles como lo fue siempre ese motivo, Esperarle una vida y perder pronto la paciencia, Fingir que seguía viva aunque el dolor la estuviese matando.

Ella lo...

Lo am...

—Nigel

—¿Rach?

—Chad

El rubio pudo ver las brillantes lágrimas tintinear en sus ojos.

—¿Estas llorando?

—Estaba soñando.

—¿Un mal sueño? —preguntó preocupado

—En realidad fue un sueño muy bonito, uno en donde era muy feliz —Parecía que apenas y podía hablar.

—Bueno entonces no veo la razón de derramar lágrimas —Chad Sonrió.

—Creo que si, es que era demasiado bonito y me decepciona que haya sido solo un buen sueño. Es que yo...

—¿Tu? —el rubio se sentó a su lado y quedó más cerca de la chica. —¿Soñaste con el? ¿Eso fue lo que paso? —Pero ella no contestó y con algo de pena miró de nuevo hacia la ventana.

—La luna esta bella esta noche ¿verdad?
—habló amistosamente escondiendo su tristeza.

—Mucho —contestó Chad sin siquiera mirar la luna.

La Noche era cálida, silenciosa, acogedora. El rostro de la chica  y su blanca piel era ligeramente iluminada por la luz de la luna.
y entonces a Chad le pareció estar frente a una aparición divina —a veces siento como si esto fuera un mal sueño, como si un frisbee me fuera a dar en la cabeza y al abrir los ojos yo estaria en mi oficina en la base lunar, con cientos de papeles que firmar y 65.3 enloqueciendo por el tiempo —Suavemente bajó la mano hasta una pequeña placa que cargaba en su cinturón con el número 362 aquella que tenía su particular casco, ese que había dejado de quedarle —Aunque al mirar esto, compruebo que esos recuerdos no fueron un sueño nada más.

—Claro que no lo fueron —Sonrió Chad. —Tu sigues siendo la 362, incluso si ese casco ya dejó de quedarte.

—Ahora soy una adolescente.

—Sigues siendo tu.

—Chad

—No te conviertes de un día para otro, la adultez más bien es un proceso. Parte de tu esencia de niño te acompaña de por vida Rachel —sonrió tranquilizando a su amiga.

—Te creo.

—¿Segura?

—Sigo viendo en tus ojos a el 274 de siempre.

Chad colocó la mano en su cabeza y le dio unas palmaditas en señal de amistad y ante tal acto ella sonrió, el deseo de ser bueno con ella, era suficiente para hacerlo feliz, aunque sólo le sonriera una vez, sería feliz con esa sonrisa.

.
.
.

Esa mañana llegaron a la Isla Arcoíris llenos de preguntas. Habían viajado más de 37 horas incluso con una nave tan moderna. 
Por recomendación de Palmar habían aterrizado en un claro y con el radar seguirían la búsqueda de Mauricio 9 a pie.

El bosque era un lugar bastante sombrío y silencioso pero eso si extremadamente enigmático. Todos se adentraron al lugar, y al poco tiempo de caminar sin rumbo llegaron un pequeño lago de agua clara y tranquila.

—Este lugar, esta muy tranquilo —comentó número dos, disfrutando un poco de la sobra de un frondoso árbol.

—Si, este lugar me recuerda un poco al océano de espárragos donde una vez nos quedamos, el mismo silencioso ambiente —con mala gana número cinco le indico a Dos, ponerse de pie recordando aquella vez que por confiarse fue devorado por un enorme monstruo —No sabemos que clase de lugar es este asi que simplemente estemos alertas. Palmar dijo que esto era una trampa mortal y por cómo veo el ambiente no dudo en su palabra.

Por otro lado número cuatro y número ochenta y seis  miraban con tranquilad el lugar, tratando de ser romántico y molesto para Patton, el rubio cortó una bella flor silvestre roja muy parecida a las flores de algodón y se la entrego a la pecosa chica, que tomó la flor pero que a la vez respondió con una cachetada que tiró al rubio al suelo.

—Quizás este sea un buen lugar para pasar la noche —Dijo Palmar sosteniendo el radar y calculando algo.

—¿Pasar la noche? —Patton se exaltó un poco. —Tu mismo dijiste que este lugar es una trampa mortal ¿Qué te dice que no ocurrirá algo en medio de la oscuridad de este lugar?

—Sesenta tiene razón esto suena como una locura Palmar —Dijo Chad dando la razón a su ex camarada.

—De todos modos debemos descansar, maestro llevamos más de 12 horas caminando. Todos estamos cansados.

Y fue de esa manera que decidieron tomar un pequeño respirado, todo estaba muy tranquilo, hasta que Desafortunadamente, el radar comenzó a emitir un sonido terriblemente alto, algo ciertamente insoportable, un ruido conocido que  invadió silenciosa atmósfera, algo imposible de apagar y que estaba enloqueciendo a todo el mundo, siendo solamente la decisión de número cinco lo que detuvo aquella tortura.

—Lo rompiste —dijo Número tres con asombro tras mirar como aquello había vuelto sombrío el rostro de Abby.

—¡Hey! ¿enloqueciste? —gritó número cuatro muy Enojado. —Era lo único que nos podía llevar a Mauricio.

—Tranquilizate güero vamos —ordenó número dos, bastante serio.

—Se que te gusta mucho panzón, pero es una loca, no la defiendas.

—Basta ya güero, nadie salio lastimado. Esa mierda nos estaba matando —dijo ochenta y seis con furia.

siendo esto el inicio de una disputa en el grupo. Las cosas se estaban poniendo bastante acaloradas, cuando de la nada un rayo del arma de Chad dio encontra de una extraña liana que se aproximaba al muy molesto cuatro. Una liana que en Cuestión de segundos se volvieron cientos,durante la discusión.

—¿Qué mierda fue eso? —habló el güero sobresaltado en los brazos de dos.

—¡Cuidado! También las flores son peligrosas —advirtió Chad.

—¡¿que demonios son?! ¡¿plantas caníbales?! —grito Rachel al cortar con una espada una de las flores.
Los ojos de Rachel se fijaron en aquellas flores que los atacaban, no le parecian plantas canibales, mas bien le parecían parte de algo más grande.

—¡Cuidado! —Gritó Palmar tras ver la enorme Bestia que al fin les daba la cara y que sin remordimiento atacó a Kuki, siendo apenas rescatada por Abby.

—Es un cambiante — Rachel miró aquella bestia en cámara lenta, jamás en su vida había visto a uno tan enorme y lleno de ira. Era un ser simplemente repugnante un tipo de enredadera con cientos de lianas y flores que al ser cortadas se regeneraban.

—Palmar es hora de sacar la artillería pesada —Dijo número dos con una sonrisa en los labios  y siendo cubierto por el pequeño Palmar.

El tiempo que habían  pasado en el laboratorio desarrollando su tecnología no había sido ninguna pérdida de tiempo, pues de la mochila de número dos habían sacado algunas armas que repartieron entre sus amigos. —Mira nomas esto —Hoagy disparó en contra del cambiante y este de inmediato calló al suelo haciéndolo temblar por un instante, pero debido a su regeneración este se volvió a colocar de pie,  están vez ochenta y seis disparó pero Rachel desvió el disparo, provocando que la terrible criatura tomara fuerza y golpeando a Kuki y dejándola inconsciente en el suelo.

—¡¿Qué haces 362?! —Patton la quitó de la vista del monstruo, pues está era su próximo objetivo y casi la aplasta con una de sus terribles manos —¿Rachel? —el agente la miró a los ojos y está apenas reaccionó.

La rubia golpeó el suelo y al notar que Hoagy apuntaba a la cabeza del monstruo intervino una vez más haciéndolo caer y desconcertando a todos sus compañeros que no daban crédito a la forma en la que su líder suprema actuaba.

—¡No puedo permitirlo! —gritó con fuerza provocando que esta vez el cambiante golpeara al güero y a Abby —¡Los cambiantes son niños! ¡Nuestro deber es protegerlos! ¿cómo volverá todo a la normalidad si los exterminamos como a unas bestias?

—Rachel —una de las lianas estaba a punto a atrapar a la chica cuando de nuevo Patton impidió que la tocara, sin embargo él no corrió con la misma suerte y en un descuido la bestia lo atrapó y tal cual una anaconda con el poder de sus lianas comenzó a apretarlo con suma fuerza, sin siquiera pensarlo Fanny se lanzó en su rescate, intentando cortar las lianas, tras ver como Palamar y Hoagy lanzaban varios rayos para paralizar a la bestia, sin embargo a pensar de esto la chica no obtuvo sin ningún tipo de éxito.

—¡Patton! —desesperada y entre lágrimas intentaba liberarlo, siendo ayudada por Chad. —¡Resiste! —sus manos también estaban heridas pues al coartar sin cuidado también terminaba cortándose a ella misma.

El aire abandonaba lentamente a sesenta.

—Fan...
No lograba formular palabra y tan solo pudo rozar los cabellos de la pelirroja, tras casi perder el conocimiento.

—¡Lucha Patton! —Chad logró al fin liberarlo y entonces el comandante Drivlosky impactó en el duro suelo.

—¡Nos va a matar! —número dos sabía que las armas paralizadoras no durarían para siempre. Patton apenas se movía, al igual que sus compañeros de sector.

—Rachel —Chad la sostuvo de los hombros pues esta parecía estar fuera de sí —¡Rachel escúchame! No vamos a poder ganarle si no lo atacamos en conjunto, tienes que luchar —colocó una de sus manos sobre su rostro y entonces la chica notó las heridas y la sangre que brotaba de estas.

—¡Maestro! —gritó por última vez Palamar pues los rayos dejaron de tener efecto y la bestia lo aplastó con mucha más fuerza volviéndose una masa de sangre y viseras.

Parte de la sangre empapó a Chad y este soltó un desgarrador grito de dolor y amargura, ochenta y seis se puso de pie y se unió a ellos  — Rachel No podremos salvar a los demás si no luchas, ¡por favor, no hay suficiente tiempo para saber si esto es lo correcto! ¡Muévete! No intentes tener las manos limpias.

—Esto funciona así, Si ganas, vives. Si pierdes, mueres. Si no luchas, no puedes ganar, el mundo es cruel pero te juro que salvaremos a todos los que podemos, pero si morimos ahora no va ser posible —dijo el rubio.

Entre Chad, Fanny y Hoagy dispararon y con mucho esfuerzo hicieron al monstruo caer casi por completo, siendo el inesperado disparo final de Rachel quien le diera muerte al cambiante, aceptando al fin que no iba a poder salvarlos a todos.

—Lo siento mucho Chad —cayó de rodillas —Lo siento mucho —golpeó con un puño el suelo. —Lo siento...

—Sesenta —Fanny acarició el rostro del muchacho, quien se encontraba visiblemente lastimado e inconsciente
—Patton, resiste o me enojaré contigo maldito tonto —desconsolada comenzó a llorar, un acto que pocas veces había dejado ver.

—Fanny —número cuatro algo aturdido pues recién se había puesto de pie al igual que sus compañeros la miraba con apenas unos centímetros de distancia.

—No puedo quedarme sin Patton —habló con serenidad —nunca he estado sin él, siempre hemos estado unidos incluso si discutimos o le pegó, Patton me acompañó en el fin del mundo, él no me deja jamás   él esta conmigo siempre.

—ochenta y seis —parecía que le costaba estar despierto —¿Hoy es viernes de pudin en la base lunar ¿No?

—Patton —rápidamente secó sus lágrimas y como acto reflejo tomó la mano del chico
—¡Patton! —lo abrazó con miedo, pero este se notaba desorbitado.

—Estoy bien, solo me duele la cabeza ¿por qué lloras? — igual que ella colocó una mano sobre su rostro —pediré que apunten el pudín a mi cuenta.

—Claro que no tonto, te lo invitaré yo —Sonrió muy feliz.

—Tenemos que movernos —dijo número dos ayudando a una muy aturdida Abby mientras que Chad cargaba a la todavía inconsciente Kuki.

—Si eso es lo mejor —el rubio parecía no tener problemas en cargar  a su compañera, sin embargo la pasó a los brazos de número cuatro, aunque lo más extraño era que el güero apenas y se había separado de ochenta y seis —Los alcanzaré en un rato.

—¿De qué hablas? No te vas a quedar atrás —la pelirroja no daba crédito a las palabras de Chad —Estarías en peligro total

—No pienso abandonar a Palmar como basura, enterraré sus restos y después los alcanzaré a ustedes.

Silencio

La líder suprema que continuaba de rodillas con la cabeza gacha al fin habló

—Iré contigo

—Rachel, no es necesario ponte a salvo con los otros y yo...

—Chad —el 274 corrió cerca de ella pero entonces una flecha lo sorprendió por completo, volviendo a poner a todos alerta.
Fue entonces que pudieron notar como de entre los árboles aparecían unos pequeños rostros cubo rotos con unas singulares máscaras.

—¿Ustedes mataron solos a ese cambiante? — una voz femenina.

—¿Quienes son ustedes? —gritó la pelirroja esperando lo peor.

—Escuchen bien ancianos no tenemos la intención de herir a nadie —una de las cinco enmascaradas bajó de los árboles —así que como la hermana .4 Exijo conocer a quienes son ustedes...

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