Adaptarme iba a ser difícil por múltiples razones, la primera. Me había mudado al lugar más nublado del puto planeta, hace más frió que en el inframundo y por si fuera poco voy a ser la última noticia del pueblo. Odio ser el centro de atención, prefiero mil veces pasar desapercibida pero cada que salió me miraban como si fuera un bicho raro en exposición. La relación con el hermano de mi mama no iba mejor tan solo nos hablábamos cuando era necesario.

Los arboles me proporcionaban un poco de calma y paz, desde la habitación que Charlie había dispuesto para mí se podía ver como aquellos frondosos árboles se balanceaban al copas del viento. Como si fuera la más hermosas de las melodías, iba a ser difícil adaptarme eso era un hecho pero...¿Seria su estadía en Forks tan desdichada y sombría?

Era algo incierto, pero de una cosa estaba segura. No estaría en Forks más de 3 meses, su olor a semidiosa era atrayente a diversos moustros y demás creaturas estar más del tiempo debido y seguro en Forks causaría la muerte de alguien. No podría cargar en la conciencia otra muerte más, no lo soportaría

—¡Kira a comer! — Aquel sonoro grito me había sacado de la cárcel infernal que era mi mente, siempre había pensado que el peor castigo era estar en tu propio cerebro. Es algo tan conocido para nosotros pero a la vez tan misterioso como una selva en noches oscuras — ¡Kira!

— ¡Ya voy! ­­­— Me incorpore del pequeño espacio que había en la ventana para poder recostarse y mirar. Apolo le había enseñado eso el dios del sol le había dicho a su pequeña y frágil hija una lección muy importante. Aquel día la pequeña Kira le había contado a su padre lo que un anciano le había hecho a su compañero de clases

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—Es horrible padre — El horror y el miedo se veía reflejado en su pequeño y regordete rostro — Los golpes en el cuerpo de mi amigo son horribles, ¿Cómo un ser que parece bueno puede hacer algo tan malo padre?

Apolo que vestía con arrapos de guerrero se inclinó y tomo entre sus fuertes brazos a la pequeña Kira que sollozaba con las mejillas enrojecidas, ojos cristalinos y el más profundo miedo.

—Kira quiero que escuches con atención — Ordeno el dios con firmeza tomando del mentón a su hija para que lo pudiera ver a los ojos — Las apariencias engañan Kira, Los que aparentan ser frágiles son Fuertes, Los cobardes son valientes

— ¿Cómo es eso posible padre? — La pequeña Kira hipo por el llanto — Explícame

— Imagínate a una flor blanca con olor a primavera — Apolo con su poder había hecho que frente a ellos apareciera una bruma dorada y en ella se reflejaba la flor de la que había hablado Apolo — Parece hermosa he inofensiva, una pequeña abejilla se acerca a la flor para poder alimentarse de su néctar — Cada una de las palabras que Apolo decía se veían reflejadas en aquella bruma dorada como si contara un cuento — y justo cuando está a punto de irse la abejilla queda atrapada en el néctar de la flor. El pequeño insecto es llevado a lo más profundo de la hermosa flor para ser el alimento de la flor que antes había sido alimento para el insecto — La bruma desapareció con aquellas palabras dejando a una Kira muy pensativa

— La flor se comió a la abeja — Murmuro Kira sorprendida — eso es...

— La ley de la vida cariño — Apolo la miro con una sonrisa llena de amor paternal — La flor era el cazador tan hermosamente letal y la abeja es la presa que cayó ante los encantos de la flor

— ¿Cazadores y presas? — Pregunto Kira con el ceño fruncido — ¿Puede un cazador apiadarse de su presa, puede una presa sentir algo por el cazador?

— No, Kira — El rostro de Apolo había cambiado drásticamente. Su hija tenía que entender que jamás habría un cazador que se apiadara de la presa — El Cazador no puede cambiar sus instintos de caza, los deseos de sangre y muerte siempre serán parte de su ser

— No todo lo hermoso es bueno — Susurro Kira — ¿Es lo que me tratas de decir padre?

— Así es cariño — Apolo sonrió su hija era inteligente — Observa como lo haría un cazador, ve los puntos fuertes de tu presa cualquier cosa es útil ten en cuenta su agilidad su velocidad sus sentidos, luego ve sus puntos débiles pero debes de tener cuidado Kira

— ¿Por qué?

— Porque a veces el punto más débil de tu presa puede volverse el más fuerte y ya no serias el cazador sino la presa — Apolo miro a su hija con intensidad el dios esperaba que aquella enseñanza acompañara a su hija toda su vida — Siempre se el cazador Kira, jamás la presa — Aconsejo el dios — Porque si no tu vida será muy corta

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— ¿Estas bien Kira? — Pregunto Charlie

— Si, solo estaba recordando algo que me paso — Respondí bajamente — Algo que marco mi vida, un consejo que me dio alguien que quiero mucho

—¿Quién?

— Mi padre — Murmure jugando con el plato de sopa, mi apetito se había esfumado dejando pensativa — No lo veo desde que cumplí los diez años

— Nunca lo conocí — Dijo Charlie, no me sorprende. Mi padre tan solo se hizo cargo de mi pero jamás tuvo el interés de conocer a la familia de mi madre — ¿Cómo se llama?

Diablos. ¿Ahora qué le dijo?

—Apolonio — Dije de manera atropellada y rápida lo primero que se había cruzado en mi mente — Apolonio del sol

Deberían darme el premio a la peor mentirosa del mundo, mire a Charlie quien reía a carcajadas. ¿Tan mala había sido mi mentira? Fue tanto que Charlie termino callándose de su silla de forma muy graciosa. Ahora era mi turno de reírme pues el plato de sopa se calló sobre mi tío dejando pedazos de fideos en su rostro y cabello

Reírme fue inevitable. Sentí la mirada de Charlie sobre mí, algo incomoda le pregunte — ¿Qué?

—Te pareces tanto a tu madre — su mirada estaba llena de anhelo, cariño por la persona que me había dado la vida, con la que había vivido las más divertidas de las aventuras — A pesar de ser rubia, tienes sus ojos y su sonrisa

—Mi madre era una persona excepcional...— El ambiente se había vuelto tenso, el dolor de una perdida nos unía a mí y a Charlie de una manera retorcida — Alguien que no merecía morir en tan fatales circunstancias

Charlie asintió. Después de comer el hermano de mi madre se había ido a su trabajo, en cambio yo me había vestido con algo más abrigador que mi blusa de tirantes. Charlie me había dicho que en el hospital se solicitaban enfermeras que si quería algo con que distraerme podía ir allí. Supongo que aprovechare a aprender algo para poder estudiar medicina, además de quitarles el dolor a los pacientes, ser hija de Apolo traía sus ventajas. Por lo menos utilizaría mi don en algo útil

Camine hasta el hospital de Forks, no me suponía ningún problema, había llegado sin contratiempos al hospital sin más me acerque a la resección del lugar. Donde solo se encontraban dos enfermeras

—Disculpen...— llame su atención — Me dijeron que se solicitaban ayudante

—Si así es señorita — Voltee a ver el dueño de esa voz tan dulce y pacífica. Mi mirada choco con la del doctor de unos extraordinarios ojos dorados ¿Dorados? Algo sorprendente para un simple mortal. Lo mire detalladamente, era hermoso no había por qué negarlo pero había algo en su aura, algo más que no era humano ni de semidiós

—Soy el doctor Carlisle Cullen. —Se presentó amablemente, a pesar de que su aura no era humana había algo en el que me tranquilizaba tal vez era su sonrisa tan paternal que me dedicaba o la bondad que transmitía sus extraños ojos dorados — ¿Cómo te llamas pequeña?

—Kira...—Susurro avergonzada — Kira Argent

—Escuche que venias por el puesto de ayudante — Comento distraídamente el doctor mientras dejaba algunos expedientes y revisaba otros

—si así es doctor Cullen ...

—Llámame Carlisle — Asentí en respuesta — dime jovencita ¿Por qué quieres ser ayudante de medico? Eres muy joven... para siquiera pensar en trabajar

Debí a ver supuesto que me preguntarían por mi edad, era todavía demasiado joven como para trabajar en un hospital pero tenía que hacer uso de mis dones. Usaría mi maldición para algo bueno, aquellos dones que siempre odie de pequeña tenían un propósito deberían tenerlo

—Quiero ser doctora — Sonreí al recordar cuando le había dicho a mi madre que quería estudiar, se había puesto a saltar de felicidad conmigo — Es un sueño que compartía con mi madre, ayudar a otros — Suspire pesadamente — quiero honrarla cumpliendo mi sueño

Cada que salvara una vida, cada dolor que aliviara sería un peso menos sobre mis hombros pues habré sabido que mi sufriente, aquella infancia llena de entrenamientos para poder controlar mi don no sería en vano que aquella vida que me toco no fue solo por casualidad si no saber que a pesar de mi dolor y odio hacia mis orígenes siempre poder ayudar a otros con aquello que tanto sufrimiento me había causado.

—Eso es muy lindo señorita Argent — Carlisle me sonrió con alegría — serás mi aprendiz

Sonreír me fue inevitable, sin pensarlo siquiera había abrazado al doctor de la cintura cual niña pequeña. Tal vez mi estadía en Forks no sería tan mala después de todo