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→Six

Kira miraba el rio correr, los animalillos marinos que pasaban y junto a las corrientes de aquel hermoso rio de agua cristalina nadaban a un rumbo incierto. Un destino desconocido para ellos, pero que a pesar de no saber a dónde iban siempre iban juntos, como manada como familia. Familia... ella no tenía familia, Charlie era su tío pero la confianza no era la mismo que con su madre, Bella ni mencionarla la castaña humana adoraría ver morir a Kira los semidioses era sus amigos fieles pero no siempre estaban juntos y los Cullen...

Ellos podrían ser su familia, y no solo de manera sentimental, también política pero Kira tenía miedo. Miedo de volver a amar y que de nuevo la hirieran, miedo a querer cuando ellos podrían morir por una creatura mitológica miedo a amar y que se lo arrebaten todo. Mas con el augurio de la guerra a la vuelta de la esquina, amar en tiempo de guerra era demasiado arriesgado.

—Kira Argent — Llamo Maureen detrás de ella — La hija de Apolo dios de las artes la medicina y patrono del Oráculos de Delfos. ¿Qué es a lo que le temes hija del sol?

Maureen era muy perceptiva no le extrañaba que el viento le hubiera susurrado su ubicación y no le extrañaba el hecho de que ella supiera de su miedo. Maureen tenía infinidad de dones que se hacían más fuerte con ella.

—Temo a amar Hija de la marea — respondió con sinceridad — Temo a caer de nuevo.

Maureen rio con suavidad y dulzura, algo tan impropio de ella pero muy adecuado a la situación.

—Tienes miedo a ser feliz hija del sol — Razono Maureen — Le tenemos a la felicidad del mismo modo que le temes a perder lo irrecuperable.

A perder a su familia se traducían las palabras tan poéticas de la hija de la marea. Kira asintió con pesar no tenía caso mentir cuando Maureen era muy receptiva a las emociones ella no era como Jasper pero el mar es emoción, calma catastrófica, amor salvaje, enojo lleno de tormenta, dulzura de las olas calmas y como Kira ya sabía Maureen era el reflejo del mar y el mar era el reflejo de Maureen.

—No quiero sentirme feliz — Susurro Kira — porque si me arrebatan esa felicidad, si me quitan eso...

—Tu miedo es estúpido hija del sol — Murmuro Maureen con seriedad — tu miedo es una ofensa al sacrificio que Miranda Swan hizo por ti y todos los semidioses a quienes llamo sus hijos

Kira se enfureció — ¡Tú no sabes nada Maureen!

La hija de la marea sonrió ante el arrebato —Se más de lo que piensas hija del sol, Miranda la llamaba madre de los semidioses amo a cada uno de nosotros con tanta fuerza, con tanta dulzura que llevo a Apolo a amarla de manera salvaje, que llevo a Deméter a respetarla como una de ellos, que llevo a Zeus a inclinarse y arrodillarse ante su barca fúnebre que llevo a Ares a inclinar la cabeza y clavar su espada frente a ella jurándole lealtad por su valentía enfrentando lo que todo dios, semidiós, humano y sobrenatural teme.

— ¿A qué?

—Ha amar sabiendo que cada uno de nosotros moriría antes de llegar a la vejes — Maureen coloco una mano en el hombro de Kira — Sabiendo que podrías morir antes que ella, nos amó sabiendo que algún día nos perdería. Nos amó sin miedo a perdernos porque sabía que si moríamos tendría recuerdos con que combatir a la perdida.

—Mi madre — Susurro Kira con dolor, su madre a pesar de ser humana siempre fue fuerte. — Ella era fuerte yo....

—Eres fuerte hija del sol — Interrumpió Maureen — Todos nosotros lo somos pero... pero también tenemos derecho a temer somos humanos a pesar de la sangre de dios corriendo por nuestras venas.

— ¿Qué debo hacer Maureen? — Pregunto Kira, afligida. Acojonada por la sabiduría que las palabras de Maureen destilaban, temerosa pero también valiente, feliz pero triste. Un remolido de sentimientos contradictorios.

—Haz lo que tu corazón decida hija del sol — Maureen quito su mano de su hombro y la coloco en su corazón — Él es el que forja nuestro destino, las moiras solo escuchan los gritos del corazón porque saben que a pesar de lo que la mente quiera dictar el corazón siempre se interpondrá en nuestras decisiones

Kira sonrió — Gracias Maureen, gracias por darme esto.

—El que.

—La confianza para escuchar a mi corazón.

Maureen negó con la cabeza — Yo solo escuche los susurros del viento y los murmullos del agua dulce que contemplabas con tanta agonía.

Kira miro a Maureen con el ceño fruncido — ¿El agua también te habla? ¿Qué tan poderosa eres Hija de la marea?

La pelinegra le sonrió — El viento me habla, los mares me murmullan, los bosque me gritan y la tierra me exclama. Soy el reflejo del mar hija del sol y el mar es vida. Sin el ni las plantas, humanos, y toda creatura viviente que pisara y piso la tierra podría vivir.

—Eso suena terrorífico

—Lo es hija del sol — Maureen cerró los ojos — El poder cobra un precio elevado, irrecuperable. Como ya sabes Kira.

— ¿Qué tan alto es el precio de tu poder?

Maureen suspiro — Lo suficientemente alto como para vivir con ello.

Kira frunció el ceño — ¿Cómo vives con eso entonces?

—Porque no estoy sola, tengo a Morgan quien me advierte que estoy al borde.

— ¿Al borde?

— Al borde de la locura

[...]

Las palabras de Maureen seguían con ella, tranquilizándola de alguna forma aterradora. Porque no había nada tranquilizador en casarse con un vampiro siendo ella una semidiosas. Pero...meditándolo, pensando en el futuro incierto de su vida Kira se dio cuenta de que ella quería ser feliz, quería vestir de blanco mientras su amado la esperaba en el altar, quería experimentar esa emoción de casarse con el ser amado, quería llorar mientras Hera unificaba su unión matrimonial quería festejar su alegría con su familia. Ella quería casarse con Edward Cullen.

Tal vez su vida era un destino muy trágico pero Kira se dio cuenta que Maureen tenía razón, tal vez moriría pero los recuerdos no, esos estarían grabados en su alma y cuando su alma estuviera en otro cuerpo también con ella iría los recuerdos de una vida que tal vez no le perteneció pero que en su momento lo hizo.

Kira llego a la casa del jefe y con un beso le dijo a Charlie que iría a su cuarto a descansar, el jefe asintió con una sonrisa, mientras jugaba con el colgante de su madre. El artefacto lleno de magia muy poderosa y un dios que un día amo a una mortal cualquiera, un amor que termino con la muerte de Miranda pero que le dio a Apolo las fuerzas para combatir a Afrodita diosa consumida por el rencor y el odio al amar y no ser correspondida. Si todo una novela mexicana.

Kira se dispuso a dormir, a dejar que Morfeo la acogiera en su manto lleno de sueños hermosos sin pesadilla a dejar que sus mente durmiera y su corazón descansara de las duras decisiones que al día siguiente tomaría dejo que su cuerpo lleno de moretones de lucha se relajara para recuperarse más rápido. Se dejó caer en un abismo en donde la paz reinaba y la acogía con mimos. Dejo que el mundo en donde vivía muriera con la fuerza de un sueño en donde Edward y ella eran humanos con una vida pacífica.

Con una vida normal.

[...]

Movimientos bruscos llenos de sigilo pasos imperceptibles para un humano pero ella no era humana, corazón calmado por si el depredador era lo suficientemente bueno como para escuchar su ritmo cardiaco respiración acompasada fingiendo estar dormida para sorprender al depredador que tal vez hoy se convertiría en la presa de la rubia. Los pasos de detuvieron cuando Kira se movió lo suficientemente natural como para hacer creer al intruso que se removió en la conciencia de un sueño y no para tomar la daga que siempre estaba debajo de su cama.

Pasos aún más cerca y justo cuando estaba al borde de la cama ¡Saz! Kira tomo su daga y con un veloz movimiento tiro al intruso en su cama con su daga en el cuello y ella encima de él, con un short y una camiseta que dejaba mucho a la imaginación.

—Esto es empezar antes de tiempo ¿no crees Kira? — La rubia rodo los ojos mientras apartaba la letal cuchilla de la yugular del hadita suicida — Me siento un estúpido al no percibir que estabas despierta

—Yo debería sentirme estúpida — Susurro Kira encima de Edward quien coloco sus manos en la cintura de la rubia — ¿Cuántas veces has entrado a mi habitación mientras dormía?

Edward lo pensó — No quieres saber la respuesta a esa pregunta Solecito

Kira lo miro ofendida, y comenzó a golpearlo en el pecho con fuerza — ¡Idiota a veces duermo sin sostén! ¡¿Me has visto dormir sin sostén?!

Edward detuvo los golpes de la rubia — Un par de veces te movías y tu camiseta se subía unos centímetros y...

Kira chillo con disgusto — ¡Eres un degenerado Edward Cullen!

—Y tu una exhibicionista — Edward miro su torso — No tienes sostén en este momento.

Kira se cruzó de brazos cubriéndose, avergonzada, Edward rio antes de intercambiar las posiciones ahora Kira estaba debajo de Edward quien le sonrió con dulzura — Nunca aparte de hoy te he visto sin sostén Kira, siempre te respete y cuando te descubrías te arropaba con tu manta.

—Más te vale Edward Cullen — Amenazo Kira — Si no le diré a Esme

Edward sonrió antes de acostarse a lado de la rubia, Kira se acurruco contra su pecho entre ellos las mantas que mantenían el calor corporal de la rubia Edward le acariciaba el cabello mientras tardeaba, para que la rubia volviera a dormirse, Edward miro embelesado a la rubia como un ciego que veía el mundo por primera vez.

—Te quiero Kira — Susurro el castaño — Y esperare una eternidad hasta que puedas perdonarme y aceptarme mi bella flor de primavera.

Kira suspiro — ¿Edward?

—Dime

—Si me quiero casar contigo.

[...]

Solo dejare este capitulo aqui y me ire lentamente

comenten si les gusto y voten plis. sorry pero la escuela me consume, y para que estén esteradas estoy trabajando junto a una de mis lectoras haciendo una historia de crepúsculo. fue su idea asi que ella es la autora yo solo me cole en su proyecto vayan a segirla LouVilanz

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