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Kūdetā: Black Ops

Capítulo 7: Heredero

Sakura sintió como su pecho se sentía apretado por estar conteniendo el aire, no recordaba desde que momento lo empezó a hacer, pero su cabeza se nubló y eso le dijo que ya llevaba al menos un par de minutos así.

Le hubiera gustado llegar al complejo Uchiha brincando tejados y aterrizar sin que nadie los viera, pero eso iba en contra del protocolo de una boda. Además, sería difícil estando enfundada en ese Kimono.

Y arruinaría la perfecta tela.

La prenda le costó el sueldo completo de tres misiones rango S, podía sentir la calidad del tejido sobre su piel. Ninguno de los Furisode que tenía en su armario serviría para la fecha, las mangas largas y colores coloridos, por muy formales que fueran no entonaría con la seriedad del asunto, además de que esa noche estaría del brazo de Itachi, ante el escrutinio de todo el clan, por primera vez en su vida. Su humor se sentiría más en sintonía en un Mofuko, un matrimonio sin amor es como despedirse de un ser querido que ya pasó al otro mundo, ¿no? El negro parecía más acorde.

Su Irotomesode era de un color verde pistache, largo hasta sus talones, con mangas no tan largas y un bordado de flores de Sakura en la parte inferior, con el Obi marfil. La circunferencia blanca en su espalda, el símbolo que una vez representó a su familia, el ultimo aliento de los Haruno...

Itachi colocó su mano sobre su hombro, dándole fuerzas, aunque ella sabía que el debía estar en una situación similar en ese momento. Agradeció en silencio el gesto y cruzaron las puertas.

La mayoría ya estaban en el parque principal, frente al templo de los antepasados Uchiha, normalmente impuestos a colores fríos y cabellos oscuros, ahora se llenaba de tonos vividos y cabelleras variadas.

―¿Sakura-chan...? ―llegó Naruto hasta ellos cuando nadie más se atrevió a acercarse, aunque las miradas sorprendidas y los gestos fallidos de indiferencia estaban en la mayoría, intentando no mirar al antiguo heredero.

―Hola, Naruto. ― saludó Sakura, observando a su amigo. Tenía más de un mes que no lo veía y de nuevo había cambiado, ¿nunca pararía de crecer?

―¿Cómo has estado? ¿Vienes con Itachi-san? ―preguntó, aunque sorprendido, queriendo quitar la incomodidad del ambiente. ―No sabía que se habían vuelto tan cercanos.

―Muchas misiones juntos puede hacer maravillas. ― dijo Itachi, con una sonrisa en el rostro. Los tres estaban de acuerdo que era una mentira a medias, pero ninguno planeaba descubrirla, muchos ojos y oídos sobre ellos.

―¿Y Sasuke? ― Sakura intentó relajar el ambiente, poniendo se puntas en sus zapatos tradicionales y cabeceando en busca de su excompañero gennin.

―Debe estar esperando a Yuuiki-san.

―¡Sakura! ―intervino Tsunade, llegando hasta su pequeña pupila y su jefe, deleitándose en verlos juntos con la mejor cara de yo ya lo sabía, pequeños principiantes que pudo poner en su rostro. ― Itachi.

Con lo liberal y nada formal que siempre se mostraba Tsunade, para Sakura era fácil olvidar que la rubia era una Senju, el clan noble hermano y rival de los Uchiha, aunque en ningún momento pasó por su cabeza el hecho de que Tsunade estaría ahí, ahora se sentía más idiota.

―Tsunade. ―saludó Itachi con un asentimiento de cabeza antes de que Naruto comenzara a parlotear sobre algún tema que tenía sin cuidado a los tres anbu.

―Anko me debe diez botellas del mejor sake. ―rio la rubia, poniendo las manos en sus caderas y logrando que el escote de su kimono se abriera un poco, pero lo suficiente para que ya no fuera considerado apropiado para una ceremonia de matrimonio, y en cualquier otra ceremonia.

―¿Qué apostaron ahora? ―

―Que Itachi y tú se harían públicos antes de que terminara el año. ―se burló, con una mueca que no mostró ni una arruga en su cara.

―Pero tú siempre pierdes, Tsunade-oba-chan.

―Que tu ganes una apuesta si es una sorpresa, ¿crees que nos debamos de preocupar por una invasión enemiga o un terremoto?

―¡Tu...!

―Itachi... ―

Ninguno de los cuatro continuo con aquella riña infantil, Sakura notó como Itachi volvía a una posición erguida, borrando la pequeña sonrisa que se formó en cara después de escuchar a los otros pelear. Tenía varios meses que no veía a su madre, después de convertirse en la matriarca Uchiha, Mikoto abandonó su vida ninja para tomar sus deberes como esposa del jefe del clan, manteniéndose dentro de los terrenos Uchiha para realizar distintas actividades en pro de su familia y hacerse cargo de su esposo e hijos.

Solo el esfuerzo sobrehumano y media vida de portar una mascara de serenidad evitaron que llorara frente a todos, Mikoto no esperaba ver a su hijo mayor ahí, no esperaba verlo más después de que él rechazara definitivamente un acuerdo matrimonial que le permitiría volver con ellos, los ancianos fueron muy claros cuando lo exiliaron.

―Me alegra que hayas venido, Itachi. ― interrumpió Sasuke, la ola de murmullos llegó hasta sus oídos y fue inmediatamente hasta donde estaba su madre.

―¿Qué haces aquí...? ―

La voz de Mikoto luchó por no quebrarse, mirando a los lados en busca de alguno de los ancianos.

―¿No es obvio, madre? ―preguntó Sasuke, levantando la voz de forma intencional para que fuera escuchado por la mayoría. ―¿por qué no invitaría a mi propio hermano a la ceremonia de mi boda?

―Pero Sasuke...

―Es hora de ir adentro, madre. La ceremonia ya va a empezar.

―Gracias, Sasuke.

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―¡Es una falta de respeto! ―gruñó el anciano sentado en una mesa larga en el lateral puesta para todos los miembros de renombre del clan.

―Se suponía que el no puede entrar en propiedad Uchiha. ¡Eso significa la palabra exilio! ―

―Se debe de ir antes de que comience la ceremonia.

―Pero, ¿qué hay de malo en que se quede? ―intervino otro, de cabellos blancos y mucho más bajo que el resto. ―Tener al líder de ANBU es más beneficioso que tenerlo en contra.

―Ya intentamos eso una vez, ¿ya se te olvidó que pasó?

―Correrlo en medio de todo sería una deshonra publica que puede buscar cobrar.

―Y tuvo la osadía de venir con esa muchacha. Después de rechazar el matrimonio con los Kagami.

―¡No hablen de Itachi como si fuera un objeto! ― gritó Sasuke, golpeando con los puños la madera oscura de la mesa.

―Guarda silencio, Sasuke. Este es un tema de adultos. ―le regañó Fogaku, que también se mantenía enojado en el asiento principal.

―¿Que guarde silencio? ―se quejó, harto de todo aquello. ―¿te olvidas que soy el maldito novio en esta ceremonia falsa?

―Sasuke.

―No padre, si quieres que sigamos adelante con toda esta farsa, vas a tener que aceptar que Itachi este presente. O tendrás que buscar otro heredero, de nuevo.

Todos guardaron silencio, sin darse cuenta como todos los invitados empezaban a entrar en el salón, padre e hijo sin despegar la vista del otro, buscando quien perdería aquella batalla y sin quererse dar por vencidos.

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―¿Crees que debamos irnos? ―preguntó Itachi, aún dudando si debían cruzar las puertas de la construcción.

―Si Sasuke te invitó fue por algo. ―le dijo, esperando que sus palabras también funcionaran en ella misma. ―confía en él. Tu mejor que nadie sabe que esto es algo que debe hacer antes de convertirse en el líder que un día llegará a ser.

―A veces creo que lo conoces mejor que yo.

―Lo conozco mejor que tú.

―Nos conoces mejor que nosotros mismos, pero también te conocemos mejor de lo que crees.