Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo VIII

Pasaron unas dos horas, eran alrededor de las tres de la tarde y la última participante era Asami. El penúltimo estudiante rendía, ella lo observaba desde la puerta. Se veían muy fuertes los examinadores. Estaba muy nerviosa.

— Tranquila te irá bien.

Asami se giró y al verlo se sorprendió, pero a la vez sintió tranquilidad.

— Sensei ¿qué hace aquí?

— Fui a ver cómo se encontraba Riku. Y decidí pasar por aquí. No tiene ninguna lastimadura comprometedora, está bien.

— Ay... menos mal. Estaba pensando en él. Encima soy la última. Me quedé sola esperando.

— Si. Me dijo que te venga a dar ánimos porque estabas con miedo.

— Que sabe ese. —comentó molesta al saber que su amigo le había comentado a su maestro de sus temores.

— Asami, yo creo en ti. Sé que tienes el potencial para hacerlo.

Ella lo miró con una sonrisa en el rostro. E inmediatamente la llamaron porque era su turno. Se despidió de su sensei muy insegura, pero respirando profundo se adentró al campo de batalla. El temor la invadió cuando escucho los gritos entusiasmados de los espectadores.

— Daremos paso a la última estudiante, Tsukikawa Asami —los espectadores aplaudían y gritaban alentando el espectáculo— Bajo la tutela de Mito Tsuki.

Asami estaba nerviosa y se le podía notar en las manos. Inmediatamente se le dio paso al examinador que pelearía con ella, un hombre de 186 cm de altura.

La batalla dio inicio.

— Vas a morir niñita. Pero antes me divertiré contigo.

Asami se paralizó del miedo ante aquellas palabras. El sujeto rápidamente se acercó a ella y le propinó un puñetazo directo a su estómago. La joven cayó al suelo sin aire. El golpe fue tal que jamás había experimentado ese dolor. No podía recobrar el aliento, y le dolía tanto, que no podía ponerse de pie. El sujeto rápidamente le propinó una patada con tanta fuerza haciendo que la chica volara unos metros lejos de él.

— Esto será muy fácil. —rio el sujeto satisfecho de su victoria asegurada.

— ¡Asami reacciona! —le gritó su sensei desde adentro. Estaba preocupado por ella.

Al escuchar la voz de su maestro, volvió a la cuenta de lo que estaba viviendo. Y recordó que se había jurado a ella misma pasar esa instancia y convertirse en Samurái.

Con dificultad, se puso de pie. Y concentrando chakra en su cuerpo tomó el valor para acercarse al sujeto. Intento pegarle en el rostro, pero el sujeto se cubrió. Nuevamente hizo un combo de puñetazos y patadas, pero todas sin éxito, pues el sujeto se cubrió a la perfección.

Esta vez fue el sujeto quien atinó a golpearla, pero esquivó la patada que le quiso propinar y le detuvo el puñetazo que le había lanzado. El hombre se molestó y rápidamente la tomó del brazo y concentrando chakra le golpeó en la zona de las costillas. Asami gritó del dolor. Inmediatamente, el sujeto, le propino un puñetazo en el mentón que la elevó por el aire haciendo que su casco saliera volando y ella callera bruscamente al suelo.

Demonios, Asami tienes que resistir — pensaba su sensei preocupado. — Si continúa así no ganará.

— Sensei, ¿cómo está Asami? —preguntó Riku acercándose. Tenía el brazo y pecho vendados por las heridas que habían sido curadas. Era obvio que se había salido de la enfermería.

— No va nada bien. No está concentrada.

Asami escupió sangre. El sujeto le había quebrado un par de costillas. Le dolía fuertemente su costado derecho. Pero volvió a ponerse de pie y fue directo a atacar al sujeto, pero éste la recibió con un bloqueo ante su ataque. El hombre rápidamente sacó su estada y fue directo a ocasionarle un daño. Asami se cubrió con su antebrazo, salvaguardando así su rostro, pero fue tal la fuerza y el chakra que el sujeto acumuló en su espada que rajó la armadura de Asami y lastimó su antebrazo con un profundo corte que le había llegado al hueso. El hombre, al no poder lograr su cometido, de dañarle el rostro, le propinó una fuerte patada mandándola a volar.

El golpe fue tal que la arrastró varios metros. Intentó levantarse, pero no tenía fuerzas.

— ¡Maldita sea! —se dijo a sí misma con los ojos cargados de lágrimas. Sus sueños se estaban haciendo añicos. — Soy tan débil.

— ¡Tú puedes Asami!

Riku —pensó girándose para intentar ver a su amigo que levantaba su puño alentando a su amiga.

Ella se sorprendió al verlo con la bata de hospital y con sus vendas. Estaba allí alentándola a pesar de su condición. Miró hacia el suelo.

No me puedo permitir perder. —cerró los ojos fuertemente y apretó sus puños intentando así cortar con sus lágrimas y ganar valor.

— Se terminó. Acabaré contigo de una buena vez.

El sujeto se acercó a ella con la espada en mano y pegando un salto fue directo a embestir a la chica.

Abrió sus ojos y rápidamente se dio vuelta con su katana empuñada, bloqueando el ataque. El hombre, que había quedado de pie sobre ella empuñando su espada con ambas manos, se molestó ante aquel bloqueo. Intentó hacer fuerza, pero Asami ejercía presión para que el sujeto no la lastimara. Rápidamente movió sus piernas entrelazándolas con las del hombre y ejerciendo presión lo arrojó al suelo. Ella se puso de pie.

Los espectadores gritaban de la euforia. Creían que ese iba a ser el fin de la joven, pero no fue así, y por primera vez Asami anotaba un punto. Si lograba hacer diez puntos en la hora de examen pasaría.

— Maldita mocosa. —se puso de pie rápidamente y se acercó a gran velocidad con la espada en mano.

Asami se sentía distinta. Veía como el sujeto se acercaba a ella y como su espada pasaba al ras de su cuerpo. Podía bloquear y esquivar todo ataque que el hombre ejercía. Ni ella podía creer lo que le estaba pasando.

El hombre le quiso dar un puñetazo, pero Asami lo esquivó y vio la oportunidad de tomarlo y arrojarlo al suelo. Anotó su segundo punto.

— Vaya... Asami al fin se puso seria —Dijo Riku al ver que Asami derribaba por tercera vez al sujeto.

Que raro que está esto —pensó su sensei al ver la facilidad que tenía la joven para bloquear los golpes de la chica.

Le propinó una patada mandándolo a volar y esa era la quinta vez que lo derribaba.

¿Qué me está pasando? —pensó al verse las manos. Y luego ver al sujeto que se levantaba con dificultad del suelo— Es como si pudiera ver la fuerza y la reacción de sus ataques... ¿será que al fin logré la concentración que el sensei me platicó en los entrenamientos?... No, esto es distinto. Me siento distinta, como si algo dentro mío se hubiese liberado. Mis ojos son... Distintos.

El hombre intentó golpear a la chica, pero falló pues está lo esquivó y logró tirarlo por sexta vez.

— Tsk... Maldita mocosa.

El Capitán General que observaba desde su palco golpeó con fuerza la mesa.

— ¡Maldita sea! —Gritó furioso haciendo que su secretaria se asustara— Está a cuatro puntos la escuincle —miró a su secretaria que se encontraba a su lado asustada— Ve a decirle a esos idiotas que quiero que muera ya. ¡Ya!

Inmediatamente la secretaria salió del palco y se dirigió hacia el coordinador hablándole en el oído. Éste asintió. E inmediatamente se acercó hacia un examinador regordete. Este asintió y se dirigió hacia uno muy fornido quien también le habló al oído. Ambos tomaron sus katanas e ingresaron al campo de batalla.

— ¿Que está pasando? ¿Por qué ingresan esos dos? —preguntó Riku desconcertado.

— No lo sé —dijo Tsuki. Se dio media vuelta y se acercó hacia el coordinador. — ¿Qué significa esto? ¿Porque esos hombres ingresaron al campo de batalla?

— Son órdenes de los superiores.

— ¡Pero eso no está permitido!

— Las reglas han cambiado. —se zafó del agarre. — Y les voy a pedir por favor que se retiren, no pueden estar aquí. —el coordinardor hizo señas a unos hombres que se acercaron y se llevaron a Riku y Tsuki a la fuerza de aquel lugar.

Asami victoriosa vio como por novena vez tiraba al sujeto al suelo. Sólo le faltaba un punto y ganaría. Pero al ver a los sujetos ingresar al campo se extrañó y vio a su sensei que discutía con los sujetos que se lo llevaban lejos del área de estudiantes. Inmediatamente desde los parlantes anunciaban que al ser el último encuentro se le daría más emoción para el entretenimiento de los espectadores, regándoles con ellos unos minutos más. El público aplaudía con euforia.

— ¿Qué es esto? —se preguntó mirando como los dos hombres se acercaban a ella.

— Veamos si puedes esquivar esto niñita.

Los dos hombres que habían ingresado al campo de batalla se acercaron a ella. Detuvo la espada de uno, pero no así el golpe del otro haciendo que cayera al suelo. El golpe fue tan fuerte que parte de su armamento que le cubría su brazo se rompió.

— ¡¿Pero ¡¿qué significa esto?! —Dijo el Teniente General, quien era uno de los moderadores, poniéndose de pie. — ¡Detengan la pelea!

— Siéntese por favor, son órdenes.

— ¡Pero esto va en contra de las reglas!

— Las reglas han cambiado Teniente —dijo el Sargento, quien estaba aliado con el Capitán General, entregándole unos papeles. — Los exámenes no serán más como lo eran antes.

El Teniente tomo los papeles intentando leer muy por arriba, para luego lanzar los papeles al escritorio de manera brusca.

— ¡Mataran a esa niña! ¡Está en desventaja de fuerzas!

— Ser samurái no es para todos.

El Teniente General furioso por la contestación no dijo nada pero se retiró del lugar rápidamente. El Sargento con una sonrisa lo vio alejarse.

— ¡Vuelva Teniente, no puede abandonar su puesto! —le gritaba con sarcasmo— ¡A que pelotón designaremos sin su sabiduría, Teniente! —se burlaba mirando cómo se alejaba. Volvió la vista a la batalla. — Meh... No lo necesitamos. Imbécil.

En el campo de batalla Asami caía al suelo. Prácticamente se encontraba sin armaduras. Salvo su pierna izquierda y su hombro derecho eran los únicos que estaban cubiertos. El resto de su cuerpo se encontraba totalmente descubierto de armamento, y su ropa ya estaba teñida en sangre. La estaban masacrando entre los tres.

Tsuki y Riku habían sacados del área de estudiantes. Como no podían ingresar a la tribuna como el resto de la gente decidieron meterse a uno de los palcos vidriados. Hombres adinerados que habían pagado por esos lugares se sorprendieron al ver a los dos ingresar de sopetón y acercarse al cristal.

Asami se puso de pie nuevamente y se limpió la sangre de su boca. Tenía sus brazos golpeados y cortados y su pierna derecha con un gran corte.

— Eres persistente niñita. —Dijo uno de los sujetos.

— Yo diría que es masoquista —argumentó otro con un sentido sexual, logrando la carcajada de los tres.

— ¡Me convertiré en samurái! —gritó decidida empuñando su espada, obviando las burlas de los hombres.

— Lo dudo.

... Tú resistencia de respiración, es descomunal... En eso Asami, tienes ventaja... —recordó las palabras de su maestro. — Medita... Logra esa unidad...

La jovencita se tomó unos momentos. Cerró sus ojos y respiró profundamente, concentrando poder en su interior. Cuando se sintió lista abrió sus ojos. Su mirada reflejaba decisión.

Los tres hombres se acercaron a ella. Asami bloqueo a uno y concentrando chakra en sus piernas lo lanzo lejos de allí. El segundo quiso propinarle un corte directo, pero con su espada lo bloqueó, combinaron choques de katanas, pero quedaron en posición de bloqueo de espadas, rápidamente aprovechó la inmovilidad del hombre y giró rápido para golpearlo con una patada en el estómago, haciendo que el hombre retrocediera tomándose su vientre.

El tercero de los sujetos saco una kusarikama (hoz con cadena) y logro atraparle su brazo derecho que sostenía su katana, clavándole la hoz e inmovilizándola. Asami gritó del dolor e inmediatamente soltó su espada. El otro sujeto que había sido golpeado en su vientre aprovechó el momento y se acercó con su katana moviéndola transversalmente, con la intención de cortarle la cabeza. Pero Asami vio la intención y se agachó rápidamente. Pero su cabello corrió con la desgracia, ya que le cortaron la coleta que llevaba puesta. Por pocos centímetros y no le da en la cabeza.

Su larga cola de caballo sujetada con la coleta cayó al suelo delante de ella e inmediatamente su cabello, ahora muy corto, se deslizó sobre parte de su rostro.

Ella se quedó aterrada, agachada. Por poco y no le clavan esa katana en el cráneo. Tenía un brazo atrapado y lastimado por la hoz, el otro con una lastimadura en el antebrazo. Su pierna derecha que no le respondí para ponerse de pie a causa del profundo y largo corte. Estaba perdiendo mucha sangre y nadie paraba la batalla.

La gente en las gradas ya se encontraba intranquila, eso ya no era un espectáculo, parecía más una carnicería. Muchos habían optado por levantarse y retirarse del lugar. Otros silbaban y gritaban que era suficiente. Y otros, los más morbosos, seguían alentando.

La joven estaba muy adolorida no daba más ya no le quedaban fuerzas, la cantidad de sangre que había perdido se hacían sentir y por más que lo intentara no podía ponerse de pie. Se encontraba con su pierna derecha de rodillas al suelo y la izquierda flexionada, y su brazo derecho estirado por la hoz.

Con malicia el primer sujeto que había sido lanzado lejos se acercó y le clavó la katana en su lado izquierdo.

La chica abrió sus ojos grandemente sintiendo el filo de la espada atravesarla. Escupió sangre de su boca, y lentamente bajó la mirada, se vio su lado izquierdo atravesado.

Un frio le recorrió por su espina dorsal. Su cuerpo ya no le respondía y su respiración se iba apagando.

— ¡¡ASAMIIIIIIII!!

Gritó Riku, desesperadamente, al ver aquella escena, golpeando el cristal que vibró al ser embestido por los puños del joven.

Inmediatamente llegó Mifune al lugar acompañado del Teniente, quién había ido a buscarlo para que detenga las situaciones que se estaban viviendo. Pero ambos se quedaron sorprendidos de lo que habían presenciado

Todos llegaron tarde. Asami había sido brutalmente lacerada.

El Capitán General, desde su palco sonrió con malicia, todo había funcionado como él lo había planeado.

Asami ya no podía sostener su cabeza, y esta cayó. Su vista se comenzó a nublar. Estaba muriendo.

— Asami... Asami... —escuchaba una voz a la lejanía. Sus ojos se cerraron— Asami... —poco a poco sentía como la vida se le escapaba. — Asami...

Abrió sus ojos, pero no estaba en el campo de batalla, estaba en un lugar totalmente iluminado. Se encontraba arrodillada, y delante de ella un hombre en cuclillas. Vestía pantalón verde oscuro y camisa de mangas largas, pero arremangadas, color beige. Su cabello era azul rey, igual que ella y el color de sus ojos también eran grises cómo el de ella.

Asami, hija mía...

Asami se sorprendió al verlo. E inmediatamente se emocionó.

— Papá...

— Hija mía, se fuerte. No puedes permitirte morir aquí.

— No puedo... Ya no puedo hacerlo...

— La pirata Asamisini no diría algo así.

Asami sonrió al recordar aquel juego que jugaban con su padre en el barco pesquero. Ella una pirata temida por todos los mares y él el maestre.

— Hija, tienes más que dar de lo que estás dando. Vienen en tus genes.

Ella lo miró, no entendía lo que le decía.

— Despiértalo, es momento que despiertes tú poder.

Sintió como si un fuego interno se encendiera dentro de ella. E inmediatamente sintió el frío helado cómo si fuese parte de su cuerpo.

Mifune se determinó por ingresar al campo de batalla cuando vio a uno de los hombres que se acercaba con la intención de terminar con el trabajo y decapitarla.

Abrió sus ojos y lo primero que vio fue como uno de los hombres se acercaba a ella a gran velocidad para terminar de aniquilarla. Cerró sus ojos y gritó tan fuerte que se logró oír por todo el anfiteatro. E inmediatamente, en todo el campo de batalla, miles de estalagmitas surgieron del suelo provocando que los tres examinadores que estaban atacándola murieran en el acto.

Mifune se detuvo en seco al ver aquello, y con estupor se quedó mirando la escena.

El público murmuraba asombrado de lo que había sucedido.

Tsuki y Riku decidieron acercarse a la salida sur del anfiteatro. El encuentro ya estaba más que terminado.

Mifune tomo la iniciativa y se adentró hacia el campo espinado de hielo. Con dificultad logró llegar al centro, donde se hallaba Asami tendida en el suelo, ya inconsciente. La tomo entre sus brazos y dando un gran salto, salió de aquel campo minado, se dirigió hacia la salida sur con la joven en brazos.

— Den por terminado este encuentro, procuren que el público salga manteniendo la tranquilidad. —dijo Mifune a los coordinadores. Estos asintieron y prosiguieron a seguir sus órdenes. — Tsuki, lleva a Asami al hospital. Está en grave estado.

— Yo iré contigo —dijo Riku al ver a su amiga muy lastimada.

— Yo me encargaré de que esto no se repita. La baja de Ryota tiene que ser concedida por el Feudal.

Tsuki se despidió de Mifune y se dirigió rápidamente al hospital junto con Riku.

Resiste, Asami.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro