Capítulo I
Era costumbre en el País del Hierro tener inviernos crudos, no por nada, era considerado el país más frio del mundo ninja. Sus estaciones no estaban marcadas como si podía suceder en otros países.
Otoño era un mes que se caracterizaba por tener la mayor parte de los días nublados. Nevaba sí, pero eran más comunes las heladas. Ese día había amanecido muy agradable, con frío, pero por lo menos el cielo estaba despejado, permitiendo que los rayos de sol activen la fotosíntesis en las pocas plantas del lugar.
Asami, una jovencita de catorce años, al ver el sol radiante, decidió acercar sus plantas interiores a las ventanas para que ellas puedan reactivar su metabolismo biológico a través de los rayos del sol. También abrió la ventana de su habitación y la pequeña ventana de la cocina para que el aire circule en su hogar. Si bien hacía demasiado frío, sabía, por expertos que había escuchado en la radio, que era fundamental unas horas al día, hacer circular el aire así esté muy frío. De ese modo, la persona que esté en un lugar calefaccionado y decida salir (bajas temperaturas), no se enferme. Ya que el cambio de ambiente brusco era el factor principal de enfermedades. La circulación del aire también ayuda a que no haya un ambiente viciado de gérmenes que podrían ocasionar enfermedades respiratorias como la gripe, neumonía y demás.
Le encantaba escuchar esa estación de radio llamada "Congelados", para ella era la más completa y entretenida de todas las emisoras. Se dividía en bloques, el de noticias de la aldea y de todo el País del Hierro, el bloque de conocimiento donde invitaban a especialistas de cualquier rama de la ciencia para que expliquen sobre un tema particular, y el bloque diario, que ella más amaba, ya que se basaba en que las personas llamen a la radio y cuenten su día diario y pidan algún que otro tema musical. Le gustaba ese bloque porque se enteraba de chimentos de las personas, y si había algo que la caracterizaba era ser una chica muy chismosa. Cuando terminaban los bloques, la radio pasaba solo música, que la adolescente aprovechaba para "tener el poder" como solía llamarlo, para limpiar, cocinar y cualquier otro quehacer del hogar. Era entretenido para ella, ya que vivía sola y escuchar la radio la hacía no sentirse sola y aburrida.
Terminó de desayunar, y se acercó a la puerta para colocarse sus fuka-gutsu, botas de paja cubiertas de piel de oso, perfectas para prevenir el frío al pisar la nieve. Tomó su abrigo y partió.
Se tomó unos segundos, ralentizando el paso, para levantar el rostro mientras cerraba los ojos y poder sentir el calor que emanaba los rayos de sol. Eran pocas las veces que se podía sentir el sol en esas épocas del año. Respirando profundo, mientras volvía su rostro al frente y exhalando lentamente, abrió sus ojos a la vez. Deseaba guardar esa sensación en su memoria. Era como si luego de aquello sus ánimos se elevaran. Sonrió y se dispuso a seguir su camino a paso apresurado.
ꟷ Gracias Diosito por este día maravilloso.
Expresó de manera sensata. Asami era católica, por costumbres de familia y luego por convicción propia, se tomaba muy en serio su parte espiritual y trataba de cuidarla lo que más podía.
La jovencita se dirigía a la zona de entrenamiento y como era costumbre en ella, llegaba tarde a todos lados, era bastante impuntual.
ꟷ Buenos días Asami. Te levantaste temprano hoy. ꟷbromeó el hombre mayor que la vio venir. Sabía que ella solía llegar tarde a todos lados ya que la chica se encargaba de confesárselo. Según ella, era el mejor vendedor, y habían entablado una linda relación de amistad. Asami se acercó.
ꟷ Y eso que de todas formas voy tarde. ꟷse sonrió sacándole una manzana verde del cajón, el hombre sonrió y negó con la cabeza mientras seguía ordenando su puesto de alimentos. Era temprano, eso de las siete, y el hombre ya se disponía a armar todo su arsenal de venta para comenzar su día laboral.ꟷ ¿Me lo anotas viejo? Te pagaré cuando cobre.
ꟷ Asami, los dos sabemos que no tienes trabajos y a decir verdad, llevas una lista muy grande con tu deuda.
ꟷ Eeeh donde quedó la amistad. Que falta de respeto.
Dijo haciéndose la ofendida mientras se alejaba comiendo su manzana. El pobre hombre ni se dignó a decirle algo, conocía como era y sabía que dentro de unos meses le pagaría.
Asami no tenía un empleo formal, pero se la rebuscaba haciendo algún que otro trabajo pequeño para poder juntar el dinero y pagar sus deudas.
En el camino escuchó la voz de un joven que la llamó y ella se detuvo para mirar a un costado. Era Riku su compañero de entrenamiento que se acercó para saludarla, Asami le correspondió el saludo.
ꟷ Pensé que estaba llegando tarde. ꟷdijo el muchacho mientras intentaba recobrar nuevamente el aire que había perdido al salir corriendo de su casa hasta encontrarse con su amiga.
ꟷ Y lo estas ꟷsonrió, dándole el último mordisco a su manzana para luego tirarla en un basurero que tenían de paso. Riku la miró ansioso, el odiaba llegar tarde a cualquier lugar.
Siguieron su camino hasta llegar al dōjō donde solían entrenar todos los días. Abrieron la puerta corrediza de madera y se aliviaron de no ver a su mentor sentado en el centro del dōjō como solía esperarlos.
Riku aliviado respiró para bajar su ansiedad; durante todo el camino pensó posibles excusas para zafar de cualquier reto o castigo que podía implementarle su mentor, ya que el hombre odiaba la impuntualidad, y eso conllevaba a que el que llegara tarde recibía un castigo, cosa que Asami la mayor parte del tiempo sufría.
Se detuvieron en el genkan (área de entrada donde se suele dejar los zapatos), y se quitaron los zapatos para así quedar descalzos y poder pisar el suelo de goma del dōjō. Se quitaron sus abrigos, quedando solo con el característico kimono de entrenamiento color azul oscuro y su Obi gime (cinturón) blanco.
Asami se recogió su largo y lacio cabello color azul rey, que le llegaba a la altura de la cintura, en una coleta alta, para poder entrenar con mayor comodidad, sin que nada le obstruya su visión. Odiaba el cabello en el rostro.
Llegó un hombre de unos treinta y tantos años, llamando la atención de los jóvenes adolescentes, y estos lo miraron atentos. Era su mentor.
ꟷ No se alisten mucho para entrenar en el dōjō, hoy entrenaremos afuera.
Comentó de manera firme y tajante y se dio media vuelta para salir por donde entró. Los adolescentes se miraron a los ojos sin entender mucho el porqué de aquella decisión. Desde que empezaron con sus prácticas, a los diez años, que entrenaban en el mismo dōjō cuatro veces por semana.
ꟷ Nos hubiera dicho antes ꟷcomentó molesta sabiendo que debía volver a abrigarse.
Se dio media vuelta para acercarse a un armario sin puertas, donde solían guardar sus armaduras de combate. Entrenar al aire libre significaba que debían equiparse con sus armas y sus objetos de protección. En sus mangas se colocaban una armadura de hierro, que llevaba un protector en la parte de la axila; también se colocaron unas canilleras del mismo material que las mangas, tomaron su cuchillo y partieron.
Ambos eran aspirante para convertirse en un Samurái. Los Samurái son guerreros antiguos, inclusive más que los ninjas. Muchos de los grandes ninjas que ha tenido el mundo shinobi, han sido Samurái en primera instancia. La diferencia de ambos radica que los Samurái no son especialistas en el uso de ninjutsu ni genjutsu. Solo en taijutsu y especialistas en batallas a corta y larga distancia a través del uso de armas, como katana, arco, bombas explosivas, cuerdas, etc. Aun así, los Samurái son capases de canalizar y utilizar el chakra para potenciar sus armas en batalla.
Son conocidos como la fuerza militar en el País del Hierro. A lo largo de la historia ninja, donde han sucumbido grandes guerras, los Samurái no ha sido partícipe de las mismas. Se han mantenido al margen de cualquier conflicto bélico o diplomático que han tenido los ninjas.
El País del Hierro y todas sus aldeas, se caracterizaban por ser el lugar óptimo para vivir. Era un país sin problemas fronterizos, religiosos o étnicos. Su economía era estable y la delincuencia casi que no tenía lugar. Era un País que no abusaba del poder ni siquiera lo quería imponer en otras naciones.
Asami y Riku seguían a su mentor por el medio del bosque nevado. La nieve por esos lados estaba muy alta, por lo que se le dificultaba a ambos adolescentes seguir el paso ligero de su mentor.
ꟷ ¿Cómo es que camina tan rápido? ꟷdijo Riku, intentando dar grandes pasos por aquella nieve que llagaba a medir cuarenta centímetros. Asami que estaba igual que él cayó de cara en la nieve intentando dar pasos grandes.
ꟷ Si siguen caminando así, llegaremos mañana.
ꟷ ¿Y cómo quiere que caminemos? ¿No me vio? ¡Soy prácticamente un gnomo! ꟷexclamó enojada la joven sacudiéndose la nieve de su kimono, haciendo alusión a su baja estatura de 158 cm. Su mentor se giró y se acercó a ellos, mirándolos con tranquilidad.
ꟷ Nunca en la vida me tocó alumnos tan tontos. ꟷlos jóvenes se miraron y luego le dirigieron miradas de desacuerdo.ꟷ ¿No ven que yo voy adelante para hacerles el camino? Caminen en fila. ꟷRiku y Asami se sintieron avergonzados, era la verdad, ambos estaban yendo por sus propios caminos en vez de seguir a su mentor por detrás.
ꟷ ¡Oh ya entendí! ꟷdijo Riku entusiasmado llamando la atención del resto. ꟷ Esta es como una prueba de guía espiritual. Usted ꟷlo señaló entusiasmado a su mentor.ꟷ Nos guía a nosotros en el camino Samurái, y nosotros ꟷse señaló a sí mismo.ꟷ Debemos a prender a seguir sus pasos para así convertirnos en el gran Samurái, como el Samurái Negro.
ꟷ No... simplemente les hago un camino entre la nieve para que lleguemos rápido, se me congelan las manos. ꟷse dio media vuelta y continuó su camino. Riku se sintió decepcionado y estúpido, haciendo que la vergüenza lo invada por completo. Asami por su parte le pegó en la cabeza, simplemente porque tenía ganas de golpearloꟷ Y Asami... ser de baja estatura no condiciona que seas débil para determinadas tareas. Recuerda que cuando la condición de fuerza no puede, el ingenio lo vence.
Su mentor siguió el camino y los chicos lo siguieron por detrás. Llegaron a una zona donde la nieve era menor, rodeada de los árboles del bosque que terminaban formando un círculo casi perfecto. Su mentor les pasó a explicar la lección del día.
ꟷ Han estado trabajando muy duro en su entrenamiento todos estos años y cada vez se vuelven más fuertes. Los hice salir del dōjō porque llegó el momento de que pasemos a una de las fases finales. ꟷlos jóvenes se dirigieron miradas cargadas de ilusión. Eso significaba que no les faltaba mucho para convertirse en Samurái. El entusiasmo se apoderó de ellos.ꟷ A partir de ahora aprenderán a usar las armas que nos distinguen como guerreros. ꟷen ese instante sacó un pedazo de tela que traía envuelto una especie de espada- Primero aprenderán a dominar el wakizashi.
Les mostró el arma y los adolescentes miraron ilusionados. El wakizashi o también conocido como shōtō es un corto tradicional , con una longitud de teinta centímetros. Su forma es similar a la de la Katana , aunque el filo es generalmente más delgado y por tanto puede herir con mayor gravedad a un objetivo desprotegido. Su mentor les dio una breve explicación de cómo utilizarlo y a continuación le entregó una a cada uno para que practicaran sus movimientos.
A lo largo de los meses siguieron sus prácticas intensivas con el uso de armas. Luego de la wakizashi le enseñó a usar la katana que a diferencia de la primera esta era más larga, llegando a medir un metro de largo con un peso de un kilogramo.
ꟷ No doy más. Y encima muero de hambre ꟷsonó su estómago.
ꟷ Vamos, no te quedes sentada; si viene Tsuki te regañará ꟷdijo Riku sin detener su manejo de la espada. Asami se encontraba sentado en el suelo jadeando del cansancio.
ꟷ Que va a regañar, nada va a regañar, piña en la cara. ꟷcomentó divertida poniéndose de pie.ꟷ Vamos a recargar energía. ꟷguardó su espada en la funda que colgaba a su costado y comenzó a caminar hacia la aldea. Su compañero la miró y al oír a los lobos aullar, asustado decidió seguirla, a los gritos de que lo espere. Riku era un chico muy fuerte pero su personalidad temerosa muchas veces opacaba su gran potencial como guerrero.
ꟷ ¿Vas a ir a clases de arte hoy?
ꟷ Noo... que horror ꟷse quejó recordando el itinerario de la tarde. Tan solo pensar en la idea de tener que ir a clases de artes, la desmotivó por completoꟷ ¿De qué nos sirve aprender eso? ꟷRiku sólo la miró mientras se quejabaꟷ Ya no puedo seguir faltando a arte, me van a reprobar, y Tsuki no me seguirá entrenando. Así que si iré.
ꟷ Menos mal. Me aburro en esas clases cuando no vas ꟷle dijo Riku.
Asami y Riku se llevaban muy bien, eran muy buenos amigos, jamás habían peleado en los años que se conocían, los dos hacían travesuras juntos, y si algo caracterizaba su amistad eran las risas. Se la pasaban riendo de cualquier cosa, eran dos adolescentes en su plenitud. Su amistad nació en la escolarización Samurái, se veían siempre en sus clases y afortunadamente al momento de designar sus compañeros de entrenamiento físico, quedaron como pareja. Todo entrenamiento Samurái que conllevaba a destrezas físicas era en pareja.
Ser Samurái no era tarea fácil, no solo se debe saber combatir cuerpo a cuerpo, también se debe tener facultad para escalar, cabalgar, nadar y bucear, todo ello aspiraba a una destreza completa en el campo de batalla. Pero no solo se trata de fuerza y habilidad física, también es importante ser personas cultas, con conocimientos de todo. Aprender de arte, música, literatura, escritura y las diversas ciencias incluida la meditación y hasta ceremonias tradicionales como la del té o del ikebana (arreglos florales), todo ello era fundamental para forjar el espíritu Samurái. Cultivar el conocimiento intelectual era igual de importante que ser un buen guerrero en el campo de batalla.
A lo largo de ese año los jóvenes aprendieron el uso de diferentes armas. Estaban próximos a concluir sus estudios. Asami no dejaba de entrenar tenía en sus sueños convertirse en una gran Samurái. Por primera vez en mucho tiempo tenía un motivo por el cual luchar.
Estaba totalmente concentrada, mirando hacia aquel punto fijo, cuando estuvo totalmente segura, terminó de acomodar su cuerpo sutilmente y abrió sus dedos anular y medio.
ꟷ Excelente tiro. ꟷla miró sonriendo, parado a su lado.
ꟷ Gracias sensei.
ꟷ Eres muy buena con el arco Asami. Ayer en las clases de arquería te destacaste.
ꟷ Al fin. En algo tenía que ser buena ¿no? ꟷse mofó de sí misma al recordar que en las armas de cuerpo a cuerpo como los diversos tipos de espada no era muy ágil que digamos. Cada vez que entrenaba en pareja con su compañero, él siempre la terminaba derribando, pues era mucho mejor que ella.
ꟷ Y a lo mejor eres ite (arqueros). ꟷcomenzó a caminar. Ya habían acabado con el entrenamiento. Ella lo siguió guardando su arco en la espalda. Ese día Riku no había asistido a clases a causa de estar enfermo, desde ya hace dos días que se encontraba en cama con gripe.
ꟷ ¿Quiénes son esos?
ꟷ Los ite son especializados en la arquería y en la equitación, es un arte marcial distinguido, por lo que tiene su ritual sagrado. Los ite deben galopar a gran velocidad manteniendo el equilibro sobre el caballo solo con sus abdominales y piernas, ya que los brazos están sujetos al arco y las flechas.
ꟷ Parece peligroso.
ꟷ Y lo es. Imagina esto, vas a gran velocidad en el caballo, por un momento sueltas las riendas y debes realizar tres movimientos rápidamente: mantenerte firme, apuntar y disparar la flecha con precisión.
ꟷ Creo que no quiero ser una ite ꟷexclamó temerosa y dudosa de lo que le había dicho su maestro. Pensamientos negativos empezaron a invadir su mente provocándole ansiedad de tan solo pensarlo.
ꟷ Libera tu mente Asami ꟷla miró de reojo y pudo ver su preocupación. Ella lo miró y respiró. ꟷ Es difícil sí, pero no imposible. No eres tú la que dice...
ꟷ Para Dios nada es imposible. ꟷterminó la frase un poco preocupada.
ꟷ Bueno, entonces no temas. Te vengo observando en tus clases y pensaba seriamente en proponerte que te conviertas en una ite, que vayas a la academia para especializarte en ello. Yo no te puedo impartir las clases porque no soy un ite.
En ese momento la chica se puso más ansiosa de lo que estaba. Tenía que ir a averiguar si la tomaban o no en la academia. Cuando a su mentor se le ponía algo en mente difícil era de doblegar.
Estaba temerosa, pensaba en lo mucho que le había costado llegar a donde está, nada le fue fácil. Había tenido infinidades de lesiones a lo largo de sus años entrenando, y a eso sumado que no había nacido en esa cultura Samurái como mucho de sus compañeros, que ya venían adiestrados con ese mundo de guerreros desde la cuna. A ella todo le había costado el triple, desde la aceptación hasta el aprendizaje de aquella cultura.
Si ya le costaba sus entrenamientos habituales, no se quería ni imaginar lo que le iba a costar estudiar para yabusame (arco a caballo). Pero no tuvo más que ir con su mentor. Todo cambiaría para ella de ser posible que la tomen en la academia.
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