
Día de playa
En la playa era verano
cuando hice aquel castillo.
Con fuerza clavé mis manos
en arena cual colmillos.
Con ingenuo entusiasmo
erguía la estructura,
esperando al ocaso
desprovisto de amargura.
Partículas saladas
salpicaban mi rostro,
anunciando la llegada
del príncipe de agosto.
Tan sólo tomó
una caricia del titán;
mi castillo desplomó
con violencia visceral.
Junto al sol y la luna
lamenté lo sucedido.
¿Fue una ola inoportuna
o lo tenía merecido?
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