Capítulo 2: Colores
DaeYoon vivía con sus padres y su hermano en un vecindario pequeño además de tranquilo, quedaba a unos minutos del mercado o la plaza, muchas veces caminamos juntos por esta calle, ella iba con su uniforme de secundaria diciéndome lo mucho que detestaba la matemática y repitiendo que su padre quería que estudiara algo relacionado a ello. DaeYoon había demostrado cierto interés por la escritura, nunca leí algo escrito por ella, pero siempre me dijo lo mucho que le gustaba. Mientras camino algunos vecinos me reconocen saludándome, con una pequeña sonrisa y un leve movimiento de cabeza correspondo el saludo, la brisa de otoño me causa un poco de escalofríos, me detengo al llegar a la casa de una planta, el césped de la entrada está sin vida, se nota que hace mucho que no aplican agua a las pequeñas plantas, el auto del padre de DaeYoon no está.
Su padre solía trabajar como chofer en una panadería, pero también hacía de todo un poco en ese lugar según sus propias palabras, le exigían más y le pagaban menos. Su madre limpiaba casas u oficinas cuando salía algo por allí, JaeYoon estudiaba desde casa por lo cual espero encontrarme con él, la última vez que vine fue una semana antes de que DaeYoon desapareciera. Toco el timbre de la puerta retrocediendo dos pasos, guardo mis manos en mi chaqueta algo nervioso. No sé si querrán recibirme.
Al cabo de unos minutos la puerta se abre, JaeYoon sonríe al verme, tiene unas gafas de cristal redondas, su cabello es castaño como el de su hermana, es delgado, tiene ojos no muy pequeños y mejillas un poco redondas, sus labios son delgados.
—JungKook hyung—está en su silla de ruedas.
—JaeYoon—saludo. Me acerco aceptando su abrazo—Tu cabello está más largo de lo que recordaba.
—Mi madre no deja de decirme que lo corte—ríe con algo de vergüenza—Pasa, entra—mueve su silla de ruedas dejándome espacio. Una vez dentro todo sigue exactamente igual, pero más opaco. Muchas cortinas están cubriendo las ventanas, son pocas las que permiten el acceso de luz— ¿Quieres algo de beber?
—¿Un poco de agua?
—Ahora lo traigo, toma asiento—señala la sala. El suelo es de madera por completo, voy al sofá notando la laptop del chico abierta en alguna página, también hay libros y cuadernos, parece que estaba haciendo sus deberes antes de que llegara. Hay algo que noto diferente y son las fotos.
Los señores Joon tenían fotos por doquier sobre su familia, ahora no había nada de eso, los cuadros eran reemplazados por fotos de paisajes o animales. Trago con dificultad quitándome el bolso, JaeYoon aparece con una bandeja en sus piernas, trae dos vasos, uno de agua y otro de jugo de naranja con unas píldoras.
—¿Estabas ocupado?
—No, sólo adelantaba mis tareas de la universidad—me entrega mi vaso de agua y deja la bandeja en la mesa de centro. Cierra sus libros y cuadernos terminando por su laptop— ¿Cómo estás, hyung? —sonríe como si nada hubiera cambiado—Hace un año que no te veía, pensé que te habíamos espantado como al resto.
Doy un trago al vaso para responder.
—No, he estado ocupado con la universidad.
—Cierto, ¿Es tu...tercer año?
—Sí, me faltan dos más para tener la carrera completa—asiento—La última vez que vine estabas esperando el examen de admisión.
—Ah, sí.
—¿Estás estudiando...?
—Ingeniería—y cuando lo dice no suena muy feliz—Mi madre dijo que escogiera lo que me haga sentir mejor, pero...mi padre...sugirió que tomara esa.
—No quiero ser entrometido o chismoso, pero... ¿Te sugirió?
—Creo que no es novedad para ti saber que las cosas no andan bien por aquí—guardo silencio mirando el vaso en mis manos— ¿Tú...por casualidad no...?
—¿Si me he comunicado con tu hermana? —él asiente—No, muchas veces la llamé a su teléfono, la contestadora siempre responde al primer tono.
Suspira para forzar una sonrisa.
—DaeYoon noona debe estar bien, probablemente se animó a hacer lo que quería, hubiera sido agradable que avisara al menos—lo miro. Sé que no cree eso, se nota que intenta aferrarse a esa idea—Debe estar en Seúl, le gustaba la ciudad.
—Quería su propio departamento.
—Sí, lo recuerdo, decía que me llevaría con ella—se echó a reír—Se imaginaba trabajando y ayudándonos al mismo tiempo.
—¿La extrañas mucho?
—Cada día, hyung—sus ojos contienen las lágrimas—Pero está bien, ella necesita su espacio, lo respetaré.
—¿Tus padres...?
—No tienen una buena relación en este momento—aclara su garganta—A veces voy y ayudo en la panadería donde trabaja mi padre, dejé de ir desde hace un mes.
—¿Por qué?
—Sus compañeros me colocaban apodos incómodos o se burlaban de mi condición—se encoge de hombros—Al parecer el bullying no sólo ocurre en la escuela como creía.
Quería preguntar un poco más, pero no podía ser tan entrometido, hace un año que esta familia no sabía nada sobre mí.
—¿Pasas todo el tiempo aquí?
—Casi siempre, limpio un poco, estudio otro poco y mantengo el control de mis pastillas, el año pasado me diagnosticaron principio de diabetes—chasquea la lengua negando con la cabeza—Fue poco después de lo de noona.
—¿Estás cuidándote bien?
—Sólo debo mantenerme en control, es todo.
—¿Te parece si vamos al cine el fin de semana? —él sonríe ante mi invitación—Así nos distraemos un poco.
—Me encantaría.
...
JaeYoon me había dado el permiso de visitar el cuarto de su hermana, mi cuerpo se siente nostálgico, preocupado y ansioso con otras emociones. La habitación de DaeYoon es pequeña con lo necesario, su baño conecta a la habitación de su hermano, las paredes del cuarto son azul cielo, el techo es blanco y el suelo de madera tiene una alfombra azul. La cama está perfectamente hecha, hay una foto en la mesa de noche donde DaeYoon aparece mirando la cámara en la playa, sale un tanto seria, pero también un poco triste.
—Hoy en día muchas personas dicen sufrir de depresión, en mi opinión creo que exageran—Somi estaba sentada en la arena con nosotros.
—La depresión es un tema delicado—DaeYoon no la miraba, estaba concentrada en su supuesto castillo de arenas, tres montañas pequeñas con una miniatura de bandera roja, sonrío tontamente porque a pesar de ser una adolescente ella seguía haciendo esas cosas—La depresión no es la típica que imaginas, puede estar disfrazada, la persona que más sonríe puede ser víctima de la depresión.
—Eso es cierto—asiento—Las apariencias engañan.
—Ya, pero yo no sufro de depresión y soy alegre.
—No, sólo eres escandalosa—golpeo su frente con mis dedos escuchando la risa de Dae.
—¿En dónde estás, Dae? —susurro. Dejo la foto en su lugar tomando asiento en la cama, hay un escritorio con su computador, el armario, libros y cuadernos de la universidad, sus carteras y bolsos, aunque uno falta, aquel que llevaba a clases, era totalmente negro de cuero, no estaba en dicho cuarto.
"Supongo que se llevó su ropa allí"
Me acerco al armario abriéndolo, toda su ropa sigue ahí y el bolso que creía que no estaba también se encontraba allí colgado. Frunzo el ceño preguntándome que ropa se llevó, porque todo su armario lucía intacto. Tomo asiento frente a su computador encendiéndolo, de fondo sale una foto de navidad en la que yo estoy incluido, sus padres y los míos sonríen en dicha foto a la cámara. Éramos unos adolescentes en ese entonces.
Entro en sus documentos encontrando carpetas de imágenes, fotos de los proyectos de la universidad, anotaciones de sus clases, todo estaba muy bien ordenado por colores. DaeYoon siempre tuvo cierta obsesión por eso.
Hay una carpeta que llama mi atención, se llama "Juventud", su color es blanco. Para Dae, el blanco significaba limpieza, calma, paz y serenidad. Al abrir el documento de Word aparece la siguiente palabra.
—¿Prólogo? —entonces caigo en cuenta.
—Quieres dedicarte a la escritura, pero nunca me has dejado leer algo tuyo—me quejo.
—No está listo todavía, ten paciencia, los escritores piensan muy bien sus tramas—sonríe un poco.
—Promete que me dejarás leerlo.
—Te dejaré leerlo una vez esté terminado.
Esta era la historia que había estado escribiendo.
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