8: Más hijos
Capítulo 8
«Más hijos»
Savannah sonrió al ver a Jamie mirándola con sus ojos verdes bien abiertos. Si había algo que amaba de su hijo más que a nada, era su color de ojos que era exactamente igual a los de ella. Sin embargo, el cabello rubio claro que asomaba en su pequeña cabecita era solo un tono más claro que el color de su padre.
Jamie soltó un tierno bostezo haciendo que el corazón de Savannah se estremeciera por lo hermoso que era su bebé. A pesar de tener tan solo una semana, era el bebé más tranquilo y calmado que existía. Demasiado calmado para ser un Bieber...
Y hablando de Bieber, un gran ruido resonó por todo el departamento haciendo que Savannah rodara los ojos. Justin había estado encerrado en el que iba a ser el cuarto de Jamie desde que se despertó a primera hora, y desde ese entonces no había salido de ahí. Savannah dejó a Jamie en la cunita blanca que habían armado provisoriamente en su habitación y salió de ahí buscando a su novio.
— ¿Estás bien? — Le preguntó luego de golpear suavemente la puerta. — ¿Sigues vivo?
— Sigiis vivi. — Contestó Justin del otro lado.
Savannah resopló, entre el bebé que tenía en su habitación y el bebé que estaba detrás de la puerta no sabía cuál era más infantil.
— Deja de jugar, ¿Que es lo que llevas haciendo tanto tiempo? Ni siquiera sales a comer, me estás preocupando.
Luego de que la chica dijera eso Justin abrió tan solo un poco la puerta, dejándose ver cubierto de pintura por todas partes.
— Solo te dejaré pasar si dices la contraseña.
Savannah bufó y sin esperar a que Justin le abriera la puerta, ella misma la empujó haciendo que ésta golpeara con fuerza contra la nariz de Justin sacándole un gemido de dolor.
— ¡Auch! ¡Me duele, me duele!
La chica estuvo a punto de responderle cuando se quedó estática en su lugar admirando lo que su novio había estado haciendo desde hace horas.
—Yo... guau. — Dijo sin palabras. — Esto es... asombroso.
Justin se encogió de hombros restándole importancia a la obra de arte que había hecho en las paredes de aquella habitación.
— Sé que habíamos quedado de acuerdo en vestir a Jamie azul solo porque eso era "de varón", así como tampoco comprarle exclusivamente juguetes como autitos y esas cosas, si no que íbamos a dejar que él eligiera sus juguetes y colores favoritos. Pero las otras noches me desperté porque escuché a Jamie sollozar así que comencé a pasearlo por toda la casa, y me quedé asombrado con como estaba el cielo esa noche. Estaba comenzando a amanecer y los colores, las formas de las nubes, y todo lo demás era increíble...
— Así que decidiste pintarlo en su habitación.—Savannah sonrió sin poder quitar su vista de aquel hermoso paisaje.
— Sé que tal vez no quedó perfecto y sé que podría haberlo hecho mejor pero...
— Alto ahí. — Savannah lo interrumpió. — No hay peros, esto está hermoso Justin. Mierda, está perfecto.
Justin sintió como sus mejillas se sonrojaban suavemente.
— Solo espero que a Jamie le guste.
Savannah sonrió y se abrazó con fuerza a Justin, para luego ponerse de puntillas y besarlo. Justin arrojó al suelo el pincel que tenía en sus manos ya que terminó posando éstas sobre el trasero de su novia. Aunque cuando las cosas comenzaron a subirse de tono, Jamie decidió que era el momento ideal para ponerse a llorar.
Justin resopló.
— Creo que alguien quiere asegurarse de no tener hermanitos.
Savannah rió antes de darle un corto beso a Justin para luego volver a su habitación en busca de su bebé.
— Jamie va a ser hijo único, no pienso parir a otro niño nunca más.
— Si lo tienes por cesárea, técnicamente no lo parirás.— Justin se encogió de hombros.— Simplemente te lo extirparan como un tumor.
— No vamos a tener más hijos.
Justin hizo un puchero.
— ¿Y Joy?
— No vamos a tener más hijos.
Justin abrazó a Savannah con fuerza por la cintura y la miró suplicante.
— Por favoooooor.
Savannah negó.
— No. Tú lo único que haces es meter tu pequeño pene sin condón dentro de mi y listo, tu tarea finaliza ahí. En cambio yo tengo que soportar los mareos, cambios de humor, mis vestidos no me entran, se me hinchan los pies y no puedo usar tacones. Definitivamente no vamos a tener más hijos.
Justin volvió a hacer un puchero pero al ver que eso no tocaba el frío corazón insensible de su novia, decidió darse por vencido.
— Luego cuando tengas 40 vas a rogarme para que tengamos otro niño.
Savannah rió.
— Sigue soñando, cariño.
La chica abrió su armario buscando las bolsas de pañales para Jamie pero frunció el ceño al ver que ninguna estaba ahí. Ella podía jurar que compró varios paquetes hace tan solo unos días... aunque su pequeño bebé parecía tener una cañería de popo en su cuerpito.
— Hey Jay, iré al supermercado a comprar más pañales, quiero que te quedes cuando a Jamie.
— ¡Genial! — Justin alzó a Jamie en sus brazos. — Pasaremos más tiempo de padre e hijo.
Jamie enarcó una de sus pequeñas cejitas en alto, podía tener tan solo 7 días en ese mundo pero no era un imbécil... sabía que estar al cuidado de su padre o de la nada sería lo mismo.
Una vez que Savannah finalmente se marchó, Justin corrió hacia la cocina y sacó varias latas de cerveza de la nevera, abrió la alacena y sacó muchos paquetes de dulces. Una vez que tuvo todo lo necesario, se arrojó sobre el sofá de la sala para luego encender el televisor y colocar un partido de hockey. ¡Ya estaba listo para comenzar a ver el partido! Aunque sentía que algo le faltaba... ¡Oh, ya lo recordaba! ¡No había ido al baño!
Así que volvió a levantarse para ir corriendo al baño antes de que el partido comenzara, pero cuando entró a éste se encontró con varios productos de bebé esparcidos por doquier.
¡Cierto! ¡Se había olvidado de Jamie!
Justin hizo una mueca mientras caminaba rápido hacia su habitación y tomaba a Jamie quien estaba acostado en su cunita.
— Mocoso malo, tendrías que haberme dicho que me estaba olvidando de ti.
Una vez que fue al baño y tomó al bebé, volvió a sentarse sobre el sofá con Jamie en sus brazos.
— Papi va a mirar la televisión mientras tú te comportas como el mocoso obediente que eres y te quedas tranquilo. ¿Entendiste?
Jamie giró su cabecita como si no entendiera nada de lo que acababa de decirle su padre, y es que así lo era. Así que justo cuando el partido comenzó, el bebé decidió tirarse un pedo mortalmente oloroso que hizo que Justin comenzara a llorar por el feo olor.
— ¡James Dylan Bieber! ¡¿Esto es enserio?!
Justin hizo una mueca de asco mientras agarraba a su hijo por debajo de los brazos y corría a llevarlo a su habitación.
— Bien, ya que decidiste tirarte una bomba atómica en tus pañales, no me queda más remedio que cambiarte.
Jamie soltó una carcajada al ver a su padre levantarle su traserito buscando como tenía que sacar sus pañales.
— Esto se veía más fácil cuando Shawn lo hacía...
Y como si su cerebro se hubiera iluminado, Justin corrió a buscar su teléfono celular. Una vez que marcó el número de Shawn, se sentó en la cama haciendo que esta se hundiera.
— ¿Hola? — Preguntó Shawn con la voz ronca, como si acabara de despertarse. — ¿Justin?
— ¡Hey, Shawn! Mi mejor amigo desde niños, el señor de mi señor, mi ídolo total, Messi no es nadie a tu lado, ¿Te he dicho que te amo? Nadie puede compararse contigo, eres mi bro, mi sol, mi luna, mi....
— No voy a cambiarle los pañales a Jamie. — Lo interrumpió. — Si le hubieras puesto un condón a tu pequeño pene, no tendrías este problema.
Justin resopló.
— Mi hijo no es un problema.
— Entonces cambia sus pañales y deja de quejarte.
Y luego de eso, Shawn cortó la llamada dejando a Justin aún más exhausto de lo que estaba antes... y siendo que aún no había comenzado a hacer nada.
— Bueno Jamie, tu tío Shawn no vendrá a cambiar tus pañales, así que supongo que tendré que hacerlo yo. ¡Puedo hacerlo! Pinté un paisaje completo en las paredes de tu habitación, puedo cambiar un pañal...
Savannah abrió la puerta de su departamento y dejó las pesadas bolsas a un costado de la entrada. Se suponía que solo debía ir a comprar pañales, pero luego de encontrarse con varias rebajas en el centro comercial le fue inevitable no volver a casa con varias bolsas llenas de ropa nueva.
— ¡Ya volví!
Pero cuando la chica se giró, jamás imaginó encontrarse con un escenario digno de un campo de batalla frente a ella. El sofá estaba dado vuelta, había juguetes esparcidos por todas partes, un partido de hockey seguía reproduciéndose en el televisor, y todo estaba al revés. Y para completarla, su novio estaba atrincherado contra el sofá vistiendo solamente unos boxers blancos y un par de calcetines.
— Quiero preguntar qué ha sucedido aquí pero me da miedo recibir la respuesta.
Justin al ver a Savannah delante de él, se paró rápidamente y la abrazó con fuerza.
— ¡Oh por Dios, jamás vuelvas a abandonarnos!
Savannah frunció el ceño.
— Pero solo me fui por una hora.
— ¡Jamás vuelvas a abandonarnos!
— Alto ahí, ¿Y Jamie?
Justin levantó su brazo y señaló hacia el pasillo de las habitaciones.
— Ese niño es la reencarnación del diablo, de Hitler, y de mi mamá juntos.
Savannah suspiró.
— Por favor dime que Jamie está bien.
— Pir fivir dimi qii jimii isti biin. ¡¿Quien se preocupa por mi?!
Savannah solo caminó hacia su habitación temiendo lo peor, aunque su alma volvió a su cuerpo cuando se encontró con Jamie acostado sobre su cama rodeado de varias almohadas y cientos de prendas de Supreme.
— ¿Puedo saber por que Jamie está desnudo pero está rodeado de tu ropa?
Justin no le respondió a a Savannah si no que simplemente la abrazó con fuerza sin querer dejarla ir jamás. No sabía que haría si ella lo dejaba algún día.
— Estuve reconsiderándolo, no vamos a tener más hijos, con Jamie es suficiente.
Savannah rió al ver la mirada de seriedad que tenía su novio.
— ¿Enserio? ¿Y Joy?
Justin negó rápidamente.
— No vamos a tener más hijos, lo prometo.
Hey! Aquí está el nuevo capítulo que les había prometido, mañana habrá otro más como parte del mini maratón que les prometí.
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