"Después de siete minutos de gritos y sudor molesto, los médicos y enfermeras que se mantuvieron gritando "puja" (¿no es obvio?). 

Alrededor de la una de la mañana, el martes 1 de marzo de 1994, en el Hospital San José, en Londres, Ontario, Canadá. Por fin escuchó el grito más lindo que jamás he oído. Música para mis oídos. No estoy bromeando, mi precioso bebé sonaba como si estuviera cantando. Las enfermeras lo limpiaron y lo pusieron en mi pecho. Mi corazón latía con fuerza. ¿Estaba saludable? ¿Tenía diez dedos de las manos y los diez dedos de los pies? Él era perfecto. Dulce perfección. 

Había planeado llamarlo Jesse, pero cuando vi a mi bebé por primera vez -cuando nuestros ojos se encontraron, el melódico llanto se desvaneció a un gemido, y su pequeño dedo encrespado alrededor del mío- me di cuenta de que no lucía como Jesse.

"Hola, Justin" susurro, preguntándome cómo diablos dos adolescentes con problemas, podrían haber creado el bebé más impresionante de todo el universo. Me empapé en la gloria del momento más hermoso de mi vida entera, enclavado mi dulce bebé contra mi piel. 

Mi madre cuando tomó a Justin, ella lo miró a la cara, con los ojos brillantes de orgullo, de asombro, de gratitud. Cuando fue el turno de la madre de Jeremy , ella hizo lo mismo, fijando sus ojos en su nieto con un temor intenso. Ella se quedó sin aliento. "Se ve exactamente igual que Jeremy". 

— Pattie Mallette; Nowhere But Up.

***  

CRIES IN SPANISH