
Capítulo 2: Lulu, el pollito.
N/A: OTRO CAPITULO... como dije, tengo algunos listos ya, este será el último de la semana porque debo terminar un capítulo de (Des)conectada y otro de Harun (pasense si no se han pasado, eh *lunita del wa*)
Espero que les guste este, plz comenten mucho que eso me motiva. Los adoro :3
Ross out.
---------------------------------------------------
—¿Por qué compraste un pollito? —pregunta Henry cuando me ve entrando a casa con un pequeño pollito en la mano.
—Tengo un plan ¿Por qué Walter está gritando? —pregunto mientras escucho como Walter grita desde la cocina palabras que ni siquiera entiendo.
—Se lo dije —Henry se pasa una mano por el cuello nerviosamente—. Está pasando por la fase de enojo.
—¡Henry, ven aquí! —Walter sale de la cocina hecho una furia y toma la mano de Henry arrastrándolo hacia la salida—. Apártate, Jordan —me indica y me hago a un lado dejando la puerta libre—. ¡Vamos a ir a la farmacia ahora mismo y te enseñaré la maldita infinidad de métodos anticonceptivos que existen en el jodido mundo y luego llamaré a tu padre y se lo diré todo, llamaré a tu madre también, en Egipto, llamaré a tu abuela, en el cielo, si es necesario! —tira de la mano de Henry quien se resiste como si fuera un niño pequeño.
—¡No quiero ir, Walter, tienes que calmarte! —Henry le exclama mientras se sujeta con fuerza del umbral.
—¡Y una mierda, si eres lo suficientemente grandecito como para embarazar a una chica también lo eres para afrontarlo delante de su familia y la tuya, muévete! —Walter lo hace soltar el umbral y tira de él hacia los escalones—. ¡Ve, entra en el auto, tenemos mucho de qué hablar antes de que me dé un paro cardiaco! —grita empujándolo entonces por el jardín hacia su auto aparcado en frente—. Jesucristo, solo tengo veinticinco años, no estoy listo para esto... —murmura mientras camina junto a un Henry totalmente resignado.
Cierro la puerta cuando ellos suben al auto y me dirijo hacia la sala, miro a los demás sentados en el sofá. Chandler tiene puestos los audífonos de Nick y balancea sus pies mientras canta la canción que está escuchando mientras los chicos juegan videojuegos. Sé que le pusieron los audífonos para que no escuchase las groserías que estaba gritando Walter. Muy inteligente de su parte.
—¡Un pollito! —exclama ella cuando se fija en mí, se quita los audífonos y corre hasta mí—. ¡Quiero verlo, quiero verlo! —exige saltando.
—De acuerdo —me arrodillo y la dejo mirar al pollito en mis manos—. ¿Te gusta? —pregunto, ella pasa su pequeño dedo sobre la cabeza del ave—. Se llama Lulu.
—Qué lindo nombre —dice ella sonriendo—. Me encanta ¿Es para mí? —pregunta con el brillo de la esperanza en los ojos.
—No, es para Archibald —le digo.
—Oh —sus comisuras se curvan hacia abajo—. ¿Por qué le das un pollito? ¿Es porque lo quieres? ¿Lo quieres tanto así?
—Algo así —murmuro sonriendo.
—¿Él también te quiere? —pregunta siguiéndome escaleras arriba.
—Eso creo... —me pongo a pensar en su reacción cuando le dije que lo amaba y me congelo.
Realmente no sé cómo interpretar todo lo que ha pasado; él primero no me creyó, luego dijo que era cruel que jugase con ello y luego me pidió una justificación. ¡Tal vez él también me ama! Sonrío ante la probabilidad, no puedo evitarlo. Tal vez él siente lo mismo que yo y quiere justificaciones para asegurarse de que no voy a cambiar de opinión. Es eso ¿Qué más podría ser? No creo que el bastardo quiera burlarse de mí, ese no es Archibald. Suele dejarme el suelo con toda su inteligencia ¿Pero burlarse de mí? Eso nunca, ese es mi trabajo en esta relación.
Sin embargo, yo no me burlaría de él si me confesase su amor. Incluso si yo no lo amase.
Lo conozco, sé que él no se burlará de mí.
Espero jamás equivocarme.
***
Paso toda la noche en vela, el pollito no ha dejado de piar desde que lo dejé en la cajita con hoyos al lado de mi cama. Tuve que sacarlo y dejarlo en la habitación, así tal vez dejase de molestarme un poco, pero no fue así. Cuando pude quedarme dormida más de cinco minutos, mi despertador sonó a los diez y caí de la cama. Por suerte el pollito no estaba debajo, de hecho, estaba tan escondido por mi habitación que se me hizo tarde buscándolo y tuve que ir a la escuela caminando.
Mi plan con Lulu es simple pero sé que funcionará, lo que le voy a pedir a Archibald servirá para probar mi amor por él.
—Te ves terrible, Dios santo —me dice cuando logro alcanzarlo en el segundo período mientras saca los libros de su casillero, tiene una expresión de disgusto en el rostro, es tan lindo cuando está disgustado—. ¿Dónde estabas, qué demonios te pasó esta mañana? Nick dijo algo sobre un pollo, no entendí —de pronto, baja los ojos hasta la caja en mis manos—. ¿Esa caja está piando? Por favor dime que es un juguete.
—Es Lulu —bostezo antes de abrir la caja para presentarle a mi chica—. Dile hola, es tu nueva hija.
—¿Disculpa? —Archibald alza una ceja.
—Tengo un plan —murmuro tratando de levantar aunque sea una comisura de mi boca.
—Sí, escucha, Cerebro, todavía quedan cuatro períodos más y ese es un ser vivo, hoy toca biología ¿Quieres que lo disequen? —Archibald se ríe.
—Ten —pongo la caja en sus manos y me acerco a él—. Archie... —hago un puchero—. Hazlo, cuídala, durante todo el día, hasta esta noche antes de las doce ¿Sí? —él vacila, pero lo veo ya casi en mis manos así que me acerco a su oído—. ¿Por mí? —susurro, en un triste intento de que la yo no-dormí-en-toda-la-noche le parezca atractiva.
—Mierda... —lo oigo mascullar, que haga eso siempre funciona para convencerlo—. De acuerdo.
—Ese es mi bastardo sabeloto —murmuro mientras froto la punta de mi nariz contra su mejilla, luego lo beso allí, me separo un poco y acaricio un mi dedo la cabeza de Lulu—. Nos vemos, Lu, mami te quiere, se buena con papi —le digo agudizando mi voz—. Yo tengo electiva de arte, nos vemos... te amo —susurro alejándome antes de que pueda no contestar y romperme el corazón.
***
Durante la clase de arte, pienso sobre nosotros, sobre cómo le estará yendo a Archibald con Lulu y sobre todo lo que pienso hacer para demostrarle que lo amo. Termino haciendo un retrato suyo mientras sueño con él. Juro que yo era mucho más ruda antes... bueno, aun lo soy pero cuando empecé a gustar Archibald algo en mí se ablandó. No podía ser tan dura con todo el mundo cuando él estaba ahí, siendo tan bueno y hermoso que mi corazón duele. Él solía ser mucho más bueno y tímido, pero pasar tiempo conmigo también termina afectando a la gente.
Ambos nos enseñamos cosas mutuamente. Él me enseñó como tener paciencia, yo lo enseñé a perder la calma; él me enseñó a escuchar, yo lo enseñé a alzar su voz; él me enseñó los pequeños detalles, yo le enseñé que todo lo excéntrico; él me enseñó a ir despacio y yo le enseñé que la vida a veces puede resultar corta. Aun si él no me ama, no me arrepiento de amarlo yo.
Cuando la clase termina y salgo de allí, me encuentro con Archibald de frente, sentado en las sillas de espera junto a la puerta de la dirección, con Lulu en la mano mientras él le da de comer algunas migajas que hay en esta.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto.
—¿Qué crees que hago? —me mira duramente a través de sus gafas—. Me mandaron aquí porque Lulu no puede estar en clase, genio.
Yo bostezo y me acerco a él, inclinándome hacia adelante para tener mi cara a la par de la suya.
—¿Quieres que la tenga yo de nuevo? —pregunto mientras parpadeo perezosamente.
—Está bien —él sonríe—. Yo estoy aquí, además... —él mira su mano y acaricia la cabeza del ave suavemente— me he encariñado con ella.
—Han pasado dos horas solamente —le digo, aun estoy inclinada hacia él.
—No importa, mírala —él la pone a la par de su cara—. ¿No es adorable?
—Oh... —suspiro sonriendo ante la escena—. Ha salido a ti, es rubia.
—Muy graciosa —él la baja y suspira—. Supongo que pasaré el día fuera de clases... desde que me junto contigo mi perfecta asistencia se fue a la mierda.
—Desde que te juntas conmigo dices "mierda".
—Bueno, es divertido portarse mal.
—¿Y me culpas por corromperte? Tú estás obviamente comprometido con ello.
—No, te culpo por bajar mi preciado promedio académico y hacer que mi puesto en el cuadro de honor peligre pero me encanta tu corrupción y lo sabes, nunca podría negarlo.
Suspiro y empujo su pecho hasta que su cabeza golpea contra la pared. Apoyo mi mano en la pared y acerco su cara mucho más a la mía.
—Soy el chico malo de tus sueños ¿A que sí? Hago que tus bragas se mojen ¿Eh? —alza las cejas sugestivamente.
Él se ríe.
—No dormir te está afectado ¿No es cierto? —pregunta esbozando una sonrisa de sabelotodo.
—Tal vez —retrocedo—. ¿Te quedarás con Lulu? —pregunto.
Él asiente.
—Bien, nos vemos —beso su mejilla antes de alejarme de él por el pasillo cuando suena la campana.
Entro a nuestra siguiente clase y como Archibald no está Stephen y Agnes se sientan un asiento más cerca de mí. La cabeza de fresa artificial entra muy animada antes de que llegue el profesor con un pastelillo arándanos en la mano. Reconozco sus intenciones. Los pastelillos de arándanos son los favoritos de Archibald. Ella se la vive haciendo repostería para él, supongo que su plan es entrar por su estómago hasta su corazón pero estoy seguro de que estoy apoderada de ese sitio así que sus tristes intentos de hacerse la Buddy Valastro con él no funcionarán. Incluso si le prepara toda una canasta de pastelillos a Archibald, estoy completamente segura de que él no la va a mirar de esa manera nunca.
—Oh... —ella hace una mueca de decepción al darse cuenta de que él no está en su asiento habitual—. ¿Dónde está Archie? —pregunta haciendo un puchero.
Juro que si vuelve a llamarlo voy a llenar su lindo auto con ratas... de nuevo.
—En dirección —dice Stephen cruzándose de brazos mientras se reclina hacia atrás—. Trató de infiltrar un pollito a la clase.
—Vaya idiota... —oigo murmurar a Joseph Moore, que está sentado delante de mí.
Ruedo los ojos al instante.
Jamás perdonaré a Joseph Moore por robarme mi primer beso a los once años y luego burlarse de mí por corresponderlo. Archibald dice que debo seguir adelante. Y lo haría, si él no fuese un idiota consumado. Recibí una confesión de amor suya en San Valentín del año pasado, él realmente pensó que después de molestarme la mayor parte de nuestra vida yo iba a pensar en él como algo más que un idiota. Patético. Aunque tal vez si no estuviese tan enamorada de Archibald lo hubiese ayudado un poco a salvarse a sí mismo de ser una plaga. De todas maneras es un caso perdido, no me preocupo.
—Es culpa tuya ¿No es cierto? —la cabeza de fresa artificial me mira entrecerrando los ojos y se acerca a mí—. Lo hiciste hacerlo, solo porque sabes que él nunca se niega a ser parte de tus jueguitos.
—Eso no es asunto tuyo, teñida —le digo cruzándome de brazos—. Y si así fuese ¿Qué harás, tirarme tu estúpido pastelillo en la cara?
—Mi Archie nunca haría algo así por cuenta propia —dice haciendo una mueca con su boca.
—¡No lo llames tuyo! —me levanto inmediatamente—. ¡Sabes que puedo matarte y aun así tientas a tu suerte ¿Estás asegurada por un millón de dólares o algo por el estilo?! —le pregunto totalmente consternada, ella bufa.
—Supéralo, Viuda Negra —ella me da la espalda y se sienta en el lugar junto a Joseph—. Archibald nunca pensará en ti como algo más que una amiga —ella tira su cabello detrás de su hombro con la mano y me da una mirada por sobre este, una mirada asesina—. Si lo sigues metiendo en problemas él se va a hartar de ti ¿No lo crees? Al final todas tus bromas terminan cansando... no puedes ser para siempre el tipo de chica que nunca para de jugar.
—Te equivocas, Cabeza de Fresa Artificial... yo ya paré de jugar —le digo reclinándome en mi asiento—. Esta vez voy en serio.
***
Agnes, Stephen y yo nos encontramos con Archibald en el almuerzo. Tiene al pollito sobre la mesa mientras termina de leer su libro. Mis hermanos se sientan con nosotros también, lo gracioso es que todos nosotros actuamos como si el pollito fuera uno de los nuestros y todo el mundo está consternado al respecto.
—¿Cómo te va con ella? —pregunta Agnes apuntando hacia Lulu.
—Voy bien, creo que me agarró cariño también —Archie sonríe—. El director me perdonó, pero no voy a poder entrar a clases con ella, así que esperaré hasta que ustedes terminen.
—¿Este es un plan de Jordan? —curiosea Stephen.
—¿Tú qué crees? —Archibald levanta las cejas.
—¿Qué clase de plan es este? —voltea Agnes para preguntarme a mí entonces.
—Es un plan para demostrarle a Archibald las razones por las cuales lo amo —digo sonriente.
—Oh, claro —Agnes asiente y se ríe—. Vaya, no esperé que lo tomaras tan bien, hermanito —dice agitando la cabeza.
—Espera —Archie frunce el ceño—. No me digas que tú le crees todo esto —dice entonces.
Yo ruedo los ojos.
—¿Tú no? —pregunta Stephen.
—Bueno... no —susurra dirigiendo su mirada hacia mí—. Pienso todavía que es una broma y me rehúso a caer así que estoy esperando ver el resultado de su supuesto plan para justificarme su amor, realmente desconfío. Es decir, se trata de Jordan.
Oigo a mi hermano Nick reír.
—Joder, Jordan ¿Cómo se siente que el amor de tu vida desconfíe de que lo amas? —dice mientras me mira burlón.
—No me daré por vencida hasta que me crea —le digo firmemente.
—No lo entiendo —dice Agnes—. Archibald, podrías poner tu vida en las manos de Jordan, confiarías en ella hasta para que te guarde un billete de lotería ganador ¿Y no confías en esto?
—Confío en ella pero también recuerdo la vez que dijo que me daría un striptease en mi cumpleaños número diecisiete y lo único que recibí fue un pastel en mi cara. Con cosas serias como esas no se juega, cuando se trata de eso... se que Jordan no tiene límites.
—No puedo creer que pongas un striptease al mismo nivel que el amor —le dice su hermana mirándolo como si no lo reconociera.
—Ella, Agnes, ella prometió ser la stripper —me mira acusatoriamente entonces y yo me encojo con una sonrisa de perdón—. A lo que me refiero es que Jordan siempre ha jugado con mis hormonas, siempre ha estado fingiendo que le atraigo, todo el tiempo... ¿Por qué debería creerlo ahora?
—Es obvio que ella te atrae, aunque sea sexualmente —argumenta Stephen.
—Soy un hombre, la carne es débil —él desvía su mirada.
—Eso no significa que la ama —le dice Agnes a Stephen.
—Cierto —él asiente estando de acuerdo.
—Deberías creerlo porque ninguna de mis insinuaciones fueron una mentira... —le digo antes de levantarme y salir de allí.
Esta charla me está poniendo de nervios.
***
Cuando vuelvo a casa, debo hacerlo sola porque Archibald no está por ninguna parte, vuelvo con Agnes y con Stephen solamente, ya que mis hermanos probablemente fueron al centro comercial con sus amigos. Me dirijo a casa de Archie antes que a la mía; los tres entramos a la gran casa Tucker y Agnes y Stephen me dejan sola en mi búsqueda de Archibald y Lulu para ir al sótano, donde ahora tienen un cuarto de juegos con consolas, mesa de pool y todo eso. La familia de Archie es por mucho más rica de lo que la mía será jamás; su padre es el gran Adrian Tucker, guitarrista de la famosa banda de los noventa, The Plumbers. Ahora ellos ya no dan concierto, se retiraron hace cinco años y el señor Tucker se dedica a ser amo de casa desde entonces, cuidar a los niños que le quedan y esperar a que su esposa llegue del trabajo, con conciertos improvisados gratis de vez en cuando en el patio trasero. Sin embargo, la fortuna que amasó durante sus días de gloria les durará para toda la vida probablemente.
Camino por el gran pasillo hacia la sala y busco a Archie, normalmente uno buscaría en su habitación pero sé que Archibald, cuando vuelve del instituto, casi siempre está en el patio trasero, sentado en el jardín sobre el pasto, terminando al fin ese libro que lee en tres partes todos los días. Aun así voy a su habitación antes de ir al patio y robo uno de las barras energéticas que esconde de su madre. La señora Tucker es bastante estricta respecto a la comida y no le permite saltarse una sola, dice que si lo deja mantener comida en su cuarto él probablemente desarrolle el hábito de no comer a las horas.
Luego de robar en la habitación de Archibald, me dirijo al patio pero me encuentro al señor Tucker en la cocina primero.
—¡Hola, Jordan! —me saluda animadamente al verme, él está sentado en la barra mientras le lee un cuento a Alistair que se encuentra en su regazo, el pequeño levanta su manito para saludarme, así que le devuelvo el saludo—. ¿Qué te trae por aquí?
—Archie —contesto sonriendo.
—Ya no sé ni para que pregunto —él resopla y luego ríe pasándose una mano por el cabello, ya casi no le queda mucho, estoy segura que el restante estaría lleno de canas sino se lo tiñera—. Está en el patio —él apunta hacia fuera, yo asiento—. Fue un gusto verte.
Camino hasta afuera y lo veo, está en el área verde más allá de la piscina, leyendo bajo la sombra del árbol donde se encuentra una banqueta que su madre mandó a poner ahí solo para que él leyese a gusto... pero él es tan rebelde que se siento en el pasto con su espalda contra el árbol.
Yo me dirijo hasta allá, él me nota pero no se inmuta, como siempre que intento molestarlo mientras está leyendo. Me siento en el pasto frente a él y luego gateo cerca, me agacho y me volteo mientras intento pasar debajo de su libro, de manera que estoy sentada en el espacio entre sus piernas con mi espalda contra su pecho y mi cabeza sobre su hombro para dejarlo mirar el libro que aun sostiene frente a él. Archibald ni siquiera se molesta, él simplemente se acomoda para que yo esté cómoda también y sigue leyendo. Hago lo mismo siempre cuando me ignora mientras lee.
Oigo a Lulu piar y me doy cuenta de que está rondando por ahí cerca de nosotros.
Pasan unos minutos antes de que él cierre el libro y hable.
—Antes, cuando hacías esto, pensaba que solo querías molestar mi lectura —me dice, está muy serio.
—Bueno, así era... me ignoras cuando lees —le digo haciendo un puchero, luego me río—. Pero descubrí que adoro verte leer... así que ahora lo hago porque amo que me mimes mientras lo haces.
—¿Qué te mime? —él frunce el ceño.
—¿No lo notas? Cuando lees y estoy entre tus brazos pasas tu barbilla sobre mi hombro suavemente cada cinco minutos, o juegas con mi pelo, o respiras cerca de mi oreja, o acaricias mi cintura... —le explico.
—No lo hago conscientemente, lo siento —murmura.
—¿Por qué te disculpas? A mí me gusta.
—Me disculpo por no notar que te hago sentir bien, si eso tiene algún sentido.
—Entonces tendrías que vivir disculpándote, porque sinceramente todo lo que haces me hace sentir bien —le digo, luego trato de voltear mi cabeza para verlo—. ¿Me crees?
—No te diré nada al respecto —dice él, enseriándose realmente.
—De acuerdo —tomo sus brazos y lo obligo a rodearme y apretarme.
Archie se ríe y me abraza con cariño; sé que él no puede estar enojado conmigo por mucho tiempo.
—¿Cuándo vas a volver a quedarte en mi casa? Cada vez se me hace más difícil separarme de ti cuando vas a dormir —le digo.
—Bueno, ahora que has hecho públicos tus supuestos sentimientos por mí, no creo que mi madre acceda a dejarme quedarme en tu casa —él resopla.
—¿Se lo dijiste? —frunzo el ceño.
—Se lo dije a papá, él le fue con el chisme.
—¿Tu madre me odia?
—No, al contrario, le caes muy bien... cuando no tratas de ser mi novia.
La eterna lucha entre la madre y la chica enamorada. La señora Tucker y yo podemos llevarnos bien, de hecho, creo que nos parecemos en algunos aspectos pero lo que sucede es que ella ama a su Archibald-bebé y yo también amo a su bebé, así que de una manera u otra sentimos la necesidad de acaparar a Archibald y competir la una con la otra por esta. Es ridículo, lo que más nos une es nuestro amor por él, así que deberíamos ser más amigas que otra cosa pero supongo que es algo así como mi relación con Cabeza de Fresa Artificial, simplemente no puede haber mucho de Archie para todas.
—Pues va a tener que acostumbrarse —le digo haciendo un puchero.
—Pensé que cuando Alistair naciera ella se calmaría pero creo que tiene suficiente amor de madre protectora como para dos hijos.
—No es así con tus hermanas —le digo.
—Supongo que tiene debilidad por los chicos —él se encoge de hombros—. ¿Vamos a mi habitación? —pregunta ayudándome a levantarme.
Yo asiento, él toma a Lulu y los tres nos dirigimos a su habitación en el piso de arriba. Como dije antes, es la antigua habitación de su hermana mayor, ella está estudiando música Los Ángeles ahora. La antigua habitación de Archibald ahora pasó a ser de Alistair, los demás se mantienen en sus habitaciones de siempre.
Archibald es una persona muy ordenada. De hecho, yo diría que no soporta el desorden por lo que siempre que está en la mía se pone a limpiar. Incluso una vez llegó temprano un domingo y lavó toda la ropa sucia en el piso de mi habitación, aspiró la alfombra y ordenó absolutamente mientras yo dormía.
La suya por supuesto está increíblemente limpia; su cama está pulcramente tendida, su armario no rebosa de ropa, toda la ropa está lavada, sus instrumentos están cuidadosamente puestos en una esquina, no hay polvo en la alfombra, su librero está ordenado por colores, su escritorio no tiene ni un lápiz fuera de lugar ¡Su maldito baño huele a flores! Él es todo un amo de casa cuando quiere.
Y yo soy mala, así que me lanzo sobre sus sábanas limpias y olorosas a suavizante en cuanto entro.
—Me da gusto que vengas aquí y hagas eso, de otra manera no tengo razón para limpiar hasta el día siguiente —dice él mientras deja a Lulu en el suelo y cierra la puerta.
—Lo sé, tengo que serte útil para algo más que meterte en problemas ¿Verdad? —me río mientras me quito los zapatos, él se sienta en el piso de su habitación mientras yo me quedo en la cama y miro fijamente la foto que tiene de nosotros juntos el día que Alistar nació, ambos salimos allí tratando de cargarlo entre nosotros, lo que me hace recordar algo—. ¡Olvidé decírtelo! —exclamo saltando de la cama hacia el piso rápidamente.
—Y yo, sin importar que sea, estoy bastante consternado al respecto —dice alzando su vista para mirarme—. ¿Qué pasa?
—Adivina quien está embarazada —me cruzo de brazos alzando las cejas.
Él pone pose pensativa.
—Bueno... no debe ser de tu hermano Bruno porque la has mencionado a ella y considerando que ni ustedes ni él siente real apego por ninguna de las novias que tiene, no debe ser de él —pone su mano en su barbilla—. Avery no puede ser, yo lo sabría antes que tú y aparte, Elijah y ella rompieron... de nuevo.
—Demonios ¿Otra vez? —ruedo los ojos.
Esos dos terminan tal vez dos veces por año.
—Sí, ya sabes, así funciona lo suyo —él se encoje de hombros—. A ver ¿Nix? No... lo hubiese notado, o mejor, Walter ya lo hubiese publicado en el periódico... —él suspira—. Así que apostaré por Mónica y Collin —dice cruzándose de brazos.
—Cerca, ella ciertamente está emparentada con la madre —revelo.
—No lo puedo creer —él rueda los ojos—. Sabía que Henry era tonto pero no sabía que tanto como para no saber utilizar un condón.
—¿¡Verdad que tú sí sabes!? —le pregunto entusiasmada.
—¿A qué viene eso? —él se ríe.
—Solo quería probar un punto... ¿Sí sabes?
—Es mi deber saberlo —él se encoge de hombros—. Si llevo el record de más ferias de ciencias ganadas en todo el instituto y tengo un IQ de más de ciento treinta, un condón no va a ganarme.
—Ese es mi pequeño bastardo sabelotodo —suspiro para de nuevo caer entre sus brazos—. Deberíamos besarnos ya ¿No lo crees? —pregunto batiendo mis pestañas, él rueda los ojos.
—No voy a caer de nuevo, olvídalo —bufa—. La última vez que dijiste "vamos a besarnos", terminé en emergencias.
—¡Eso fue porque entré en pánico, pero en serio tenía ganas de besarte! —insisto volteándome para mirarlo—. Bueno, yo siempre tengo ganas.
—¡Me lanzaste a un maldito lago sin considerar que no sabía nadar! —me reclama un poco cabreado.
—¿Y cómo podía saber que no sabías nadar? ¡Vives en una casa con piscina! —yo ruedo los ojos.
—¡No es mi culpa que mi madre estuviera preocupada de que si aprendiese a nadar fuera a irme muy lejos de la orilla cuando fuéramos a la playa! —me reprocha—. Soy pálido, delgado, uso anteojos y no puedo correr más de cinco minutos sin hiperventilar ¿Eso no te dio una pista de lo no-atlético que puedo llegar a ser?
—Estaba ocupada pensando en lo lindo que te ves frunciendo los labios y pensando en que iba a besarte —suspiro tratando de recordar su cara.
—¿Entonces por qué me tiraste al lago? —él se cruza de brazos—. Si estás enamorada de mí no deberías querer matarme.
—Ya te dije, entré en pánico... sabes que ataco cuando entro en pánico.
—Tienes suerte de que no muriera.
—No era muy profundo.
—¡Se sintió como eso!
—Eres tan dramático.
—¿Entonces por qué estás enamorada de mí?
Ambos nos miramos a los ojos por un largo tiempo y yo pienso en si responder o no esa pregunta pero decido que todavía no es tiempo, así que me levanto. Él coge a Lulu del suelo y como sabe que voy a irme se sienta en su cama y me mira mientras me dirijo hacia la puerta. Le lanzo un beso antes de salir y regresar a casa.
Cuando por fin entro en casa, todo está más calmado que el día anterior; aunque hay algo extraño. Henry está vestido como si fuera a ir a la iglesia y Bianca está allí, riéndose de él, que tiene la corbata tan apretada que parece que lo hizo apropósito porque quiere suicidarse con ella.
—¡Bien! —Walter sale por la puerta de la cocina y se frota las manos mientras los mira—. ¿Ya ensayaron lo que dirán, están todos listos para esto, creen que no se van a desmayar? —pregunta con interés—. Bianca, deberías comer algo antes de irte, el bebé debe estar sano.
—No puedo creer que me obligues a hacer esto —le reclama Henry con los dientes apretados.
—¡Oh, oh, disculpa por ser el único malditamente responsable en esta casa! —Walter se acerca para arreglarle el moño de la corbata—. No hay peros, irás a casa de los padres de Bianca, dirás que eres un tonto, un hormonal tonto que tienta a su suerte pero uno responsable a pesar de todo, prometerás hacerte cargo del niño y buscar empleo ¡Y por favor! Si ves un rifle apuntar hacia ti asegúrate de que la última llamada que hagas sea a tus padres, que no hablas con ellos en un buen tiempo ¿Sí?
—No es como si planease escapar de todas maneras —Henry rueda los ojos.
—Más le vale, lo noquearé si lo intenta —argumenta Bianca acercándose a él cuando Walter lo suelta—. Tranquilo, todo saldrá bien, no dejaré que mis padres te maten —susurra pasando sus manos por sus hombros para hacerlo sentir mejor, al instante veo como mi hermano se relaja y le devuelve la sonrisa—. Te amo —le dice dejando un beso sobre sus labios.
—También te amo —él junto su frente con la de ella.
No puedo evitar sentir ganas de llorar; ella le dijo "te amo" y él se lo dijo de vuelta... ojalá me pasara eso.
Oigo a Walter sollozar ridículamente a mi lado.
—¿Qué te sucede? —le pregunto.
—Esto es tan hermoso —solloza como una nenita—. Están enamorados, tendrán un bebé... y yo tengo que esperar dos años más para que Ojos Verdes me deje embarazarla.
—¿Quién alardea de su responsabilidad ahora? —se burla Henry.
—Al menos yo tengo un trabajo, dinero, un auto y no vivo con mis padres todavía —devuelve él de mala gana—. Los dos fueras, se les hará tarde para la cena.
Henry y Bianca se retiran entonces, Walter se va con ellos porque es obvio que Henry no tiene un auto. Yo subo las escaleras y reviso que todo esté en orden con los demás hermanos que me quedan; Nick y Michael juegan videojuegos en su cuarto y mi hermanita está teniendo una fiesta de té con sus muñecos en la suya. Yo subo hasta el sótano, que es donde se encuentra mi habitación y miro por la ventana; Archibald está asomado a la suya y en cuanto me ve, se aleja de allí. Yo camino hasta la laptop sobre mi escritorio y me siento frente a ella. La videollamada de Archibald no tarda en llegar.
Dudo en si contestar, pero termino haciéndolo.
—¿Enojada? —es lo primero que pregunta cuando su cara aparece en pantalla.
—Para nada —ruedo los ojos—. ¿Por qué no me crees? —insisto.
—Ya te dije —sentencia él—. Solo haz lo que te pedí y te creeré, necesito eso.
—¿Has pensado en mí como algo más alguna vez? —pregunto con curiosidad.
—Si puedes jugar con mis hormonas, eso significa que lo hago —él rueda los ojos.
—Pero eso no significa que me amas —susurro.
—Jordan... —él se ríe—. Eres... una de las mejores cosas que me han pasado, ya cállate ¿Sí? Cuando eres insegura me pones de nervios.
—Pero eso no significa que me amas —repito.
—Voy a desviar el tema hasta tener mi justificación —me dice cruzándose de brazos.
—De acuerdo —me reclino en la silla—. Dije que lo haría y lo haré.
—Aun no entiendo por qué tu plan involucraba un pollo —dice él, levanta a Lulu para ponerla frente a la cámara, puedo oírla piar tan alegremente—. Dile hola a mami, pequeña —él se ríe.
—Te lo diré ahora —digo inclinándome cerca de la cámara—. Lulu es mi prueba de que tienes corazón de pollo —afirmo, él frunce el ceño—. No tardaste ni cinco minutos en encariñarte con ella, la cuidaste por mí todo el santo día y no te quejaste ni por un solo minuto... ni siquiera insinuaste que era ridículo, te sacaron de clases, algo que tú amas, por ella pero no la abandonaste y te apuesto que no vas a deshacerte de ella porque ahora, en tan poco tiempo, es parte de nuestra rara familia de dos arañas y dos personas... eso me hace amarte, Archibald, eres tan bueno, humilde, inocente... te encariñaste con un pollo, eso te hace la persona más tierna de este planeta para mí... eso muestra tu nivel de compromiso y la habilidad que tienes para seguir mis planes sin quejarte y a mi ritmo... por esa razón, yo te amo.
Él guarda silencio y aun a través de la pantalla puedo ver el sonrojo en sus mejillas y esa hermosa e irresistible sonrisa deslizarse en sus apetecibles labios. Él finalmente comprende una de mis razones, eso lo sé.
—Vaya... —murmura él rascándose la nuca—. Nunca habías dicho algo así sobre mí.
—Y no he terminado —le digo—, pero tendrás que esperar para saberlo todo. Como tu entenderás, las justificaciones deben estar bien fundamentadas ¿No es así? Necesito hechos y por eso voy a tomarme mi tiempo.
—Eres la chica más genial que conozco —él se ríe—. Yo esperaré, lo prometo.
—Y tú me creerás, yo te lo prometo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro