Cap 9 - ENTRE TU SEXO-
Entramos al apartamento como pudimos, el placer y la excitación dominaban nuestros cuerpos, cerramos la puerta y ella tiró las llaves, nos separamos y nos veíamos las caras con lujuria.
—Quiero dejarte en claro una cosa Campos, ¡vas a terminar lo que empezaste en estos días... y ya no más!— La tomé del cuello y la acerqué hasta mi boca para besarla profundamente. Ella se separó, —Entendiste, agente Campos.
—¿Es una orden, Señorita Ríos?—Volví a tomarla entre mis brazos y me hundí en su cuello tan suave y ese perfume ¡Dios Mío!
—¡Ah! ¡Ah! Si tócame Jenni —me jaló de mi cabello y dijo —¡Es una orden! Bésame.
Le quité el vestido y la dejé con su ropa interior de encaje, la miré de arriba abajo como si fuera una aparición, y es que el cuerpo de Luciana era todo esbelto, atlético muy femenina, esos senos tan firmes, esas piernas sin ninguna cicatriz, parecían una seda, Dios, esa cintura...
Poco a poco me fui acercando a ella y pasé mis manos por su abdomen tan plano, pasando por sus caderas, hasta subir mi mirada a sus senos y colocar mis manos encima del brasier, la besaba lentamente, sentía sus manos sobre mi trasero apretándolos duros contra su abdomen.
Caminamos hasta el cuarto donde en un principio había empezado todo, pero estaba vez si iba a pasar lo que tanto deseábamos, me quitó mi brasier y beso mis pezones que estaban erectos, me bajo los pantalones y me tiró a la cama, quedando sumisa ante aquella mujer que me encantaba.
—Está noche vas a hacer solo para mi Jennifer... solo mía— quedé mirándola con deseo.
Exploró mi boca, sabía que estaba en un estado de gran excitación, sabía que haría todo lo que ella quisiera, bajo hasta mi cuello y me chupo fuertemente, sabía que me quedarían marca pero no me importaba, no me importaba que me sellara como alguien de su propiedad.
Mientras chupaba mi cuello con sus manos firmes masajeaba mis senos, besaba mis pezones y un leve gemido salido de mi boca, —¡Oh! Si, Lu... sigue bebé— Ella me preguntó —¿Te gusta?— Y siguió su recorrido por mi abdomen.
—Si, me encanta, me vuelves loca— Escucharme esas palabras de mi boca era luz verde para que Luciana continuará. Era todo un mar de sensaciones lujuriosas, mi cuerpo estaba prendido en llamas literalmente, mi intimidad estaba casi que explotaba, se contraía cada dos que tres, las manos de esa mujer era como tenazas que quemaban mi piel.
Pronto llegó a mi entrepierna, sacó mis bragas de un solo tirón, me contempló y con su pulgar empezó con masajes circularmente en mi clítoris, después empezó a dar pequeños besos en mi entrepierna y pequeños besitos húmedos en mi vagina, la excitación aumentaba gradualmente cuando llegó a esa zona, —Espera aquí— me dijo, —No tardo.
—¿A dónde vas?— le pregunté. era tanto la excitación que empecé a tocarme, no podía dejar que se me fuera está sensación... Segundos después, Luciana llegó con una tela de seda negra y un arnés, me preguntó, —¿Quieres jugar agente, Campos? Te lo juro que lo vas a disfrutar.
Imaginarme a Luciana haciéndome suya con ese arnés era mi delirio, —Haz lo que quieras hacer conmigo— le dije. Rápidamente tomó la seda y me vendo lo ojos, me dijo al oído, —Tus manos las quiero arriba, no puedes tocarme— me dio un beso en la boca.
Me acosté y lentamente empecé a sentir su boca en los pliegues de mi vagina, haciendo círculos con su lengua, "Esto me va a llevar a la locura" —pensé.
Mis gemidos se hicieron más intensos, el saber que dos de mis sentidos era bloqueado, hizo que los otros se agudizaran más. Cada vez era más intenso el sexo oral que me hacia Luciana, —¡Oh! Si no pares, no pares Lu, sigue, sigue... creo que me voy a venir... no aguanto.
Segundos después todo mi cuerpo se estremeció, me corrí como hacia tiempo no lo hacía, sentir que mi respiración se paró por unos segundos, es sentir que mueres y vuelves a la vida.
Luciana sin saberlo había hecho volver a la Jennifer mujer, ella trepó sobre mi cuerpo y me dio un pequeño beso para después apartarse y dejar que volviera a la maravillosa vida que me había perdido por un tiempo.
Su respiración estaba también agitada, —¿Estas bien?— me preguntó. Yo la miré a sus lindos ojos y le dije: — Estoy genial— alargando mi emoción.
Me quitó la venda y dejo libres las manos.
Me monté encima de ella y la empecé a besar sus labios, cuellos, ella me dijo: —Quiero que me penetres con el arnés, ¿Tendrás algún problema?
Arrugué mi frente y le dije: —¿Porque he de tener algún problema? Si quieres con mucho gusto lo haré.
Acto seguido me coloque el arnés y miraba a ese mujeron en la cama, que bella era... la verdad estaba asombrada que Luciana tuviera estos jugueticos, lo que me hacia pensar por la forma en que me lo había hecho y este arnés, que no era su primera vez con una mujer.
Continúe besándola, por su cuello, chupando sutilmente sus pezones, besando sus benditos senos que me mataban, tocaba su vagina y veía su cara de excitación, no perdí más tiempo y le quite sus bragas y note que ya estaba mojada, —Quiero que me chupes fuerte... hazlo por favor— su voz era entrecortada por su respiración.
Me comí su vagina hasta más no poder, era claro el placer que le causaba a Luciana, ver sus muecas me decía que iba por buen camino, quité mi boca e introduje mis dedos despacio, para hacerlo duro, cada vez la respiración de Luciana se hacia más pesada, arqueaba su espalda, hacia movimientos de todo tipo, —Si, dale, así Jenni, me vuelves loca— sus gemidos eran más frecuentes. Estaba a punto de correrse cuando me suplicó —Penétrame con el arnés, rápido.
Tomé su pierna y la puse en mi hombro y la penetre, con embestidas lentas y rápidas, no dejaba de mover mis caderas, tomaba su seno y lo masajeaba. Lo curioso del asusto es que estos movimientos me estaban excitando y me preparaban a una segunda corrida.
—Más fuerte, más duro Jenni, estoy apuntó de correrme— me decía con visible excitación. Me le acerque lo más que puede y la dije: —Vamos! Luciana córrete para mi, dale.
Mis embestidas eran cada vez más fuertes y profundas, tanto que sentí como Lu, logró el ansiado organismo, arqueando todo su cuerpo y gritando mi nombre, para mi sorpresa yo seguí con mis movimientos porque logré unos segundos después llegar a mi segundo orgasmo... ¡Uff! OMG... Quedando exhausta y dejando caer mi cuerpo al lado de Luciana.
Ambas nos miramos con cara de satisfacción y con una intensa sensibilidad en nuestras vaginas. Las respiraciones estaban agitadas, todo el espacio olía a sexo, a lujuria, a pasión, al fuego...¿Amor? que nos consumió en ese momento.
No podía de dejar de ver a Luciana, tenía una sonrisa de oreja a oreja, no se si es que estaba como drogada por todo lo me hizo sentir y la veía más hermosa, o es que le sentaba muy bien el tener sexo.
Se paró de la cama desnuda y fue a tomar una toalla de baño, y notó que no le dejaba de mirar, —¿Qué me ves?— risas.
Contesté, —Lo hermosa que te ves después de tener sexo.
—¡Ay! Por Dios Jenni... igual gracias por lo que me toca... me voy a bañar— dijo— Ahí tienes toallas por si quieres ducharte.
Deje que se metiera al baño y cuando escuche la ducha abierta fui y decidí meterme con ella... Y bueno, volví a caer en sus brazos .
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