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Cap. 8 - SOBREDOSIS-

Estaba en mi oficina como a eso de las 6:35 de la tarde, prácticamente casi siempre estaba sola en esa área, ya que me quedaba hasta muy tarde trabajando, en eso entró el Comandante, Daniel Mendoza.

—Quiero que vayas a este lugar— coloca un folleto en el escritorio de un club nocturno, no era cualquier club era un local que estaba muy de moda en la ciudad,  donde iban personalidades públicas, desde artistas, pasando por políticos, empresarios, en fin, todo aquel que podía pagar un buen dinero podría entrar.

Se tenía la sospecha de que el dueño trabajaba con venta y distribución de estupefacientes, y también trabajaba con Romeo. 

Agarró el folleto y digo: —¡Waowww! La crema y nada de la delincuencia en el Club Fetén Night—lo miró asombrada.

—Si quiero que vayas con un par de agentes y llévate a Rodrigo te puede ser de utilidad, dijo, yo afirmé con la cabeza y le pregunté — ¿Qué quieres exactamente que hagamos en ese sitio? — pregunté atenta.

—Buscar pruebas, para meter a este hdp preso, tiene una pequeña banda que trafica droga en el local, tememos en dato de que son 4 mujeres y 1 hombre, una de las mujeres es Colombiana y se llama Zulema Gutiérrez es como la Jefa... Esto es una mafia Jennifer de nunca acabar—finalizó Mendoza.

Antes de irse yo tomé mi armar y empecé a reclutar a mis acompañantes, Mendoza se dio vuelta y me dijo, —Jennifer con mucha cautela, esto tiene que pasar desapercibido, lo más que se pueda, ok.

—Si Comandante, tranquilo que nada de ruidos—le dije con voz tranquila.

Logré reunir a mi equipo, le explique con lujo de detalle del operativo, teníamos que tener una logística, un plan para no desviarnos de los objetivos. Teníamos algunos nombres, solo íbamos a investigar y recoger información. Nos citamos en el local a las 10pm.

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Estaba en mi apartamento empezándome a arreglar, cene solo un Sándwich, algo ligero y en 1 hora ya estaba en el lugar, nos reunimos en un sitio un tanto apartados, dejamos nuestros carros como a dos cuadras del sitio y caminamos, la entrada estaba a reventar, había una coloca para entrar, pero afortunadamente, uno de mis compañeros tenía un contacto así que entramos sin problema.

Desde que entradas ya te vas ambientado al sitio, típico, luces por todas partes, olor a cigarro, música estridente y mucha gente de la alta, nos consiguieron una mesa donde podíamos visualizar el sitio perfectamente, el Club Fetén Night, tenía una particularidad, su edificación era como Centro comercial, que constaba de 3 piso, planta baja era la discoteca, 2do piso era como más Ambiente Lounge, con un salón de descanso donde el placer, la elegancia y comodidad, era un sello de calidad del local, muy utilizado por políticos y empresarios, el 3er piso era la terraza- restauran, ahí podrías comer en un ambiente totalmente elegante al aire libre y con una vista espectacular de la ciudad.

Nos quedamos por poco tiempo juntos porque había que desintegrarse, conmigo se vino Rodrigo al 2do piso, nos sentamos y cada uno pidió una bebida. Es lugar estaba bastante tranquilo para la hora en la que estábamos, hasta ahora no veíamos a nadie conocido, hasta que sentí que vibraba mi celular, lo tome y fui directo al chat donde unos de los agentes me decía, —Ven a plata baja ya tenemos al objetivo...— Le dije a Rodrigo que teníamos que ir a planta baja, salimos del sitio y bajamos las escaleras para encontrarnos con el equipo, unos de los funcionarios me nuestra la foto de la mujer que estábamos buscando y me dijo: —¿Esa es Jennifer, ¿Qué hacemos? —conteste muy convincente —Tenemos que acercarnos como si fuéramos clientes— unas de las agentes quién nos acompañaba Beatriz Sánchez dijo:—Voy yo, entre mujeres nos entendemos. 

Decidimos separarnos nuevamente, ahora con el objetivo a la vista y nos colocamos desde diferentes ángulos para también proteger a Beatriz, el sitio estaba muy oscuro, y la música estaba un poco alta, me quedé en una mesa cuando siento una manos que recorre mi espalda desde arriba hasta abajo y me dicen al oído, —Hola agente Campos—su voz muy sensual logró desestabilizarme hasta me que voltee y la miré, era Luciana, la mire con asombro estaba espectacular, un vestido rojo ajustado que terminaba con una minifalda que le hacía justicia a sus curvas y tacones puntiagudo altos, era todo un mujeron, ¡Dios Mío!

—¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí?— respondi con asombró.

—Llegué hace rato con unas amigas —me las señalo—míralas estamos detrás de ti. Y te vi sentada aquí y quise venir a saludar.

Le presente a Rodrigo, —Mira te presentó a un amigo, él es Rodrigo Saya— él extendió su mano y le dijo —¡Un placer!

—Y entonces que raro que no estás en tu oficina trabajando para mantener a la ciudad protegida —risas.

—No, solo vez en cuando tengo mi momento para divertirme. Y cómo no me contestaste para saber si estabas libre, acepte la salida con mi grupo.

—¡Ummm! Claro, bueno voy a estar en esa mesa, cualquier cosa me buscas.

Incline mi cabeza en acción de entendido, me moría por estar con ella a sola, pero no estaba en ese lugar por placer si no por trabajo, me había portado muy fría con Luciana, "¡OMG! Qué asco me doy, bipolaridad totalmente " —pensé en voz baja. Noté como iba desapareciendo de mis límites, hasta que Rodrigo llamó mi atención.

—¡Hey!, ¡Hey! Jennifer esa no es la Periodista del medio este.... este, ¿cómo se llama? — se quedó trabado.

—Ese mismo Saya, News no se que cosa—le contesté a duras penas— ¡Ah! muy original, ¿no? —Reímos los dos.

—Y ustedes tienen algo, porque sentí como una tensión, una cosa rara—tomo de su trago (era agua).

—En realidad no sé, no sé qué hay y que no.

—¡Ah! Pero es muy bonita... me gusta para ti.

Lo miré de reojo con media sonrisa de lado —Concéntrate Saya —dije.

—¡Mira! Jenni la verdad que yo en tu lugar sería muy difícil concentrarse, solo mira eso — me tomó de los hombros y me hizo mirar a dónde estaba Luciana con sus amigas.

—¡BASTA! SAYA... Hoy es trabajo—En eso vemos que viene Beatriz, nos dice que ha conseguido a la Colombia y ha logrado que le consiga droga.

Me miré con cara de asombro a Rodrigo y le dije: —¿Tan rápido? ¿Y cómo sabes que es quién la buscamos? -—ella colocó 4 pastillas en una bolsa en la mesa —Yo soy profesional Campos, resulta que empezó a coquetear conmigo y bueno eso me abrió las puertas.... Igual, tengo que trabajarla un poco.

Rodrigo le preguntó, —¿Qué significa eso?

-—Qué te voy a conseguir teléfonos, direcciones, en fin, mi querido Rodrigo... Estoy segura que ella tiene contacto con el dueño de este lugar—dijo Beatriz. 

Tenía mi vista puesta en varios puntos del sitio, y como dijo Rodrigo esto sería muy difícil de concentrarse en trabajo con Luciana aquí, vi pasar a mi Periodista con un chico, un poco mayor que ella, le calculaba unos 36 años, de buen físico, cabello rubio y piel bronceada, los vi colocarse en la barra para tomar algo, eso me hizo sentir muy incómoda.

De pronto se acercaron 3 mujeres y un hombre, una de ellas con un dialecto diferente al de nosotros, —Buenas, buenas... usted se me perdió —tomando a Beatriz por la cintura. Rápidamente me di cuenta que era la colombiana, Zulema.

Beatriz, nos presentó a sus nuevos amigos con nuestros nombres falsos,—Ellos son mis amigos, Miguel, Fernanda y otros que andan por ahí...—Ellos asientan con la cabeza y nos miran de arriba abajo.—¿Ellos también quieran de estos regalitos, sabes? —dice Beatriz.

A lo que la mujer manda a buscar con unos de sus acompañantes más pastillas.

Unas se las chicas que andaba con Zulema empezó a mirarme mucho, era muy bonita la verdad, pero mi fijación estaba compartida entre el trabajo y ver a Luciana que seguía con ese tipo en la barra, además riéndose mucho.  Aproveché la oportunidad de que esta chica me estaba viendo y me le acerqué, me presente formalmente y la invité a la barra a tomar algo, realmente mis celos se estaban apoderando de mí. Llegamos a la barra donde podía visualizar a Luciana muy cómoda con este fulano, mi plática tenía que centrarse en Natasha, que era la chica... muy guapa, por cierto. Empezamos a hablar y yo a sacarle información sobre posibles vinculaciones al narcotráfico, pero me era mi difícil porque cada dos de tres buscaba mirar a Luciana. Natascha empezó a ponerse como media mimosa tomándome con sus dedos el brazo, trataba de zafarme sin que se diera cuenta, pero insistía mucho. Así que empecé a hablar con ella y tratar de sacar información.

—¡Cuéntame! ¿De dónde eres? Te lo preguntó porque no tienes un dialecto de los Estados centrales.

—Se me nota tanto — respondió entre risas y tomó de su trago.

—Solo un poquito, no más.

— Soy Centroccidental.

— Y siempre andas con ellos —señale al grupito.

— Siempre, además, sabes por trabajo.

— ¿Y siempre frecuentan este club o van a otros a ofrecer sus servicios?

— Te noto cómo muy interesada en el asunto —risas— no serás policía. ¿Verdad?

Un frío atravesó mi columna vertebral, —Imagínate yo policía, ¡Ay! No que aburrido —risas— ¡Bebe! ¡Bebe! Un poquito.

—No bueno, tenemos sucursales, ¿sabes? Y aquí entre nos, el dueño es amigo de Zulema y todos ganamos... Además, por ser un lugar con clientes VIP ganamos muchos calientes.  

En eso se acerca unos de sus amigos a decirles que se iban, y Natasha hizo un gesto de desaprobación, pero sabía que tenía que irse, me dejó su número de celular por si la quería llamar, se despidió dándome un beso en el borde de mis labios y me susurro en el oído izquierdo,—Espero tu llamada—  tomé una respiración profunda y dije mientras desaparecía de mi vista, "¡Ay! Tan linda, que lastima que va a caer y no precisamente en mis brazos" —pensé.

Me término mi tragó de un solo tirón y cuando camino a mi mesa, siento una mira matadora sobre mí y cuando veo que es Luciana que se había devuelto a su mesa con las amigas, dije en mi mente, ¡OMG! Pero... pero y esta... en qué momento se fue?

Cuándo llegué a mi mesa, Rodrigo estaba solo bebiendo de su agua—¡Por Dios! Saya no te has despegado de esta mesa, anda a estira las piernas.

—Mi trabajo no es desde aquí Jennifer, yo tengo esperar a que ustedes me traigan, números, nombres, direcciones... honestamente no sé qué hago aquí —dijo en tono molesto con aburrimiento.

En eso entra a escenas intempestivamente, Beatriz, —No, si es que cuando el niño tienes razón, yo se la doy... —mira —le coloca un papel con unos nombres en la mesa.—Rodrigo pregunta,  —¿Qué es esto? —toma el papel y lo lee mentalmente.

—No te estas quejando que tu trabajo empieza con números y nombres... ¡Bueno! Ese es otro de los que trabaja con esa banda, averigua —dijo Beatriz.

Mientras los chicos hablaban, me fui al lado de Beatriz porque me daba mejor visión a la mesa de Luciana. — Yo hablé con la otra chica y me dijo que el dueño es amigo de la Zulema y está en el negocio, de hecho, me dejó su número...—dirijo mi mirada hacia Rodrigo y le digo, —número que te doy mañana.

Beatriz nota mi intranquilidad hacia la mesa de al frente, —y bueno a ti qué te pasa? Qué tienes como un tic nervioso en mirar hacia allá. ¿Um?

—Es que no te das cuenta, la Periodista esta allá y no le quita los ojos a esta —dice Rodrigo.

—Ahhhh! No me jodas... Ya me lo confirmaste sabía yo, que estas tenían cable pelao. —risas—dijo Beatriz.

—¡Bueno! Lo tienen, pero las dos andan con un ninguneo—refutó Rodrigo.

En eso me bato un poco y digo. —¡Bueno! Basta a los dos. Respeten— entre ellos se miran y se ríen a carcajadas.

—Qué par de pendejas las dos—escucho decir a Beatriz—Anda invítala a bailar, a tomar un trago, que se yo. —me dice en tono incitador.

Reniego con la cabeza, —No puedo, estamos trabajando. 

—¡Ay! No mames —dicen los dos —Qué pendeja eres— dice Beatriz.

En eso cambió el rumbo de la conversación porque dos de los agentes qué también nos acompañaba se reunieron con nosotros y hablaron de la información nos traían.

Aun qué estaba hablando de trabajo mis sentidos estaban atentos a los movimientos de Luciana en eso veo que se va sola a la barra y mi mirada no dejaba de seguirla, cuándo solo a los segundos veo un tipo diferente al anterior que se le acerca, mi respiración empieza a tornarse rápida y pesada, cuando escucho una voz suave que me dice al oído —Anda y mueve ese trasero Jennifer Campos, no seas mamerta, ve carajo —veo a Beatriz y le lanzo una mirada afirmativa.

Voy con pasos firmes y me situó al lado de Luciana y le digo al fulano este, —¡Disculpa! Pero ella está ocupada, viene conmigo—la mirada del hombre moreno fue penetrante, pero entendió y se fue rápidamente.

—¡Perdón! —dice Luciana, en tono de asombró —Desde cuando yo ando contigo que yo me enteré.

-—Desde este momento andas conmigo porque te voy a invitar una copa, ¿Qué quieres? —le dije con voz convincente.

—Waowww! La agente Campos dominante —risas—¿Qué? Ya te cansaste de tu amiguita—dijo sarcásticamente.

—Así cómo te cansaste del tuyo, Ríos... Anda dime qué quieres tomar— le pregunte acercándome sutilmente y a la vez embriagándome con el olor rico de su perfume.

—¡Ok! Un Cosmopolitan—Y como yo estaba de trabajo me pedí solo una cerveza light y un vaso de agua. El barman nos pasó nuestras bebidas y empezamos a charlar.

—¿Por qué no me llamaste esta mañana? —me le acerqué a su oído, la música estaba muy alta.

—No me quiero, ni te quiero complicar Jenni... me lo dejaste muy claro la otra noche.

—Si, claro. Pero eso no quita que me gustes... Además, tú también me saliste con unas de las tuyas.

—¡Ah! Ves, las dos estamos a manos. ¡salud!— dijo alzando su copa.

— Y lo que casi paso la otra noche. ¿Qué fue? —en eso me interrumpió y se levantó de su asiento.

— ¡Ay! Ven. Vamos a bailar... me encanta esa canción.

—¡No no! Imposible, tengo dos pies izquierdos.

—Bueno si no vienes, bailaré sola. ¡Chau!

Al filo casi de la media noche la pista estaba a reventar, al fondo el DJ hizo encender a todos con el nuevo tema del momento de Maluma, "Sobrio", le seguí los pasos a Luciana, hasta que la tomé de la cintura y mis manos bailaban al compás de su ritmo, ella colocó sus brazos en mi cuello, nos vimos a los ojos de cerca, sentía que me perdía en su mirada, su cuerpo se pegaba más al mío, las luces bajaron un poco y rápidamente podíamos entrar en un ambiente de intimidad total, pase mi brazo por su espalda recorriéndola con mi mano, ella me tocaba los labios y me llevaba más hacia a ella, de pronto empezó a cantar parte de la letra de la canción al oído, me hacía explotar de deseo.

"Ya que sobrio no me da

(No, no, no, no)

Por eso te estoy llamando

Tengo la necesidad de saber cómo te va y si aún me sigue amando, lo he intenta'o

De repente Luciana cambio la letra de la canción para decirme, —Me excitas mucho Jennifer, quiero estar contigo.... ¡Sácame de aquí!

Sentía ni corazón que iba a estallar ahí mismo, la miré a los ojos y le pregunté si estaba segura a lo que respondió, —Me la debes bebé...

—Nos encontramos a la salida—le dije... Me dirigí a la mesa dónde estaba mi grupo y toda exaltada le dije a Beatriz lo que había sucedido, —¿Qué haces todavía aquí Campos? anda ve y divierte.

-—Pero yo vine a otra cosa-— le contesté toda confundida pero emocionada también.

—Si serás pendeja Jennifer, la tipa te está pidiendo que la saques de aquí... ¡Llévatela! -—dijo desesperada Beatriz.—Además, yo creo que aquí no tenemos nada que hacer te cubrimos, ¡Anda Ya!

Le di las gracias a Bea, le di un gran beso y me fui sin despedirme ni de Rodrigo. Minutos después encontré a Luciana en la puerta del estacionamiento y le pregunté—¿Qué paso con tus amigas?

—¡Ah! Les dije cualquier cosa, eso no es problema... —Fuimos a donde estaba mi camioneta, le abrí la puerta, después me monté, prendí el carro y Luciana me tomó desprevenida y me dio un par de besos muy apasionados, me dijo, —¡Vamos a mi apartamento! 

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