Abrí mis ojos después de escuchar que llegaban varias notificaciones en mi celular, la habitación estaba un poco iluminada por la claridad de los rayos del sol que se colaban en el espacio. Me voltee un poco hacia un lado para ver el rostro tan angelical de mi Luciana qué todavía dormía, me acerqué de poco para darle algunos besos sobre su mejilla, sus ojos, su boca, ella se fue estirando y asomó una pequeña sonrisa.

—¡Hola! Señorita Ríos. ¡Buenos día! —bese su hombro.

—Buennnn diaaaa, mi amor, que rico es saber que despierto a tu lado.

— ¡Ah! Si, te gusta, —le di un beso en su mejilla —Pues a mí me fascina. Por cierto, anoche me diste el mejor sexo de mi vida, para terminar haciendo el amor, lo disfrute al máximo, eres una diosa.

— Lo se bebé. —risas— te vi disfrutar y eso hace que me excite más.

 Tuvimos una sesión de besos y caricias hasta que fuimos interrumpidas por una llamada en mi celular, —Grrrr... a veces no me gusta mi trabajo— dije. Fui a tomar el celular y me di cuenta que el reloj marcaba las 7:50 AM, conteste, era Rodrigo para avisarme que teníamos cita en el penal para ir a ver a Efraín a las 10 de la mañana. Hablamos unos asuntos y colgué la llamada.

Me senté en el borde de la cama, para ver a Lu colocándose un camisón y haciendo su rutina matutina.

—¿Vas a ver a Efraín?

— Sip. Ya Rodrigo saco la cita.

—Y por fin, ¿Cómo va a quedar su situación judicial?

—Tiene que seguir cumpliendo su condena, pero el juez considero el caso por su colaboración en la PM y se le va a commutar a una pena menor.

Y por eso quiero ir a verlo, aunque ya el abogado lo debe de tener al tanto de su situación. Después de hacer nuestras rutinas, nos sentamos a desayunar y noté a Lu un poco como distraída, sentía que quería decirme algo, pero no se atrevía o no quería tocar el tema, hasta que le pregunté.

—Algo tiene esta cocina que hace que la gente cambie su vibración.

—Por qué lo dices, no entiendo, —dijo Luciana frunciendo su ceño.

—Porque muy habladora en la habitación y ahora estas como ida. ¿Dime que te pasa?, ¿En qué piensas? ¡Cuéntame!

Tardo un poquito en decirme, pero a la final  lo soltó sin filtros.

—Que he estado pensando en la propuesta que te hicieron para irte a Estados Unidos y honestamente no estoy segura si puedo llevar una relación a distancia. —Lo dijo un poco triste.

"¡Bingo! Sabía que no iba a aguantarse por mucho tiempo esto", —pensé.

—¿Por qué no creés en ellas? — Le pregunté, mientras me paraba de mi asiento para irme a sentar a su lado. Ella fijo su vista y la coloco en mis ojos, tomándome de mi mejilla suavemente.

—No se Jenni, nosotras apenas tenemos poco tiempo de estar juntas y creo que la distancia puede hacer que perdamos el interés, tu tendrás en cosas que ocuparte y yo igual, no nos vamos a ver a los ojos, así como lo estoy haciendo ahora, no voy a poder sentirte, y por más que tengamos mucha tecnologías y redes sociales el interés se va perdiendo. —se paró tomo su plato y cubiertos para dejarlos en el fregadero.

—Eso sin contar que te necesito Jenni, necesito hacer el amor contigo, tener sexo salvaje durante horas como por ejemplo ayer. Y te podría seguir dando más razones por las cuales estar contigo. Honestamente no se si podré con una distancia de por medio. 

Mientras ella estaba por la cocina, la miraba atenta y procesaba todo lo que me decía. Hasta que se volvió a acercar y se volvió a sentar a mi lado tomándome las manos.

—Pero también sé que no puedo ser egoísta contigo, es tu carrera, son tus sueños y no puedo bloquearlos. Es una lucha interna que tengo Jenni, —sus ojos se le aguaron —Y si sientes que he sido fría o que no me ha importado y te he dado una señal equivocada, es porque no quiero sufrir... Yo me enamoré de ti Jennifer Campos.

Mientras que me contaba todo tragaba grueso, no quería que me viera que estaba sufriendo con su confesión. La tomé y la abrase para después darle un beso apasionado sin mediar palabra.

— Mi Lucy hermosa, quiero que sepas que procese cada y unas de las palabras que me acabas de decir, y todas, todas son ciertas, y concuerdo contigo en todas, porque si fuera lo contrario estaría igual que tú...

Tomé aire para pensar bien mis palabras. —Quiero que sepas que también estoy enamorada de ti y que no pienso dejarte, o por lo menos por un largo, largo tiempo... ¡Vamos! Hasta que estemos viejitas, —sonreímos las dos. —Yo tengo que salir, pero te juro que esta conversación la vamos a tener en la noche y la vamos a finiquitar. Ok.

Ella asentó con la cabeza y nos dimos un beso. Ambas teníamos trabajo que hacer, ella tenía que ir al canal y yo al comando. Así que terminamos para salir y dirigirnos al estacionamiento, darnos un beso y entrar en nuestros carros.

—Te amo —me dijo Luciana —No dejes de mandarme un masajito, que ya te extraño.

—Yo te amo más. —le respondí. —Tranquila que te mando esos mensajitos sexys que tanto te gustan —risas y beso.

Es impresionante como el ser humanos cuando se enamora realmente puede cambiar el orden de sus prioridades, puede cambiar hasta su forma de ser....solo un poco, tenía una mezcla de sentimientos, por un lado estaba emocionada porque descubrí que a Lu si le hizo ruido el saber la posibilidad de separarnos, triste porque no me gusta verla preocupada, así que ya que se había abierto conmigo tenía que resolver esta situación lo más satisfactorio posible para ambas.

Porque si hay algo de lo que estaba segura, era que a mi Luciana no la iba a dejar, pero tampoco dejar esta oportunidad de trabajar en la DEA, yo voy hacer todo lo posible para que el universo se alinee a mi favor para hacer las dos cosas.

Tener el amor y el trabajo de mis sueños, ya era hora que la vida me devolviera la felicidad que un día me quito.