Después de pasar por unas semanas intensas por todo el revuelo mediático que se le dio a la muerte de Romeo, líder de la banda de los zurdos y su desarticulación inmediata, me sentía extraña, con un vacío enorme que me había dejado con una sensación de intranquilidad, pero es que este tipo de trabajos tiene un costo que paga y después de años de estar en constante estrés, de casi vivir obsesionada con la captura de un hombre que estaba haciendo gran daño a la sociedad y como agente de la PM nuestro deber es atrapar a los malos, no dormía ni comía bien, así que me dispuse a retomar mis sesiones con mi psicóloga como una vez el Comandante Daniel Mendoza me lo sugirió, estaba pasando por una crisis post traumática.

Hablar con mi psicóloga, me ayudo paso a paso a retomar mi vida, mi rutina. Entendí que todo ese odio, ese malestar que por años estuvo conmigo tenía que dejarlo ir, tenía que enterrarlo junto con Romeo. No había sido un trabajo fácil y la peor parte se la ha llevado mi Luciana, ya que muchas veces discutíamos sin razón alguna, tenía un miedo de que ella saliera sola a la calle y la empecé a acosar casi a todas horas para saber dónde estaba...En fin, me volví como en una especie de bulto pesado, pero ella siempre estuvo ahí y sigue estando ahí, de eso se trata el amor, ¿No? De estar en las buenas y en las no tan buena.

Me encontraba en mi oficina y el reloj de pulsera marcaba las 11:20 AM, cuando se abrió la puerta y era el Comandante. 

—¡Hola!—aparece asomando su cara, — ¿Puedo entrar?

—¡Ja! Tu pidiendo permiso —Risas—¡Claro! Pasa.

—¡Oye! Me dejas muy mal parado con ese comentario... Pensé que te reincorporarías la próxima semana. —lo dijo mientras se sentaba en la silla frente a mi escritorio.

—No, tengo mucho trabajo aquí y quiero empezar a organizar todo.

— ¡Claro! —dice pensativo —Jenni me gustaría hablar contigo sobre un par de cosas.

— ¡Ah! Bueno soy toda oídos. —le dije mientras cerraba mi laptop y fijaba mi mirada a él.

—Primero, quiero felicitarte a ti y a tu equipo por el excelente trabajo que hicieron todo este tiempo para capturar al principal líder de esta banda.

—¡Oh! Gracias , pero por favor, es nuestro deber.

—Si, es el deber, pero también están las ganas y la voluntad de querer hacerlo y tú y tu equipo la verdad que se la jugaron. ¡Buen Trabajo!

—Exactamente, tu lo has dicho, todo el equipo. Y las gracias es en nombre de todos.

—Pero sabemos que esto es un cuento de nunca acabar y tenemos que seguir desarticulado bandas, de los hombres de Romeo que fueron capturados han hablado y tenemos información para ir contra otras personalidades políticas que están involucrados en hecho delictivos... pero ya nos pondremos con eso.

Lo miraba atentamente y afirme con mi cabeza.

—Segundo, quiero hablarte de una llamada que recibí de Estados Unidos de un colega de la DEA, te quieren allá Jenni.

Abrí mis ojos por el asombro de la noticia que me estaba dando.

—¿Cómo? ¿Cómo que me quieren allá?

—¡Sip! Al parecer el trabajo que hiciste con tu equipo causó buena impresión y te quieren tener con ellos.

La vida se trata de tener objetivos y mientras que vas creciendo esos objetivos pueden ir cambiando, tenemos objetivos personales, profesionales y siempre estamos mirando hacia el futuro, a veces fantaseamos con la idea de vernos en cinco, diez y hasta veinte años. Pues mi objetivo desde que empecé en este "negocio" era ser parte de la DEA y por fin el universo sentía que me había escuchado.

Tengo todo para salir de este país y dirigirme a mi sueño, nada me lo impedía, era una profesional en todo sentido, me sentía la mejor... aun que pensar eso, es verdaderamente egoísta de mi parte, pero la realidad es que me he preparado para ser quién soy hoy en día y ME LO MERECÍA... Pero si esto es así, entonces porque siento como raro, algo no me terminaba de cerrar, algo no me convencía. ¿Qué es?

—¡Uff! —me hice para atrás en mi silla —No te lo puedo creer Daniel, no sabes la cantidad de veces que había soñado con un momento así.

—¿Pero?— él sabia que había un detalle que no me permitía estar totalmente feliz. Daniel me conocía.

— Es que no se — me levanto de mi silla y empiezo a caminar en medio de la oficina. —Yo tengo mi lugar aquí.

—¡Ajá! Y también lo puedes tener allá —dijo.

—Aquí gozo de cierta estabilidad, y todo lo que he construido.

—Estabilidad la puedes tener en cualquier sitio, bien con lo que has construido que igual lo puedes hacer allá.

—Jennifer todavía no me has dado una respuesta convincente—dijo levantándose de la silla y avanzando a la puerta —Así que yo te dejó para que medites y tomes está oportunidad, ¡Adiós!

Daniel se había ido y me había dejado muy pensativa, sin duda alguna, esta era una oportunidad, era mi oportunidad. Pasaron unas horas y entre pensado en la propuesta y ordenando trabajo decidí hablar esto con mis compañeros, que bueno, en realidad eran más que eso ya habíamos pasado ese nivel... Rodrigo y Beatriz eran mis amigos, así que los llamé y los invité a almorzar. 

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Gran parte de nuestra reunión se nos paso entre risas y anécdota, hasta que tomé un vaso de agua, me aclaré mi garganta.

—Bueno chicos, gracias por aceptar mi invitación, de verdad siento que después de toda esta locura necesitaba hablar con ustedes.

—Si, si, la verdad que fue rudo todo este tema de Romeo. Así propongo un brindis, ¡Salud! —levantando su copa.

— ¿Pero? —Risas—Voy a decir como el Comandante exclamó Beatriz—¿Qué pasa? No, embarazaste a la Periodista —Risas de Bea y Rodrigo.

—¡Ay! Qué mal, pero no, no he llegado a eso —Me burlo y me río de mi misma. —No, no el tema es que Daniel fue a mi oficina y entre las cosas que hablamos fue que hay una posibilidad de ir a trabajar con la DEA en Estados Unidos.

—¿WTF? ¿En serio Jenni? Imagino que ya estas empacando maletas. ¿Cuándo te vas? —dijo un Rodrigo muy emocionado.

—Pero mujer que haces aquí, no te veo en el avión —dijo Beatriz con un tono enérgico y emocionada.

— ¡Si, Claro! —bajando un poco la mirada.

— ¡Ay! Qué pasa Jenni, te veo como insegura o es cosa mía. Por qué yo estaría feliz. ¿No?— Rodrigo apoyó su mirada en Beatriz.

La verdad que veía la emociona de mis amigos al darles la noticia y no es que no estuviese feliz, porque lo estoy, pero no.

—La realidad es que la noticia me cayó un poco pesada, pero...—hago una pausa—Es raro, muy raro.

—Amiga, sabes que estamos aquí para lo que sea, ¿No? —dijo Beatriz con voz amigable y tomándome de la mano —Así que habla, porque evidentemente nosotros no vemos lo que tú estás viendo.

En eso me suena una notificación del teléfono me disculpo con los chicos, —¡Perdón! voy a ver quién es —me doy cuenta que es un mensaje de Luciana, invitándome a salir esta noche, acto seguido les muestro el celular a mis amigos. —¡Miren! Ella es mi límite.

Beatriz hace un gesto de afirmación, —¡Ah! Ya entiendo...ya entiendo por donde va la cosa. 

—Qué bien porque no entiendo—dijo un desubicado Rodrigo.

—¡Ay! Qué ver, que a ti te sacan de tu computadora y no entiendes nada de las relaciones humanas, Rodrigo—le dijo asombrada Beatriz.

Hecho que Rodrigo no le discute a Bea, porque sabe que es verdad.

—Amiga esto lo tienes que hablar con Luciana, no te queda de otra, ¡Waow! Si la verdad es que yo estuviese igual, pero es tu carrera profesional y a veces las oportunidades llegan solo una vez— dijo Bea.

— Ok, entendí... Bueno, pero por que tanto drama, calculó que te la puedes llevar. ¿No? — Rodrigo sugirió algo que no había tomado en cuenta.

—Eso es lo que no lo sé, como lo vaya a tomar y si querrá venir conmigo.

—¡Mira! Piénsalo unos días, tampoco tanto y después lo hablas con ella— finalizó Beatriz.

Esa noche salí con Luciana después de unas semanas súper agotadoras y solo pensaba, "Qué jodido es el amor" Que pasas de tomar tus decisiones sin pensar en nadie y cuando te enamoras muchas veces tus decisiones las tomas pensando en tu persona especial.

Estaba en una etapa de mi vida experimentando sentimientos que nunca había sentido por nadie, me encontraba en una relación afectiva con una mujer espectacular y ahora el destino me ponía una nueva prueba, que si esto se hubiese presentado hace algunos años atrás, en este momento ya estaría montándome en un avión como me dijo Beatriz y ahora estoy pensando en si tomarla o no, por no querer alejar al amor de ni vida. Por eso digo, ¡Qué jodido es el amor!