Cap. 13 - VIEJOS ENEMIGOS-
Efraín
Había contactado con Romeo, gracias a la ayuda de la PM (Policía Militar), él no sabía que yo había salido de la cárcel, «Todos sabemos que no lo he hecho, es solo un pase temporal» pero mi amigo tenía que creerlo así. Empecé a colaborar con la PM desde que estoy en la cárcel, pero en realidad lo hice y lo sigo haciendo por Jennifer, aunque para mi seguía siendo Aranza, no importaba cuánto tiempo hubiese pasado, era un tiempo en el cual quería volver para cambiar ciertas cosas de mi vida.
Mi plan era hacerle creer a Romeo que me quería vengar de Jennifer por todo lo que me había hecho y para eso quería saber si podía contar con él.
Nos encontramos en un antiguo Salón de Fiestas abandonado, mismo que serviría hace un parte de años como el sitio de eventos preferido por las personas de un alto poder adquisitivo, el mismo que premeditadamente busque para orquestar mi plan.
El Hotel Monarca Imperial fue unos de los hoteles más buscado en la época de mayor abundancia del país, en dicho Salón se celebró lo que sería el mejor día de una niña o señorita, sus 15 primaveras, no había familia que no quisiera celebrar los 15 de sus hijas en este lugar.
Pero para Jennifer fue un horror, porque fue el escenario de la masacre donde fallecieron sus padres, algunos de su familiares y amigos. Por eso al enterarme de esa historia la quise y quiero ayudarla.
Por supuesto que no estaba solo en el lugar, si bien no tenía a nadie físicamente a mi lado estaba custodiado por varios agentes de la PM, que veían mis movimientos, escuchaban mis palabras y sentían mi respiración acelerada, tenía los pasos contados. Y es que los agentes estaban solo a kilómetros de donde estaba parado, tenía que moverme con mucha cautela, tenía que ganarme la confianza de Romeo. Había mucha seguridad a mi alrededor no sólo la de la PM, si no la de Romeo, aunque más rudimentaria pero igual de letal, todo podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos, estaba muy nervioso, me sudaban las manos, pero mi expresión corporal decía todo lo contrario, ¡Já! Era un Dustin Hoffman de la actuación.
-No lo puedo creer, pensé que no nos volveríamos a ver mi amigo y hermano- dijo ROMEO dándome un abrazo con algarabía.
- Cómo en los viejos- le respondí al abrazo.
-¿Cuándo saliste del penal?--me invitó a sentarme en esa inmensidad de espacio.
-¡Umm! Hace poco en realidad... ¿Tú cómo estás? Me he enterado de algunos golpes que te han dado.
Cambiando el semblante pasando de la visible alegría a la rabia.
-¡Esos malditos! De la PM metiendo las narices donde no le incumbe... Tengo unas ganas de descargar este bebé- señalado su arma-En el cuerpo de Daniel Mendoza.
Lo miraba y escuchaba atentamente, sin interrumpir su ira hacia la PM. Es que era verdad, ya la banda de los zurdos estaba moralmente desactivándose.
-He estado pensando en una idea que tengo y no se si tu me podrías ayudar- le comenté con mucha cautela.
-Sabes que esas ideas tuyas tienen un precio... Y honestamente no creo que estés en condiciones de pagar ni siquiera 20$-lo dijo como en un tono de burla.
-Es verdad, acabo de salir de la cárcel y no tengo nada. Pero sé que te convendría quitarte un obstáculo de tu gran caminó, ¿o me equívoco?-trataba de intimidarlo y despertar a ese asesino que había dentro de él.
-Ok. ¿Qué sugieres?- preguntó con cierto grado de interés.
-Quitemos a Jennifer Campos del camino... ella sea ha convertido en un eslabón muy importante en el cuerpo de la PM y exceptuado a Daniel Mendoza, yo estoy casi seguro que Campos va a quedar como Comandante de la PM y si eso es así, sería un problema.
Romeo se levantó de su silla y empezó a caminar en círculos procesando todo lo que le decía, y es que Jennifer para Romeo se había convertido en un trabajo no finiquitado, ya que su objetivo para aquellos años del 2000's se tenía la orden de matar a toda la familia Campos Miranda, pero los planes no se ejecutaron a la perfección y Romeo sabía que esa señorita ya se había convertido en toda una mujer que estaba obsesionada con meterlo a la cárcel... Ya su cabeza tenía un precio.
-La verdad que la tengo entre ceja y ceja -se sentó nuevamente en le silla y me dijo muy convencido con sus ojos encendidos de adrenalina -Ok. Lo haremos, pero como yo diga.
Con un poco de paciencia y saber hacer las cosas a este psicópata lo iba a manipular, pero no sería por mucho tiempo, por eso había que movernos rápido.
-Perfecto. Pero déjame sugerirte este lugar como escenario, aquí -me levanté de mi silla, abriendo los brazos con majestuosidad -Aquí empezó todo y es justo que termines lo que empezaste aquí. ¿Qué te parece?
-Si, recuerdo este sitio, ¡Waowww! De verdad lo tienes calculado todo -dijo asombrado Romeo- Solo es tu estilo -dije con cierta reverencia.
-Ok, pero hagamos las cosas con cautela, quiero ver el pánico de esta perra en sus ojos -con una sonrisa de medio lado cínica -voy a mandarles regalitos.
-¿De qué clase?
-Se me ocurre mandarle flores con su nombre, como si te tratara de una corona fúnebre y una nota...
La Conversación se había extendido más de lo que esperaba. Me fui del lugar, con la promesa de estar en contacto con él. Romeo iba a estudiar todos los movimientos de la agente para precisarla un poco más y para eso iba a seguirla a todos días hasta llegar el momento de secuestrarla.
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Después del encuentro con Romeo tenía una sensación extraña, era como volver a vivir en la piel de aquél Efraín que no quería volver. Aquél asesino en que me había convertido matando capaz a la única persona que en realidad me había querido tal y como era, Carlos, siendo ese ¡Chico Malo! Del que tanto me repetía mi padre.
Solía pasar mis noches pensando en la última mirada de súplica que me dio Carlos antes de ordenar que lo mataran, solía pasar mis noches en un cuarto de un hotelucho con custodia policial las 24h, salía salvó si me necesitaban en el comando, de resto, arresto domiciliario y ahora tenía que ser lo más cuidadoso, porque no sólo tenía vigilancia de la PM, si no que de seguro también había vigilancia por parte la gente de Romeo.
En fin, todo era vigilado en mi vida, después de vivir con la libertad a plenitud, ¡Bueno! Lo que pensaba que era libertad a través de redes sociales.
Por qué, ¡Si! Esa es la ventaja de las redes sociales, te permiten tener una felicidad ficticia, muy posiblemente lejos de la vives en tu vida real, te permite tener amigos, miles y miles de amigos, o seguidores como los llaman en otras redes. Por eso ese bien dicho que dice, ¡Te deseo toda la felicidad que tienes en IG!
Es decir, te permite vivir una Second Life, como el juego de Internet. Pero no seamos injustos con sus creadores, las redes sociales son un medio de comunicación muy poderoso, que, si lo sabes usar bien, puede traer excelentes resultados.
Mis redes sociales fueron desactivadas, lógicamente, ya no se me permite tener ninguna red abierta, así eso me da la oportunidad de VIVIR MI VIDA, sin estar pendientes de Like, comentarios, en fin.
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