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una ayuda inesperada

Era un día normal para cierto chico de peinado extravagante, su relamido estilo de mango chupado era lo que más lo hacía destacar del resto de gente común, aún con su cómico aspecto era alguien temido y respetado ya que pertenecía a la pandilla más poderosa, los 5 de misso, o eso es lo que su imaginación le ayudaba a creer.

La realidad es que él junto a sus 4 amigos del instituto solo eran el saco de boxeo de un grupo de adolescentes de grados mayores el cual se la pasaba realizando apuestas en peleas clandestinas junto a su grupo de simios que tenía por seguidores.

Lamentablemente por culpa del primo de Takemichi los 5 amigos fueron golpeados y obligados a pelear en esas batallas ya que necesitaban carne fresca para hacer más interesante las peleas.

Se decidió que la siguiente pelea sería de Takuya un chico de cabello castaño claro y largo que tenía complexión delgada y muy débil se enfrentara a un simio que le ganaba por dos cabezas y tenía más musculos que cabeza.

Las apuestas ya estaban echas desde el día anterior, era un todo o nada, todos apoyaban al peleador musculoso por sobre el débil contrincante, se reunieron en el parque de siempre a la hora acordada para iniciar la batalla pero algo extraño estaba pasando. . .   No pasaba nada, literalmente, la pelea nunca inició debido a que uno de los contrincantes no se presentó.

Contrario a lo que muchos hubieran esperado el peleador faltante no fue Takuya, fue el rival por el que todos apostaron que ganaría, intentaron comunicarse con él para saber el motivo de su falta pero no había respuesta.

Debido a que kyomasa no deseaba perder su dinero que ya había apostado decidió que lo mejor era posponer la pelea y buscar al cobarde que arruinó sus planes.

Pero ¿Por qué no se presentó a la pelea? Eso es algo fácil de responder y se remonta al día anterior justo cuando el sol se estaba ocultando, aquel musculoso pandillero se encontraba acosando a jóvenes más débiles en medio de una calle poco transitada en la que por desgracia para el cierto peliplata debía transitar para llegar a su hogar.

Al momento en que ambos cruzaron miradas sintieron dos emociones distintas, necesidad de poseer a la joven platinada aún si tiene que ser por la fuerza y una increíble repulsión por el aspecto del contrato y por sus actos tan bajos.

Cómo si le hiciera una invitación para cumplir su deseo el peliplata le dió una sonrisa amable y un poco coqueta mientras caminaba a un solitario callejón, el pandillero impulsado por su segunda cabeza no tardó en ir tras la colegiala.

Una vez estando ambos dentro del oscuro callejón el maleante solo se dedicaba a contemplar a la joven delante de él, comenzando por sus ojos cristalinos tan hipnóticos que no podía dejar de verlos, siguió bajando la vista a su cuello tan blanco como la nieve, siguió bajando un poco más y aunque  a simple vista no pudo calcular el tamaño de la copa de sus pechos debido a que su uniforme era holgado el imaginaba un tamaño considerable, siguió bajando y detuvo su vista en sus piernas de ido a qué se estaba levantando lentamente la falda dejando ver cada vez más piel.

Mientras se concentraba en eso no se dió cuenta de que al momento de levantar la falda tomó la navaja mariposa que tenía atada al muslo y con calma y a paso seductor movía las caderas mientras se acercaba al pandillero, ya estando a unos centímetros de distancia el pandillero la tomó de la cintura para poder cargarla y seguido de eso la tomo de las nalgas apretandolas para conseguir una reacción de ella, Julius para tener mejor agarre decidió enredar sus piernas a la cadera contraria haciendo algo placentero para ambos varones, al momento de ejercer fuerza con sus piernas junto ambas entrepiernas causando un cosquilleo en los miembros de ambos varones, la sensación le agradó, aunque no era de su agrado la pareja que tenía en ese momento para poder hacer ese acto.

Se fue acercando lentamente a la cara del contrario robándole un beso que se volvió intenso en menos de un segundo, al momento de que el pandillero introdujo su lengua en la boca del contrario Julius aprovechó la oportunidad y mordió su lengua en medio del beso sin dejar que el contrario pueda escapar del beso, aprovechando el echo de tener prisionera la lengua contraria utilizó la navaja para cortar su lengua quedándose con el pedazo cortado aún en la boca.

El pandillero al sentir el ardor de la cortada se dejó caer de espaldas debido a la impresión y el dolor punzante en su boca, en un intento por gritar Julius volvió a juntar ambas bocas para callar los gritos del musculoso y por qué el saber metálico de la sangre le había gustado tanto como si fuera cualquier jugo de frutas.

El pandillero intenta quitar a su atacante de encima suyo sin embargo al momento de poner una mano en el cuello del menor lo único que consiguió fue una mordida en el labio y una puñalada en la mano.

- Por favor, deja de ser un niño malo y simplemente déjame divertir un momento contigo, de todos los pandilleros que visité por las noches eres el único que logró causarme placer sin necesidad de rogarle - mencionaba el platinado con una voz aterciopelada mientras  movía sus caderas encima de su víctima, el rose de ambas intimidades hacia que ambos chicos se exiten y se pongan duros aún sin estar en la mejor situación para tener relaciones.

Julius volvió a besar nuevamente al pandillero el cual aún estando sin lengua y con un gran corte en la mano seguía exitandose cada vez más por los roses que el peliplata provocaba en ambas intimidades.  Cómo último recurso desesperado y ya afrontando su destino llevó sus manos a su pantalón y lo desabrocho dejando al aire su miembro el cual era de tamaño promedio.

El platinado al sentir esa acción por parte del contrario decidió conceder su último deseo y darle placer antes de enviarlo al otro mundo, dirigió sus manos a su falda y sacó su miembro de su ropa interior juntando ambos penes y tomándolos con una mano comenzó a masturbarse creando fricción entre ambos miembros, sin dejar de besar al hombre debajo de él seguía masturbandolos simultáneamente mientras seguía bebiendo la sangre que no paraba de salir de la boca contraria.

El hombre musculoso sintiendo cada vez más cerca su orgasmo y su muerte comenzó a mover sus caderas simulando embestidas y tomando al platinado de las caderas hasta que en el momento de ambos llegaron al climax el pandillero dejó de respirar debido a la gran pérdida de sangre.

El joven platinado al llegar a su climax se separó de la boca contraria y se puso a analizar lo que acaba de hacer, el masturbarse no solo frente a otro hombre si no también al momento de un asesinato, un sentimiento inexplicable surgió en su interior, estaba por quitarse del cuerpo contrario cuando movió su cadera y volvió a crear fricción de ambos miembros lo cual al estar sensible debido a su anterior orgasmo le causó nuevamente una mini erección y aprovechando el cadáver contrario lo profanó.

Tomó la mano contraria y la puso en su miembro, con el toque frío del cadáver le recorrió un escalofrío por toda la espalda y la pelvis, comenzó a mover las caderas simulando embestidas sujetando la mano contraria hasta que llegó nuevamente a su climax manchando la camisa del contrario.

Después de recuperar un poco el aliento comenzó a desnudar el cuerpo del pandillero y a cortar trozos de carne y músculos que utilizaría en platillos o simplemente tiraría las partes que sabían mal a los perros.

Una vez terminado el trabajo de descarnar y guardar los restos inútiles se dirigió a su escondite de restos y después se dirigió a su casa a preparar la cena.

Kyomasa seguía tratando de encontrar a su campeón, pero nadie lo había visto.

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