Kisaki estaba muy enojado, sus planes no salían como deberían, primero ozanai desaparece y ahora no hay nadie lo suficientemente importante como para provocar una pelea en la toman que los haga tener un conflicto lo suficientemente grande como para poder ingresar siendo "el salvador" que tanto necesitan, no podía seguir de esa manera, debía encontrar una forma en la que la pandilla se separe y el pueda llegar con la solución a sus problemas, pero primero debía encontrar al inútil peón que desapareció justo antes de cumplir con su misión.

Aunque buscara por todos lados no había rastro de aquel hombre, nadie lo había visto desde hace tres días, lo último que supieron de él fue que se metió en una pelea clandestina que ganó, nadie lo vió, no aparece en su casa y tampoco en su trabajo, fue como si la tierra se lo tragara.

Kisaki se dirigió al último lugar en donde se le vió por última vez, un pequeño edificio abandonado en el que se organizaban peleas por apuestas y ozanai era muy conocido por ganar en casi todos los combates, exploró la zona por horas e incluso preguntó a los presentes por el paradero de ozanai, la misma respuesta una y otra vez, nadie lo vió desde que perdió su último combate y se fué a casa tomando el atajo del callejón detrás de él supermercado, un callejón que solo los pandilleros transitaban debido a que se adueñaron de el a base de asustar a cualquiera que pase por ahí.

Aunque Kisaki no lo quisiera debía pasar por ese lugar ya que quería averiguar en dónde se metió su rata de pruebas ya que la fecha de la pelea contra Toman se acercaba y sin él no podrían retarlos como se debe.

Mientras más se adentraba al callejón un olor putrefacto le hizo tener arcadas ya que era muy intenso e insoportable, en un intento de soportar el asco se cubrió la boca y la nariz con su chaqueta la cual mojó para mitigar un poco la insoportable peste,  el plan funcionó hasta que ver algo que lo hizo vomitar debido a la impresión.

La obra de arte que cierto platinado había dejado en ese callejón, un charco seco de sangre con una cruz en el medio y una chaqueta colgando de entre los palos y como la macabra cereza del pastel había una putrefacta sandía con ojos y boca de sangre seca.

Kisaki reconocería esa chaqueta en cualquier lado, era la de ozanai, aquella que lo reconocía como el líder de la pandilla, si la chaqueta estaba ahí. . . ¿Dónde estaba él?

Al no soportar más el podrido olor salió corriendo del callejón lo más rápido posible sin fijarse al frente ya que su chamarra le imposibilitaba la vista.

Que curioso es el destino, las dos amenazas mayores que debía enfrentar Takemichi tanto en el presente como en el futuro se chocaron a la entrada de un callejón.

Kisaki al sentir que golpeó con algo simplemente se dejó caer ya que debido a la impresión de la imagen anteriormente vista las piernas dejaron de responderle momentáneamente haciendo que caiga directamente en el pecho de un travesti platinado que seguía vestido de colegiala al pasear por ese callejón ya que se utilizaba el mismo como carnada para los pandilleros.

- Disculpa, no había visto que corrías al salir del callejón - le sonrió al moreno de lentes mientras se levantaba y le extendía la mano al contrario -

- eh... No... Descuida, yo fui quien debe disculparse, no me fijé al salir - decía intentando alcanzar los lentes que se le cayeron debido al golpe -

- Tranquilo, es un error que se puede cometer con facilidad - decía sonriendo mientras le ponía los lentes al moreno debido a que fue más rápido al tomarlos - mi nombre es Julia celest ¿Y el tuyo?

- tetta, Kisaki tetta - decía sonrojado debido a la amabilidad y apariencia de la platinada -

- es un placer conocerte Kisaki, bueno se hace tarde y debo llegar a casa, nuevamente fue un gusto conocerte - comenzó a caminar intentando entrar al callejón dónde anteriormente se encontraba Kisaki, el mencionado al darse cuenta del camino que estaba por tomar rápidamente la tomó de la mano y evitó su entrada al callejón -

- espera!!!, es peligroso que entres ahí, últimamente hay muchos pandilleros que ya lo reclamaron como su cruce y el supermercado tira mucha fruta podrida que tiene un pésimo olor, si gustas te puedo acompañar lo más cerca de tu casa para evitar que alguien te intente hacer algo - decía con genuina preocupación de que le hiciera caso ya que no quería que viera la extraña cruz con sangre en medio del callejón -

- está bien Kisaki, gracias por preocuparte - sin apartar su mano de la del moreno se dejó guiar por él - y dime Kisaki ¿Cómo sabes que los pandilleros se adueñaron de ese lugar? ¿Acaso también eres un pandillero? - al decir la segunda pregunta una corriente eléctrica pasó por toda la espalda del moreno hasta llegar a la nuca, no sabría decir que fue lo que sintió, sin embargo si había algo que predominaba, miedo, tenía miedo de responder -

- No, un amigo mío intentó pasar por ahí la vez pasada y unos tipos intentaron golpearlo para robarle y lo amenazaron con dejarlo en el piso sangrando si volvía a acercarse nuevamente, yo solamente pasé por casualidad, pero cuando chocamos fue debido a que había unos tipos que intentaron lo mismo conmigo - mencionó lo más calmado posible y sonando lo más convincente posible -

-Qué horrible experiencia la que pasaron tu amigo y tu, ahora que me lo cuentas estoy más agradecida de que chocaras conmigo y me alejaras de ese lugar, la verdad es que me perdí, estaba intentando buscar una tienda en la que se anunciaban unas frituras de un sabor especial que he estado intentando conseguir y un grupo de chicos me dijo que si cruzaba por ese lugar podría llegar más rápidamente al lugar donde puedo adquirirlas - ambos eran unos grandes mentirosos, uno buscaba respuesta el otro buscaba carne fresca ya que la anterior no tenía tan bien sabor -

Siguieron su camino hasta que llegaron a un lugar más despejado y la chica le dijo que su casa quedaba cerca y que podía llegar ella sola.

Ambos se dieron la espalda mutuamente tomando diferentes caminos sin saber que entre ambos se pudieron apoyar en sus planes, si Kisaki tan solo hubiera sabido que tenía a un canibal con complejo de justiciero y que estaría dispuesto de asesinar a cualquiera mientras fuera un pandillero. Lo mismo sucede con Julius, si tan solo hubiera sabido que Kisaki tiene a todo un festín bajo su mando utilizandolos como piezas desechables de ajedrez, una alianza entre ambos hubiera Sido poderosa, nadie se atrevería a desafiar al moreno por qué terminarían como parte del menú.

Tal vez en otro momento sus caminos se puedan volver a juntar, tal vez puedan ser amigos y utilizarse mutuamente.