7 años. . .
El tiempo siempre es algo misterioso, muchos lo utilizan para olvidar, otros lo hacen para recordar y muchos más se quedan atascados en viejos hábitos del pasado.
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Ya habían pasado 7 años desde ese fatídico día en el que un niño perdió a su amada familia, ahora ese pequeño niño era un apuesto joven de 14 años con el cabello tan largo que llegaba a su cintura, sus ojos azules seguian robando miradas tanto de hombres como mujeres.
Aún siendo hombre había algo que el amaba y eso es vestirse con las prendas femeninas que su madre tanto amaba. Después de que el pequeño alcanzó la edad de 10 años el niño comenzó a vivir en su viejo apartamento debido a que los ancianos enfermaron y su vida fue escapando lentamente de su cuerpo hasta el momento en que murieron, Julius se mudo de nueva cuenta a su antiguo hogar y subsiste gracias a las herencias que los ancianos y su madre le dejaron al momento de sus decesos.
La ahora joven Julia termino de ponerse correctamente el uniforme escolar y su collar de zafiro, tomó su mochila y se dirigió a la salida de su casa cerrando al salir para encaminarse a su instituto el cual aún estando en una ubicación cuestionable de la ciudad tenía prestigio de no ser peligroso a pesar de que últimamente habían muchos pandilleros rondando la zona.
Julia no le tomaba importancia y seguía su camino con tranquilidad, sin preocuparse de los rumores de los pandilleros ya que jamás atacaban de mañana debido a que había mucha gente por las calles. La hermosa joven de cabellos blancos como la nieve llegó a la entrada de su escuela y procedió a cambiar sus zapatos por los permitidos en la institución.
Fue directamente a su salón de clases y se sentó en su respectivo pupitre el cual curiosamente quedaba justo al lado de alguien a quien consideraba una escoria sin saberlo, Keisuke Baji, un chico con cabello largo el cual siempre ataba en una coleta apretada y con lentes tan grandes de los cuales se corría el rumor que si te lo ponías eras capaz de ver el futuro.
Keisuke Baji parecía el típico nerd que tiene pintado un blanco en la espalda, sin embargo era todo lo contrario, no era aplicado como se esperaría y su ortografía era peor que la de un niño de preescolar. Aún así Julia y él eran grandes amigos en el instituto aún cuando jamás cruzaban caminos fuera del mismo.
- Eh... Julia - Baji estaba tocando el hombro del nombrado tratando de llamar su atención para algo urgente.
- ¿Qué sucede Keisuke? - pregunto el albino intentando no reír al ver la cara de Baji
- Ah... Eh... TAREA!!!... Si eso... Necesito tu tarea de ciencias, no pude hacer la mía por estar ocupado ayudando a mi madre con las tareas de la casa - mentira, era lo que siempre le decía a su "amada angel" para que no se decepcione de que es un pandillero que se la pasa en reuniones clandestinas y peleando por diversión con cualquier inocente que se encuentra.
-Oh... Claro que te la puedo prestar, simplemente recuerda redactar los escritos de la misma manera que yo, si tienes faltas de ortografía la maestra volverá a restarte puntos solo por una palabra mal escrita - al momento de hablar con el comenzó a buscar su cuaderno en su mochila y al momento de encontrarlo terminaba de darle el consejo al joven pelinegro que se quedó embobado con los ojos celestes del joven albino.
- Claro que sí, lo haré tal como está escrito en tu libreta, eres un ángel querida Julia, no sé que haría sin tí - decía un poco sonrojado el pelinegro al momento de tomar el cuaderno y rozar "accidentalmente" los dedos de "la" hermosa joven frente a el.
- Sabes que no es ningún problema, por eso somos amigos para apoyarnos - el joven albino sonrió con dulzura a su contrario haciendo sin quererlo que su corazón se acelere y sus mejillas se tornen de carmín.
La campana del inicio de clases sonó y ambos hicieron lo que más les hace destacar, julia puso atención al frente de la clase en dónde el profesor estaba escribiendo y Baji se puso a copiar la tarea de su amiga y según su imaginación, su futura esposa y madre de sus hijos.
Las clases fueron transcurriendo con normalidad aún con el detalle de que al llegar la clase de ciencias casi regañan a ambos por tener las mismas respuestas, si no fuera por qué Julia le dijo a la maestra que ambos se la pasaron toda la tarde en casa de Baji haciendo la tarea tal vez tendrían problemas.
Al finalizar las clases como era costumbre Julia fue la última en irse debido a que le gustaba permanecer en su pupitre viendo la puesta del sol. En cuanto notó los tonos anaranjados del cielo decidió que era momento de ir a casa, está vez tomaría un atajo hasta su hogar ya que quería pasar a comprar frituras antes de llegar a casa.
Y tal cual lo planeo comenzó al salir de la institución se dirigió a un atajo que conocía a una tienda 24hrs la cual estaba situada frente a un callejón. Y tal y como cualquiera lo esperaría el callejón oscuro es un lugar idóneo para encuentros desagradables y más para "una delicada y hermosa joven".
Al momento de que Julius se adentro al callejón para ir a la tienda se topo con un sujeto desagradable, olía peor que un muerto, se notaba que estaba borracho o drogado ya que su vista se veía desorientada y arrastraba las palabras. El hombre al momento de ver al joven frente a el comenzó a hablarle.
-¿Que hace una joven tan hermosa y delicada en un callejón tan desolado? - soltó el hombre en palabras arrastradas y posicionándose cerca del cuerpo del menor. Al no recibir respuesta alguna por parte del joven se acercó más bruscamente tomándolo por sus largos y plateados cabellos - TE HICE UNA PREGUNTA, ZORRA, ¿POR QUÉ NO TIENES EDUCACIÓN Y RESPONDES CUANDO TE HABLA UN SUPERIOR?, ¿ACASO NO SABES QUIEN SOY?, SOY EL LIDER DE LA MEJOR PANDILLA DE TODO KIOTO - Esas últimas palabras hicieron que algo se removiera en la mente del joven. . . Pandillas. . . Líder. . . . Madre. . . Hermano... VENGANZA!!! - YO SOY EL LIDER DE LOS....- Antes de que ese hombre dijera nada más encontró su muerte debido a que se estaba ahogando con su propia sangre, sin que lo notara el joven sacó una navaja mariposa que siempre escondía en sus muslos para más practicidad, sin mediar palabras o siquiera importarle los gritos de aquel hombre perforó su garganta de un movimiento rápido y certero, cuando vió al hombre acostado el suelo intentando luchar por respirar solamente se quedó parado viendo como la sangre brotaba de su cuello y la luz de sus ojos se apagaba lentamente...
Siguió su camino como si nada y se adentro en la tienda en donde compró frituras para un buen rato y después de pagar se dirigió a su hogar.
Al día siguiente se encontró el cadáver de un hombre que no pertenecía a ninguna pandilla pero lo más interesante es que una gran parte de su piel faltaba, desde el cuello hasta la pelvis había desaparecido la piel y músculos que recubrían las costillas y no había pistas del asesino.
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