xxx18xxx
¿Y si hablamos solo de nosotros?
Sabes, aveces me pregunto porqué te cuento todo lo que ya sabes, pero es lo único que me queda, recordar el tiempo a tu lado.
Entre todo el ajetreo del caso y tu trabajo, casi no nos veíamos, pero después de mi gran acto de escapismo, L me mandó a descansar unos días.
—¿Por qué no te quedas en mi departamento? — sugeriste.
Apesar de mi inseguridad, no podía negarme, tuve que tragarme mis miedos, era estar allí o meterme en un motel de mala muerte para mantener un perfil bajo.
Estar allí fue de las mejores desiciones en mi vida, aunque en su momento me arrepentí.
Todas las noches que dormimos juntos, yo me levantaba temprano y salía rápido de allí o tu te ibas.
Pero ahora, ahora tendrías que lidiar con mi desastre y yo con tu perfeccionismo.
Tu baño lleno de skincare, y ordenado casi que por orden alfabético, y yo con un cepillo de dientes que no recuerdo hace cuánto no cambiaba.
Tu cocina con productos gourmet y proteínas especializadas, yo que solo sabía preparar ramen instantáneo y comida de microondas.
Tu armario organizado por color y ocasión, y yo que solo llevaba lo que traía puesto y un cambio en mi maleta.
El primer día todo bien, como recién casados se podría decir, el segundo igual, incluso ei tercero, pero después tu irritación por mi desorden se comenzaba a notar.
Y lo peor era que tú te tenías que ir todo el día y yo me quedaba solo en casa.
Me moría de aburrimiento, Ryuzaki me prohibió investigar fuera, y no sabía que hacer, hace tiempo no tenía tiempo libre, ni siquiera sabía que programas estaban de moda en la televisión o qué mangas se estaban publicando actualmente.
Un día traté de sorprenderte con una comida especial para tu regreso a casa, pero fue más un susto que sorpresa al ver tus fracos y utensilios regados por la cocina.
Otro día quise conocer tus gustos musicales, pero tus discos quedaron en desorden, bueno, según tú, para mí, estaban organizados.
Sin embargo, el colmó fue cuando llegaste y yo estaba revisando un álbum que encontré, había fotos nuestras desde pequeños, ¿De verdad aún tenías eso?
Sin embargo, el tiempo de la preparatoria, estaba lleno de recortes de periódico, y justo allí llegaste del trabajo.
Te acercaste a mi y me arrevataste el libro.
—¡¿Por qué volviste a desordenar mis cosas?! — exclamaste irritado.
—Yo solo... —traté de disculparme, pero tu te metiste a la recámara y azotaste la puerta.
Me sentí la peor persona, todavía no teníamos ni una semana viviendo juntos y ya tendría que dormir en el sillón.
Pero, ¿En serio se había puesto así solo porque tomé sus cosas?
La culpa que no me dejaba dormir se transformó en curiosidad, al fin y al cabo soy un detective, algo no cuadraba en mi mente
¿Tuvo algún novio en ese tiempo y no quiere que lo sepa? ¿Le da pena su etapa adolescente? Miles de hipótesis rondaban mi cabeza.
Hasta que decidí mejor hacerte frente, tal vez no me querías escuchar, pero yo iba a hablar de todas formas.
"No me importa lo que haya pasado en tu etapa adolescente, siempre te he amado y lo seguiré haciendo"
Pensaba decirte.
—Teru...— iba a tocar a la puerta pero no estaba cerrada.
Estabas de espaldas sentado en la cama con todos los recortes desparpajados.
Avancé y me paré frente a ti, no pensaba hecharme para atrás.
Pero la expresión en tu rostro me dió un escalofrío.
Estabas sonriendo, pero no de felicidad, no era la expresión de alguien que recuerda momentos felices.
Cuando me notaste aventaste un folder sobre las cosas para que no las viera, pero yo ya lo había visto, era todo lo que habías hecho en esa época y lo que pasó con tu madre.
Todo el discurso que había planeado darte, se desmoronaba en mi mente.
¿De verdad no me importaba lo que hubieras hecho?
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro