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Ese nuevo año quería darlo todo, quería ser el mejor.
Y eso incluía ser el mejor... ¿Novio?
Para ello, tenía que disculparme por lo del otro día.
Si, amaba mi trabajo, pero no quería que me alejara de tí.
Terminé de revisar los documentos que nos había dado Ryuzaki, me cambié de ropa en los vestidores. Me puse una gorra, cobrenocas y unos lentes.
"Espero estés listo, porque esta vez yo seré quien te ajusticie."
Texteé un mensaje para ti, antes de cerrar mi casillero.
—¿A quién va dirigido ese mensaje, agente?— dijo una vozca mis espaldas — Luce muy sospechoso.
Mi cuerpo tembló de la vergüenza y me giré lentamente.
—Es algo personal —dije aún nervioso sin levantar la vista.
—¿Por qué tan nervioso agente?– insistió.
Al alzar la vista me topé con esos ojos ojerosos.
— No... No es lo que crees, de verdad, no es nada. – quería que me tragara la tierra, no sabía que era peor, que me considerara sospechoso o que hubiera entendido a qué me refería.
¡Y justo él tenía que ser!
— Tranquilo agente, solo reporte, por seguridad, cualquier relación o vínculo afectovo que tenga.— me dijo cerca del oído antes de dar media vuelta e irse.
Solo cerré mi casillero y me fuí aún nervioso.
Tomé el metro y me dirigí a la corte para buscarte.
El ambiente allí era totalmente diferente.
Simplemente todo era fresco, elegante y silencioso. A excepción de algún murmullo de los abogados, no había barullo como en la oficina de policía.
Era la otra cara de la justicia.
Creo que hubiera pasado más desapercibido si hubiera ido con traje.
—Busco a Mikami-san, el fiscal — llegué a la recepción.
—El fiscal no puede atender a civiles, hable con su abogado y dígale que venga — dijo una mujer con voz monótona sin voltearme a ver.
Pero llegaste tú.
—¿Que haces aquí vestido así?—me jalaste para salir del edificio.
—¿Recibiste mi mensaje? — te pregunté mientras me quitaba los lentes.
—Si, y estaba en una junta y me hiciste pasar vergüenza con el juez y los abogados.— respondiste molesto.
—Tus mensajes también me hacen pasar vergüenza con mis compañeras.
—Pero este trabajo es algo serio.
—¿Crees que lo que yo hago no es cosa seria? — me detuve en seco. — Porque sabes qué, estoy en un caso de seguridad nacional
—Teru...
—Déjame hablar, si no fuera por los agentes de la APK , y por Ryuzaki....
—Teru...
—Teru ¿Qué? ¿Sigues celoso por Ryuzaki? Pues si, trabajo con los mejores detectives....
—¡Matsuda, cállate!— me jalaste hacia las espaldas del edificio.— No quise decir eso, si, además, con ese escandalosos de nada sirvió que vengas vestido de incógnito.
Si, yo y mi bocota nunca tendremos remedio.
—Perdón, tienes razón, no debí exaltarme.— te dije avergonzado. — ¿Sigues enojado conmigo por lo de Ryuzaki?
—No, bueno, si, un poco.— dijiste más calmado.
— Lo sé, creo que no era el momento para hablar de él..... — me acerqué a tí para bessrte, pero tu te alejaste.
—Creo que tampoco es el lugar para hacer ésto. Si quieres vamos a cenar y luego a mi departamento....
— De hecho.... Yo yo tenía otros planes.... Quería ir a un hotel, ya que no podemos ir a mi departamento....
—Pues vamos al auto — respondiste luego de un suspiro pesado.
— ¿Y a dónde vamos? — preguntaste ya en camino.
— La verdad no sé.... Tu tienes más experiencia en ésto... — dije mirando a la ventana, las cosas seguían tensas.
—¿Me estás diciendo p$7&?— respondiste con molestia.
— No, no es eso, oye..... Eres el único con el que he estado, si, no sé a dónde ir.—traté de calmarte.
—Ay, está bien, conozco un lugar cerca de aquí.
Después de unos minutos llegamos, no era un lugar 5 estrellas, pero tampoco era un lugar de mala muerte.
Tu ibas a pagar, pero te interimpi y lo hice yo, planeaba ser ahora yo quien te hiciera sentir bien esa noche, pero las cosas seguían yendo mal.
—¿Seguro que es por lo de tu vida de agente secreto o tienes un fetiche con verme en el espejo? — me abrazaste por la espalda y empezaste a besar mi cuello, mientras miraba el techo, y veía el espejo allí puesto.
— No... No es eso, o un poco si .— me giré y te empujé contra la pared, quería ser yo quien tomara las riendas esta vez.
—Ya recordé que tienes otros fetiches.... —dientras nos desvestiamos — ¿Acaso trajiste tus esposas? ¿O cómo piensas "ajusticiarme"?
—De hecho... — saqué las esposas de mi bolsillo.
Realmente si lo había pensado, pero no sabía si me atrevería a hacerlo.
— Mikami Teru, queda usted detenido por obstrución a la justicia, y allanamiento, porque se metió a mi mente, y no me deja trabajar en el caso que estoy.
— ¿Quiere que sea un buen preso, o uno rebelde? — sonreiste con malicia.
— Tiene derecho a guardar silencio de lo contrario....
— ¿De lo contrario qué? — me retaste.
—De lo contrario yo me encargaré de usted.
Te puse las esposas y terminé de desnúdate, para luego tumbarte en la cama.
Estaba nervioso, no estaba seguro de qué hacer.
—¡Boca abajo, preso Mikami¡— te ordené mietras me acomodaba entre tus piernas.
—¡Ah! ¡Me la pusiste así nada más Matsuda hijo de...— te quedaste.
—Dije que tenía derecho... a... guardar silencio. — quise seguir jugando, pero era tan delicioso tenerte así.
Seguimos así, hasta que llegué al climax.
— ¡Me voy a ....
— Ni se te ocurra ... Llamarme Ryuzaki.... Cuando lo hagas.... — dijiste entre gemidos agogados — si no, yo te llamaré.... Kira
— Cállate Teru, si no, aparte de esposas te voy a amordazar! ¡Uuuuh! — me corrí dentro de tí en ese momento.
Te abracé y me aferré a tí, mientras mis manos te masturbaban, para hacerte llegar también.
Después de tomar aire, te hechaste sobre mi y me besaste.
— Perdoname ¿sí?, creo que sí me excedí, pero es que me da miedo perderte. — te disculpaste.
Solamente te besé y te liberé de las esposas.
— Te amo Teru.
—Yo a tí, Touta.
Esa fue de las únicas veces en que pude hacerlo yo, pero no me arrepiento.
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