La siguiente semana llegó.

Una parte de mi deseaba volver a verte, pero la otra estaba metida en tratar de descubrir al asesino de Kanto.

Los asesinatos habían ido en aumento e incluso agentes empezaron a ser parte de la lista de muertos, por lo que otros empezaron a desertar y la unidad se fue reduciendo.

Sabes que soy un cobarde, pero decidí continuar.

Algo estaba por darle un giro a nuestra vida.

Llegaste de nuevo al edificio por mi, e hicimos lo que se volvió nuestra nueva rutina de viernes, ir a un izakaya por ramen y cerveza, nada fuera de lo que cualquier hombre adulto oficinista hace, pero estábamos juntos de nuevo, eso lo hacía especial.

Disfrutaba de observarte mientras bebias elegantemente tu cerveza, y cuando sorbías el ramen caliente que empañaba tus anteojos, el elegante megane, volvía a lucir como el pequeño niño de lentes que conocí.

Yo, yo me seguía sonrojando al mirarte, siempre tan seguro de tí mismo.

—¿Oye, que opinas de lo que pasó con L hoy?— Dijiste, pero yo te miraba embobado.

Con forme más tiempo pasaba contigo, me olvidaba del mal momento que habíamos pasado.

—Touta...—repetiste– ¿Qué opinas de L?

—Perdón, ¿qué?, no te oí bien, el ruido y la tv me distrajeron —traté de excusarme para ocultar que tu mosmo eras el que me distrajo.

—Ay, Touta— reiste— ¿Qué qué opinas de L? Estás trabajando con él, ¿No?

— Pues.... Teóricamente, si trabajo con él, pero es muy pretencioso decirlo así.

— Oye, eres un agente de élite, no te minimizes.— me abrazaste por el hombro.

—¿Y qué opino de él...? Pues... Su reputación lo presede. ¡Ay! Es genial. — respondí emocionado.—Aunque... no sé si tiene toda la razón, sinceramente, una parte de mi... —lo tenía que admitir — creé que Kira tiene razón.

—Uy, así que no soy el único de esta relación que lo creé....

—Es que, por eso tenemos que trabajar para que el sistema de justicia funcione, como siempre lo hemos soñado... Espera, ¿Relación?

Solo reíste y tomate de tu botella.

Después de algunas botellas, nos fuimos, y subimos a tu auto.

Subiste promero, después yo, y al tratar de colocarme el cinturón de seguridad, me sorprendiste con un beso.

Por alguna razón, seguí el beso, torpemente, pero las cosas empezaron a subir de tono, tu lengua rozando la mía... Tus suaves labios que no se estaban quietos... No era como los besos que me habías dado anteriormente.

En ese momento no pensé si estaba bien o no, tal vez era tu perfume caro, la cerveza, o la adrenalina que tenía por la emoción del caso Kira, pero me dejé llevar, esta vez no me contuve, bueno, hasta que....

—¿Y si vamos a mi departamento?— me dijiste al oido.

Yo me aparté rápidamente.

Una cosa era un beso apasionado y otra ya era dormir juntos, sabes a lo que me refiero, porque simplemente dormir... Ya lo habíamos hecho antes.

—Aún no estoy listo— murmuré girando hacia la ventana.

— Está bien, pero la próxima semana es tú cumpleaños, y tengo ganas de dártelo todo ese día — besaste mi mejilla y arrancaste el auto, para luego llevarme a casa.

Ese día creo que fue que me dí cuenta de que estaba enamorado de ti.