Los días transcurrían al principio lentamente.

Tratabas de llamarme a diario, y pasábamos las noches pegados al teléfono, como si fuéramos dos chicas hablando de los jóvenes más guapos. Y a la verdad, no sé ahora de que tanto hablábamos.

Así pasó el primer año de secundaria, y luego en segundo, ya no era tan fácil comunicarnos por tantas tareas escolares que ahora teníamos.

Las cosas habían mejorado para mí en la escuela, ya no era un blanco para ser acosado, aunque tampoco era un niño popular.

Pero para tí, no habían cambiado, seguías defendiendo al más débil, aunque, te habías obsesionado con ese tema.

Y de un día para otro, ya habíamos cumplido 15, y estábamos en el instituto, y muy esporádicamente nos comunicamos.

Una noche me desperté al sentir calor junto a mí, bajé las manos y me topé con unos brazos rodeando mi cintura, haciendo que me sobresaltara, no recordaba haberme acostado con nadie.

Giré mi rostro y me topé con un chico recargado en mi hombro, ¡mucho menos recordaba haber hecho nada con otro chico!

Me estiré y prendí la luz de noche.

–Dejame dormir, Touta...– dijo ese chico a mi lado.

–¿Qué...? ¿Cómo sabes mi nombre?– me levanté de la cama rápidamente, su rostro tenía varios moretones.–¿Quién eres?

–¿Cómo que quién soy?

–Si, ¿Cómo llegaste a mi Habitación?

–Numero uno, tú me lo dijiste; número dos, Soy tú mejor amigo, Teru, y tres, entré por esa ventana.

Mis ojos se abrieron grandes. ¿De verdad tanto habías cambiado?

–Etto...¿Qué te sucedió?¿Qué haces aquí?

–Touta, No recuerdo que fueras tan preguntón.–Te sentaste en la orilla de la cama, mientras yo me ponía una camiseta.–Unos chicos malos me hicieron ésto, pero no es nada créeme. Y vine a casa de mi amigo porque mi mamá ya no está de acuerdo en que sea un Robín Hood.

–Pues si vas a acabar así, yo tampoco estaría de acuerdo.–respondí mirándote de arriba a abajo.

–¿Vas a salir con eso después de todo lo que hice por tí?–te levantaste exaltado.

–No es eso, tranquilo. Sólo me preocupa como te dejaron. Ven, vamos a limpiar esas heridas.

Fuimos al baño, saqué del botiquín alcohol y banditas, y tu te sentaste en el escusado a que te curara.

–¿Y tienes novia?–pregunté para romper el silencio.

–No–Me miraste con molestía, pero luego cambió tu expresión– ¿y tu?

–Tampoco, no soy el tipo de hombre que buscan las chicas de mi clase.–solo me encogí de hombros, pero tu mirada estaba fija en mi, ¿Acaso el beso que me habías dado había sido ....?

–¡Auch!–te quejaste cuando limpié la herída en tu pómulo, un poco a propósito.

–¿Y entonces que piensas hacer?–pregunté al fin después de un incómodo silencio.

–Vivir sólo.

–¿Tanto así te peleaste con tu madre?

–Ella se pasó al lado de los malos.

–Yo creo que estará preocupada por ti.–me levanté y saqué otra manta de mi clóset.–Mejor pensemos en eso mañana, anda volvamos a dormir.

Te lancé la manta a la cara y me fuí a la cama.

Te recostaste a mi lado y apagué la luz. Tus brazos me rodearon nuevamente, y tu rostro quedó en mi cuello. El calor subió por mis mejillas y se tiñeron de rosado. Ya no éramos unos niños, y estábamos en plena adolescencia, no estaba seguro de que pensar.

–Aunque no me apoyes, seguiré defendiendote cuando sea necesario–dijiste en mi oído antes de quedarnos dormidos–Sabes que te amo.

Mi cuero vibró al oír esas palabras.

Dormimos hasta que el timbre de la puerta nos despertó.

Era tu madre que había venido a buscarte.

Las madres de ambos subieron al cuarto y les abrimos la puerta cruzadas de brazos.

–Te dije que ella estaría preocupada por tí.

Mi mamá les insistió en que desayunaran con nosotros.

Después de el almuerzo, tu madre no cesó de agradecer por cuidar de ti.

Intercambiamos nuestros nuevos números de celular. Y me despedí de ti con un fuerte abrazo.

–Sabes que te amo Touta, no lo olvides–dijiste antes de darme un beso en la mitad de los labios. No sabía cómo responder, estábamos frente a nuestros padres y sólo te abracé más fuerte y me solté a llorar.

–Haz lo correcto Teru, y ten cuidado–fue lo único que pude decir, tenía miedo de que te convirtieras en lo que ahora eres.