Y DE NUEVO... NIGHTWING
Hace unos meses...
Gotham Work Camp No. 3, Gotham City.
Bruce no estaba seguro de por qué su mirada seguía desviándose hacia el niño. Le quedaban un montón de elementos para marcar en su lista de "Salvar al mundo" y distraerse con una figura delgada y quieta no era uno de ellos. En ese momento debería estar despierto y mezclándose con los hombres, continuando construyendo la confianza que había estado creando con tanto cuidado, convenciendo a los otros prisioneros de que podía sacarlos del infierno en la tierra, también conocido como "Gotham Work Camp No. 3". Ya tenía un buen equipo central en su lugar. Oliver Queen y Tatsu Yamashiro eran peligrosos, confiables y estaban completamente de su lado. Pero todavía no tenía a Slade Wilson; el hombre no era del tipo confiado. Lo habían estado rastreando desde que había sido visto en Shangai, y ahora era tiempo para la Resistencia de encontrarlo, aunque por esta ocasión, irían por alguien más.
Así que Bruce tenía una docena de cosas que debería estar haciendo en ese momento, pero algo sobre el chico delgado acurrucado en una camisa rasgada llamó su atención. Tal vez era que no parecía tan perdido como la mayoría de los niños que Bruce había visto desde el ataque del Día Omega. Este niño se veía... cuidado, y sí, eso era algo realmente extraño que decir sobre alguien encarcelado en un campo de concentración, pues no parecía tan salvaje como algunos de los otros jóvenes capturados por el Régimen. Seguro que estaba delgado y sucio, pero también lo estaban todos los demás con la mugre del humo que salía de los incineradores día y noche, grabada en sus pieles con tanta seguridad como los códigos de barras grabados en sus antebrazos. Y cuando se cruzaron antes, el fugaz contacto visual atrajo la atención de Bruce; los ojos del niño estaban llenos con nada más que astucia animal. No, este niño tenía (o tuvo) una familia o a alguien cuidándolo hasta que fue capturado. Bruce apostaría una canasta de bombas caseras que el joven era su "hijo", el primer petirrojo.
Cediendo a la curiosidad, asintió hacia Oliver.
-Oye... – Bruce llamo suavemente. Era un hábito ahora. Hablaba suavemente, caminaba en silencio, mataba rápidamente – ¿Has visto a ese chico antes?
Oliver Queen aka Green Arrow miro hacia arriba y se encogió de hombros, haciendo una mueca. Bruce sabía que era porque había demasiados niños en el campo y la mayoría de ellos no duraban mucho, incluso con los adultos cuidándolos. Las condiciones eran demasiado peligrosas. Como muchas cosas posteriores al Día Omega, se volverían locos si pensaran en ello.
-Se me hace medio conocido. Si es del bloque B, los ingresaron la semana pasada – los ojos de Oliver se estrecharon al recordarlo – No creo que haya estado aquí mucho tiempo. ¿Por qué?
Bruce se encogió de hombros como respuesta y trato de descartar al niño de sus pensamientos, obligándose a pensar en cómo lidiar con lo de Slade Wilson, pero maldijo mentalmente cuando sus ojos volvieron a la figura juvenil.
-Diablos – Bruce suspiro y se dio por vencido –
En algún momento solo tienes que ir con tu instinto, y Bruce Wayne no fue la excepción. Se envolvió la pañoleta para ocultar su cara y sus rasgos faciales, agarro una lata de agua que había sido hervida en su calefactor improvisado para tratar de quemar las impurezas (los soldados del Régimen y los Parademons, eternamente arrogantes en su poder, parecían sorprendentemente despreocupados de que los prisioneros hurgaran en las piezas y el combustible) y tomándolo en la mano, fue lentamente hacia su camino.
El chico se tensó cuando Bruce se acercó, levantando la cabeza para mirarlo con cautela. Sus ojos azules como el océano no tenían miedo. Eran evaluadores, no beligerantes pero tampoco tímidos. El niño podía parecer una cosa flacucha, pero sus ojos evitaban que pareciera frágil.
-Toma – el hombre encapuchado que era Bruce Wayne le ofreció la taza de hojalata y Dick la tomo con cautela –
Bruce miro al niño ahuecar la taza con ambas manos en aprecio como si fuera una taza de chocolate en lugar de agua hervida antes de tomar un largo sorbo. Bajando la tasa, el niño siguió mirando a Bruce, sin apartar los ojos del hombre mayor.
-Gracias.
-De nada – Bruce sintió que su boca se curvaba –
El hombre mayor dudo y luego se sentó frente al joven, dándole suficiente distancia para sentirse cómodo. Bruce no había sabido nada de Dick Grayson desde que había partido de Gotham hacía tres años atrás, antes de la invasión. Incluso cuando Dick era un niño real y además conocido, se sentía anciano en comparación con esos jóvenes que se suponía que eran sus "soldados". Mentalmente se encogió de hombros porque, diablos, no era como si quedaran niños normales de todos modos.
-¿Cuándo te llevaron?
Los ojos del niño bajaron por un momento, escondiéndose debajo de un flequillo arenoso demasiado largo antes de levantarse para encontrarse con su mirada en constante contemplación.
-Hace dos semanas – el dolor atravesó el paisaje de los rasgos mugrientos del niño antes de que desapareciera –
-¿A quién perdiste?
-Estaba escondido con mi hermano y con mi amiga – el dolor había regresado y la cara del chico se arrugo esta vez. Sus ojos brillaban con lágrimas contenidas mientras aparentaba su edad hasta que lucho por controlarlo de nuevo y su expresión se endureció, pues Dick Grayson era duro y Bruce estaba impresionado – Aunque no todo está perdido – los ojos azules ahora lo miraban casi desafiantes – Todavía están ahí afuera. Los soldados del Régimen no los atraparon... están escondidos en el refugio.
Bruce le devolvió la mirada no queriendo darle falsas esperanzas, pero tampoco queriendo quitarle lo que probablemente fuera el único consuelo del niño.
-Tu hermano... ¿Es duro? – Bruce finalmente le pregunto. Aunque también sabía la respuesta, pues también había entrenado a Jason Todd y podía entender que si había alguien que pudo haber sobrevivido a la invasión del Día Omega, había sido él y Dick –
-Él es el más duro – Dick sonrió con orgullo –
Bruce le devolvió la sonrisa, sorprendido de que se sintió natural porque no había sonreído en lo que parecía mucho tiempo. Dentro de él, había nacido un sentimiento de esperanza de que sus dos "hijos" estuvieran a salvo y que además los había encontrado.
-Bueno, entonces apuesto a que tienes razón. Apuesto a que tú hermano está a salvo.
Esto le otorgó un asentimiento complacido de acuerdo y el chico se quedó en silencio, concentrándose en su agua. Bruce aprovecho el momento para contemplar el paisaje retorcido y de pesadilla del campo, maravillándose ante la resiliencia del alma humana. Ese lugar era el infierno en la tierra, el resultado de la arrogancia de un hombre con sed de poder que le entrego su propio planeta a un tirano de las estrellas. La temperatura en el campamento era sofocante durante el día y apenas mejor por la noche; el calor emitido por los incineradores calentaba toda el área incluso más allá del calor veraniego de Gotham City. Había cuerpos apilados al azar dentro de la distancia de visualización esperando ser quemados. Los trabajadores del campamento no tenían más remedio que mantener los turnos de día y de noche porque los soldados del Régimen seguían dejando caer las cargas de cadáveres a todas horas y si no seguían el ritmo, estarían hasta el cuello en cuerpos podridos. El olor a descomposición estaba en todas partes y todos los hombres, mujeres y niños sabían que si vacilaba y se caían, se convertirían en solo otros cadáveres más que serían cargados en los incineradores.
Con todos los horrores de los últimos años y la forma en que la muerte cabalga como una sombra sobre sus hombros, era increíble que alguien todavía esté cuerdo, y mucho menos un joven que podía sonreír porque su hermano menor era demasiado duro para ser capturado por las fuerzas de Luthor. Bruce sintió que el momento de claridad lo atravesaba como una brisa fresca y perfecta. Por eso iban a ganar. Lo que sea que quedara en el alma de ese niño, en el alma de cada ser humano libre, después de que todas las mezquindades y maldad se hubiera ido, es lo que les ayudaría a recuperar el mundo.
-Escuché a los demás hablar de ti... Bruce – el tono del chico era casi especulativo y Bruce volvió a enfocarse en el joven rostro de huesos finos –
El hombre mayor levanto una ceja y ofreció una media sonrisa que no era evidente por la pañoleta que traía.
-¿Y qué dicen?
-Que puedes ayudarnos a contraatacar. Que podemos salir de aquí y lastimar al Régimen y a los Parademons – la expresión de Dick era demasiado adulta en ese momento; tenía la cara de un soldado – ¿Por qué te tardaste tanto? ¿Vienes a liberarnos?
-No venia exactamente por ti... pero ahora te sacare a como dé lugar de este infierno ¿Tu qué dices? – le pregunto Bruce, genuinamente curioso acerca de lo que pensaba su "hijo" –
-Quiero ayudar. Puedo ayudar – Dick era solemne y serio. Debería estar jugando béisbol en un campo abierto y no ofrecerse a pelear en una guerra. Pero diablos, Bruce había sido un guerrero entrenado desde que tenía dieciocho años. Él no había creado esta situación, incluso si fue entrenado y adiestrado para tratar de detenerla, pero sabía que tendría que recibir toda la ayuda que pudiera obtener. Incluyendo a su hijo. Así que asintió –
-Entonces... bienvenido a la Resistencia, soldado – Bruce extendió una mano para ofrecerla en un apretón y después de mirar al hombre al que alguna vez considero su padre por un momento sospechoso para asegurarse de que hablaba en serio, Dick se acercó y la sacudió con toda la gravedad de la ceremonia –
-Espere por casi tres años una oportunidad así, y no voy a desperdiciarla – le contesto Dick, con toda la voluntad que quedaba en el –
Dick era el único que podía notar el escalofrío que repentinamente sacudió el cuerpo de Bruce, pues ahora estaba mirando con ojos repentinamente feroces a una nave de desembarco que estaba volando para dejar una carga de personas muertas en el suelo.
Para cuando Dick miro hacia atrás, la mirada de Bruce estaba cuidadosamente inexpresiva porque había demasiado que pensar, sobre qué arrepentirse y también para estar agradecido.
Al fin, después de casi tres años del Día Omega, había encontrado a Dick Grayson y tenía información del posible paradero de Jason Todd.
-¿Podemos realmente vencer a los invasores? – Dick era un niño lo suficientemente confiado como para mostrarle por un momento precioso el hecho de que era joven y estaba asustado, pero había tranquilidad en su voz rota y ojos esperanzados –
-Vamos a sacar a esos hijos de perra de nuestro planeta – le prometió Bruce a Dick Grayson, alzando su voz para demostrarle que estaba convencido de la verdad y que además él también tenía esperanzas – Vamos a encontrar a Jason y a Barbara. Les voy a enseñar cómo luchar contra esto y me van a ayudar.
La sonrisa de respuesta dolía más que una bala.
***
Ahora...
Bosque de Aokigahara, Japón.
Después de saltar del Flying Fox, Dick se elevó a la superficie del río y miró hacia el cielo. Comprobó que su vehículo ya estaba lejos, por lo que nadó rápidamente hacia los tanques acuáticos Shock Hammer (enormes tanques creados por LexCorp a partir de tecnología de Apokolips). Estaban siendo atacados por pequeños helicópteros "Little Bird" empleados por la resistencia en Japón, por lo que le tomó solo unos minutos subir por la coraza de los tanques gracias a su pistola de agarre. Afortunadamente, estaban cubiertos de tierra y enredaderas. Probablemente un regalo dejado por el entorno del bosque.
Se agarró del último Shock Hammer de la fila y empezó a escalarlo. El tanque siguió avanzando. Dick estuvo a punto de resbalar varias veces, pero llegó a la cima. Todo lo que tenía que hacer era colarse por la escotilla.
Hacía un calor sofocante por dentro. Junto con la humedad del bosque, Dick se preguntó cómo los soldados podrían soportar su armadura en tales condiciones.
Se deslizó por la rampa del tanque deslizador y llegó a una trampilla que levantó. Aparentemente, la mayoría de los soldados estaban muertos en una explosión, probablemente por una explosión que uno de los helicópteros perpetro cuando se dirigía río arriba. Solo quedaban tres soldados en pie. Sería fácil. Así que saco sus bastones eléctricos, ahora modificados para destruir Parademons y los activo.
Salió de su escondite y pudo tomar a dos de ellos por sorpresa, incapacitándolos de un shock en la cabeza de ambos. El tercero dejó caer su arma cuando vio al justiciero y no tuvo tiempo de levantarla para contraatacar; un golpe eléctrico del bastón lo envió a unirse a sus dos camaradas en la muerte.
Dick abrió la puerta de la cabina. Los dos soldados que estaban en los controles no lo escucharon. Estaban demasiado concentrados en una nueva nave que acababa de aparecer en el escáner, probablemente el Flying Fox.
Se acercó en silencio y Dick solo tuvo que noquearlos, por lo que se instaló en el asiento del piloto.
-No puedo creer que eso haya funcionado – se dijo alegremente a sí mismo – Está bien, ehh, acelerador – dijo el, empujando una palanca –
Se acercó al tanque que tenía delante y empezó a disparar. El tanque enemigo devolvió el fuego, sacudiendo el vehículo de Dick. Sin embargo, el joven rápidamente logró volar la cabeza de la máquina, donde estaba la cabina, y el Shock Hammer enemigo cayó al suelo.
-¡Qué potencia de fuego, es de lo mejor!
Dirigió su Shock Hammer hacia la orilla donde parecía estar teniendo lugar la mayor parte del combate. Tan pronto como salió del agua, un hombre saltó encima del andador y se aferró a la ventana de la cabina. Teniendo en cuenta su apariencia y las marcas alrededor del cráneo, no era ni japonés ni era del Régimen.
-Hey... ¿Quién eres tú? – gritó el hombre a través del grueso cristal –
-Alguien que acaba de traer un Shock Hammer a la pelea – respondió Dick – ¿Quién eres tú?
-Alguien que está haciendo enojar al Régimen – respondió el hombre – Estamos avanzando hacia un campo de trabajo más adelante, no me importaría el apoyo de fuego.
-Copiado – dijo Dick mientras continuaba su camino. Entonces el hombre desapareció de su vista –
Dick destruyó el puente que bloqueaba su camino y se acercó a la base del Régimen. Obviamente, no esperaban ser atacados por una de sus máquinas. Dick derrotó fácilmente a las muchas tropas en tierra. Después llegó un transporta-tropas para dejar más soldados, y aprovechó para dispararle. La nave explotó Dick disparo otra ráfaga de choque contra ellos.
Sin embargo, el transporta-tropas enemigo cayó cerca del tanque de Dick y tanto fue su fuerza de impacto, que hizo que el joven justiciero fuera arrojado de su asiento contra la pared. Cayó al suelo, gruñendo. Había sido herido, pero aún estaba vivo. Se levantó y luchó por abrir la escotilla de acceso a la cabina.
Saltó al fondo. El hombre de la chamarra café con marcas en el cráneo con el que había hablado antes se le acercó.
-Acabas de destrozar un Shock Hammer perfectamente bueno – le reprochó el hombre. Luego reanudó en un tono más amigable – ¿Tienes un nombre?
-Dick Grayson – respondió el joven –
-Te recuerdo... la última vez que te vi aun tenías barros en la cara y llevabas el alias de Robín. Yo soy Ben Turner – dijo el hombre, estrechando la mano de Dick –
-O mejor conocido como Bronze Tiger. Antiguo miembro de La Liga de Asesinos y vigilante. Bruce me hablo de ti – concluyo Dick –
-¿Qué estás haciendo en Japón?
-Buscando a alguien – dijo Dick – Después de que informaste de tu ataque al cuartel general, Bruce me envió.
-Mis compañeros y yo vinimos a este bosque para interrumpir las líneas de suministro del Régimen – menciono Ben mientras acompañaba a Dick a la plataforma que acababan de tomar de la base. Hizo un gesto a Dick para que esperara un momento y fue a hablar con uno de sus hombres –
El Flying Fox ya había aterrizado y Tatsu Yamashiro aka Katana ya estaba esperando a Dick al final de la plataforma.
-Te pedí que volvieras en una pieza – le dijo Katana –
-Oye, lo hice... ¿no? – respondió Dick, abriendo los brazos –
Al ver que ella estaba mirando su frente, Dick pasó la mano por ella. Había sangre: debió haberse lastimado en la caída del tanque y no sintió nada.
-Estoy vivo, eso es todo lo que importa, ¿verdad? – dijo el, encogiéndose de hombros –
Con las manos en las caderas, Tatsu lo fulminó con la mirada y tras un breve silencio, dijo secamente:
-En realidad, todavía eres un niño, Grayson.
-Oye, no eres mucho mayor que yo – se defendió, señalándola – Yo tengo veintiséis y tú acabas de cumplir 30. Me ganas por cuatro añitos, no es nada.
-Tal vez no lo sea. Pero recuerda una cosa: no confíes demasiado en ti. Ni en los demás a tu alrededor.
Luego se alejó para unirse al Flying Fox. Dick estaba aturdido. ¿Qué le pasaba a ella?
Bronze Tiger volvió a él para continuar la conversación que comenzó antes.
-Entonces, ¿a quién estás buscando? – Preguntó Ben –
-Un comandante del Régimen llamado Harvey Dent... es uno del circulo interno de Luthor – respondió Dick – No hubiera venido yo si no fuera importante para Batman.
-Es posible que este aquí – le dijo Ben – Debe de ser muy importante si es que está aquí...Esta plataforma es compatible con una refinería del Régimen que funciona con mano de obra esclava. Según la inteligencia, creemos que algunos de los cautivos allí son guerrilleros.
-Debería ayudarlos – dijo Dick – Podría infiltrarme por dentro y sacar a la gente, y ustedes me proporcionarían una distracción desde afuera. Yo me llevo a Dent y ustedes consiguen una victoria.
-Es posible – dijo Ben –
-Iré contigo – dijo Tatsu saliendo de la nave, volteando hacia Dick – No quiero quedarme ni un minuto más atrapada en esta chatarra. Además, alguien tiene que vigilarte – Ella le guiñó un ojo. Dick la miró un poco sorprendido. Era muy fría pero también era aguerrida. De verdad, esa chica era rara –
-Se los agradezco – dijo Ben – Mis tenientes y yo exploraremos adelante para preparar el ataque. Únanse a nosotros cuando estén listos.
Dick preparo su rifle M4 modificado y alisto sus bastones eléctricos, mientras que Tatsu oro unas palabras en japonés y enfundo su espada Soultaker en su abdomen. Salieron de la plataforma y se internaron en una amplia trinchera fangosa. El bosque se extendía a su alrededor, con una densa vegetación de árboles, enredaderas y arbustos. Hacía calor y humedad, la atmósfera era húmeda, casi sofocante, y el aire estaba lleno de enjambres de insectos.
Bronze Tiger y su guerrilla los estaban esperando al final, escondidos entre la maleza. Le entregó a Dick unos electro-binoculares y le describió la situación.
-La refinería del Régimen esta adelante – dijo Ben, señalándole a Dick el complejo que se dedicaba a talar árboles y sacar magma del subsuelo. Las calderas y las chimeneas estaban funcionando a toda su capacidad –
-¿Qué quiere el Régimen aquí? – preguntó Tatsu –
-Nada bueno – respondió Ben – Es una zona volcánica, por lo que creemos que están extrayendo lava. Dicen que la mandan toda al planeta Apokolips como combustible.
-Tenemos que detenerlos – dijo Dick –
-Ese es el plan – asintió Bronze Tiger – No sabemos su fin, pero se han extendido demasiado. Este mapa que hemos recuperado lo demuestra – y entonces de su mochila saco un mapa con las refinerías en el área – Estas refinerías funcionan como campos de prisioneros. Crearemos una distracción mientras ustedes dos van a liberar a las personas que están adentro. Necesitaremos su ayuda para detener al Régimen.
-Entendido – dijo Dick mientras Ben se ponía de pie –
-Cuídense allí – les dijo Ben. Luego brinco hacia la batalla junto a su guerrilla –
Nightwing y Katana llegaron por un camino oculto en el bosque hacia una colina adyacente, entonces tuvieron una buena vista de la refinería. Abajo, Ben y sus hombres intentaban entrar abriéndose paso a tiros. En la distancia, pudo ver al Monte Fuji.
-Vaya, olvide que el volcán es realmente magnífico – dijo Tatsu. Dick podía sentir la admiración en su voz – Como extraño mi hogar...
-Debe ser difícil regresar aquí después de años – menciono el joven –
-No hablo de Japón. Mi hogar eran mi esposo y mis hijos – concluyo la guerrera oriental. Al ver la tristeza en su rostro, Dick ya no le pregunto más del tema –
Se acercaron a la entrada de la refinería. Estaba custodiada por algunos soldados a los que no tuvieron problemas para eliminar. Solo sacaron sus respectivas armas y no tuvieron oportunidad de luchar contra los guerreros de la Resistencia. Luego se abrieron paso a salvo a través del complejo hasta una primera puerta. Se podían escuchar gritos justo detrás de ella. Se apresuraron a abrirla, pero ya era demasiado tarde; impotentes, vieron a dos guerrilleros siendo asesinados por un Parademon Omega de dos metros y medio. Entonces el soldado extraterrestre se volteo hacia ellos.
Dick fue el primero en atacarlo, pero el alíen fácilmente bloqueó el primer golpe de Dick con su electro cuchilla y luego contraatacó con un gesto, enviando al joven justiciero al suelo.
-¡No puedes matarme! ¡Los humanos morir deben! – gritó el alíen –
Tatsu aprovechó el hecho de que él no estaba interesado en ella para colarse a sus espaldas y le corto la espalda con la espada Soultaker. Hirió al Parademon negro y él se volteo hacia ella, furioso. Dick aprovechó la oportunidad; se levantó de un salto y remató al soldado con un golpe de sus bastones eléctricos directo a la cabeza.
-¿Qué fue eso? – preguntó Tatsu en tono preocupado al ver como el Parademon caía al suelo sin vida –
-Parademon Omega – respondió Dick – Durante los primeros días de la invasión, fueron los encargados de sembrar el caos en las ciudades importantes. Vamos, tenemos gente que rescatar.
La puerta se abrió dando a un pequeño claro rodeado de árboles. Esperaban ver a la mayoría de las tropas por el exterior de la refinería. Sin embargo, no esperaban encontrarse con todo un equipo de soldados del Régimen, que afortunadamente, los soldados aún no los habían visto. Estaban demasiado ocupados deshaciéndose de un grupo de guerrilleros. Los soldados se agruparon frente a ellos mientras un francotirador los defendía en un saliente.
-Me ocuparé de los de abajo – le dijo Dick a Tatsu – Toma el de allí arriba y luego cúbreme.
Tatsu asintió. A la señal, Katana corrió bruscamente hacia el saliente y subió rápidamente. Silenciosamente se acercó al francotirador y le corto la cabeza mientras Dick se lanzaba a la escaramuza de abajo. En segundos, parecía que había matado o dejado fuera de combate a los soldados del lugar. Pero de repente, Katana sintió a algo que la agarró por las piernas, provocando que cayera al suelo. Lanzó un grito de sorpresa y miró lo que la había hecho caer; sus piernas estaban atrapadas en una espesa cuerda negra.
-¡Nightwing! – gritó ella cuando el Parademon Omega que tenía en frente la arrastró a su guarida –
Pero Dick estaba demasiado ocupado peleando y no la escuchó. Trató de aferrarse a las raíces circundantes para frenar a su captor, pero todo lo que hizo fue rascarse las manos. Su cabeza golpeó el suelo dolorosamente al caer en lo que parecía ser el nido de un Parademon. Apareció la bestia. Era enorme, incluso para este tipo de alíen, y estaba cubierto de viscosas escamas grises. Comenzó a desenrollar su hilo, aprisionando los brazos de Tatsu, luego se alejó por un momento para observar la entrada a su guarida.
Sabía que su presa no podía escapar. La joven trató de liberarse, pero no pudo; la cuerda era demasiado gruesa, los hilos estaban demasiado apretados. El latido de su corazón se aceleró. Presa del pánico, Tatsu comenzó a gritar, esperando llamar la atención de alguien. Pero tuvo que enfrentarse a los hechos; estaba sola con la monstruosa bestia.
Entonces el Parademon se elevó sobre ella, abriendo la boca de par en par. Eso era todo. Eso era el fin. Estaba a punto de devorarla. Vio venir la muerte y no pudo moverse.
De repente, algo saltó sobre la espalda de la araña. Tatsu reconoció el cabello negro de Dick. Metió su bastón eléctrico en la espalda del Parademon. El monstruo lanzó un grito de dolor y envió al joven al suelo. Tatsu se levantó rápidamente cuando el extraterrestre se volteo hacia Nightwing. El alíen se puso de pie sobre sus patas, listo para atacar. Sin embargo, Katana aprovechó la oportunidad para clavar su espada en el abdomen del alíen, matando a la fea criatura.
-¿Estás bien? – Dick preguntó suavemente –
-Sí. Gracias, Dick – ella susurró sin atreverse a mirarlo. Se sentó agradecida, pero también incómoda después del momento que acababan de compartir. Ella nunca admitiría que estaba agradecida con el joven por haberla salvado –
-¿Tienes ganas de continuar? – preguntó Dick –
-Sí, vámonos. Nos esperan – respondió Katana mientras salían del lugar –
Finalmente llegaron al corazón de la prisión. A sus pies, decenas de personas se apiñaban en celdas demasiado pequeñas para ellos.
-¡Hey! Estamos aquí para liberarlos. No están solos – les dijo Dick mientras se acercaba a la consola que ordenaba la apertura de las jaulas –
El pasillo estaba vacío. No había ni un soldado a la vista.
-Tengo un mal presentimiento – dijo Tatsu para sí misma mientras las manos de Dick golpeaban el teclado. Como reflejo, miró por encima de su hombro – ¡Dick, detrás de ti! – gritó mientras ella se inclinaba. Demasiado tarde, un hombre con una gran armadura mecanizada agarró a Dick de su pecho y lo levanto en el aire antes de enviarlo violentamente al suelo –
-He esperado años este momento, Dick Grayson – dijo Harvey Dent, que iba enfundado en su traje completamente hecho de tecnología de Apokolips. Estaba listo para matar a Nightwing –
Ya habían visto a varios soldados en "Mech Suits" y sabían que representaban un gran peligro, por lo que decidieron que tratarían de inhabilitarlo. Dent se volteo hacia Tatsu y trató de agarrarla con sus brazos largos y rígidos, pero ella se inclinó y sacó su cuchillo, luego rodó entre las piernas mecanizadas de Dent, cortando los cables de alimentación. Entonces el hombre que conocían como Two Face cayó de rodillas. Tatsu quería matarlo, pero recordó que lo querían con vida para interrogarlo, por lo que saltó sobre la espalda del Mech Suit. Dent intentó agarrarla, pero Tatsu clavo su espada en la fuente de poder del traje en sus costados. Entonces hubo un corto circuito y el traje se desactivo soltando una descarga y logrando que Harvey Dent quedara inconsciente.
-¿Que paso? – Dick preguntó mientras se acercaba con cautela –
-Aparentemente... yo diría que Harvey Dent quedo con la cara de tonto – Katana rio, tocando al hombre desfigurado que estaba inconsciente en el suelo –
Dick volvió a la consola para abrir las celdas. Las personas salieron de las jaulas gritando de alegría. Nightwing y Katana tuvieron el tiempo justo para intercambiar una mirada amistosa antes de que los prisioneros los abrazaran para agradecerles. A Tatsu no le gustaban mucho las muestras de afecto, pero en el fondo, estaba contenta. Le alegraba estar viva y poder ser útil.
Dos guerrilleros abrieron la puerta de la prisión desde el otro lado, donde ya los estaban esperando.
-¿Quién está listo para luchar contra el Régimen? – preguntó una mujer en japonés. La gente grito de entusiasmo mientras levantaban los brazos – Muy bien, vamos a volver a la pelea.
La mujer se acercó a Dick y Tatsu para presentarse.
-Soy Kazue Ishikawa – dijo con una cálida sonrisa – Ben pudo entrar en otra parte de la prisión. Podemos localizarlo si nos damos prisa. Necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir.
Dick y Tatsu se miraron, la pelea ya casi estaba lejos de terminar por que todos salieron disparando de las celdas nunca soltando los dedos de los gatillos y siempre con la vista en alto, dispuestos a morir por lo que creían.
***
Una media hora después, la batalla había terminado. Todo lo que quedaba en el techo de la refinería, donde había tenido lugar la batalla final, eran los humeantes restos de los Parademons, soldados del Régimen y algunos guerrilleros. Las pérdidas habían sido grandes en ambos lados, pero la Resistencia finalmente había prevalecido.
Dick miró el campo de batalla sin decir una palabra, recordando la pelea. Todo ese ruido, todo ese humo, todo ese olor, le recordaron a los primeros días de la Invasión y al Día Omega. Las batallas siempre terminaban de la misma manera, con el suelo sembrado de cadáveres. Los guerrilleros ya estaban ocupados limpiando la zona y curando las heridas.
Ben Turner subió unos escalones para llegar a la cima y dirigirse a sus tropas. Dick se acercó al grupo para escuchar lo que iba a decir.
-¡Todo el mundo! – exclamó Bronze Tiger en japonés, levantando el brazo para llamar su atención – Estos han sido años duros. Hemos perdido camaradas, amigos y familiares por culpa del Régimen. Han sido tiempos oscuros. Y sin embargo, el fuego todavía arde. La esperanza todavía arde. Los héroes de antaño aún no están perdidos... – dijo acercándose a Dick. El joven halagado, sintió que los ojos de los guerrilleros volteaban hacia el – Todavía no estamos perdidos. ¡El mundo todavía no está perdido! ¡Por la causa! – Ben continuó, golpeando su puño contra su pecho –
Dick se unió al entusiasmo general y al derramamiento de alegría. Se sentía como si perteneciera. Se sintió reconocido, apreciado, integrado.
Por eso Bruce te designo como el jefe en estas tierras. Tienes el toque, Ben Turner.
Momentos después, cuando las cosas se tranquilizaron, Ben bajo del podio y fue hasta donde se hallaban los justicieros que venían del cuartel en Gotham City.
-Han visto lo que el Régimen le ha hecho a Japón – le dijo Ben a Tatsu y a Dick – Las historias de ustedes... de los antiguos vigilantes de antes del Día Omega, que ahora luchan con la Resistencia ya se extienden por todo el mundo. Le subiría la moral a mi guerrilla si se quedan luchando junto a nosotros.
-Nos sentimos honrados, pero... tenemos nuestra propia misión de la que no podemos desviarnos – menciono Tatsu –
-Ya tenemos a Dent y llego la hora de irnos, pero no olvidaremos tu ayuda – respondió Dick con una leve sonrisa –
-Entonces cuídense mucho. Estar en la línea principal junto al Murciélago no siempre es tan seguro – dijo Ben, dándoles a cada uno una palmada amistosa en el hombro y echándose a caminar a donde estaban sus hombres – Salúdenme al grandote y a Deathstroke. Díganles que mis tropas estarán listan para el "Gran Ataque".
-Él sabe cómo decirle a la gente lo que quieren escuchar – advirtió Tatsu – Es un buen orador.
Dick no la escuchó venir.
-Para ser un desertor de la Liga de Asesinos es carismático. El cree en el bien.
-Eso es lo que nos ayudara a ganar la guerra – dijo ella, encogiéndose de hombros – La gente que aun cree.
-¿No crees que la causa está perdida, Tatsu?
-Nunca. No todo está perdido, Dick Grayson – concluyo Katana –
Ambos justicieros se alejaron de la escena, pues aún tenían que ir al Flying Fox e interrogar a Harvey Dent.
Hoy se saldarían unas cuentas bastante atrasadas.
***
Harvey Dent recuperó la consciencia unas horas después, sólo para hallarse fuertemente atado a una silla en el interior de lo que parecía el hangar de un vehículo pesado. El lugar se sentía como si estuviera en movimiento. De hecho, así era, y había alguien en frente de él con los brazos cruzados sobre su delgada figura.
-Ah. Ya está despierto, vocero Harvey Dent – menciono Dick, complacido – Bien. Es hora de que usted y yo tengamos una pequeña charla.
-¿Qué? ¿Cómo te atreves a hablarme así? – protestó el militar del Régimen, con la mitad de su cara aun intacta llena de ira – ¿Te das cuenta de quién soy?
-Harvey Dent, antiguo fiscal del distrito de Gotham City. Antes de aceptar la amnistía del Régimen de Luthor, eras conocido como Two Face – Dick estaba lleno de ira – También sé que eres un hombre egoísta, cruel y con un transtorno de doble personalidad. También sé que como acto de presentación ante Gotham, asesinaste a los trapecistas John y Mary Grayson – esto definitivamente hizo que Dick ardiera el cólera – Dime, ¿me falto algo?
Hubo silencio. El hombre desfigurado miro al joven justiciero con frialdad.
-¿Cómo diablos sabes todo mi pasado? – preguntó Dent –
-Por que me entreno el mejor detective del mundo. Mi trabajo es averiguar cosas... como por ejemplo, los oscuros secretos del Régimen. ¿Quieres otro ejemplo de lo que sé y cuánto? ¿Hablamos sobre los campos de la muerte donde transforman cadáveres humanos en Parademons? ¿De todas las personas a las que matan ahí?
-No sé a qué te refieres – Dent miró hacia otra parte, irritado –
-Creo que sí lo sabes. Es información que sólo conocen los más altos mandos del Régimen y el propio Luthor. Me pregunto qué sucedería si todo eso sale a la luz del conocimiento público y les dijera que fue gracias a ti...
-¡No te atreverías a hacerlo!
-¿Qué tengo que perder? En lo que a mí concierne, son ustedes una bola de asesinos sádicos y enfermizos – parecía que la cabeza de Dick Grayson solo clamaba una cosa, una palabra, una acción: Venganza – No tengo nada que perder... por que tú me quitaste a mi mundo.
Silencio de nuevo. Harvey Dent miró a Nightwing directamente a los ojos, con fuerza. El enmascarado no bajó su mirada. La mantuvo firme ante el asesino de sus padres.
-Muy bien. Asumo que me has secuestrado por algo – dijo Dent – ¿Qué quieres de mí?
-Colaboración, en cierto modo.
-¿Para qué?
-Para derribar al Régimen.
-No sé nada que pueda ayudarte...
-Pienso que eres un muy mal mentiroso. Hay alguien que me interesa... Diana Prince, o mejor conocida como Wonder Woman. Un oficial de alto rango como tu sabe dónde esta...
Harvey Dent bajo la mirada. Sólo un momento.
-Tal vez lo sepa – admitió el desfigurado– Supongamos que sí. ¿Yo que gano con todo esto?
-Por lo pronto, te dejare ir. Cuando libere a Wonder Woman te volveré a dar caza...
-Ese no es un buen trato – interrumpió Dent –
-Tómalo o déjalo – Dick se encogió de hombros – Es el único trato que te hare. Si no quieres colaborar, simplemente te tirare por la borda del vehículo, a ver si sabes volar.
Two Face se mordió el labio inferior y pensó en sus opciones, las cuales no eran muchas. Él quería sobrevivir para luchar otro día. Cerró los ojos y luego, sonrió con malevolencia.
-Muy buena jugada, Dick. Te felicito – hubo un suspiró – Está bien. He oído que Diana Prince está bajo un proyecto de investigación para crear supersoldados a base de su sangre. La mueven mucho, pero ahora esta en el "Campo No. 8" en Turquía.
-¿Así que Turquía, ehh? – Dick sonrió con malicia – Eso era todo lo que tenías que decir.
Y sin decir más, Nightwing jalo un interruptor en el avión, y la escotilla principal comenzó a abrirse. Sin remordimiento o miedo, comenzó a empujar a Harvey Dent hacia el vacío en el cielo.
-¡¿Qué estás haciendo?! – exclamo un Harvey asustado mientras Nightwing lo arrastraba – Dijiste que me liberarías...
-Dije eso, pero no te dije cuándo ni dónde.
Y sin un gesto de piedad o de compasión, Dick Grayson empujo la silla donde Two Face estaba atado.
Harvey Dent cayó al vacío con un fuerte grito de terror y angustia. La mitad de su cara que no estaba desfigurada tenía un rostro de terror y miedo, el mismo que sintieron todas sus víctimas de los tiempos en los que aterrorizó a Gotham City, el mismo que Dick tenía cuando vio a sus padres caer hacia el vacío hacía ya tantos años cuando Harvey corto sus cuerdas en el trapecio.
Después de años, Dick Grayson por fin había consumado su venganza.
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