PROLOGO
Las historias sirven para muchos propósitos en nuestras vidas.
Las historias son mucho más que solo leer o escuchar.
Los adultos comienzan a "narrar cuentos" con bebés y niños pequeños compartiendo rimas infantiles, canciones y cuentos para dormir. Luego les ayudan a aprender a leer las historias de otros y a escribir las suyas propias.
Las historias nos ayudan a comprender a los demás y a nosotros mismos.
Como la de los Green Lanterns en el Libro de Oa.
Hace ya más de nueve mil años, los Guardianes de Oa escribieron un libro en el cual registraron las directrices sobre las cuales se regirían los Lanterns, los sectores del Universo, los mandamientos y el juramento, y su historia; sobre lo que fueron, sobre lo que eran, y también lo que serían...
Había un capitulo prohibido casi al final, en el cual se hablaba de un tirano del Sector Prohibido que se levantaría en cuanto la entidad del amor, el Devastador, reclamara a una humana como su reina.
El Lantern veterano, Abin Sur, leyó este fragmento y por eso en el momento de su muerte, fue hasta la Tierra para advertirles sobre este suceso.
Pero su muerte le dio un giro inesperado a sus acciones, y entonces un Lantern humano surgió, al igual que la reina de las Star Sapphires.
La ascensión de Darkseid se hizo inevitable, y mientras Abin Sur moría en la Tierra, recordó con exactitud lo que había leído en el Libro de Oa.
***
Había una vez...
En un mundo a distancia de nuestra galaxia, muchísimo antes de que los maltusianos aprendieran a controlar el poder de la voluntad... un comerciante de barro llamado Uxas, que no podía esperar a que toda la existencia se marchitara y muriera.
En ese planeta, los Dioses se paseaban por los campos a su antojo mientras tomaban lo que querían y se regocijaban en vanidad mientras los mortales del planeta les rendían plegarias vacías.
Y cuando los Dioses querían pelear en los campos, los mortales perecían mientras los rayos de energía los quemaban vivos y la energia que emanaba de estos los hacían marchitos.
Los mortales gritaban, mientras los Dioses reían... reían... y reían.
El comerciante de barro estaba harto de estos, así que ante las suplicas de su hermano Ixaya de no actuar contra los Dioses, se aventuró a lo desconocido.
Así que el valiente y maligno Uxas escalo la montaña donde los Dioses dormían, y miro sobre los grandes creadores y destructores de todo lo que él conocía.
Nadie sabe lo que fue lo que le dio el poder, pero cuando los dioses duermen... en algunas ocasiones... la naturaleza produce una pequeña diversión.
Cada mundo tiene uno...
La Serpiente...
La Bestia...
El Embustero...
Plantando la duda y el odio inclusive en el alma más pura.
Uxas susurro rumores y mentiras en cada uno de los Dioses mientras estaban dormidos, y así los Antiguos Dioses se declararon la guerra, una guerra de verdad.
Y entonces nació una nueva oscuridad. Cuando los Dioses estuvieron moribundos, caídos por los poderes de sus semejantes... Uxas tomo su oz y la uso con todos y cada uno.
Nadie mata a un Dios y se sale con la suya... ¿Pero qué pasa cuando matas no a uno, si no a dos? ¿Y a tres? ¿A cuatro? ¿Qué sucede si matas a todos?
La bestia clavo sus colmillos en cada uno de ellos y los dreno de todo su poder. Fue así como Uxas dejo de existir...
Ahora se hacía llamar DARKSEID.
Y luego, ansioso por probar su nuevo poder, destruyo su mundo para después reformarlo a algo terrorífico y lleno de dolor llamado Apokolips.
Donde todas las risas fueron eliminadas
Donde todas las criaturas fueron deformadas y convertidas a algo retorcido y despreciable para la vista, convirtiéndolos en su ejército y bautizándolos como Parademons.
A través de los siglos, Darkseid conquisto mundos y esclavizo especies, sometiéndolos a su voluntad y doblegándolos a su antojo.
Aunque tampoco tuvo las cosas fáciles, por que nosotros, los Green Lantern Corps nos opusimos a este, y enviamos a nuestros guardianes a proteger a los mundos en los que Darkseid había puesto su oscura mirada.
Dos de estos planetas lo repelieron con éxito, una digna admiración gracias a su gente llena de valor y voluntad. Pero para nuestros tiempos, uno de esos planetas está destruido, y el otro olvidado en la inmensidad del espacio.
Gracias a su derrota, Darkseid reformulo su estrategia de conquista. Concluyo que gracias a la voluntad de la gente de esos planetas, habían podido repeler a sus ejércitos, por lo que decidió que se las quitaría a todos los seres del universo, así nadie se le volvería a oponer.
Una vez escucho a uno de los Antiguos Dioses hablar de algo llamado "La Ecuación Anti-Vida". Una formula capaz de darle absoluto control sobre todos los seres vivos a quien pudiera resolverla.
Así que Darkseid la busco por todos los planetas del universo. Y así pasaron los eones y los siglos. Y por fin, creyó que la encontró.
Según la profecía, la Ecuación Anti-Vida se encontraría en un planeta donde su gente tuviera una voluntad de acero. Cuando el humano Lex Luthor hizo contacto con él, Darkseid envió a su teniente de más confianza, Steppenwolf, a la Tierra para observar.
Y lo que vio ahí, lo impresiono, y no era fácil impresionar a un Nuevo Dios.
Era un lugar del cual no habían escuchado... donde había una liga de héroes, incluso con un campeón que rivalizaba con los poderes de Darkseid.
Todos los mundos habían caído ante él, pero este sería un reto. Quería que la humanidad fuera un reto para él.
Antes de traer a la armada, Darkseid y Steppenwolf evaluaron a estos héroes. Eran más jóvenes, más rudos, más demenciales.
Una hija de los Antiguos Dioses de su Tierra...
Un último sobreviviente del planeta rojo...
Un hibrido atlanteano que lucho con uñas y dientes por lo que le era suyo...
Un joven que rebasaba la velocidad del sonido y era capaz de romper las barreras del tiempo...
Un último sobreviviente del planeta que lo había rechazado en el pasado: Krypton. Y que ahora protegía contra todo al planeta que lo había acogido y que llamaba hogar.
A nuestro campeón, el primer humano en ser elegido por el anillo, a Hal Jordan.
Y por último, y al que menos le dio importancia, un humano loco y viejo. Un vigilante sin ningún tipo de poder que lucho por veinte años en su ciudad plagada de crimen.
Que pobre de mente... sin visión... tan estúpido... derrotado.
Cuando la reina humana de las Star Sapphires se alce, Darkseid se convencerá de que el planeta de la reina, será donde la Ecuación Anti-vida podrá ser encontrada. Por lo que decidirá ir hacia el... y reiría... y reiría.
Y cuando tome la Ecuación Anti-Vida, la Tierra no podría escapar de la ira de un dios demente.
Y tampoco lo lograra nadie en la creación.
***
Toda esa profecía se hizo realidad en cuanto se desato la llamada "Guerra de la Luz", en donde Sinestro traiciono a los Green Lanterns y adopto su anillo del miedo, donde Carol Ferris fue poseída por el Devastador y reclamo el lugar que le correspondía como la reina de Zamaron, y también... cuando Hal Jordan, aquel intrépido humano al que Abin Sur le había confiado su anillo de poder, cayó en la oscuridad y se convirtió en Parallax, el amo del miedo.
Así que Darkseid vio su oportunidad, y ataco Oa, el planeta de los Green Lanterns.
Era un mar de llamas. Cientos de incendios destacaban en donde anteriormente había estado la Ciudadela de los Guardianes en un destrozado y vidriado suelo.
Ahora solo quedaba un riachuelo humeante en donde antes había estado el centro de entrenamiento de los cadetes Green Lanterns.
En los cielos, no quedaba ni rastro del ejercito de guerreros esmeralda que hasta hace un rato se batían en batalla con los cruceros del planeta Apokolips. Tan solo huesos humeantes y anillos que volaban con la esperanza de encontrar un nuevo dueño.
En el suelo, entre esa batalla apenas y pudieron escapar un par de Star Sapphires que iban de vuelta a Zamaron y un Green Lantern de nombre Saint Walker que iba a cumplir una misión de los Guardianes de Oa.
Todos los demás se quedaron a cumplir su misión de defender el planeta, y fallaron.
Hal Jordan se arrastró desde su celda y corrió hacia la batería de energía del Lantern, mirando a su lado para ver la ciudad cercana en ruinas. Darkseid había llegado y arrasó con todos sus ex compañeros restantes. Ahora, estaba profanando cualquier otra cosa que todavía estaba en pie, cuando tres de los Green Lanterns se enfrentaron a él, disparando ráfagas de sus anillos.
Darkseid ni siquiera se dio la vuelta, pues disparo sus rayos omega detrás de él. Los láseres atravesaron directamente a dos de ellos, antes de explotar por completo la cabeza del tercero. Un cuarto Green Lantern, un humanoide de cuatro brazos y cara de insecto llamado Saalak, saltó con un grito de batalla hacia el tirano de Apokolips, pero fue agarrado por la garganta por Darkseid, quien lo tomo por el cuello con solo una mano.
En ese momento, apareció el holograma de Lex Luthor, que parecía hablar con Darkseid a partir de un aparato extraterrestre.
-Disculpas por la intrusión, Lord Darkseid – menciono un Luthor holográfico –
-Confío en que esto sea importante, Luthor – Darkseid gruñó –
-Todo está listo para la invasión – menciono Lex –
A pesar de las abrumadoras probabilidades, Hal se acercó cada vez más a la batería con la esperanza de que un anillo lo escogiera para poder volver unirse a la pelea. Aunque él sabía que esto era inútil, pues como le había dicho a Carol días antes, el ya no tenía la voluntad para pelear.
Solo quería morir.
-En el día más brillante, en la noche más oscura... – gruño Hal –
-Entonces es hora de volver a Apokolips y hacer los preparativos –Confirmó Darkseid, rompiendo el cuello de Saalak –
-Ningún mal... escapará a mi vista... – tartamudeó Hal –
-Enviare a Steppenwolf a liderar la invasión. Yo mismo me ocuparé de Oa.
-Que los... que adoran... a la oscuridad... – continuó Hal golpeando a la batería central con los puños, tratando de que esta escuchara su desesperada suplica –
En ese momento, Darkseid levanto del suelo a Hal y lo sostuvo por el cuello también. Lo analizo minuciosamente y luego lo golpeo en el rostro con el puño.
-Hal Jordan... – Darkseid sonrió de una manera muy macabra mientras se burlaba del humano que estaba en el suelo – Así que este es el humano que Parallax eligió como su recipiente.
-Vete al demonio – le contesto Hal, luchando por mantenerse de pie mientras rengueaba –
-No tiene caso que trates de luchar – dijo Darkseid – Este es el fin.
Hal miro hacia el cielo. El humo hacía difícil poder ver algo, pero si se podía deslumbrar algo de movimiento... unas débiles sombras que planeaban desde las nubes.
Los últimos Green Lanterns fueron asesinados por las hordas de Parademons, ocasionando que esto ya no fuera una batalla, sino una masacre.
Las sombras que tenían se hicieron más claras, y entonces Hal pudo notar a tres cruceros apokoliptianos que salían de los Tubos Boom para dirigirse hacia la ciudadela en llamas. La artillería de plasma parpadeaba, brillante de energía.
Los cruceros dispararon andadas de plasma que ardieron en el cielo. Se oyó el estruendo de explosiones cercanas y Darkseid se burló del humano, que se lanzó hacia él y trato de golpearlo en la cara con los puños.
Darkseid volvió a parar en seco al humano al estrellarle la palma en el rostro. Mientras Hal volvía a caerse, vio como las nubes se separaban como un telón mientras una explosión en la ciudad hacia énfasis en el Nuevo Dios que tenía ante él. Hal también pudo ver a docenas de naves de guerra de Apokolips en orbitas bajas.
La batería del Lantern en Oa comenzó a brillar intensamente, pero ya era demasiado tarde. Las naves de ataque de Darkseid lanzaron sus bombas de incineración, destruyéndola por completo y diezmando el paisaje, matando a los Lanterns restantes en el proceso. Todo lo que quedó fueron sus esqueletos, que rápidamente se desintegraron en cenizas, con sus anillos cayendo sin ceremonias al suelo, sin la fuerza de voluntad para volar y encontrar a sus sucesores.
Oa había caído, y Darkseid tenía su victoria.
-Solo eres un humano patético y ruin – le dijo Darkseid desde las alturas, viéndolo a través de sus ojos humeantes con lastima y crueldad – No entiendo como la entidad del miedo te pudo haber elegido como su recipiente, pero ya no importa. Voy a concluir la tarea que tú y Sinestro no pudieron...
-¡Ahí están! ¡Atrápalos! – Ganthet grito. Llegaba flotando junto al fortachón Kilowog y ambos envolvieron al tirano de Apokolips con sus construcciones de luz dura –
A pesar de todo, Hal pudo estar tranquilo ante esta sombría situación, y simplemente sonrió. Creía que un ser tan sabio y poderoso como Ganthet podía hacerle frente a Darkseid.
En un golpe de suerte, las construcciones de luz tanto del Guardián como del Green Lantern bolovaxiano pudieron sacar de combate a Darkseid y lo arrojaron por el acantilado.
Ambos se acercaron a Hal, rodeándolo y avanzando hacia él.
-Denme un maldito anillo. Solo así les podremos hacer frente a toda esta armada – les dijo el humano –
-Es por eso que no pelearás, Hal. Es tu destino vivir – le respondió Kilowog, volviendo a adoptar una posición de combate ante Darkseid que se volvía a levantar contra ellos y lanzarles sus rayos omega –
-Adiós, Hal Jordan – le dijo Ganthet antes de alzar sus manos y hacer que Hal se sumiera ante una luz cegadora que lo envolvió por completo y lo dejo ciego de momento –
Antes de que tuviera la oportunidad de preguntar sobre eso, Hal fue arrojado a un duro y frio suelo cubierto de tierra. Todo pareció desdibujarse fuera de su visión, ni siquiera podía mirar sus manos correctamente.
Después de eso, Hal perdió todo control sobre su cuerpo, y se derrumbó ante la impresión de la batalla. Cuando se despertó, sus ojos comenzaron a picar, un dolor le recorrió por todos lados hasta retorcerse de horror cuando al fin pudo ver claramente que estaba en un desierto bajo los cielos estrellados que también albergaban una luna.
Ganthet lo había enviado a la Tierra.
Pero Hal sabía que ya era demasiado tarde para advertirle a alguien.
El páramo en el que estaba era solitario y no se veía un signo de civilización en los alrededores.
Todo estaba perdido, y él no podría contar la historia con la que la Tierra estaría preparada ante la llegada del invasor.
Y justo como hace dos años, cuando le entrego su alma y su espíritu a la entidad del miedo, Hal Jordan volvió a perder su voluntad.
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