MISIÓN DE RESCATE
Selina... ya casi no recuerdo bien donde la conocí. ¿Fue en la fiesta en el Monarch? ¿Acaso fue en la calle, cuando la salve de Black Mask? No... fue en el bote... si, tuvo que haber sido ahí.
Lo primero que note de ella fueron sus piernas. Conocida entonces sólo como "La Gata", estaba a bordo de un yate para robar un collar de diamantes de $ 9,4 millones. Durante el caos de una falsa alarma de incendios que había puesto Robín, vislumbre lo que solo podían ser las piernas de una hermosa joven que huía. Mi corazón dio un vuelco. Selina había escondido el collar en un vendaje envuelto alrededor de uno de sus tobillos, que previo usar visiblemente cuando subiera a bordo.
Recuerdo que fingí preocupación por su herida, mientras la sentaba en una silla, tirando hacia atrás su vestido verde exponiendo sus largas piernas. Mis manos bajaron por su piel de porcelana hasta el vendaje, donde sabía que encontraría el collar que había robado. Cuando levante el collar brillante para que lo vieran todos los invitados a la fiesta, ella pensó que era para exponerla. Cuando en realidad, era para distraer a todos del hecho de que desde el momento en que le quite el vestido no había quitado los ojos de sus piernas, que aún estaban desnudas a la luz de la luna.
Entonces ella activo su plan de contingencia... había puesto un mini-explosivo en la caja de fusibles del bote, lo que hizo que todo quedara a oscuras en el lugar. Ahí fue donde inició una persecución a pie en todo el bote. Cuando la volví a ver, ella se había cambiado. Llevaba botas altas y los guantes negros en conjunto con aquel traje morado. Aún tenía el pelo largo, dejándolo caer a través de la parte trasera de la máscara. Se veía tan hermosa... esos picaros ojos verdes y esa sonrisa cínica. Hicieron que yo me detuviera solo por momentos solo para verla, para admirarla bajo la Luna. De no haber sido por Dick... por Robín... ella hubiera escapado.
Las luces de la ciudad de Gotham se hicieron grandes mientras nos alejábamos a toda velocidad en un mini-bote con Selina esposada. Sabía que tan pronto como estuviéramos lo suficientemente cerca del muelle ella se escaparía. Más tarde ella pensaría en lo afortunada que había sido de poder soltarse las esposas antes de caer al agua, como si yo no supiera cómo poner las esposas correctamente.
Después, cuando la conocí y nos hicimos cercanos, ella me confeso que mientras se alejaba nadando al amparo de la oscuridad, aun nos escuchó discutir sobre ella en el bote. Las palabras se las llevo el agua.
"Sus ojos"... fue lo último que ella escuchó.
Yo note el color de sus ojos, cosa que no era fácil de hacer por la noche. Eran de color verde jade, al igual que su vestido.
¿Por qué sueño con Selina?
Hay una guerra ahí afuera y yo sueño como si fuera un adolescente de 15 años.
Pero es que los sueños ahora son todo mi refugio, los recuerdos de las épocas pasadas cuando creía que luchar valía la pena, antes del Régimen, antes de que todo cayera y la esperanza se convirtiera en una palabra sin significado.
Yo he renunciado a ella... a Selina, pero mi mente y mi corazón no lo asimilan. Ella no es para mí, ya nada de eso es para mí. Lo son los motores rugientes, estar entre soldados... luchar en las sombras.
Es solo que estoy tan cansado...
Arriba anciano, es hora de volver a la pelea.
***
Estambul, Turquía.
Había pasado un buen tiempo desde que Diana había sentido el Sol en su cara. La última vez fue en Londres, cuando estaba repeliendo la invasión desde las naves de Darkseid. Se había enfrentado a un bruto que parecía un simio muy grande, y el la había noqueado y capturado. Desde entonces solo pesadillas y cosas feas habían pasado por su mente. Había perdido la noción del tiempo y del espacio.
Cuando Diana abrió los ojos, lo primero de lo que se dio cuenta es de que su cuerpo estaba entumecido. No pudo sentir nada, no pudo mover nada más que sus ojos. Ni siquiera pudo abrir la boca. Trató de averiguar que le había pasado mirando por los bordes de su visión, pero era inútil. Las luces fluorescentes angustiosamente brillantes en el techo no ayudaron a su caso.
Escuchó el crujido de una puerta al abrirse y zapatos golpeando con fuerza sobre el suelo. Apareció un rostro sobre el suyo, un hombre con una sonrisa triunfante. Era calvo y venia vestido con un traje fino y una bandera Omega en su brazo.
-Es bueno verla despierta, señorita Prince – dice Luthor – Ni siquiera me molestaría en intentar romper esas ataduras. Te pusimos un collar de control fabricado por Desaad – Diana se llevo las manos a su cuello, donde comprobó que un pesado metal eléctrico la dominaba – Ha mantenido tus habilidades motoras adormecidas durante años – Diana solo lo vio con rabia. El era el culpable de la Invasión de Darkseid y estaba ahí como si nada. Era tan cínico – Podrías haberte unido a nosotros y haber entregado a los meta-humanos. Tú, más que nadie, deberías saber que la humanidad no necesita que estos "héroes" gobiernen sobre nosotros. La humanidad, como especie, lo estábamos haciendo bien sin esos meta-humanos, pero luego llegaron e hicieron cosas en la Tierra... y ahora ve el panorama en el que vivimos.
Ella solo le veía con rabia. Estaba tan enojada, y por un segundo creyó que sus demás amigos en la Justice League se habían rendido. No era posible que Luthor siguiera ahí como si nada. El brownie que Carly (la celadora de su celda) estaba comiendo, la distrajo. Diana tenia tanta hambre...
-Yo soy la representación clara de lo que la humanidad puede lograr. No necesitamos escondernos detrás de los meta-humanos, no tenemos que depender de ellos, pero tanta gente deseaba desesperadamente que ellos llevaran nuestras cargas – Luthor le lanzo una sonrisa – Después de Metrópolis, de lo que sucedió con Parallax y los Yellow Lanterns, yo solo actué en consecuencia y esperaba que tú, la semi-diosa, la princesa de las amazonas, estuviera de acuerdo conmigo. Pero veo que no es así...
Diana quería decirle a Luthor que estaba equivocado, que la humanidad está condenada porque el confió en una deidad extraterrestre malvada. Que el había condenado a su raza. La humanidad no tendría ninguna posibilidad contra Darkseid sin defensores meta-humanos, pero la boca de la amazona estaba literalmente sellada. Si hubiera podido, le habría dado un buen puñetazo en la cara, pero el la había encerrado como un cobarde.
-Te enviare a Apokolips y ellos te sacaran la información que necesito. Tu isla... tu gente... los demás héroes. Tus secretos serán míos – concluyo el calvo. Diana solo vio como tomaba su abrigo y se retiro de la celda –
Diana se sentía sola. No contaba con que un equipo de rescate ya estaba siguiendo su pista.
***
El jeep en el que viajaban era un vehículo militar acondicionado con un remolque de carga descubierto. Red Hood conducía a una velocidad moderada en lo que llegaba al complejo. Deathstroke estaba agarrado al chasis del remolque, dando tumbos atrás, ensuciándose en medio de la tierra.
Se detuvieron finalmente, y Slade levantó la cabeza y miró hacia la puerta inmensa y oscura que se recortaba contra un cielo igualmente oscuro. Red Hood paró el motor del jeep, no se oían voces ni sonidos distintos a los del motor y el ruido mecánico de un generador lejano. El campamento era enorme y un muro de hormigón estaba siendo construido a su alrededor. Tenía al menos seis metros de altura, y los guardias de LexCorp lo vigilaban en él día y noche. Una puerta de tela metálica con tablones de madera daba acceso al campamento.
Por alguna razón, Batman que estaba en el Batmovil con Green Arrow, había imaginado que escucharía el llanto de los niños, gritos de adultos o alguna otra señal de angustia al acercarse a tanto sufrimiento humano. Y en efecto, el exterior oscuro y silencioso del campamento reflejaba una opresión más que impactante. Definitivamente el silencio hizo que Bruce pensara que algo mas pasaba ahí.
Ya no llevaba capa en su traje, de hecho, era un algo más militar y táctico. Sus hombreras y muñequeras con filo eran de metal, al igual que la perchera, donde tenía pintada en el pecho la silueta del murciélago con pintura amarilla, le recubrían el cuerpo. Llevaba armas de fuego y granadas, algo que hasta apenas unos años atrás no hubiera pensado que llevaría en su equipo. Y el casco que Ra's Al Ghul le había dado no se lo quitaba nunca de la cabeza. Y también sobre todo esto llevaba una gabardina café muy pesada. Ahora que era más viejo, necesitaba más libertad de movimiento. Estaba listo para la pelea que se avecinaba.
Justo cuando Jason Todd (que venía vestido con un uniforme de seguridad LexCorp) bajo del jeep, Slade Wilson hizo lo mismo del chasis del vehículo y se ocultó en el garaje del complejo. Habían dejado el remolque en el hangar, justo donde lo querían. A Slade se le era imposible mirar a un subordinado del Régimen o a un Parademon a los ojos sin mostrar odio. Además, le preocupaba que sus mentes, que funcionaban como una colmena, detectaran la verdadera identidad de Jason Todd.
Jason vio que un Parademon empezaba a inspeccionar el remolque, por lo que se preocupó. La cubierta estaba forrada con plomo para rayos X, procedentes del consultorio de un dentista. Cuando el Parademon percibió las propiedades explosivas, se alejó de golpe del lugar después de lanzar un tremendo grito.
Entonces hizo explosión, volando el garaje de los vehículos en mil pedazos.
Los Parademons y los soldados LexCorp estaban demasiado aturdidos para reaccionar a la sorpresiva presencia de la Resistencia. Fue entonces que Red Hood y Deathstroke se pusieron en acción, sacando sus rifles de asalto y disparándole a todo lo que tuvieran en frente.
Los Parademons no reaccionaban como hacían los humanos. Ninguno de ellos salió volando para escapar o avisar a los demás. La voz de alarma se transmitía psíquicamente. Después de la conmoción inicial, el ataque de los Parademons no se hizo esperar.
Solo entonces el Batmóvil entro en escena, con Batman en los controles, y desato el infierno en todos los puntos de control del lugar. Ahora, el auto de Batman estaba atestado de tres ametralladoras Cal.50 en la coraza, al igual que un cañón que disparaba proyectiles. Batman entro destrozándolo todo y disparo instantáneamente a las torres de control y a los Parademons que volaban en desbandada, dándole tiempo a Red Hood y a Deathstroke para que les dispararan a sus objetivos.
Deathstroke saco su espada forrada de Kryptonita y derribó a un Parademon con un golpe en el cuello. Green Arrow salto del Batmóvil y se precipitó hacia delante, atravesándole la garganta con su arco al Parademon que arremetía contra él. Los combates con los Parademons en espacios abiertos eran siempre el primer recurso, y los cuatro hombres pudieron salir victoriosos del primer asalto.
-Oracle... ¿El Predator drone estará en posición? – pregunto Batman –
-En tres minutos estará en el aire – contesto Barbara Gordon al otro lado del auricular –
-Copiado. Pondré el Batmóvil en modo drone. Contrólalo hasta que salgamos...
-Entendido jefe – contesto ella – Cambio y cierro.
Batman, el último en armarse al salir del Batmovil no fue atacado por Parademons, sino por un joven soldado de LexCorp. Se sorprendió tanto que reaccionó al ataque como si fuera un Parademon y hundió su espada en la base del cuello del joven. El chorro de sangre arterial salpicó el poste de madera que estaba en el centro del lugar, y los dos se miraron sorprendidos.
¡Eso Bruce! Un rostro más al panteón de muertos por tu culpa...
Joker... otra vez el maldito payaso. Desde hacía tres años que no lo dejaba de ver, y esa noche no sería la excepción.
Batman se alejó lentamente del moribundo. Él se estremeció, acababa de matar a un hombre, aunque no era la primera vez.
Salieron de la entrada y se encontraron en el campamento, al aire libre. Los ojos de los cuatro hombres tardaron un momento en adaptarse a la oscuridad, de la cual emergieron los Parademons.
Los cuatro se desplegaron en forma de arco para recibir a las criaturas. Tenían espacio para girar libremente sus armas, plantarse con un pie atrás y dispararles como si de una orquesta se trataran las ráfagas de sus armas. Batman avanzó, disparando su metralleta SCAR con furia y mirando constantemente hacia atrás.
Fue así como eliminaron a la primera oleada de Parademons. Siguieron adelante, aunque no contaban con ninguna información sobre la disposición del campamento. Buscaron algún indicio de la ubicación de los internos. Una pareja de Parademons llegó desde el lado izquierdo, pero Deathstroke protegió su flanco, los liquidó y luego condujo a los demás en esa dirección. Más allá, en contraste con la oscuridad, estaba una estructura alta y estrecha: un puesto de vigilancia emplazado en el centro de un círculo de piedra. Otros Parademons a medio convertir llegaron corriendo a toda velocidad y los cuatro hombres cerraron filas, moviéndose como todo un equipo, con sus armas matando criaturas al unísono. Tenían que matar con rapidez. Los Parademons estaban dispuestos a sacrificarse con tal de aumentar sus posibilidades de capturar y convertir a un oponente humano, en especial a estos guerreros de la Resistencia que ahora atacaban uno de sus nidos.
Batman pasó a la retaguardia, caminando hacia atrás mientras los cuatro formaban un círculo móvil, un anillo de plata para mantener a raya al enjambre de Parademons. Batman ya se había adaptado a la oscuridad, y vio a otros Parademons congregándose en la distancia. Avanzaban, pero sin atacar. Planeaban un ataque más coordinado.
-Se están preparando para atacar – advirtió Bruce – Creo que estamos siendo empujados en esa dirección – Oyó el corte húmedo de una espada, y luego la voz de Green Arrow –
-Un edificio más adelante. Nuestra única esperanza es avanzar zona por zona – dijo Oliver mientras disparaba una flecha doble a un par de Parademons –
-Llegamos demasiado pronto al campamento – dijo Red Hood – Creo que ya nos esperaban
Green Arrow maldijo y liquidó a otra criatura. Batman siguió caminando hacia atrás. Solo podía ver los rostros de la primera línea de los Parademons que los perseguían y los miraban fijamente. En realidad, parecían mirarlo a él. ¿Era solo su imaginación? Batman caminó más despacio y luego se detuvo por completo, permitiendo que los demás avanzaran unos pocos metros. Los perseguidores también se detuvieron.
-¡Ah, mierda! – exclamó Batman –
-Lo sabia – afirmo Jason Todd al voltear a ver a su mentor – Te reconocieron...
-¿Cómo no querías que lo reconocieran? El tipo ha sido un dolor en el culo de Darkseid por tres años – concluyo Slade, lanzándole una mirada de desafío a Bruce Wayne –
Lo habían reconocido. El equivalente de una orden de captura transmitida a todas las agencias de seguridad en la red psíquica de los Parademons era un hecho cumplido. La colmena fue alertada de su presencia, lo cual significaba una sola cosa. Darkseid sabía que Batman estaba allí, y lo veía a través de sus esclavos.
-¡Oye! – gritó Green Arrow, volteando hacia Batman –¿Por qué demonios te has detenido...? – Luego vio a los Parademons, tal vez a dos docenas de ellos, observándolos – ¡Jesús! ¿Están hipnotizados?
-Esperan órdenes – afirmo Bruce – Vamos a...
La alarma del campamento resonó sacudiendo a los cuatro. Y se hizo de nuevo el silencio. Green Arrow miró hacia el edificio más próximo. Contempló de nuevo el cielo en busca del Predator Drone que Oracle había enviado.
-Si los puedes alejar de aquí, de nosotros, conseguiremos entrar y salir de este lugar mucho más rápido – le dijo Oliver a Batman –
Bruce no tenía ningún deseo de quedar convertido en un juguete rojo y masticable en manos de monstruos espaciales, pero captó la lógica del plan de Green Arrow.
-Solo hazme un favor – dijo Bruce – que sea rápido.
-¡Deathstroke, quédate con Batman! – ordenó Green Arrow –
Batman recargo su rifle SCAR y apretó la empuñadura de cuero de su espada, listo para desenfundarla en caso de ser necesario, y esperó a que Deathstroke llegara a su lado.
-¿Estás cómodo con esto... Slade? – pregunto Bruce, sonriendo –
-Mejor que bien —dijo Deathstroke, casi sin aliento, pero con una amplia sonrisa, como un niño. Sus dientes medio amarillos ofrecían un marcado contraste con su traje antes naranja y azul, a ahora gris con manchas amarillentas –
Batman bajó su espada, corrió a la izquierda y se alejó de la edificación. Los Parademons a medio convertir dudaron un momento antes de seguirlo. Batman y Deathstroke doblaron la esquina de una edificación anexa, larga y completamente oscura. Más allá, la luz de los focos brillaba desde el interior de una ventana.
-¡Por aquí! – gritó Batman, echando a correr –
Deathstroke lo siguió jadeando. Batman miró hacia atrás y, como era de esperar, los Parademons ya estaban doblando la esquina detrás de ellos. Batman corrió en dirección a la luz, y vio a un Parademon de pie, cerca de la puerta del edificio. Era imponente, iluminado desde atrás por la luz tenue de una ventana. Batman vio su pecho amplio y el cuello grueso como un tronco, con piel viscosa, de un color verdoso a causa de la sangre blanca y de las numerosas estrías.
De inmediato, como un recuerdo traumático forzando su camino de retorno a la conciencia, la voz y la imagen del Joker se hicieron presentes gracias a su mente afectada por la toxina del Espantapájaros.
¿Qué estás haciendo aquí, Brucie?
Batman se detuvo y le enseñó su espada al Parademon. Deathstroke se giró a su lado, mientras les echaba un vistazo a los que venían detrás.
¿Por qué has venido hasta aquí?
Deathstroke rugió y derribó a dos atacantes con su espada. Batman se dio la vuelta, momentáneamente distraído, para observar al resto de criaturas agrupadas a pocos metros de distancia. La punta de su espada tocó el pecho del Parademon que arremetía contra él, entrando en su piel y en sus músculos por el lado derecho, pero sin atravesarlo. Batman retiró rápidamente la hoja y apuñaló la garganta del Parademon cuando la mandíbula de la criatura empezaba a desencajarse, asi que cayo al suelo.
-¡Cabrones! – exclamó Deathstroke, decapitando a otro par de Parademons –
El contingente de Parademons se arrojó sobre ellos. Batman giró y preparó su espada. Pero eran demasiados, y todos se movían al mismo tiempo. Batman comenzó a retrocer, y sintió las piedras bajo sus pies mientras se acercaba al edificio. Deathstroke seguía arremetiendo y despachando a sus atacantes mientras Batman retrocedía tres pasos, tanteaba el pomo de la puerta y abría el pestillo.
Ahora eres mío, Brucie.
La voz del Joker resonó, desorientando a Batman. Bruce tocó el hombro de Deathstroke, indicando al mercenario que entrara con él. Pasaron corriendo junto a las jaulas improvisadas a ambos lados del estrecho pasillo, donde se hallaban confinados varios seres humanos, unos más debilitados que otros. Era una especie de asilo para locos. Los reclusos les gritaron mientras Batman y Deathstroke seguían corriendo.
Estás en un callejón sin salida, Brucie.
Batman sacudió la cabeza con fuerza, intentando deshacerse de la voz del Joker, que irrumpía como una incitación a la locura. Los prisioneros arañaban las jaulas a su paso, y Batman se vio atrapado en un ciclón de terror y confusión. Un lugarteniente de los Parademons entró por el otro extremo del corredor. Batman intentó abrir una puerta que conducía a una especie de oficina, con una silla semejante a la de un dentista cuya cabecera, así como el suelo a sus pies, era una gran costra de sangre. Otra puerta daba al exterior, y Batman avanzó tres pasos. Fuera lo esperaban los Parademons, que habían rodeado el edificio, y Batman giró y atacó, dándose la vuelta justo a tiempo para sorprender a un Parademon que saltaba hacia él desde el techo.
¿Por qué has venido aquí, Brucie?
Batman esquivó el cadáver del Parademon. Él y Deathstroke retrocedieron, codo con codo, en dirección a una edificación sin luz ni ventanas situada junto a la valla perimetral. ¿Eran los nidos de los Parademons? Batman y Deathstroke se agacharon, y descubrieron que la valla giraba bruscamente y terminaba en otra edificación completamente oscura.
Un callejón sin salida. Te lo advertí.
Batman se encaró con los Parademons que venían hacia ellos en la oscuridad.
-Sin salida para nosotros... – murmuró Batman – ¡Hijo de puta! –
Deathstroke lo miró, atónito –
-¿Hijo de puta? ¡Eres tú el que nos ha metido en esta trampa, Wayne!
Libérame Brucie... y te ayudare a salir de aquí... ¡Ha hahahahaha!
Esas palabras y esa risa histérica le produjeron escalofríos a Batman. Pero se aguantó el miedo y el junto con Deathstroke sacaron sus espadas y sus armas de fuego, preparándose para recibir a los Parademons.
Por todas partes. Algo sucedía. Diana escuchó y sintió la vibración de las puertas de abajo cerrándose. La mujer que la custodiaba permaneció en un rincón detrás de su escritorio, con el auricular en el oído. Diana oyó pasos rápidos en las escaleras. Las botas significaban seres humanos. La asistente se encogió, mientras Diana se dirigía a la puerta justo a tiempo para ver a Green Arrow entrar apresurado.
Diana se quedó muda en su celda. La única arma que el traía era su arco. Su rostro hacia notar la sensación de adrenalina que un cazador tiene con su presa. Una sonrisa de gratitud, con la boca abierta, se dibujó en el rostro de Diana. Green Arrow le quito a Diana las esposas y el collar de control, y siguió hacia la puerta. Estaba casi al otro lado cuando se detuvo, se enderezó y miró hacia atrás.
-¿Diana? – balbuceó el. Su uniforme naranja y su rostro algo demacrado la hacia diferente. No la había reconocido a primera vista –
-¡Correcto! – dijo ella –
Él la agarró y ella lo abrazo, escondiendo el rostro en el hombro sucio y maloliente de Oliver Queen. Él la apartó de sí un momento para mirarla de nuevo. Se sentía emocionado por la enorme suerte de haberla encontrado. Otro muchacho venía detrás de Oliver. Un chico algo fornido con una percha con un murciélago rojo pintado a mano y un casco rojo enfundado en su cara.
-¿Wonder Woman? – pregunto Jason, asombrado por la belleza de Diana –
-Soy yo... ¿Quien eres tú? – pregunto Diana –
-Soy Jason Todd – respondió el, quitándose el casco. Diana vio a un joven de unos 24 años, que tenia el cabello castaño y algunas cicatrices en el rostro – Es un placer.
-El placer es mío, Jason. Gracias a ambos por venir a rescatarme – concluyo Diana –
-Si te soy sincero, el plan fue de Batman y Deathstroke – anoto Oliver... ¿Qué es este edificio? ¿La administración o algo así? ¿Por qué te tenían aquí?
Por un momento, ella no podía recordar.
-Luthor – Diana murmuro – Hoy en la mañana vinieron a torturarme. Creo que me querían usar para un proyecto secreto.
-¿Dónde diablos está? – pregunto Jason –
-Se fue... nosotros debemos de hacer lo mismo. Hay que alcanzarlo y parar la invasión.
-No creo que eso sea posible – dijo Green Arrow – Ahora ellos dominan el mundo.
-¿Cómo que dominan el mundo? – Diana se mostro confundida – Si apenas hace una semana estaba luchando en Londres... un monstruo que parecía un gorila me capturo en una de las naves durante la batalla.
-¿Realmente no estabas consciente en tu tiempo en cautiverio, verdad? – le apunto Red Hood – Llevamos tres años luchando contra la ocupación. El Régimen de Luthor con ayuda de las fuerzas de Apokolips dominan la Tierra.
-No es posible – Diana parecía que se desvanecía. Le costaba trabajo creer eso después de todo por lo que lucho a lo largo de su vida – No es cierto...
-Dijimos que ellos tienen el control, si... pero nosotros estamos haciendo algo al respecto y ahora contigo de nuestro lado, la balanza se inclinara a nuestro favor – concluyo Green Arrow – Batman y Deathstroke nos dirigen, están afuera conteniendo a los Parademons.
Y sin decir más, los tres se pusieron en marcha hacia la salida. Diana los siguió por la puerta, y luego se detuvo bruscamente. Miró a Carly, la guardiana del cautiverio, que seguía de pie detrás de su escritorio en un rincón, con el teléfono en la mano colgando a su lado. Se precipitó hacia ella y Carly abrió los ojos aterrorizada. Se abalanzó sobre el escritorio, cogió el brownie y el plato de papel, le dio un mordisco grande y lanzó el resto a la pared, muy cerca de la cabeza de la mujer. Pero en ese momento triunfal, Diana solo sintió lástima por la joven. Y de todos modos, el brownie no sabía tan bien como imaginaba.
En el patio exterior, Batman continuaba arremetiendo contra los Parademons, abriendo tanto espacio a su alrededor como le era posible. Los ataques con garras de los Parademons se extendían demasiado, por lo que tenía que esquivar repentinamente sus ataques, pensando así que los cansaría hasta que el pudiera cortarlos con su espada. Así que siguió a la carga, cortando tantas extremidades como le fuera posible mediante brutales ataques.
Pero Deathstroke no estaba de acuerdo con la estrategia de Batman. Prefería eliminar cada amenaza individual por separado y, como era un asesino brutal y eficiente, hasta el momento se había salido con la suya. Pero también se estaba cansando. Persiguió a un par de Parademons que lo amenazaban desde un ángulo ciego, pero se trataba de una trampa. Deathstroke mordió el anzuelo, y los Parademons lo alejaron de Batman, dejando un vacío entre ellos. Batman intentó acercarse a Deathstroke, pero los Parademons siguieron con su estrategia: separarlos para destruirlos.
Batman sintió el edificio contra su espalda. Su círculo de ataques se convirtió en un semicírculo, su espada como una antorcha encendida manteniendo a raya la ferocidad de los Parademons. Algunos de ellos se pusieron a cuatro patas, con la intención de escapar de su alcance y agarrarlo por las piernas, pero Batman se las arregló para destazarlos, y con dureza, mientras la tierra a sus pies se teñía de blanco a causa de la sangre extraterrestre. Pero a medida que los cuerpos se amontonaban, el perímetro de seguridad de Batman seguía reduciéndose.
Oyó gruñir a Deathstroke, y luego gritar. Estaba recostado contra la alambrada del campamento. Batman lo vio descabezar a un Parademon, pero este ya había herido a Slade en la pierna. Eso no fue un problema para él, pues Deathstroke siguió combatiendo, de hecho, con renovado vigor. Luchó sabiendo que podría ser la última vez antes de completar su venganza contra el Régimen.
Los Parademons que rodeaban a Batman fueron psíquicamente conscientes de este éxito, sintieron la victoria y arremetieron contra él con una furia total. Algunos se apartaron de Deathstroke para unirse a los otros Parademons que acudían desde atrás, reduciendo aún más el perímetro de defensa del justiciero de Gotham City, que sentía su corazón saliéndose de su pecho, pero que a pesar de eso seguía haciéndoles cortes en las caras, en sus bocas abiertas llenas de dientes y sus cuerpos frágiles y viscosos. Una mano con garras se disparó contra él, golpeando la pared cerca de su oído con un ruido sordo, como una flecha. Batman lo cercenó, pero había muchos más. Intentó mantener el cerco de acero, con los brazos y hombros entumecidos por el dolor. Sin embargo, bastaba con la llegada de un certero golpe. Sintió la fuerza de la multitud de Parademons acumulándose sobre él. Iba a morir, y nunca iba a ver como Dick y Jason se hacían hombres mejores a él, y nunca descubriría que sucedió con Selina Kyle.
Y entonces, como salido de su dolor, Deathstroke aterrizó en medio del combate y se unió de inmediato a Batman. Sacando valor, Slade Wilson ignoro el dolor en su pierna y entro descargando ráfagas de su ametralladora SAW. La ignorancia de los Parademons hacia el le había dado ventaja para reponer fuerzas y recargar, así que cuando se le terminaron las balas, se unió al combate con Batman.
-¡Si alguien te va a matar seré yo, Wayne! – grito Deathstroke mientras sacaba sus espadas y cercenaba a dos Parademons. Batman solo puso una sonrisa sarcástica –
Deathstroke marcaba una diferencia, pero los Parademons sabían que los dos solo estaban conteniendo la marea. Estaban a punto de ser derrotados. Todo terminaría pronto.
Pero un destello de luz surcó el cielo. Batman creyó que se trataba de una bengala o de algún dispositivo pirotécnico enviado por los Parademons como señal de alerta, o incluso para distraerlos. Un instante de distracción supondría el fin de Batman.
Pero la fuerte luz seguía brillando, intensificándose, expandiéndose encima de ellos. Se movía más alto de lo que Batman alcanzaba a visualizar. Entonces la luz aterrizo violentamente en el suelo del patio y exploto. Decenas de Parademons fueron destruidos en lo que parecía ser un misil Stinger dirigido desde un Predator drone.
-Ya esta el drone, jefe – Oracle hablo a través del auricular – Agradézcanme luego.
-¿Agradecerte? – gruño Slade – Estuvimos a punto de ser devorados, niña.
-Lo siento, pero hay interferencia en la zona – Oracle se disculpo – No se preocupen que ya los tengo cubiertos.
-No quites tu vista de nosotros y el dedo del gatillo – concluyo Batman –
Entonces una ráfaga de balas explosivas Sabbot salieron del dron en el cielo y los cubrió, destruyendo a cuantos Parademons le fueran posibles a Barbara. Batman y Deathstroke no podían creer en su buena suerte. Blandieron sus espadas para abrir un flanco a través de los Parademons, en una jugada de último minuto para liquidarlos mientras se abrían camino hasta acabar con la amenaza...
De reojo, Batman vio a un prisionero del campamento detrás de Green Arrow y de Red Hood, y a pesar de su cara cansada, reconoció de inmediato a Diana. Una mezcla rara de emociones lo asaltó. Parecía que hubieran pasado semanas en lugar de años desde que se vieron por última vez. Pero ahora había asuntos más urgentes.
-Que bueno que la encontraron – dijo Slade – Mas vale que no hayamos arriesgado el pellejo así por nada.
-¡Maldita sea! – dijo Jason, viendo a los cadáveres de Parademons en el suelo – ¿Fue esa cosa en el cielo? – Batman se encogió de hombros –
-Una suerte jodidamente extraordinaria – dijo Bruce con sarcasmo – Barbara lo activo a tiempo.
-No fue suerte – dijo Diana –Fue otra cosa.
-¿Qué otra cosa? – Bruce estaba desafiante –
-Puedes negarlo – subrayó Diana – O tal vez no quieras saberlo. Tal vez ni siquiera te importe. Pero eso no ocurrió simplemente porque sí, Bruce. Esos misiles no solo cayeron por mera coincidencia cuando logramos salir del complejo carcelero y tu y Deathstroke estaban a punto de ser devorados – Miró a Green Arrow y a Red Hood, sintiendo una mayor claridad – Tu esperanza en las cosas debe de mantenerse firme.
Batman estaba confundido. ¿Barbara había activado el drone como por un milagro? ¿Una causa divina los había ayudado? No... solo eran las alucinaciones de la hija de los "Antiguos Dioses".
-Te sacaremos de aquí – dijo Bruce – Y también a Deathstroke. Antes de que alguien más salga herido.
-De ninguna manera – replicó Green Arrow – Debemos de liberar a los prisioneros y volar este lugar.
-¡Hay que irnos rápido! – ordeno Batman – Slade casi muere. Hordas de Parademons nos atacaron con furia. No te...
-Tenemos el tiempo que lleguen los refuerzos – comentó Oracle a través del auricular – Necesito que saquen las evidencias para desenmascarar al Régimen, así que vallan a echar un vistazo.
Batman miró a Oliver y luego a Diana. Ellos tomaban las decisiones juntos. Batman era minoría.
-Está bien – concedió Bruce – Hagámoslo con rapidez.
Diana fue la primera en salir del patio interior. Notaba cómo los otros la empujaban para que saliera, pues los cielos despejados se desvanecerían pronto. Se sintió más angustiada a cada paso que daba, y empezó a correr.
El otro edificio estaba rodeado por una valla cubierta con una tela metálica negra, opaca. Pudo ver el interior del edificio: era una estructura antigua, la vieja planta procesadora de alimentos, y no tan grande como el otro lado. Un edificio industrial de aspecto macabro, que decía "matadero" a gritos.
Diana había escuchado que ahí llevaban a los ancianos y a los enfermos. Obviamente, no era la entrada a una comunidad de jubilados ni a ningún otro tipo de edificio acogedor. Green Arrow la detuvo.
-Déjenme entrar primero – dijo Oliver – Espérenme aquí.
Bruce lo vio alejarse, mientras sus compañeros rodeaban a Diana, al igual que las dudas en su mente.
-¡No! – dijo Bruce con determinación, y alcanzó a Green Arrow. Tenía la respiración cortada y sus palabras eran poco audibles – Iré contigo.
Green Arrow abrió la puerta lo justo para que pudieran entrar. Parecía que Slade, Diana y Jason también querían ver que había ahí adentro, así que también los siguieron. La maquinaria zumbaba en el interior. Un fuerte olor, difícil de identificar en un principio, impregnaba el aire. Un olor metálico, como de monedas viejas en un puño sudoroso y caliente. Sangre humana.
Oliver se detuvo un instante. Sabía lo que iba a ver, incluso antes de llegar a los primeros cubículos. Dentro de unas habitaciones no más grandes que un cuarto de baño para discapacitados, varias sillas de ruedas con respaldos altos estaban inclinadas debajo de unos tubos plásticos en espiral que colgaban de los tubos de alimentación. Estos tubos, largos y asépticos, eran utilizados para transportar la sangre humana hasta un sistema de recipientes rodantes. Los cubículos estaban vacíos. Eran el alimento para los Parademons
-Jason, saca tu cámara – ordeno Bruce a Red Hood – Quiero que todo esto este documentado – Sin decir mas, el joven hizo caso y empezó a sacar fotos de todo –
Más adelante, pasaron junto a una cámara frigorífica donde la sangre era empaquetada y almacenada durante el siniestro proceso de recogida. Diana supuso que las personas mayores eran llevadas allí, inmovilizadas en las sillas de ruedas, mientras los tubos extraían la sangre de su cuello. Ella casi podía verlos con los ojos en blanco. Se sintieron cada vez más angustiados y siguieron buscando. Llegaron a una amplia sala donde algún tipo de material extraterrestre cubría tres cuartas partes de las paredes, y varios desagües en el suelo estaban manchados de rojo. Una fábrica de Parademons. Cadáveres arrugados colgando de unos tubos, pasándoles un liquido viscoso a través de la boca y transformando su piel a un verde viscoso.
Diana sintió náuseas, pero no tenía nada que expulsar en su estómago vacío. Batman y Deathstroke sintieron una furia inexplicable que corría por sus venas. Oliver también estaba asqueado, mientras que Jason no sabía que decir. Todos estaban impactados.
-Luthor... Lo mataré – dijo Bruce. Batman se acercó a todos – Tenemos que irnos. Enviarán helicópteros y fuerzas de LexCorp con armas de fuego convencionales.
-Fuerzas de LexCorp a veinte minutos – dijo Oracle a través del auricular – Un Flying Fox ya va, solo salgan.
-Reduce este sitio a cenizas con el Predator, Barbara – ordeno Deathstroke – Que este puto Régimen la pague.
Un rato después mientras, todos reposaban en la bodega de carga del Flying Fox, Batman estaba descansando en la cabina del Batmóvil. Pensaba que aunque habían rescatado a Diana y habían hecho estallar un campamento del Régimen, se sentía vacío. Todas esas personas que fueron convertidas a Parademons.
Bruce pensó que si existía un Dios, o los "Dioses" que tanto profesaba Diana... ¿Cómo habían dejado que algo tan horroroso así sucediera? Los dioses habían abandonado a la humanidad, en un mundo tan cruel y malvado, controlado por un alienígena demente y su marioneta humana retorcida.
Bruce estaba cansado, herido, pensando que pudo haber sido su última pelea. Ahora tenía 49 años y estaba fatigado. Toda una vida luchando por lo que él creía correcto había valido para nada.
***
Tengo un sueño, algo importante, pero se va cuando me despierto. Supongo que no hay tiempo para sueños.
Es nuestra última oportunidad de derribar al Régimen. El mundo cuenta con nosotros, y ellos cuentan conmigo... Dick, Jason, Barbara, Katana, Deathstroke, Arrow... y ahora Diana. Eso me pesa. Fui un vigilante en Gotham durante veinte años y jamás sentí algo así.
Hoy mate a bastantes Parademons, a bastantes monstruos. A veces, para poder continuar, pienso que con cada uno de los que mato, su ejército disminuye. Uno menos a veces hace la diferencia.
Pero el monstruo más grande nunca muere por tantas veces que lo mate. Solo cambia de piel y toma otra forma.
Siento todo el peso del mundo cayendo sobre mi espalda, pero por una última vez tratare de cargarlo. Si tan solo ellos estuvieran aquí... Alfred, Clark y... Selina.
Sería más fácil...
Pero tengo una guerra que ganar. Solo hasta entonces... cuando haya terminado y esos malditos aliens desgraciados junto con Luthor sean historia... solo hasta entonces podre descansar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro