HACIA KAHNDAQ
Las palabras tienen poder. Dan forma al universo. Dan significado al cosmos arremolinado. Son nuestra ancla en la comprensión.
Esto, sé que es verdad. Nací cuando el lenguaje era joven. Las primeras palabras que acudieron a mis labios eran cosas groseras e instintivas, propias de amenazas y deseos y poco más. Pero incluso entonces, los nombres eran potentes. Nombrar algo es tomar su imagen y hacerla propia, dar el primer paso para conocerlo verdaderamente. Y en el conocimiento, obtenemos el poder de transformar el mundo.
Cuando aún era un niño, aprendí la importancia de cambiar el mundo y las responsabilidades que conlleva. También aprendí el peligro de lo desconocido. Porque siempre ha habido cosas escondidas en las sombras. Los monstruos que temen a la luz encuentran socorro en la ignorancia y engordan con su botín. Los tiranos que saben mucho someten a los que saben poco. Y lo peor, aquellos que desconfían del conocimiento de los demás y buscan arrastrarlo todo a la oscuridad.
Tales enemigos del hombre deben ser combatidos. A veces, sin embargo, se necesita algo más que coraje y comprensión para hacerlos retroceder. Algunos demonios son demasiado fuertes para caer por sí mismos. Esto fue golpeado en mí mientras luchaba por proteger a los que me rodeaban. En mis viajes, me di cuenta de que había poderes en el mundo que podían ayudarme. Si pudiera tocarlos, podría ser un verdadero campeón contra la oscuridad. Pero eran cosas efímeras, despreocupadas y descuidadas, tan a menudo la causa del desastre como su solución. No podía simplemente acercarme a ellos. Necesitaba llamarlos a mí, obtener su bendición para mi causa.
Así que creé una palabra.
De los nombres de la tierra y el cielo, el sol y el mar, y el trueno y el relámpago, hice una palabra que invocó su poder en mí. De la tierra tomé la resistencia. En el cielo encontré la sagacidad. Del sol saqué poder. Del mar, aprendí el verdadero poder. El trueno me enseñó coraje. Y la iluminación me concedió rapidez.
Con estas seis bendiciones, me volví más poderoso que cualquier monstruo. Me convertí en un campeón, un fuego para mantener a raya las pesadillas. Con la velocidad del relámpago, podría dar la vuelta al mundo, viajando de tribu en tribu, liberándolos para que aprendan como hombres en lugar de acobardarse como bestias. Con el paso de los siglos, vi a la humanidad tambalearse hacia la civilización. No jugué al portador del fuego. Ellos no necesitaban que yo lo hiciera. Fue suficiente que triunfé sobre las encarnaciones del salvajismo y la descendencia retorcida que los malos pensamientos engendraron con magia. Yo era fuerte y eternamente joven, invencible, el más poderoso de los mortales.
Yo era una maravilla
Sin embargo, a medida que los siglos se convirtieron en milenios, comencé a sentir que la edad me alcanzaba. Rápido como era, no podía correr más rápido que el paso del tiempo. Incluso el más fuerte no puede mantener la existencia física para siempre. El universo tiende a la destrucción y las formas ordenadas solo pueden mantenerse contra la corriente por un tiempo limitado. Me cansé y supe que necesitaba encontrar un nuevo campeón para asumir mi causa.
En el corazón de un gran imperio, encontré a un hombre de corazón noble y justo a quien consideré digno de los poderes que comandaba. En sus manos estaba seguro de que el mundo estaría a salvo. Lo protegería como yo lo había hecho, hasta que llegara el momento de pasar el manto a su propio sucesor elegido.
Con ese fin, me puse a rehacer mi palabra. El lenguaje había crecido y ramificado, volviéndose cada vez más variado. Los viejos nombres se habían perdido bajo los nuevos y el significado de mi nombre se perdió con ellos. ¿Cómo podía dar algo que no tenía sentido para quien iba a recibirlo? La respuesta estaba en los dioses. De las semillas de las ideas, habían crecido altas y fuertes, y en ellas la civilización había derramado toda la magia salvaje de antaño. De modo que, entre los que mi sucesor reverenciaba, elegí a los seis que mejor representaban las fuerzas que necesitaría a su mando. Con los fundamentos de sus nombres, elaboré la nueva palabra y se la legué al esclavo Teth Adam.
Fue el peor error que pude haber cometido entonces.
Al principio creí que mi confianza había sido recompensada. El "Poderoso" Adam demostró ser un guerrero muy capaz y los enemigos del hombre cayeron ante él. Su gente lo reverenciaba como el Campeón de Kahndaq y lo alababa por sus triunfos. Quizá por eso salió mal. A medida que pasaba el tiempo, su noble corazón se pudrió y sus pensamientos se apartaron de los monstruos y miraron cada vez más a sus semejantes. Quizás al principio fue el deseo de ser un mejor protector lo que lo llevó a la locura. Sin embargo, me temo que siempre había equiparado los deberes del campeón con los derechos de un dios. Se encargó de matar a todos los tiranos a los alrededores de su nación y sus deseos de venganza por la muerte de su hijo solo eran comparables con la furia que infligía a quienes lo desafiaban.
Me había equivocado y a un costo imperdonable para aquellos a quienes había jurado mantener a salvo. El campeón se había convertido en todos los terrores contra los que debería haber luchado. En un esfuerzo por arreglar las cosas, reuní todas mis fuerzas y lo desafié abiertamente. Nuestra guerra incendió el cielo y convirtió montañas en polvo. Tenía experiencia como mi aliado, pero su voluntad era imposible de vencer. Incluso cuando lo tiré al suelo, los truenos y relámpagos caían a nuestro alrededor como una lluvia cegadora, se negó a rendirse. Habría luchado para siempre y habríamos destruido todo lo que se había construido.
Sin otra opción, aproveché hasta la última pizca de conocimiento y comprensión a mi disposición y desterré al campeón caído a la tumba más profunda en el desierto. Allí, lo maldije para que protegiera uno de los poderes más violentos en el Cosmos y así él no podría traer más desastres sobre la Tierra. Y exhausto, debilitado, enfermo de los horrores que mi necedad había desatado, también yo hui del plano mortal. Me lancé a los vientos del tiempo y busqué refugio en el punto de la creación, la roca sobre la que se sostienen todas las cosas.
En esta cueva, vine a descansar. Preservado imperfectamente dentro de este momento perfecto, dejé que el tiempo pasara y observé cómo el mundo giraba. La humanidad creció y se extendió, creando y destruyendo, siempre aprendiendo, aunque no siempre recordando. Los poderes de los enemigos iban y venían e hice lo poco que pude para anticiparme a sus ambiciones. Anhelaba pasar la carga a otro, pero ya no podía confiar en mí mismo para elegir sabiamente. Una vez había desatado la catástrofe; No lo volvería a hacer.
Cinco mil años, me senté en la Roca de la Eternidad. Ahora mi fuerza casi se ha ido y mi magia ya no puede llegar tan lejos como necesita. No hay otra manera. Si de verdad quería expiar y cumplir con el deber que me impulsaba hace tanto tiempo, tuve que elegir un nuevo campeón.
Creí haber encontrado ese corazón, esa alma. Un niño, acurrucado en la oscuridad, abandonado y solo. Un niño que daba lo poco que tenía a los que apenas conocía simplemente porque vio lo que necesitaban. Quien se aferra a la esperanza del mañana simplemente porque puede mirar hacia arriba y ver las torres que se elevan hacia el cielo y saber lo que la humanidad puede lograr.
Puse mi fe en este chico. Rehíce mi palabra una vez más; tome los nombres que tenían significado para él y uní la magia una vez más. Salomón por sabiduría. Hércules para la fuerza. Atlas para la resistencia. Zeus por el poder. Aquiles por el coraje. Mercurio para la velocidad. Esas eran las bendiciones que puse sobre él. Con ellas se convirtió en el campeón que yo ya no era capaz de ser. En sus manos puse el destino del mundo.
Y mientras estaba frente a mí, asustado e inseguro de sí mismo, suplicando que fuera demasiado débil para proteger a los demás, supe en mi cabeza, en mi corazón y en mis huesos que por aquella ocasión lo elegí sabiamente. Billy Batson miro hacia arriba cuando le dirigí la palabra y en sus ojos, vi el reflejo de la esperanza recompensada.
Ese chico sería una maravilla.
¡SHAZAM!
Qué tiempos aquellos, cuando la esperanza aún tenía sentido. Pero Billy Batson fue asesinado.
Fue un héroe, formo a su propia familia y lucho junto a los héroes más grandes de la época actual. No pude haber estado más orgulloso del muchacho que elegí como el campeón.
Pero cayó... cayo asesinado por un tirano que venía de las estrellas. Un nombre maldito por todo y por todos... Darkseid.
Ahora, en esta época plagada de violencia y maldad, donde un régimen fascista que está apoyado por las hordas del tirano que asesino a mi campeón se alza en todo el mundo, puedo sentir como una princesa amazona y sus compañeras humanas se dirigen con toda a prisa a Kahndaq para tomar posesión del poder maldito que le encomendé a Teth Adam que protegiera, con la esperanza de poder usarlo como cebo para Darkseid y así poder ganar la guerra que asola al planeta Tierra.
Cuando elegí a Teth Adam, lo elegí por su nobleza. Pero era una nobleza que nunca había sido puesta a prueba, un espíritu fresco y limpio, libre de tormentos o fracasos. Ese fue mi error. Lo he meditado durante todo el tiempo que me he acurrucado en este lugar frío y silencioso, y este es el entendimiento al que he llegado: Adam se rompió porque solo conocía un mundo donde la compasión y la esperanza eran fáciles.
Si voy a despertar al que alguna vez fue mi campeón, deberá encontrar la fuerza para que su alma sea verdaderamente digna, deberá hacer que su corazón lata fuerte y seguro incluso cuando las mismas fauces de la desesperación se hayan cerrado a su alrededor. Deberá encontrar la inocencia templada en el fuego y la bondad que no conoce fronteras en este mundo plagado de muerte y desolación.
Yo, el mago Shazam estoy a punto de morir, pero mi campeón debe de despertar.
Teth Adam... yo te libero.
***
El Flying Fox volaba por los cielos de Oriente Medio. Mientras Katana pilotaba la nave, el resto de las chicas estaban sentadas en la bodega de carga. Selina observo en silencio la ventana que tenían frente a ellas. Se preguntaba si su decisión de ir con Wonder Woman y la Resistencia había valido la pena, si su misión no fracasaría.
-¿Crees que funcionará? – preguntó Selina. No estaba segura de que funcionara. ¿Qué pasaría si la Ecuación Anti-vida no estaba ahí? ¿Si caían en una trampa? –
-Yo he estado en ese lugar. Si el mago Shazam la puso ahí fue por algo – le recordó Diana – Deja de preocuparte.
Selina no pudo estar más en desacuerdo. La única pista que tenían era por una silla mágica que de pura suerte había dado el conocimiento a Diana, además de que el lugar a donde se dirigían era una ciudad desierta en medio de un país que incluso antes del Día Omega siempre había estado en guerra.
Continuaron mirando hacia el paisaje en la ventana sin decir nada, cuando Katana apareció desde la cabina.
-Oh, oye. ¿Alguien tiene hambre? – les preguntó la guerrera oriental – Estaba pensando en abrir unas barras K de alimento – Dejó de hablar cuando vio las miradas divertidas de sus compañeras en ella – Lo siento ¿Estoy interrumpiendo?
-No, Tatsu – respondió Diana con una sonrisa – Y no podríamos haber llegado tan lejos sin ti.
-Oh, bueno yo... aprecio que digas eso – balbuceó Katana, frotándose la nuca, avergonzada por tal cumplido – Pero a veces creo que tanto optimismo en ti es insoportable.
-Es verdad, Katana – dijo Selina, sonriendo también y apoyando a la amazona – Aunque creo que me hubieras asesinado en el pasado.
-Concéntrense en la misión. Es todo lo que importa – dijo modestamente Katana sin atreverse a mirar a las demás y volviendo a los controles –
-¿Qué le sucede? – pregunto Diana –
-La experiencia la hizo dura – le contesto Selina, sintiendo empatía por la guerrera oriental – A veces la vida golpea a unos más duro que a otros
-¿Sabes que le paso?
-Ella... – Catwoman lanzo un suspiro, pensando si contestarle a Diana por la pregunta. Pensó en Katana y la historia trágica que traía detrás. Finalmente se la dijo – Perdió a su familia por culpa de un crimen pasional y un arma maldita. Sus hijitas...
-No creo que debas de dar más detalles... conozco esa historia, ¿Cómo es posible que exista tal cosa en el mundo? – pregunto Diana, asombrada por la historia de Tatsu –
-Si es posible. Años después encontró al tipo en Gotham City, escondiéndose como rata de alcantarilla – Selina puso unas palabras amargas – Después de haber matado a tantos y haberle declarado la guerra al crimen organizado, al fin hayo al sujeto y lo mato. Lo que me lleva a preguntarme, después de saber que hay objetos como la Soultaker... ¿Estás segura de que la Ecuación Anti-via es algo que deberías encontrar? – Selina preguntó de repente –
Diana volteo su mirada hacia Catwoman al decir esto. Diana no entendía a qué se refería.
-¿Qué quieres decir? – preguntó la amazona –
-Es que más allá de lo que viste, no tenemos información de que es eso y por que la busca Darkseid – continúo Selina – ¿Qué tal que es algo que tenemos que destruir? Tal vez sea algo malo...
Diana dudaba. Deathstroke le había hecho un comentario similar en el pasado, cuando ella y Bruce le habían dicho su objetivo. Y ahora Selina. ¿Por qué? ¿Por qué ser escéptica sobre su plan?
-La vamos a obtener y cuando caiga en nuestras manos, Darkseid la sentirá y enviara a su armada tras nosotros. Solo así la Justice League y yo subiremos hacia Apokolips y lo mataremos – respondió Diana. ¿A quién esperaba convencer? ¿A Selina o a ella misma? Afortunadamente, Katana acudió en su ayuda llegando de nuevo desde los controles –
-Nos ayudará a acabar con el Régimen – dijo Tatsu – Solo así liberaremos nuestro planeta – De repente, Katana se apresuró a volver hacia la cabina, pues los controles de mando anunciaban que su destino estaba próximo – Eh, cambio de planes. Estamos llegando – anunció ella –
-No quieras darle más vueltas al asunto, Selina – contesto Diana refiriéndose a Catwoman – Deja de preocuparte.
-Solo si tú confías en tu instinto – contesto Selina – Aunque el mío me dice que hay algo mal.
Diana sacó una computadora portátil y se puso a trabajar. Abriendo la red de comunicaciones del satélite restante de Wayne Industries, la amazona busco todo lo referente a temas y asuntos relacionados con la Dinastía de Akthon de Kahndaq. Lenguaje, símbolos, cambios en la cultura... diablos, incluso se las arregló para concretar un sonido del leguaje de aquella época. Sin embargo, lo que llamó la atención de Diana fue un texto perdido que estaba fechado en el período de tiempo que estaba estudiando. Este texto tenía registros históricos de eventos que duraron siglos hasta la última dinastía de aquel rey. Todos estos registros y eventos tenían un hilo común...
Un campeón que acabo con Akthon.
Diana tarareaba, viendo como Selina iba con ella y abría una carpeta manilla.
-Me pregunto qué significa todo esto – dijo la ladrona de Gotham –
Diana frunció el ceño mirando las fotografías y las representaciones de los artistas. Hace algunos años (antes de la invasión de Darkseid), un amigo arqueólogo de ella llamado Samir Tahan, se había encontrado con algunos hallazgos nuevos en forma de textos antiguos y tablillas. Además de eso, también se había topado con escritura y jeroglíficos que no habían sido tocados durante siglos.
Las inscripciones, símbolos y escritos contaban la historia de un gran guerrero cuya leyenda comenzó hacia casi cinco mil años y duro hasta el ocaso del reinado del rey Akthon. Desde el descubrimiento inicial, Diana y sus colegas encabezaron esta nueva pista con la esperanza de que esta historia pudiera arrojar nueva luz sobre la mitología del Antiguo Kahndaq.
-Lo que sea. Nuestras respuestas yacen en aquella montaña – supuso Diana –
Selina solo pudo fruncir el ceño y tararear en acuerdo. La pareja concluyó su reunión viendo hacia el valle desértico que tenían a través de la ventana del Flying Fox.
El viaje a la "Montaña de la Eternidad" había sido tranquilo en términos de clima y obstáculos imprevistos. Después de un largo viaje hacia el sur, el trío de mujeres salió del Flying Fox y se dirigió hacia el espacio que alguna vez estuvo reservado para arqueólogos e historiadores. Por supuesto, había un espacio separado, reservado para las raras ocasiones en que los turistas hacían un recorrido por el valle y no por las tumbas en sí. Pero el turismo había sido casi inexistente con la ocupación de Darkseid en toda la Tierra.
Al menos nadie morirá hoy, ¿verdad? – pensó Diana morbosamente –
Suspirando, Diana sacó su mapa del valle, con sus compañeras de viaje a su lado.
Mientras Selina aun recogía algunas cosas del vehículo, Diana y Katana estaban paradas fuera del Flying Fox, contemplando las ruinas de lo que sería la fortaleza de la "Montaña de la Eternidad".
-Es gracioso que esto termine donde comenzó – anotó Diana, mirando el paisaje de Kahndaq que se extendía frente a ellas – Aun recuerdo el ataque con la bomba en el Palacio Municipal hace seis años.
-La televisaron en todo el mundo – respondió Katana – La guerra siempre estuvo presente en este país.
-Ojala Shazam estuviera aquí para ayudarnos – dijo Diana con algo de tristeza –
-Uno o dos seres mágicos harían la diferencia en la Resistencia – respondió la guerrera japonesa – ¿Y ahora?
-Ahora consigo la Ecuación Anti-vida y la llevamos a Themyscira – Diana hablo firmemente, aun tratando de convencerse a sí misma –
La puerta del Flying Fox se abrió detrás de ellas. Selina, que estaba poniéndose su cinturón bajo de la nave y se encontró con las demas al pie de la rampa.
-Es difícil creer lo lejos que han llegado en tan poco tiempo – dijo Selina mientras miraba a las dos guerreras de la Resistencia – Han pasado por muchas cosas para llegar aquí, pero la Ecuación Anti-vida aun es una incógnita.
-El mago Shazam debió de haber dejado instrucciones o algo – dijo Diana – Eso es lo importante. Tenemos que conseguirla.
-Aún no sé cómo funciona la magia, pero de seguro puso una especie de trampa – les advirtió Selina –
-Estás preocupada por nosotras – notó Katana –
-¿Si no, quien me va a llevar con Bruce? – respondió Selina, con una sonrisa algo nerviosa –
-Je, estaremos bien, Selina – respondió Diana – Además, tu vendrás conmigo mientras Tatsu vigila el Flying Fox.
-De acuerdo – asintió Katana con algo de disgusto – Solo tengan cuidado. Esto podría ser diferente a todo lo que ustedes dos hayan enfrentado antes – dijo Katana, mientras las otras dos echaban a andar por el lugar –
-Estoy sintiendo algo extraño – dijo Diana cuando llegaron al pie de la fortaleza principal, donde se hallaba la "Roca de la Eternidad" –
Diana no había mentido, había una sensación muy fuerte en Kahndaq. Y esta fortaleza, parecía que le gritaba a Diana. Ella sentía que la estaba llamando, que la estaba atrayendo. Había electricidad en el aire.
-Esto va a sonar extraño – dijo la amazona – Pero creo que es la Ecuación Anti-vida. Cuanto más nos acercamos a la fortaleza, más fuerte se siente.
Subieron por las escaleras de piedra que conducían a la entrada. Cuando llegaron a la cima, Selina se dio la vuelta. Desde ahí podía ver todo el paisaje arenoso e incluso el Flying Fox en la distancia. Diana se detuvo y se volteo hacia Selina.
-Por favor... – le dijo Diana – Me gustaría que te quedaras aquí. Creo que el mago Shazam ha dejado una prueba. Yo... tengo que enfrentarla sola. Cuento contigo para vigilar la entrada de la fortaleza y cubrirme la espalda, por si acaso... ¿okey?
A Selina no le gustó. No le gustaba la idea de que Diana fuera sola. ¿Y si necesitaba su ayuda? Supongamos que se lastimaba, ¿quién la curaría? Pero los ojos de Diana estaban llenos de determinación y Selina no tenía ganas de negarse.
-Está bien – respondió Catwoman – Pero date prisa. Si no vuelves en una hora, iré a buscarte.
-Gracias...
Diana volteo y entró en la fortaleza. Selina apenas y la alcanzo a notar cuando la amazona entro en la oscuridad del templo. De repente, perdió su visión sobre la amazona. Ella saco una linterna del cinturón, pero nada, ni rastro de Diana. Era como si la hubiera teletransportado a un lugar fuera de Kahndaq.
Entonces un escalofrío recorrió la espalda de Catwoman. Tenía que confiar en Wonder Woman y aclarar su mente. Se sentó sobre las escaleras, frente al paisaje desértico de Kahndaq, y luego pensó en Bruce. Había pasado mucho tiempo desde que lo había visto. ¿Y si él ya había leído su carta? ¿Si pensaba mal de ella?
Selina tenía que verlo y aclararlo todo. Pensaba que después de lo que paso con Diana en Las Vegas, ahora ella tenía las cosas claras. Tenía que ir con Bruce y decírselo, pero antes debía de ayudar a sus nuevas compañeras a salvar al mundo.
***
Diana había llegado a la sala principal de la fortaleza. Ya no sintió la mirada de Selina. Se acercó a un hueco redondo en el suelo. Había un hueco... que parecía que la estaba llamando. Era magia, debía de serlo. Solo una persona portadora de magia podía abrir el sello o cerradura. Una vez escucho que Shazam había dicho que solo había ciertos objetos que las personas mágicas podían abrir. Diana tenia un poco de magia en ella, después de todo era la hija de Zeus. Así que colocó su mano en el hueco. El mecanismo se puso en marcha y el mecanismo se activó.
Diana vio una enorme placa de metal que se había deslizado por la pared. Se acercó. La pared que se había revelado era extraña: estaba hecha de un material oscuro similar a la obsidiana. Wonder Woman puso su mano sobre la superficie dura y lisa. Sí, era magia. Cerró los ojos y se concentró para leer el mensaje que allí estaba grabado.
Estaba en un lugar oscuro. Había un camino frente a ella. No tenía elección, así que lo siguió. Se encontró con estatuas negras de los antiguos dioses, congeladas en posturas que reflejaban el dolor, como su muerte o desaparición. Una voz resonó. La voz del mago antiguo Shazam.
-Ofrezco este conocimiento a aquel o aquella que ha venido de tan lejos. A pesar de nuestra sabiduría y logros, los magos nos enfrentamos a la extinción. La Ecuación Anti-vida nos cegó al camino del equilibrio y, gradualmente, permitimos que nuestro orgullo nos corrompiera. Cuanto mayor control buscábamos, cuanto más nos hundimos en la ruina. Me dirijo hacia el largo sueño, pero antes debo de destruirla, la Ecuación. Solo así encontrare finalmente la paz.
Diana se puso delante del sabio. Él era gigantesco. El mago a la joven y luego desapareció. Detrás de ella, Diana vio una forma piramidal roja flotando en el aire. Está brillando con una luz roja suave. Diana se acercó y toco la pirámide con las yemas de los dedos.
Entonces tuvo una visión.
-Las guiare hacia la grandeza...
Era su propia voz la que ahora escucha hacer eco. Estaba en su isla, en Themyscira. Las niñas en su isla la rodeaban. No podía ver sus rostros, pero las escuchaba llamarla "Mi reina". Selina, Tatsu y Barbara Gordon también estaban ahí. Ella les estaba sonriendo.
-Mi reina... – quiso preguntar una niña – ¿Cree que Darkseid nos encontrara?
En ese momento Diana se sentía bien, en paz, casi se atrevería a decir "feliz", desde que Steve había fallecido. De repente, la atmósfera cambio. Escucho disparos. Olía la sangre. Sentía miedo y ansiedad a su alrededor.
-¡Es la armada de Apokolips! – grito una niña –
-¡Las Furias nos han encontrado! – grito Selina –
-Mi reina... ¿debemos luchar contra ellos? – pregunto una joven presa del pánico –
-¡Ellos vienen! – grito Barbara Gordon –
-¡Cuidémonos nosotras mismas! – ordeno Diana – ¡Todas a la fortaleza!
Después de avanzar un poco, ahora todas las amazonas junto con las chicas que Diana conocía, estaban rodeadas por Parademons y por una de las lugartenientes más crueles de Darkseid: Granny Goddnes.
-Capturen a las más jóvenes. Maten al resto – ordeno la anciana a los demás Parademons –
Algunas amazonas estaban intentando pelear. Otras se escondieron. Los Parademons las estaban buscando. No había salida. Las amazonas y Tatsu Yamashiro caían muertas a los pies de Diana, abatidas por el fuego láser. Selina y Barbara estaban ahí, al borde de un acantilado. Ellas sostenían a dos amazonas jóvenes de la mano.
Los Parademons se acercaron a ellas. Estaban atrapadas; ellas no podían escapar. Dieron un paso atrás y saltaron al vacío. Diana se acercó al borde. Vio sus cuerpos debajo. Estaban muertas. Eligieron saltar en lugar de ser capturadas.
-¡Diana de Themyscira! – Era Darkseid. El estaba de pie frente a ella, con su lanza de energía roja en la mano – Ríndete ahora y podemos perdonar a las más jóvenes...
Diana se arrodillo ante el en señal de rendición. Entonces abandono la lucha con la esperanza de salvar a un puñado de jóvenes amazona, pero Darkseid le mintió. Así al instante alzo su lanza y las asesino. El suelo se abrió bajo sus pies. Diana cayó. Aterrizo en un pasillo oscuro. Ahora estaba en un palacio en Apokolips. Camino por el pasillo. Había celdas con prisioneros humanos en ellas. Ellos estaban asustados. Estaban aterrorizados.
Y entre ellos, había algunos rostros conocidos, entre ellos, su madre Hippolyta, su esposo fallecido Steve Trevor... y Bruce Wayne.
-¿Qué sigue para nosotros? – ellos preguntaron –
-Hija... – dijo su madre, con toda la tristeza del mundo – ¿por qué?
-Yo confié en ti. Creí que me ayudarías y nos condenaste – le reprocho Bruce, con odio en todo su ser – ¡Desatare toda mi furia en ti y en Apokolips!
-Creí en ti. Te amé... – dijo Steve Trevor, no atreviéndose a verla a los ojos – ¿Estaba equivocado?
Ella siguió avanzando. Una niña con un parecido enorme a ella cuando era chica, estaba atada a una silla de tortura. Estaba llorando, estaba gritando. Era insoportable. Diana ya no pudo mirar. Cerró los ojos.
Cuando los abrió, estaba completamente oscuro. Miro hacia abajo y vio su ropa. Eran las ropas de Apokolips. Siguió caminando por el pasillo. Al final, había un trono, y sobre él estaba sentado Darkseid, solo que ahora una especie de lava roja le humeaba por los ojos.
-Arrodíllate, niña – ordeno Darkseid, a lo que Diana hizo caso. Entonces puso una mano en su hombro – Ahora gracias a ti... tengo esto – Diana alzo su vista y vio que por el cuerpo de Darkseid, corría la misma Ecuación Anti-vida – Mil mundos son cenizas mientras diez mil más están bajo mi control, bajo mi voluntad. Todo gracias a ti... soy el principio y el fin. Soy la muerte, soy la entropía, el Alfa y Omega. SOY DARKSEID.
Entonces Diana noto que en sus manos había un objeto cilíndrico, que al parecer tenía muchos botones y una especie de cristal en su interior, este brillaba. Debía de ser una de las cargas Havok que Batman había mencionado, con las cuales destruirían Apokolips.
Entonces Diana apretó uno de los botones y la activo. Justo cuando Darkseid la vio fue demasiado tarde. Todo había desaparecido, incluidos Diana y el tirano de Apokolips junto a sus Parademons.
La carga Havok había destruido todo, incluyendo a la Ecuación Anti-vida.
***
Mientras todo eso pasaba, varios vehículos todoterreno de color verde oliva se dirigieron hacia "La Montaña del Destino". En su interior se hallaban hombres y mujeres de diferentes nacionalidades y procedencia. Sin embargo, estos hombres y mujeres llevaban la bandera Omega del Régimen. Armados hasta los dientes, cada operador comprobó sus armas, suministros y comunicaciones.
Dentro del vehículo principal, un Gorila de aspecto humanoide y con una inteligencia avanzada mantuvo sus ojos en su entorno. Al final del día, estos hombres ganarían un sueldo enorme y con suerte, no gastarían munición. A diferencia de las PMC tradicionales a las que todavía les importaba el uso de la fuerza, este grupo era muy diferente. Tenían una misión que cumplir... iban a apoderarse de la Ecuación Anti-Vida.
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