"El libre albedrío, aunque hace posible el mal, es también lo único que hace posible cualquier amor, bondad o alegría que valga la pena tener".
-C. S. Lewis. (Autor de Las Crónicas de Narnia)
Mientras Batman y Superman estaban llegando al palacio, Darkseid todavía estaba en el trono observando las diversas batallas que ocurrían entre la Justice League y sus aliados y sus fuerzas de ataque en La Fortaleza de la Soledad. Por una vez, Darkseid estaba conmocionado y enojado. Siempre se había considerado invencible y su ejército imposible de superar, y esa opinión no había cambiado incluso cuando conoció a Superman y luego a la Justice League. Pero lo que estaba viendo en los monitores era algo inaceptable en Apokolips. La Justice League y los Lantern Corps se habían unido junto a las amazonas y los atlanteanos, demostrando ser superiores a sus hordas de Parademons y máquinas de guerra. Su sorpresa solo aumentó cuando recordó que ese había sido el mundo que lo había rechazado hacía ya miles de años.
Aun teniendo la Ecuación Anti-vida a su lado, estaba dudando. Tenía una ira incontrolable hacia las fuerzas de la Tierra. Antes de que les quitara su libre albedrio, quería que sintieran el terror y la humillación que él les iba a infligir. Los quería derrotados y suplicando por su vida.
-Yo mismo pondré fin a esta débil rebelión – gruñó Darkseid – Superman caerá por mi mano, pero le daré mucho dolor primero cuando vea a sus amigos inferiores morir.
Sin que él lo supiera, Superman ya se había abierto camino desde el punto medio del palacio hasta el piso más alto. Escuchó la amenaza de Darkseid y se enfureció hasta los huesos por la arrogancia y el desprecio que escuchó. Superman decidió que evitaría que Darkseid abandonara su planeta, incluso si eso significaba su vida.
Mientras Darkseid se preparaba para salir por un portal, la puerta de entrada del salón se rompió repentinamente y el humo se esparció a través del lugar. Darkseid no se movió de la plataforma central mientras se dirigió hacia los Parademons que custodiaban el palacio.
-¡Guardias! ¿Qué significa esto?
No hubo respuesta, aunque los guardias Parademons de Darkseid parecían acercarse a él con miedo, porque se movían lentamente. Pero cuando el humo se disipó, Darkseid vio a Superman en la puerta, con sus fuertes manos apretando los cuellos metálicos de los monstruos. Arrojó a las abominables criaturas a un lado como si fueran cualquier cosa y se acercó a Darkseid con una mirada enojada en el rostro.
-Entonces, nos volvemos a encontrar, kryptoniano, para lo que será la última vez – gruñó Darkseid, sin siquiera molestarse en dirigirse a Superman por su nombre –
-Te gustaría eso, ¿no es así, Darkseid? – respondió Superman mientras él y Darkseid se fulminaban con la mirada – Pero mientras personas como tú amenacen la libertad y los derechos de los demás, planeo estar cerca para prevenir eso hasta el día de mi muerte.
-Entonces considera esto ese día, porque tú y el resto de tu escoria heroica verán su último amanecer – respondió Darkseid con una arrogante certeza – Mis ejércitos arrasarán todas las ciudades de este planeta. Y cuando al fin haga uso de la Ecuación Anti-vida, los atlanteanos, amazonas, humanos, jóvenes y viejos, olvidarán su forma de vida simple y se arrodillarán para servirme sólo a mí.
-Ya te lo dije una vez, Darkseid. La gente en la Tierra no toma amablemente a los dictadores – Superman sintió que una ira intensa se acumulaba en él –
-Solamente no están dispuestos a admitir que los débiles no merecen la libertad. Los débiles están destinados a servir a los fuertes. Todos los que viven en Apokolips lo saben, al igual que todos los mundos a los que yo he traído orden, seguridad y perfección. A mi universo.
Superman se sorprendió por la audacia de la declaración de Darkseid. ¿Cómo podía un dictador de otro planeta, por muy poderoso que fuera, reclamar tal dominio cuando no le correspondía a él reclamar?
-¿Tu universo? – Superman respondió con incredulidad –
-Me he cansado de tu arrogancia, kryptoniano. Inclínate ante mí y te dejaré vivir – ordeno Darkseid –
-No podrás convencerme con nada de lo que digas... ¡Pues yo me llamo Clark Kent y soy de la Tierra! – grito Superman, poniendo en claro su postura ante Darkseid –
-¡Si no quieres ser mi sirviente, serás mi presa! – gruño el tirano de Apokolips –
Superman no se echó para atrás ante la amenaza del villano, porque sabía que la intimidación era el primer movimiento de Darkseid antes de atacar.
En un instante, Darkseid saltó en el aire y ejecutó una perfecta espiral aérea antes de levantar sus grandes brazos, con la intención de aplastar a Superman bajo sus musculosos puños como un insecto. Pero cuando llegó, Superman voló y arrojó a Darkseid al suelo antes de asestar varios golpes al cuerpo y luego a la cara antes de aterrizar un golpe fatal que envió a la amenaza a través de las ventanas del palacio y a través de algunas de las pasarelas hacia los pasillos circundantes antes de impactar el piso del salón principal. Superman estuvo sobre él en segundos, solo para que Darkseid lo pateara al otro lado del pasillo. Aunque estuvo casi aturdido por el impacto de la patada y el golpe contra la pared, Superman se puso de pie rápidamente, y él y Darkseid se lanzaron el uno contra el otro a gran velocidad antes de que se reanudara el duelo.
Darkseid lanzó varios golpes, pero se sorprendió al ver a Superman bloquear cada golpe con una velocidad asombrosa y ganar terreno lentamente a pesar de los intentos de obligarlo a retroceder. Superman se las arregló para asestar un golpe en la cara de roca de Darkseid, desorientándolo el tiempo suficiente para volar y luego darle algunos golpes en el pecho y el estómago. Para sorpresa total de Darkseid, los golpes de Superman lo tiraron quince metros a través de la cámara. En respuesta, le dio un golpe en la cara que envió al Hombre de Acero volando unos metros antes de que recuperara su orientación y cargó contra Darkseid nuevamente.
Cuando avanzó, Superman finalmente puso en acción su estrategia de someter a Darkseid. Aumentó al máximo su velocidad hasta que golpeó a Darkseid con todas sus fuerzas, forzando al tirano Apokoliptiano a entrar en la siguiente cámara antes de dispararle desde sus ojos su más fuerte laser hasta el momento.
Darkseid levantó los brazos en una posición de bloqueo, pero a pesar de que bloqueó la visión laser de Superman, el ataque fue implacable. Superman proyectando su visión de calor, forzó a Darkseid a que se arrastrara por un pasillo corto hacia la sala de control, y luego Superman volvió a atacar a Darkseid con puñetazos y algunas patadas también, y en un momento, trató de hacer volar a Darkseid con su súper aliento.
La batalla continúo durante los siguientes cinco minutos hasta que, sin previo aviso, Darkseid agarró a Superman por el cuello y trató de estrangularlo. El Hombre de Acero agarró la mano de piedra de Darkseid y lentamente cayó de rodillas, luchando por mantenerse consciente.
-Has perdido, hijo de Krypton – se burló Darkseid – Este planeta es mío, ahora y por siempre. Y si no podre conquistar este mundo, con mucho gusto me conformaré con tu vida.
Pero mientras continuaba empujando a Superman al suelo, este de repente usó su aliento helado y el frío abrasador hizo que Darkseid retrocediera en estado de shock. Sin hacer caso al dolor que se había envuelto alrededor de su cuello, Superman saltó y luego barrió los pies de Darkseid debajo de él mientras volaba en su lugar. Luego, en un instante, Superman tomo el enorme proyector cilíndrico de la holocomputadora del lugar y lo arrojó sobre la cabeza de Darkseid, pero el déspota gigante lo sacó de su agarre y luego arrojó a Superman a través de la habitación por su capa.
Parecía que Superman tenía mucho trabajo por delante, pero se detuvo en el aire y voló de regreso para reanudar su ataque a Darkseid. Golpeó al villano contra una de las paredes de la cámara y comenzó a usar tanto su supervelocidad como su super fuerza. Superman golpeó a Darkseid con rapidez aterradora, poniendo toda su fuerza en cada golpe que aterrizó en la cara y el pecho de Darkseid. El dictador de Apokolips gimió con cada golpe y la pared de metal se inclinó debajo de su cuerpo mientras Superman continuaba golpeándolo con golpes fulminantes. Finalmente, Darkseid logró atrapar el puño derecho de Superman mientras intentaba lanzar otro golpe y lanzarlo hacia atrás. Luego, con un rugido espeluznante, Darkseid desató sus Rayos Omega contra Superman, con la intención de matarlo donde estaba.
***
Batman rodó hacia un lado cuando una explosión de un arma de Parademon lo sacudió. Se puso de pie de un salto y devolvió el fuego con su rifle de pulso, rematando al último de los Parademons. El salón donde estaba se quedó en silencio mientras se desvanecía en polvo brillante, dejando solo a Batman adolorido y cansado.
"Vamos viejo, sigue moviéndote. Ya falta menos que cuando esto empezó", pensó Bruce.
El viaje había sido más difícil de lo que Batman pensaba. Darkseid había estado cambiando el diseño del palacio desde el interior, lo que obligó a Batman a tomar rutas alternativas o dar marcha atrás en áreas que ya había despejado. Pero finalmente estuvo cerca. Le dio una palmadita en la espalda al Havoc una vez más, asegurándose de que todavía estuviera estable.
Pasando a la siguiente área, salió dentro de una cámara enorme, donde las paredes se extendían hasta donde podía ver. Esta era de hecho la cámara de tiro de la Mother Box que abría el portal, y Batman vio a la Mother Box flotando en el medio. No podía distinguir si el Darkseid estaba allí, pero sabía que el tirano tenía que estar cerca. La siguiente pregunta era ¿cómo llegaría allí? Batman miró por encima del borde de su plataforma, mirando hacia abajo. El piso estaba vacío, reemplazado por lava ardiente.
Disparo su pistola de gancho y sintió la repentina inercia cuando lo elevo hacia el exterior, como si volara. Batman vio como la maquinaria alrededor de la Mother Box se movía, y las enormes placas de metal que lo habían bloqueado antes ahora se abrían. Batman miró hacia arriba y se dio cuenta de que el portal hacia la Tierra estaba justo encima de ellos. Se obligó a sí mismo a ir más rápido.
Solo por esta única ocasión, que mi plan salga bien.
Batman no dijo nada al principio. La verdad era que sabía lo probable que era que no se marchara. Pero había que detener a Darkseid y estaba dispuesto a sacrificar su vida si eso significaba salvar a la humanidad. Salvar a los que le importaban.
Continuaron ascendiendo más cerca. Batman ahora podía distinguir los detalles de las plataformas a su alrededor, todas interconectadas por puentes de luz. Batman supuso que tenían terminales para encender y llegar hacia la Ecuación Anti-vida.
Bruce aterrizo y corrió hacia una plataforma, aterrizando con fuerza. Gruñó, aterrizando sobre manos y rodillas. Disparando a los Parademons que tenía por delante, corrió a lo largo de la plataforma. Se detuvo frente a una terminal, justo enfrente de la Mother Box. Batman miró hacia arriba y vio al propio Darkseid luchando contra Clark.
La carga no servirá de nada a menos que llegue hasta la Ecuación y Clark aleje a Darkseid.
Apretó un botón en la terminal para activar el puente de luz y Batman corrió hacia otra plataforma. Bruce saltó por encima del siguiente hueco y aterrizó. Corrió, moviéndose hacia el siguiente marcador lo más rápido que pudo. Vio a los Parademons aparecer frente a él, rugiendo en desafío. Lanzó dos batarangs explosivos hacia ellos, destruyéndolos al instante. Después esquivó un golpe de una vibro pica y cayendo hacia el suelo, desplego su lanza de Kryptonita y atravesó al Parademon en el pecho con ella. Vio que había más que lo seguían, por lo que Bruce dejo explosivos listos para explotar. Las explosiones los destrozaron, pero Batman no se detuvo a comprobarlo, siguió corriendo. Subió una rampa y subió al segundo piso de la plataforma.
Más Parademons lo esperaban. Los rayos de sus armas chocaron contra las paredes a su alrededor. Batman respondió al fuego, siempre avanzando. Llegó a la segunda terminal, que estaba custodiada por un Parademon de alto rango. Chilló y cargó contra él. Batman esquivó el golpe y tomándolo por atrás, le puso un explosivo, tirándolo por el borde. El Parademon rugió mientras caía por un costado, desapareciendo en la lava de abajo. Batman apretó el botón de la consola, haciendo que saliera otro puente de luz.
Ignorando a los enemigos delante de él, disparo a un Parademon frente a él, saltando a la plataforma siguiente. Vio que la forma piramidal solida de la Ecuación estaba por delante de él, por lo que corrió a través del fuego continuo, sin soltar el gatillo de su rifle. Saltó y agarró a un Parademon por las alas. Chilló de dolor, pero no pudo liberarse del agarre de Batman. Lo sostuvo frente a él, usándolo como escudo contra los ataques de los Parademons.
Alzo su rifle y disparo a todos los Parademons que tenia de frente, y cuando mato a todos, le trono al cuello al Parademon que tenia de escudo. El segundo piso tenía un gran grupo de Parademons protegiéndolo. No había forma de pasarlos, debería que luchar. Batman abrió fuego con su rifle, quitando los escudos de un par de Parademons. Lanzó los batarangs explosivos que le quedaban, debilitando a un gran número de monstruos. Corrió hacia ellos, desplegando de nuevo la lanza de kryptonita. Lanzo un grito de guerra y estaco a los que tenía delante. Saco su lanza del pecho del Parademon y la volvió a clavar en la cabeza de otro, y así siguió con todos.
Los Parademons restantes se acercaron a él. Disparó el su rifle de asalto, matando un par más antes de que se quedara sin munición. Volviendo a correr, un Parademon le lanzó su espada. En lugar de esquivarla, Batman la atrapó. El Parademon trató de alejarse, pero no antes de que Batman se la clavara de inmediato en la cabeza, matándolo y dejándolo caer al abismo.
Ya estaba tan cerca, pero...
Las figuras femeninas con armadura no le habían prestado atención a Bruce debido a que era humano, pero en esta ocasión se lanzaron sobre él con furia. Él las eliminó fácilmente; un disparo por cada muerte. Hacía no tanto tiempo le habría disgustado eso, pero ahora solo había un deseo que lo consumía: llegar a Darkseid.
Llegó al final de los monolitos apokoliptianos y dobló en una esquina. Unas figuras familiares se manifestaron en la oscuridad intermitente.
Eran las Furias, la elite guerrera de Darkseid. Él ya las había ubicado por la Intel de la Resistencia; las más importantes eran la guerrera Vicrul y su guadaña, luego Karak y su rifle de plasma. Y de repente, ellas dos junto a otras cuatro guerreras se pusieron en fila delante de él.
Lo rodearon lentamente como depredadores acechando a su presa. Podía eliminar a dos o tres enemigas a la vez, pero esas eran alienígenas entrenadas para matar. Batman no tenía ninguna posibilidad contra todas ellas al mismo tiempo, no si solo iba armado con un rifle de plasma. Tal vez fue prematuro lanzar su sable al mar.
Una imagen iluminó su mente; recordaba sus entrenamientos con Ra's Al Ghul.
Batman disparó a una de sus atacantes, apartó a otra con su pistola de agarre y giró para enfrentarse a una tercera... pero algo le aplastó la parte posterior del cráneo y lo obligó a ponerse de rodillas. Otro golpe comprimió su abdomen para robarle el aire, y se agachó jadeando.
Las Furias, en su suprema arrogancia, retrocedieron y permitieron que se pusiera de pie. Les parecía que estaba indefenso. Habían oído hablar del humano que lideraba a la Resistencia de la Tierra, pero nunca lo habían respetado, ni siquiera sus habilidades. Batman tomó aire mientras ellas lo rodeaban, preparadas para el siguiente ataque.
Tomo la parte inferior de su abdomen, y entonces sintió su lanza plegable de kryptonita.
En cuanto Batman sintió la empuñadura de la lanza en su mano supo que le pertenecía, que era una extensión de su propio ser. La levantó lentamente y disfrutó esa sensación.
Las Furias retrocedieron unos pasos.
"Sorpresa", se imaginó que habría dicho Alfred. Las atacó.
De repente estaba rodeado por las Furias. Levantaron sus rifles de plasma y dispararon. Debido a que la recubierta de su armadura estaba hecha de metal kryptoniano, Batman desvió un rayo con su muñequera y lo mandó al abdomen de una de las Furias mientras agitaba su lanza para bloquear los demás.
Él levantó su lanza para cubrirse la espalda, lanzo una bomba de humo para confundirlas, giró y atravesó con la lanza a la Furia con tres cuernos, Trudgen. Dio la vuelta a su cuerpo mientras caía, giró de nuevo e hizo lo mismo con la de dos cabezas, Ushar.
Miró fijamente los cuerpos caídos de las guerreras de Apokolips. Enseguida corrió hacia el salón principal mientras usaba la Bat-garra para derribar a un Vicrul y arrojarla de nuevo a la oscuridad. Desvió otro disparo, esquivó uno más. Se giró para enfrentar a Karak, la última Furia que quedaba, y le lanzo un par de Batarangs que la Furia esquivo con su arma, pero no sintió cuando la lanza de kryptonita se incrustó en su cabeza.
Por mucho que él lo negara, Batman estaba diferente. Relajado. Despreocupado. Se sentía tan listo para enfrentar al señor de Apokolips.
***
Superman volvió a disparar su visión de calor con la mayor intensidad que pudo y los rayos de sus ojos se conectaron con los Rayos Omega de Darkseid. El estallido de energía fue tan brillante que cualquier otra persona que lo viera habría sido golpeada instantáneamente por un destello de intenso dolor. Darkseid los lanzo tan duro como pudo, con la intención de que sus Rayos Omega rompieran golpearan lo suficientemente fuerte como para quemar la piel invulnerable de Superman, pero el Hombre de Acero estaba luchando con toda su heroica determinación, sin darle al tirano la oportunidad de alcanzarlo. Finalmente, la tensión entre los rayos de los ojos de los dos luchadores creció tanto que ninguno de ellos pudo contenerla por más tiempo, y el estallido de calor y energía Omega hizo volar a Superman y a Darkseid a través de la habitación.
Darkseid estaba medio aturdido por la fuerza de la explosión y golpeó el tablero de control mientras Superman aterrizaba encima de él. Pero cuando Darkseid se levantó y estalló en furia, Superman corrió a súper velocidad hasta que tomó vuelo, tomó los brazos de Darkseid cuando se acercó y luego lo golpeó de cabeza contra el tablero, lo que rompió los controles de regulación que proporcionaban energía al portal en La Fortaleza de la Soledad.
Mientras las alarmas sonaban y las luces de emergencia se encendían, Superman y Darkseid se abrieron camino desde la sala de control hacia otro pasaje, donde intercambiaron golpes antes de que Superman usara su aliento congelado nuevamente, luego le dio una patada alta a la cara de Darkseid y avanzó para continuar la batalla.
Superman y Darkseid continuaron su batalla cuerpo a cuerpo hasta que entraron en la sala de energía central en el palacio. Para entonces, el traje negro de Superman se había desgarrado en los hombros, el lado derecho, la pierna izquierda y el antebrazo derecho, y su capa colgaba hecha jirones como si se hubiera abierto camino a través de los cuchillos de una batalla hace mucho tiempo. La armadura de Darkseid tenía varias abolladuras en el peto, su traje negro estaba desgarrado a los lados y las piernas revelaban su piel como una roca, y sus guanteletes estaban agrietados. A pesar de eso, Darkseid no se iba a someter a Superman. Mataría al campeón de la Tierra así tuviera que despedazarlo célula por célula.
Superman dio vueltas en el aire sobre la pasarela circundante mientras Darkseid hacía lo mismo con sus propios pies, sin apartar ni una sola vez sus ojos rojo sangre de la mirada celeste del Hombre de Acero. Entonces Superman fue tomado por sorpresa cuando Darkseid saltó y lo agarró en un abrazo aplastante, y cayeron desde la pasarela más alta hacia la estación generadora que alimentaba las funciones internas de palacio. Cayeron hasta que Superman usó su aliento congelado para cortar la visión de Darkseid. El impacto del frío hizo que el villano dejara escapar un aturdido rugido de dolor y rompió su agarre el tiempo suficiente para raspar el hielo de su cara.
Eso fue todo lo que hizo falta para que Superman agarrara a Darkseid por detrás y luego lo lanzara a través de tres pasarelas y contra la pared de la cámara antes de que la enorme amenaza aterrizara con fuerza en otra pasarela. Superman aterrizó y fue instantáneamente golpeado en la cara cuando Darkseid se puso de pie de un salto. Pero cuando Darkseid volvió a atacarlo, Superman voló hacia él y le lanzó un puñetazo con precisión experta y fuerza suprema. Darkseid logró agarrar el puño del Hombre de Acero, pero su propio golpe fue bloqueado cuando Superman lo agarró por la muñeca y lo empujó hacia atrás. Al mismo tiempo, Superman lanzó otra explosión con su visión de calor y Darkseid hizo lo mismo con sus Rayos Omega.
Toda la cámara tembló violentamente cuando los dos titanes se tambalearon mientras luchaban entre sí. En el momento en que los rayos de visión de calor de Superman se conectaron con la energía Omega de Darkseid, la explosión resultó tan poderosa que envió una onda de choque de energía a través de la sala de energía, lo que derritió una parte de la pasarela en la que estaban parados y provocó que lo demás se hiciera añicos. Incluso los tubos de alimentación de energía de la cámara estaban astillados y, en unos momentos, el suelo se empapó de la solución brillante que alimentaba la energía interna de Apokolips. Superman y Darkseid continuaron luchando hasta que su agarre se rompió debido a un puñetazo en la cara de Darkseid que lo envió derrapando por la plataforma.
Cuando el tirano de Apokolips se puso de pie, la pasarela circular crujió. Superman inmediatamente tomó vuelo cuando la pasarela finalmente colapsó por su propio peso y fragmentos de metal en llamas llovieron del techo, pero la pelea no había terminado. Darkseid golpeó la pasarela que caía y saltó en el aire cuando la energía comenzó a cortarse, inundando la habitación con la luz de las llamas que ahora ardían a través de la habitación. Saltó sobre Superman, quien lo atrapó y lo arrojó a un lado antes de asestarle más golpes en la cara. La batalla continuó hasta que Superman y Darkseid estaban golpeados y respiraban con dificultad, y Darkseid había logrado darle a Superman algunos rasguños sangrantes en sus hombros y piernas, así como un moretón en su sien. Pero parecía que ninguno quería ceder.
Una vez más, Superman luchó con Darkseid y voló a través de la habitación, golpeando al siniestro dictador una y otra vez hasta que finalmente le dolió la espalda por el implacable ataque del Hombre de Acero, con su cráneo sonando como un gong.
Darkseid intentó la misma táctica que tenía antes de apresurarse y atacar a Superman, pero esta vez, Superman estaba listo para ello. Voló fuera del camino y agarró al villano por su tobillo izquierdo y lo arrojó hacia el techo antes de aterrizar con un doble puño de martillo que envió a Darkseid a otra pasarela que se rompió bajo el impacto. Ahora enfurecido a un nivel mayor a su compostura, Darkseid lanzó sus Rayos Omega nuevamente. Pero esta vez, Superman no pudo esquivar el tiro. La intensidad de los Rayos Omega fue lo suficientemente fuerte para lastimar la piel impenetrable de Superman.
Cuando Superman cayo lastimado, con sus fuerzas al mínimo y su traje negro casi destruido, Darkseid se acercó lentamente a él y dijo con una voz que drenaba la poca esperanza que Clark tenia de ganar la pelea.
-Estás derrotado, pronto serás aplastado bajo mi pie... ¿y aun así sigues luchando? – pregunto Darkseid, muy amenazante – ¿Por qué? Yo ya gane...
-¡Aún no ha ganado! – Clark respondió con fiereza – ¡La gente de la Tierra todavía tiene su libre albedrío y han tenido la oportunidad de enfrentarse a ti!
-No tienen libre albedrío. Todos le pertenecen al que gobierne todo el multiverso, y las únicas reglas que seguirán serán las mías – concluyo el tirano de Apokolips –
-¡No tienes ningún derecho en este planeta, ni a ningún otro que hayas tomado! – grito Clark, reuniendo toda la dignidad que pudiera sentir en los que el creía eran sus últimos momentos –
Con esas palabras, Darkseid lo golpeo en el pecho y aterrizó golpes tan fuertes que todo el salón del trono tembló más fuerte por segundos hasta que las pasarelas parecían estar listas para colapsar sobre sí mismas. Peor aún, Darkseid había logrado algo que había intentado incluso Luthor: logró lastimar en serio a Clark en un combate cuerpo a cuerpo.
Solo hasta que Clark babeo algo de sangre, Darkseid lo dejo en paz y lo arrojo. Ahora seria cuando al fin tomara la Ecuación Anti-vida para mi mismo.
-Quiero que veas algo, kryptoniano – gruño Darkseid, aproximándose al objeto piramidal que contenía su trofeo – Serás testigo de mi ascenso.
El tirano camino hacia el trono y tomo el objeto piramidal que contenía la Ecuación. Cuidadosamente lo examino y miro los jeroglíficos alienígenas, pensando en todo lo que contenían, todo lo que decían.
Los labios de Darkseid se crisparon de satisfacción al ver todo esto. Superman era tan débil como él esperaba, y se estaba acercando a la fórmula.
-He cruzado el espacio y el tiempo. No hay dioses, no hay héroes, no hay Lanterns. Tu esperanza se basa en nada... no equivale a nada. No existe el amor o la libertad porque es una mentira creada por mortales de mente débil como todo lo que vendrá después de tu muerte: nada. La muerte es el final. Estamos solos en el universo. El único dios que hay para servir soy yo – Darkseid sonrió, orgulloso de ver como sus palabras aterraban al Hombre de Acero – Oscuro, ¿no? Es un lado oscuro de la vida. Todos me van a adorar.
-Nunca te serviré ni te adoraré – dijo Clark desde el suelo –
Darkseid ya no le prestó atención, sin embargo, tenía la parte de la fórmula: dolor × culpa × vergüenza × fracaso × juicio = ¿Dónde? = esperanza rota = locura, amor = mentiras, vida = muerte, yo = oscuridad.
Darkseid miro los grabados mientras Clark miraba con horror, aunque todavía no entendía la magnitud del descubrimiento para él, y no solo para la raza humana sino para todos los seres vivientes, o su horror habría sido aún mayor. Tenía la Ecuación Anti-vida completa. Darkseid lo sabía cómo todas las grandes mentes cuando por fin habían conseguido la fórmula correcta. Todo lo que quedaba por hacer era usarla. Y su primer sujeto estaba ante él.
Lo dijo todo en voz alta.
-Soledad + alienación + miedo + desesperación + autoestima ÷ burla ÷ condena ÷ malentendido × dolor × culpa × vergüenza × fracaso × juicio = ¿Dónde? = esperanza rota = locura, amor = mentiras, vida = muerte, yo = oscuridad.
Darkseid ahora creía que la vida, la esperanza y la libertad eran inútiles porque la muerte, la desesperanza y la esclavitud eran una certeza matemática que acababa de demostrar.
Creía que Superman sería una pizarra en blanco. Suyo para controlarlo como pronto lo sería la raza humana. Superman ya no importaba porque la fórmula funcionaría igual de bien en él. Él sería el próximo en escuchar la fórmula y entonces nadie se interpondría en su camino.
Entonces la pirámide se rompió y toda la energía comenzó a entrar violentamente en Darkseid. Su mirada había cambiado violentamente. Clark luchaba por ponerse de pie en el mismo instante en el que la criatura comenzaba a temblar. Sus ojos se tornaron negros, su cuerpo sufrió contorsiones durante lo que a Clark le pareció una eternidad. Intentó acercarse a él y atacarlo mientras no podía defenderse, pero algo se lo impedía. Una potente corriente de aire que lo rechazaba, rodeaba a Darkseid. Era como si estuviera protegido por un tornado.
Cuando las contorsiones pararon, Darkseid abrió los ojos. Eran oscuros y su rostro estaba lleno de tranquilidad. El apokoliptiano extendió los brazos y los examinó. Movió los dedos y sintió como toda la Ecuación Anti-vida corría por todo su cuerpo. Sonrió.
-Ahora sí – dijo con satisfacción – Me siento poderoso. ¡Soy DIOS!
Superman se arrastró hacia atrás. Podía sentir la energía de Darkseid recorrer el aire que lo rodeaba. Estaba todo perdido. Bruce no había llegado a tiempo con la carga Havoc, Darkseid había obtenido todo su poder y no quería ni pensar en la destrucción que ocasionaría a la Tierra cuando cruzara el portal. Les había fallado a todos.
Pero...
-¡Darkseid! – no muy lejos del lugar, se escuchó un grito –
Un grito de desafío.
Un grito de resistencia.
Un grito de alguien que nunca se había rendido.
El Nuevo Dios volteo. No podía creer a quien tenía ante él.
Era el humano. Aquel vigilante que había encabezado la Resistencia contra el régimen del Luthor y que había encabezado a las fuerzas defensoras en La Fortaleza de la Soledad.
Era Batman, que estaba ante él.
-Me preguntaba cuando aparecerías – dijo Darkseid, viendo con desprecio a Bruce – Deja de ocultarte en las sombras y acepta que la Ecuación Anti-vida ya resolvió el mayor problema del universo: El Libre Albedrio.
-Todo lo que dices esta como me siento: mal – Bruce sonrió, poniéndose en guardia y mostrándole a Darkseid que no le tenía miedo – Sé que en el pasado, fuiste herido. Ares te clavo su hacha y por poco te mata. Fuiste casi un cadáver putrefacto, arrastrándose hacia el desagüe antes de morir. Hice un voto muy solemne respecto a las armas de fuego en mi carrera como vigilante, pero en esta guerra y por ti... – y entonces, Bruce desenfundo rápidamente la pistola con las balas de kryptonita que había guardado para Superman. El creyó que las usaría en caso de que el Hombre de Acero se volviera contra la humanidad, pero ahora había encontrado a un candidato mejor para usarlas – Hare mis excepciones – y entonces le apunto al tirano de Apokolips –
-Pequeño humano – respondió Darkseid, señalando a Batman – ¿Te crees muy capaz como para evadir mis Rayos Omega? La muerte definitiva...
-Pruébame – Bruce sonrió. Era la sonrisa más satisfactoria y burlona que había puesto en toda su vida –
Darkseid le disparo sus Rayos Omega, pero como en cualquier duelo en el viejo oeste, Bruce sabía que si esquivaba el disparo, tendría una oportunidad. Esta vez no jugaría limpio.
Así que lanzó una granada de humo hacia donde él estaba y uso su pistola de gancho para ascender por una plataforma superior. El Rayo Omega erro su objetivo y dio en una pasarela aledaña. Mientras tanto, Bruce apunto su arma y disparo a Darkseid en la pierna.
Un gran estruendo se escuchó en todo el lugar aunque solo había sido disparada una pistola Beretta .70 modificada por el propio murciélago. Darkseid bramo de dolor al momento en que la bala le estampo su pierna. La kryptonita le quemo toda su piel, carcomiéndosela. Batman aprovecho la distracción y le disparo nuevamente, pero esta vez, le apunto a la cabeza.
Se escuchó otro disparo y la bala de kryptonita siguió la trayectoria hacia la cabeza del Nuevo Dios. La bala le dio exactamente en el ojo izquierdo, ocasionando que Darkseid cayera hacia atrás.
Al contemplar su victoria contra el apokoliptiano, Batman se sobrepuso al dolor de sus costillas y corrió hacia la bomba, que la había dejado en el suelo a unos pocos metros de él. Entonces escucho un ruido por detrás. Se movió con rapidez, consciente de lo que significaba. El dolor arreció en su costado.
Entonces, frente a él, parándose lentamente, apareció Darkseid.
Bruce se tambaleó hacia atrás, sorprendido por la imagen. Una herida horrenda surcaba su cara, justo donde debería de tener el ojo. Tanto Bruce como Clark se sorprendieron al ver que el disparo no lo había matado.
-Estúpido humano – gruño Darkseid al momento de que levanto su mano e hizo que Batman levitara en el aire –
Bruce no podía responder con su cuerpo ni musitar alguna palabra. Su cabeza rugió como si acabara de oír una explosión. Vio ondas rojas moviéndose alrededor de Darkseid, humo verde brotando de la herida y su pierna rengueaba debido al disparo. Pero Darkseid no se inmutó. Levantó el brazo, contempló al humano que lo había herido, y luego miró triunfalmente al portal que daba a la Tierra.
-¿En serio creíste que podías asesinarme? – dijo Darkseid sin soltar con su poder a Bruce. Lo veía con tanto desprecio – Deberías haberte retirado cuando pudiste, Bruce Wayne. Al menos podrías haberte ahorrado esta humillación. Este dolor. Rendirse es el camino más fácil – Bruce lo miro, estaba confundido ante lo que decía Darkseid. El noto su mirada, y volvió a hablar – Así es... sé quién eres, se todo de ustedes. El gran vigilante de Gotham City, aquel que lucho contra el crimen en su ciudad por veinte años y en el camino, lo perdió todo y a todos los que le importaban. Eres un luchador incansable, por lo que creí que al ver dentro de tu mente vería planes de batalla, posiciones estratégicas... pero no. Lo que vi fue decepcionante – Darkseid sonrió con maldad – ¿Esperanza? ¿Fe? ¿Amor? – y luego, soltó una carcajada larga, que revelaba prepotencia y desprecio – Eres patético, Bruce Wayne. Selina nunca podrá estar contigo y Dick Grayson y Jason Todd nunca serán tus hijos. Tu vida no vale para nada, y cuando mueras, nadie te recordara más que por tus fracasos.
Bruce se sentía abrumado por el vértigo de emociones. Permanecía tan firme en el aire gracias a los poderes de Darkseid, que solo generaba más dolor en su costado. Entonces detectó, a través del pasillo, a Clark, que se arrastraba para tratar de llegar a él.
Superman se arrastró por el suelo para tratar de ayudar a su amigo, rogándole a quien estuviera escuchando que le diera la oportunidad de aunque sea poder salvar a Bruce. Pero los Rayos Omega sí que lo habían debilitado bastante.
-Solo aguanta, Bruce... – gimió Clark con dolor – Ya voy...
-Bruce... – Darkseid siguió hablando, mientras que Bruce lo miraba con desafío, dándole a entender que nunca agacharía la cabeza – Seré piadoso contigo. Te daré un propósito puro y firme por el cual vivir. Vas a ser el primero en probar el poder de la Ecuación Anti-vida, atestiguando lo que le espera a la gente de tu pequeño planeta. Esclavizar a la humanidad es el significado de bondad.
-¡Vete a la mierda de mi planeta! – grito Bruce en el aire – ¡Tu sangras y no eres un maldito dios!
Darkseid cerró su puño y entonces una descarga de energía roja salió disparada hacia el pecho de Bruce Wayne. El dolor que Bruce sentía en la cabeza era descomunal, y la fuerza que Darkseid ejercía en él era tremenda.
Todo en lo que Bruce podía pensar era en Darkseid y en su voluntad, que ahora reformaba todos los pensamientos en su cabeza transformándolos a un sentimiento de obediencia y odio hacia la humanidad. Vio a través de su mente la Ecuación Anti-vida ondulándose en su cerebro, fortalecida por la humillación infligida por Darkseid y la anticipación de la muerte. Un zumbido rugió en la cabeza de Bruce, soltando una voz, de un tono bastante siniestro.
Tengo un cuerpo nuevo a mi disposición. La próxima vez que Selina y Dick miren tu rostro lleno de vergüenza y cicatrices, me verán a mí.
Darkseid dejo de apretar su puño y dejo caer a Bruce, lastimándolo completamente de las piernas.
-Hubiera esperado todo del kryptoniano, del bastardo atlanteano, de la amazona... o incluso del cobarde de Hal Jordan, pero tu... eres solo un hombre. Y si no baje a tu planeta personalmente a aplastar tu pequeña rebelión, fue porque siempre te considere igual a una termita. Adiós, Bruce Wayne.
Darkseid le dio una patada en la cara a Batman, destrozándole el casco y arrojándolo por kilómetros por el pasillo.
Fue en ese momento, que un guante de box hecho de luz verde se estampo en la cara de Darkseid, paralizándosela por completo. Era Hal Jordan, que ahora su luz brillaba más fuerte que nunca.
-Hola feo... ¿te acuerdas de mí? – pregunto Hal, volviendo a golpearlo con el guante. Después hizo una ametralladora pesada y comenzó a dispararle a quemarropa – Pues aquí estoy.
Mientras el tirano de Apokolips luchaba por quitárselo de encima, una flecha de hielo exploto en su mano, congelándosela. Green Arrow disparaba otra y otra para que sus manos se congelaran.
Atrás de Oliver, venían Diana y Arthur, que enseguida atacaron a Darkseid con sus respectivas armas. Flotando, el Green Lantern Kilowog llego junto a Detective Marciano y Starfire, que le dispararon a Darkseid con sus rayos de energía.
Saliendo del Flying Fox, Catwoman, Nightwing y Lois Lane se aproximaban a la batalla, no sin antes que Katana saltara de la rampa y se les uniera a los héroes más poderosos.
Darkseid se arrojó a un lado y desapareció. Sin duda se había esfumado al interior del palacio, pensó Clark, aunque sentía demasiado dolor para girar la cabeza y mirar.
-¡Clark! – Lois llego junto a él y se arrodilló. Tenía los ojos llenos de lágrimas, debía de tener bastante mal aspecto, comprendió Clark, para que Lois mostrara aquella expresión –
-Lois... – intentó decir Clark. Quería decirle que se marchara, que huyera, que no importaba lo valiente que fuera, que ella y los demás héroes no eran rival para Darkseid. Pero todo lo que surgió de la boca de Superman fue una especie de quejido –
-No hables – Lois notó que la piel de Clark se regeneraba lentamente – Te pondrás bien – Lois le sonrió temblorosamente – Tú me ayudaste cuando más lo necesite. Me salvaste, pudiste hacerlo aunque no debías. Por favor párate – y entonces ella le señalo a los demás héroes que ahora se enfrentaban a Darkseid aunque perdieran sus vidas en el intento – Ellos te necesitan...
Clark, apoyado sobre el hombro de Lois, comenzó a levantarse. Su factor regenerativo había ayudado, pero el dolor del pecho todavía era fuerte y sabía, de algún extraño modo, que el hecho de escupir sangre probablemente significaba que tenía un pulmón perforado, o al menos, parte de él. No estaba seguro de cuánto tiempo le daba eso. Probablemente minutos a que se regenerara por completo. Busco a Bruce por todos lados, pero no lo vio. Solo noto a Selina y a Dick que también trataban de ver donde se encontraba. Olía a sangre por todas partes. Pensó en su madre, en Martha Kent, y en lo que Darkseid le haría a ella y a la Tierra si triunfaba.
Entonces su resbaladiza mano se cerró con fuerza, formando un puño. Ahora su coraje era más fuerte que nunca.
Clark dio un paso al frente. Luego otro. Cada paso era como si arrastrara los pies por cemento. Pero sabía con certeza que volvería a volar, y que cuando lo hiciera, Darkseid lo lamentaría.
Arthur golpeo con su tridente a Darkseid, y lo mando volando por los pasillos del palacio. Cuando Darkseid desapareció de su vista, Arthur levantó las manos, apretó los puños y siguió caminando.
-Esconderse es inútil, hijo de puta – dijo Aquaman –
-No me esconderé – dijo Darkseid –
Aquaman en ese momento se dio cuenta de que Darkseid había estado flotando detrás de él desde la distancia todo el tiempo.
-¡Hijo de perra! –Arthur se dio la vuelta cuando la mano izquierda de Darkseid se cerró alrededor de su garganta y procedió a estrangularlo –
El tirano apokoliptiano levantó al rey de Atlantis y lanzó brutales golpes de derecha en el estómago de Aquaman con Arthur tosiendo sangre por la fuerza de los golpes. Sin embargo, Diana llego con una patada aterrizándola en el torso de Darkseid. Para después sacar su espada y cortarle la cintura. Darkseid lanzo un grito de dolor, pues la espada de la amazona le quemo los adentros.
En el momento en que soltó a Arthur, Hal Jordan y Kilowog volaron hacia él, con el dúo ahora golpeándolo en la cara juntos.
-Apunta a su torso mientras yo le rompo la cara – dijo Hal –
-Entendido poozer – respondió Kilowog –
Flotando hacia abajo, Kilowog formo un par de mazos de energía verde y golpeo repetidamente al Apokoliptiano en el torso, mientras que Hal saltó sobre Darkseid e hizo aparecer un bat con picos hecho de energía, con el cual le rompió la boca haciéndolo escupir su sangre marrón.
Los cuatro trabajaron juntos para debilitar a Darkseid, que ahora estaba siendo forzado a rendirse. Gracias a que estaba desorientado, no podía usar la Ecuación Anti-vida en ellos, lo que los héroes aprovecharon. Pero el señor de Apokolips no retrocedió, lanzó un golpe con la derecha que chocó con Aquaman, quien fue enviado a estrellarse nuevamente a gran velocidad. Wonder Woman dejó de apuñalarlo y cambió su ataque flotando sobre su espalda para apuñalarlo con su espada por atrás.
Sorpresivamente, Detective Marciano llego, lanzándole un derechazo que golpeó la cabeza de Darkseid hacia atrás. Le tumbo varios dientes y después le quemo la mano con su visión de rayos laser.
Lo encapsulo en un torbellino de golpes, apresándolo en un dolor intenso. Wonder Woman fue hacia ellos, y voló un poco hacia atrás mientras Starfire llegaba y comenzaba a tirarle a Darkseid sus esferas de energía morada. El apokoliptiano rugía de dolor, así que les dio un fuerte manotazo a los héroes, mandándolos a volar por el pasillo. Hirviendo en odio, extendió su mano izquierda, con la intención de usar la Ecuación Anti-vida en ellos. Ahora los héroes de la Tierra le servirían a él.
Pero, en un momento de valor, en un momento de coraje, Tatsu Yamashiro corrió hacia Catwoman, que había tomado una posición exacta para arrojarla hacia Darkseid. Katana tomo vuelo y salto hacia la espalda de Selina que la impulso. Doblando su cuerpo como un arco, saco la espada Soultaker y la blandió con ambas manos. De un movimiento exacto, le corto todo el brazo izquierdo, impidiendo que usara su poder desollamentes con los demás.
Y ahí fue, el momento que todos estaban esperando, el momento de la verdad.
El momento en que el Hombre de Acero se unió a la pelea.
Entro volando rápidamente, tomando a Darkseid por el cuello, soltándole una frentica ráfaga de golpes alrededor de todo su cuerpo. Su pelea continuó sin que Clark dudara nada. Solo dejo de golpear cuando atrapó los siguientes golpes de Darkseid.
Llegaron volando hacia una cámara central que parecía tener una batería de lava ardiente, la cual seguramente alimentaba de poder a todo el planeta de fuego Apokolips.
Viendo el panorama que tenía ante él, Superman tuvo una idea: si el generador de energía en esta cámara era que funcionara las estructuras del planeta de Darkseid, podría entonces darles a sus compañeros de la Justice League otra ventaja. Esta vez, miró fijamente hacia una losa redonda de metal en el techo y proyectó su visión de calor, que tuvo el efecto deseado de freír varios circuitos vitales sin desconectar la fuente de energía.
Cuatro proyectores de rayos de energía colocados en una formación de X dispararon su energía roja hacia una vasta estructura de metal y vidrio de carbono con forma de globo, que comenzaron a quemar con todo su poder cada rincón del interior de la cámara. Pero como observaron Superman y Darkseid, el control de poder del núcleo interno se había ido.
-¡¿Qué es esto?! – gritó Darkseid, aun forcejeando con Superman –¡¿Qué has hecho ?!
-Exploté los transistores que controlan la anulación del núcleo – respondió Superman – En unos minutos, el reactor explotara y dejara de funcionar, mientras que sus armas de defensa y sistemas de seguridad serán eliminados completamente.
Mientras Superman continuaba presionando contra la imponente amenaza, la rabia de Darkseid se volvió tan grande que si estaba en un humano, habría requerido cuidados intensivos para curarla.
-¡NO! – rugió el dictador de Apokolips -¡No puedo ser conquistado por mortales débiles! ¡Soy el Señor de Apokolips! ¡SOY ¡IMPARABLE! ¡SOY DARKSEID!
Superman había tenido suficiente de los desvaríos megalómanos del villano, y solo respondió:
-No me importa.
En un instante, Superman aterrizó más golpes en la cara y el pecho de Darkseid y golpeó más fuerte con cada golpe que asestó. Golpeó a Darkseid con la cabeza lo suficientemente fuerte como para desorientarlo, luego lo agarró por el cuello y le lanzo su visión laser sobre la cara, lastimándolo gravemente.
-¡No volverás a amenazar al universo! – Superman dijo con firmeza – ¡Tu reinado de terror sobre todas las cosas acaba hoy!
Superman lanzó el golpe más fuerte que jamás había dado, uno tan rápido y con tanta fuerza que su puño pareció romper el aire mientras lo soltaba. Golpeó a Darkseid en el pecho y el impacto liberó una onda de choque que fue equivalente a un terremoto de gran magnitud.
Darkseid fue derribado por la pura fuerza del golpe de Superman y cayo directamente hacia el centro de la cámara.
-¡Es el momento! ¡Todos contra Darkseid! – ordeno Hal Jordan a los demás héroes –
El Green Lantern empuño su anillo, y con una potente descarga de energía verde, le disparo a Darkseid. Kilowog se le unió y con su anillo también le disparo. Starfire empezó a arrojarle violentamente sus bolas de energía mientras que Detective Marciano uso toda su concentración para utilizar su telequinesis y sacar de quicio al apokoliptiano, impidiendo que se defendiera o que usara de nuevo la Ecuación Anti-vida que tenía en su cuerpo.
Arthur amartillo el filo de su tridente contra el suelo, lanzando una onda de energía que ocasiono que Darkseid perdiera el control de su cuerpo. Aprovechando esto, Diana envolvió su lazo de Hestia alrededor de su torso para evitar que escapara.
Darkseid rugió de dolor cuando la asombrosa energía de todos los héroes recorrió su cuerpo, a través de su carne y huesos duros como una roca, y alrededor de su corazón. Entre todos colaboraron para que Darkseid perdiera su poder, y en pocos momentos, comenzó a agonizar. Superman observaba desde el suelo el panorama, y viendo que sus compañeros tenían todas las de ganar, se les unió lanzándole su visión laser justo a la cabeza de Darkseid.
El poder de Superman era un espectáculo maravilloso, llegaba cada vez más alto y se esparcía como una flor de luz. En cierto modo, el y los demás héroes le llevaban la ventaja, pero lo estaban prolongando demasiado.
Hal tenía que matarlo a como dieran lugar.
¿Qué haría mi padre?
La respuesta le llegó con delicadeza, como una suave brisa matinal. Tenía que entregarse. Tenía que entregarlo todo. Recordó su entrenamiento e invocó su voluntad. Estabilizó su mente.
-Un último empujón, vamos...
La batalla desapareció. En su lugar, Hal vio un cielo perfecto, repleto de estrellas. Pacífico. Lleno de luz. Era como si mirara a través de una ventana hacia otra parte, un lugar intermedio.
-Vamos Carol, háblame...
Su cuerpo se relajó. Dejó entrar la paz y la calma, como Ganthet le había enseñado.
En medio de la tranquilidad llegó una voz.
"Estos son tus pasos finales, Hal. Asciende y dalos". Otras voces se unieron.
Hal...
Hal...
Hal...
Eran sus padres y Sinestro. Estuvieron con el todo el tiempo; solo debía aprender a escucharlos. Tal como Ganthet le había prometido.
Más voces se le acercaron rápidamente pero con suavidad, como si confluyeran en él; las posibilidades, los futuros y los pasados, todos se alejaban de él, o tal vez se dirigían hacia él. El cosmos, el tiempo, la energía, el ser... nada era como había pensado.
Salva al Universo, Hal.
En la noche más oscura, haz el día más brillante.
Abin Sur se le manifestó. Hal no entendía pero lo aceptaba.
Hal movió un brazo, luego un hombro. Dejó que las voces lo rodearan, lo inundaran y lo fortalecieran. Se volteó, puso una mano en el suelo y se empujó con ella.
Puso una rodilla debajo y se apoyó en los dedos de los pies. Hizo una pausa, se acuclilló, trató de tomar aire. Sus músculos no querían obedecer. Cada movimiento convertía sus huesos en cuchilladas de dolor.
¡Es en tu corazón donde yace tu fuerza!
Una voz en particular se volvía más fuerte, más poderosa.
Asciende... ve hacia las estrellas.
La voz de Carol Ferris se volvió profunda e insistente, sobresaliendo por encima de todas las demás. Era un pozo del que manaba un tipo de poder bastante tranquilizador pero fuerte a la vez.
Hal se levantó. Invocó su anillo de poder y este se deslizó por su dedo. Su traje de Green Lantern se encendió y Hal se puso de pie, lleno de la energía que le habían otorgado voluntariamente todos los que lo precedieron.
Hal se lanzó como un cañonazo hacia el tirano de Apokolips y Darkseid se quedó sin aliento. La avalancha de luz de sus ojos se detuvo.
-Terminare lo que empezó en Oa, Green Lantern.
Darkseid estiró los brazos y le lanzó un zigzagueante rayo Omega desde sus ojos. Hal levantó un escudo de luz verde y lo bloqueó. El impacto casi lo derriba, pero recurrió a su voluntad y se mantuvo firme. Él intensificó su ataque.
-¡No eres nada! – le gritó Darkseid – Un humano no es rival para el poder que habita en mí. ¡Yo soy Darkseid!
Hal sintió que se le iba a romper la muñeca, pero no sería así. No esa vez.
-Y yo... – le respondió el humano sacando más fortaleza para lanzarle toda su voluntad – Soy tu muerte.
Hal intensifico su ataque para formar un escudo impenetrable. Dio un paso al frente, empujando para combatir la embestida. Luego otro más. Cada paso estaba lleno de angustia. Exigía todo lo que los Green Lantern le habían dado, todo lo que tenía.
Los rayos comenzaron a rebotar hacia el propio Darkseid. Le destrozaron la cara y echó la cabeza atrás en agonía, y en negación ante lo que pasaba. Hal siguió avanzando sin piedad, un pie delante del otro, absorbiendo poder de la voluntad. Finalmente estaba listo. Reunió su fortaleza, su fe en sus amigos, el amor por Carol y por sus padres, y lo lanzó todo al tirano de Apokolips.
-¿Qué es todo esto? – dijo Selina mientras se quedaba atónita a lo que veía – No lo entiendo...
-Si tu no lo entiendes... yo menos – le contesto Green Arrow que estaba igual de confundido que todos –
-Eso que están viendo, va a ser todo un espectáculo – les contesto Kilowog, que más que confundido, estaba expectante a lo que iba a ocurrir –
Como si Kilowog también lo supiera, la profecía del Green Lantern humano se estaba haciendo realidad.
Darkseid se tambaleó hacia atrás, su propio poder se revertía en su contra. Lo devoró por completo, le arrancó los dedos recién curados, le quemó la piel de la cara, los huesos, hasta que Hal le disparo un proyectil que tomo la forma de una ballena de luz verde e impacto en el pecho a Darkseid, volándolo en pedazos.
Como polvo estelar que se desmorona, lo que quedaba de él se fusionó en un solo punto que explotó en una enorme onda expansiva que tiró a Hal al piso.
Era el fin.
Toda una vida dedicada a la esclavitud, a demostrar que el libre albedrio era un error y una maldición, fue frustrada aquí y ahora por los héroes de la Tierra.
Le habían demostrado que su planeta era un lugar de gente libre que nunca se rendiría, que nunca cederían ante las adversidades y que a pesar de todo, siempre se unirían ante un momento de necesidad.
Darkseid había sido el mayor tonto en la historia del universo, pues incluso no aprendió del pasado y dejo que su orgullo cegara su juicio ante el planeta que lo había derrotado dos veces, y esta vez para siempre.
No era el Alfa ni el Omega.
Darkseid ya no era nada.
Los héroes se tumbaron en el suelo por un tiempo, agotados por su batalla con Darkseid. No estaban seguros de que venía después, pero estaban contentos de saber que habían destruido a Darkseid y de haber protegido a la Tierra una vez más. Ahora quedaban algunos asuntos pendientes por resolver antes de que la invasión se detuviera definitivamente.
¿En dónde estaba Bruce?
Selina y Dick tenían la respuesta a esa incógnita. Ambos dejaron atrás a Katana, Lois y Green Arrow, pues una extraña figura en el pasillo lateral comenzaba a aproximarse. Así que llegaron hacia la silueta agachada del hombre. Ellos sabían de quien se trataba.
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