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EL ANILLO TE ELIGIÓ POR UNA RAZÓN...

Reino de la Atlántida

El Rey Arthur nadó muy profundo, mucho más profundo de lo que cualquier ser humano normal podría nadar antes de ser aplastado por la presión del agua, congelado por el frío o ahogado. Obviamente, Arthur Curry no era un ser humano normal.

Tampoco era un atlante normal.

Nadó hacia lo profundo del palacio central de la Atlántida, donde en las afueras se encontraba una antigua estatua de uno de los reyes más grandes de la historia de la Atlántida: el Rey Atlan.

Su antepasado.

La estatua estaba libre de descomposición, libre de percebes o coral que plagaban la mayoría de las otras estructuras submarinas que se habían hundido a lo largo de los años desde la superficie.

Ya fuera por magia o alguna artesanía de lujo de sus escultores, Arthur no lo sabía, y realmente no le importaba.

Le molestaba todo lo que representaba esa estatua, un recordatorio constante de una herencia que había acabado con el cuándo tomo el trono al derrotar a Orm, su medio hermano.

Arthur podía sentir el acercamiento de algo a través del agua. No era grande como una ballena o un tiburón, ni pequeño como un pez. Nadó como un hombre.

Un atlante.

Arthur frunció el ceño. Tenía una buena idea de quién era exactamente y por qué estaba aquí.

Efectivamente, era un hombre atlante delgado, majestuoso, con armadura, rostro huesudo y anguloso de cabello largo nadó hacia él; llevando un tridente y otro juego de armadura atlante en sus manos.

Era Nudis Vulko, asesor de la familia real de Atlantis y uno de sus antiguos mentores.

((¡Rey que sería hombre! Hijo de padre humano y reina de los mares)) – saludó Vulko en el "discurso" telepático con el que todos los atlantes se comunicaban bajo el agua –

Solo la telepatía de Arthur se extendía a toda la vida marina. No sabía por qué, tal vez era su herencia real o su fisiología híbrida. Una vez más, a él realmente no le importaba.

((Todo el tiempo que perdí, tratando de cumplir la promesa que le hice a tu madre)) – continuó Vulko. Arthur no estaba de humor para ser reprendido por el viejo fósil –

((¿Terminaste, viejo?)) – gruñó el rey de Atlantis –

((Desde la muerte de la reina Mera, nunca duermes en el mismo lugar dos veces, pero sigues viniendo aquí)) – señaló Vulko –

((Me gusta)) – Arthur miró a su alrededor – ((Esta calmado))

((Es tu herencia. Eres el legítimo rey de la Atlántida)) – respondió Vulko – ((Nuestra gente sufre por los asedios de las máquinas de guerra del Régimen.))

((¿Acaso no he hecho todo lo que está en mi poder para sacarlos de nuestro mares)) – escupió Arthur – ((Todos lo que conocía han muerto en esta guerra.))

((¿Acaso te has aliado con tus "viejos amigos"?)) – preguntó Vulko – ((¿O tan siquiera los has contactado?))

((Ellos nunca fueron mis amigos)) – gruñó Arthur – ((¿Qué quieres, Vulko?))

((Los guardias cerca de los límites de la costa han estado desapareciendo)) – explicó Vulko – ((Inteligencia cree que se aproxima otro ataque con submarinos.))

((Que el ejército se ocupe de eso)) – Arthur contesto sin emoción en su labia –

((Pero tu eres el rey...)) – Vulko le recordó –

((Y yo pelee esas batallas... y mira lo que paso)) – espetó Arthur – ((Solo traje muerte y destrucción a mis seres amados.))

((Tu nunca fuiste alguien que se escondía de las peleas. Siempre diste la cara cuando un problema se avecinaba a tus puertas)) –advirtió Vulko – ((Ve a la superficie a acabar con esto. Atiende al llamado de quienes alguna vez fueron tus hermanos de armas... ¡Ha llegado el momento! ¡Toma el tridente de tu madre!))

Vulko le tendió el tridente a Arthur. Cuando Arthur se negó a tomarlo, Vulko arrojó el tridente a sus pies.

(( No puedes darle la espalda al mundo para siempre, Arthur)) – dijo Vulko decepcionado – ((Arriba o abajo))

Vulko se alejó nadando, y Arthur se burló y se volvió para mirar la estatua del Rey Atlan.

Sin embargo, un mensaje desde su muñeca lo saco de sus pensamientos.

Los soldados del palacio habían capturado a un humano que demandaba hablar con el.

Hal Jordan estaba en Atlantis.

***

Después de la caída de Superman y del Día Omega, Aquaman decidió que no quería tener nada que ver con el mundo de la superficie nunca más. Huyó de regreso a Atlantis para evitar que el Régimen lo capturara y aisló su reino del resto del mundo. Se aseguraría de que ningún habitante de la superficie se acerca a Atlantis, y no quería volver a ver a ninguno de sus antiguos aliados.

Pero sus fuerzas no pudieron evitar que Hal llegara a Atlantis, y por muy infeliz que estaba al ver al antiguo Green Lantern, decidió que al menos escucharía a Hal Jordan antes de sacarlo de su reino. Aún así, Aquaman no estaba satisfecho con la solicitud de Hal.

Aunque eran tiempos de guerra, Atlantis nunca se había visto más hermosa. La ciudad parecía brillar más que nunca y las criaturas marinas y los edificios estaban cubiertos de luces y colores festivos. Tres reinos, todos reunidos bajo un mismo gobierno. El Rey se sentó en su trono con la armadura del Rey Atlan y su tridente de leyenda. Parecía verdaderamente imponente al estar rodeado de sus súbditos; si uno lo miraba, Arthur Curry pasaba la mueca ligeramente incómoda en su rostro. Parecía que todavía se estaba acostumbrando a su nueva fama y respeto.

El Rey Arthur descendió de su trono; los pasados ​​dignatarios se levantaron con él a su derecha e izquierda. El pasado rey de Xebel, Nereus flotaba a su derecha. La Reina Pescadora y su Princesa, Scales, flotaban majestuosamente a su izquierda. Otros de gran estatura flotaban cerca entre los miembros de la corte de Xebel. La población se calló, a la espera de un discurso que sería transmitido a todos los que no pudieron cruzar los océanos.

Su postura era recta y alta y cuando hablaba, todos escuchaban.

-¡Ciudadanos de Atlantis, los tratados han sido firmados, nuestra alianza ha sido forjada y nuestros pueblos finalmente están unidos de nuevo! – dijo Arthur al levantar el Tridente de Atlan en señal de victoria mientras la gente vitoreaba – Con esta guerra que se aproxima, he decidido que los líderes de los xebelianos y los pescadores seguirán siendo los supervisores de sus respectivos reinos, pero ahora estamos juntos, y juntos somos más fuertes, feroces e inteligentes. Hoy comienza una nueva era. ¡Hoy le damos la espalda a la superficie y apropiamos los mares como nuestros! ¡Vengaremos a la reina Mera de Xebel con la sangre de Apokolips!

El aplauso fue ensordecedor. Todos se unieron sin restricciones, aplaudiendo y animando. Ni en sus sueños más salvajes, Hal habría imaginado que las tribus atlantes volverían a ser una.

Ver para creer. Es el discurso más estúpido que he oído, y eso que oí muchas veces a Appa Li Apsa. Maldito Arthur pretencioso.

Cuando Arthur termino su discurso, bajo a ver al humano que alguna vez fue su compañero de armas. Para la consternación de ambos, nunca si habían llevado bien, ni siquiera antes de que Hal se hubiera convertido en Parallax.

-¿Batman quiere que mis marines peleen sus batallas? – Aquaman preguntó enojado mientras miraba un holograma de los submarinos del Régimen que esta vez se dirigían al ataque a su reino – ¿Como la vez que su Resistencia ayudo a Atlantis en el primer ataque del Régimen? – Arthur ahora estaba furioso – Mera está muerta gracias a que no nos dijeron a tiempo una advertencia del ataque del Régimen. Batman nos abandonó, así que nosotros lo haremos igual.

Hal no estaba contento de que Aquaman estuviera mencionando ese suceso. Él sabía lo que había pasado.

Un año atrás, Atlantis aún estaba escéptico a una invasión de la superficie, por lo que sus defensas estaban bajas. La Resistencia de Batman se enteró de que el Régimen ahora tenía la ubicación de la ciudad submarina, pero Batman solo le daría la advertencia a Arthur a cambio de una completa lealtad de parte de Atlantis. La advertencia llego demasiado tarde, y en el ataque inicial, Mera la esposa de Arthur y reina de Atlantis fue asesinada por David Hyde, mejor conocido como Black Manta, ahora uno de los subordinados de Luthor y eterno rival de Arthur Curry. Hal sintió que las dos situaciones no se podían comparar en ese momento, pero decidió guardárselo para sí mismo.

-Oye... – dijo Hal, tratando de ver que le decía al rey de los mares – Todos nos equivocamos en esta guerra. Incluso yo... pero tenemos que unirnos de nuevo. Hay un plan y te aseguro que el Régimen y la invasión serán cosa del pasado en poco tiempo.

-¡La próxima vez que se derrame la sangre de mi gente, será por Atlantis, no por el mundo de la superficie! – Aquaman golpeó su tridente para enfatizar su punto –

-Tú también eras uno de nosotros, Arthur – Hal puso su mano sobre su pecho – Tu padre...

Aquaman vio a dónde iba Hal, pero no cedió.

-Mi padre era humano, pero mi deber es con la Atlántida. No confío en ti... Parallax, ni en ti ni en ningún habitante de la superficie. ¡Ahora vete! Y recuérdale a Batman: no se metan en mis mares.

Frustrado con Aquaman anteponiendo su orgullo a la razón, Hal dijo algo sobre los hologramas de los submarinos del Régimen.

-¡¿Y cuándo esas cosas estén en tus puertas?!

-Atlantis se defenderá – Justo cuando Aquaman dijo eso, el holograma de los submarinos desapareció, y Hal tuvo una idea de lo que eso indicaba. La tecnología que se apagaba fue la primera señal de un ataque inminente del Régimen –

-Quizás antes de lo que piensas. Tenemos que ayudarnos unos a otros.

Para su consternación, Aquaman todavía no estaba interesado en ayudar a Batman.

-¡Vete Hal! ¡No necesito tu distracción! – grito Arthur –

-¡Maldita sea, Arthur! ¡Ahora no es el momento para que te aferres a tu arrogancia!

-¿Necesito recordarte de quién es este reino? – Aquaman apretó los dientes –

Aquaman apretó su tridente y golpeó a Hal en la cara con él. El antiguo Green Lantern fue tomado por completa sorpresa, por lo que antes de que pudiera pensar en imaginar algo antes de que Aquaman lo golpeara con su tridente dos veces más, Hal cerro su puño con fuerza y lo estampo en la cara de Arthur, haciendo que este se tambaleara hacia atrás.

-Lo siento – dijo Hal, viéndose rodeado por las tropas de Atlantis acudiendo a proteger a su rey – Yo... yo no vine aquí para pelear – Aquaman no dijo nada, pero Hal pudo ver el arrepentimiento en su rostro y suspiró de nuevo – Olvídalo. Mira, esto es exactamente lo que pasa cuando atacan. Primero, sacan las comunicaciones. Luego...

De repente, se sintió como si el océano mismo estaba temblando cuando Hal y Arthur escucharon los sonidos de los torpedos que ahora impactaban en la ciudad.

-Invaden. ¡Todos a los puestos de defensa! – ordeno el Rey de Atlantis a sus hombres. Y entonces todos se movilizaron, dispuestos a defender su ciudad –

-Son tus océanos, pero también es mi lucha. Déjame ayudarte – Hal intervino – Aunque ya no soy un Green Lantern aun soy funcional. Déjame ayudarte.

En ese momento, los soldados del Régimen con traje acuático especial comenzaron a asaltar la sala del trono. Aquaman suspiró al darse cuenta de que no tenía más remedio que tragarse su orgullo.

-¡Cúbreme! – Arthur hizo un gesto con la mano y entonces uno de los soldados le entrego un rifle de pulso a Hal –

Aquaman cargó contra un par de soldados pesados que estaban arrinconando a un grupo de atlanteanos, empalándolos con el tridente, y Hal se unió al resto de las tropas atlanteanas para bloquear su paso a la ciudadela principal. Trataron de resistir todo lo que pudieron el ataque, disparando a todos los soldados que se les presentaban, pero el poder de la armada del Régimen los abrumaba lentamente, pues los explosivos de estos ahora eran más potentes gracias al poder de Apokolips. El puente donde Hal y los demás resistían fue destruido y Hal fue enviado volando mientras los soldados del Régimen marchaban amenazadoramente.

Hal apenas y reacciono cuando se levantó, volviendo a tomar su rifle les disparo a los soldados que venían por él. Apenas y pudo matarlos a todos de unos precisos disparos. Hal se tomó un momento para respirar, pero ese momento le costó, y de repente sintió un corte en la espalda.

Rápidamente se dio la vuelta y aparentemente no vio nada, pero cuando miró hacia arriba, vio a Black Manta en la parte superior de uno de los monumentos gigantes en la sala del trono. Y entonces este salto y atravesó con su lanza la parte inferior del hombro de Hal. Este no pudo más y se tiro al suelo, luchando contra su dolor.

-Hal Jordan – dijo Black Manta, amenazando a Hal por el cuello – Tu estupidez opaca tú inminente derrota, así como la destrucción de Atlantis.

-Mientras yo esté aquí, no dejare que eso suceda – contesto Hal, tratando de levantarse. Manta solo se rio al verlo –

-Mírate nada mas – dijo Manta, aun riendo al ver a Hal herido – No me imagino la cantidad de sangre que has de tener en tus manos. Solo eres un hombrecillo cobarde y roto... con miedo.

-No eres el primero en decirme esas estupideces...

-Me imagino que no, pero si seré el ultimo... – y entonces Manta se abalanzo contra él y trato de clavarle su lanza en el pecho, pero Hal la intercepto y ambos quedaron forcejando con todas sus fuerzas – Solo debes de llamar a Aquaman y te dejare vivir para que sigas con tu patética existencia.

-No... – Hal apenas podía competir contra la fuerza de David Hyde. Su lanza estaba a punto de tocar su pecho –

-Traicionaste todo en lo que creías. Abandonaste a tu Justice League... ¿Por qué querrías seguir viviendo? ¿Cómo podrías perdonarte a ti mismo? – dijo Manta, ansioso por matar a Hal y arreciando el empuje en su arma –

David Hyde logro su objetivo; pincho a Hal en la costilla con la punta de la lanza, y entonces el piloto escucho y sintió un chasquido en él, encogiéndose en el suelo del palacio acuático como un camaroncillo temeroso.

Hal se sintió mareado, la sangre ya abandonaba su cuerpo y sus articulaciones ya estaban bastante débiles como para volver a levantarse.

Vio los quemantes ojos rojos del casco de Black Manta. Como le hubiera gustado destruirlo al carbonizarlo con el poder de Parallax

Entonces el colapso del sistema circulatorio y de sus demás órganos le produjo un shock.

Los ojos de Black Manta chirreaban con un rojo escarlata mientras contemplaba el rostro de su presa y se paraba sobre el con una satisfacción inmensa.

***

Antes de que esta narración progrese más, se deben decir algunas palabras sobre un doctor llamado Stephen Shin, y cómo sus acciones unieron para siempre los destinos de Arthur Curry y David Hyde.

El doctor Shin era un biólogo marino que trabajaba y vivía en Amnesty Bay, Massachusetts. Sabía del guardián del faro de la ciudad, Tom Curry, y todos sabían que Tom tenía una gran historia que contar; le dijo al Doctor Shin que su hijo Arthur nació de una mujer del mítico reino submarino de Atlantis.

Fue con Tom al faro de Amnesty Bay, donde vivían él y su hijo Arthur, solo para ver cuán tonta podía ser esta farsa. Pero luego el doctor Shin vio lo fuerte que era el joven Arthur. Lo rápido que podía nadar y cómo podía comunicarse con la vida marina.

El doctor Shin ayudó al joven Arthur a perfeccionar sus habilidades, mientras intentaba halagar al padre para que lo dejara ir con sus colegas con este descubrimiento histórico y convencer al hijo de que le dijera la ubicación de Atlantis.

Ninguna campaña tuvo éxito, y el Doctor Shin finalmente fue rechazado de la casa de Curry.

Años después de esto, el Doctor Shin, al borde de la ruina financiera y con su reputación dentro de la comunidad académica hecha añicos, dedujo que lo que lo sacaría de la pobreza potencial era una prueba; una prueba real de la existencia de Atlantis. Y decidió que la prueba sería una pequeña muestra de sangre del propio Arthur Curry. Seguramente el hecho de que Arthur no era completamente humano podría confirmarse mediante un análisis de sangre.

El doctor Shin contrató a un carroñero de Gloucester, Massachusetts, llamado David Hyde para ir a Amnesty Bay, colarse en la residencia del faro de los Curry y obtener discretamente la muestra de sangre de Arthur.

Hyde prometió que podría ser rápido y silencioso, y salir antes de que Tom o Arthur pudieran verlo.

Pero su hijo, David Hyde, no pudo cumplir esa promesa.

Tom Curry notó que Hyde estaba de pie junto a su hijo mientras dormía e intentó luchar contra él. El mayor de los Curry murió de un infarto en el intento.

Furioso, Arthur juró vengarse de la muerte de su padre. Pudo obtener la dirección de la casa flotante de Hyde en Gloucester. Arthur subió sigilosamente a la nave oscurecida en la oscuridad de la noche, encontró a un hombre durmiendo en el dormitorio principal y lo apuñaló en el corazón...

Solo para ver al verdadero David Hyde detrás de él, una vez que se alejó del cuerpo.

En un giro apropiado para los poetas, el hombre que Arthur había matado había sido el padre de Hyde, que había estado viviendo en la casa flotante junto a su hijo durante algún tiempo.

Y así fue el turno de David Hyde de jurar venganza por la muerte de su padre.

Aunque sus destinos terminaron siendo claramente diferentes, sus vidas a veces se cruzaron; siempre con confusión y destrucción, nuevos movimientos en la sinfonía de la venganza y la recriminación.

Arthur finalmente llegó a Atlantis y descubrió que su madre perdida había sido reina. Le arrebataría el trono a su medio hermano loco Orm Marius para convertirse en el Rey de los Mares. Actuaría como emisario del Mundo de la Superficie. Lucharía contra amenazas exteriores a la Tierra. Se uniría a la Justice League.

Sería conocido en todo el mundo de la superficie como Aquaman.

¿Pero qué paso con David Hyde?

Él y buscaba tesoros en las profundidades del océano. Pondría su considerable riqueza y esfuerzo en un traje submarino y un casco que pudiera soportar tanto la profundidad aplastante del fondo del océano como la fuerza bruta de los combatientes atlanteanos. Todo porque tenía objetivos en mente: la muerte de Aquaman, la muerte de su esposa Mera, la destrucción de la Atlantis y el genocidio total de todos los que habitaban en sus salas acuáticas.

Con ese fin, Hyde sería conocido como un pirata.

Llegaría a ser conocido como un asesino.

Llegaría a ser conocido como un psicópata.

Sería conocido como Black Manta.

La invasión de Darkseid y el Régimen de Luthor solo fueron una bendición para él, ya que cuando Luthor se le acercó para que fuera parte de su brazo armado, David no lo pensó dos veces al unirse a su Régimen.

Le dio riquezas, le dio todo un ejército para aplastar a Atlantis, tomo el mando del ejército acuático del Régimen y embosco el reino de Arthur Curry para posteriormente haber asesinado a su esposa Mera y haber destruido una buena parte de la ciudad principal.

Y justo ahora, frente a Hal Jordan, David Hyde tenía la última pieza de su plan de venganza.

***

Dicen que cuando mueres, hay una luz blanca que está por delante de ti y las voces de tus seres queridos te llaman para que te reúnas con ellos en el más haya.

Una sensación tan tranquila y liberadora es lo que hace que al fin encuentres la paz eterna.

Hal Jordan no sintió nada de eso.

Lo que el experimento fue desesperación, angustia y enojo.

Alguna vez había hecho lo correcto y él estaba en paz consigo mismo, pero su posterior conversión a Parallax y el haber renegado de todo lo que era había provocado que en el momento de su muerte, él se sintiera como la peor basura que había en el mundo.

Hal pensó en los tiempos de cuando conoció a Carol Ferris, los buenos momentos que pasaron juntos y la manera en la que ella lo amo.

Pensó en la primera vez que se puso el anillo de Green Lantern en Oa y lo orgulloso que se sintió cuando hizo brillar su luz.

Pensó en su padre y las primeras veces que lo llevo a volar. Hal se sentía un pájaro, un ave libre que surcaba los cielos azules sin rumbo fijo. Una sensación de completa libertad.

Y luego recordó la primera vez que la Justice League se reunió. En como el anillo le aviso que regresara a la Tierra para que luchara junto a personas que también querían proteger al planeta. Pensó en que nunca se había sentido tan bien en formar parte de algo más grande que él.

Tantas cosas por las que había pasado y vencido... ¿Para qué?

¿Para terminar asesinado por un estúpido mercenario resentido contra Arthur?

Casi como si se hubiera sumido en un sueño profundo, Hal Jordan despertó de pie sobre un acantilado, mirando hacia el océano delante de él. Permaneció ahí un largo rato. Observaba la marea bajar de forma lenta. Físicamente se sentía mejor que nunca en su vida.

Sin embargo, su mente era pura confusión. Había pasado por tanto y aun así, término siendo asesinado por el mercenario Black Manta. Ya no tenía caso regresar, y tampoco es que el quisiera. Sin embargo, Hal Jordan creyó que todo eso había sido tan injusto. Y había más cosas que también le preocupaban.

¿Por qué odiaba a Carol, a sus padres, a sus hermanos y a Barry cuando fue Parallax? La entidad del miedo le mintió al respecto. Le mintió en todo. Las voces de remordimiento en su cabeza que lo torturaron durante años habían cobrado sentido cuando Hal vio lo injusta que fue su muerte.

"Estas equivocado, Hal. Todo lo que traicionaste cuando eras Parallax es lo que ahora defendías".

Lois Lane y Selina lo habían ido a buscar para que les ayudara. Luego, Barry había intercedido por el para qué Bruce Wayne le permitiera seguir con la Resistencia. Había luchado junto a John Stewart y más pilotos como el, quienes además lo adoptaron en su escuadrón de pilotos como uno más.

A pesar de todo lo que hizo, Parallax no había podido extinguir la luz que había dentro de él porque siempre estuvo rodeado de ella. Esa luz estaba en el recuerdo de sus amigos, en sus padres, incluso... en Sinestro.

-Jordan... – escuchó una voz. La familiaridad con que le hablaba era como el tridente de Black Manta atravesándole las entrañas. Hal volteó –

Thaal Sinestro estaba de pie frente a él sin que las gotas del océano pudieran tocarlo. Se veía exactamente como lo recordaba Hal la última vez, solo que lucía tranquilo. En paz.

-Me rehusó a creer que estás muerto.

Hal parpadeó. No podía ser real.

-No estaba listo para morir... pero aquí estoy – le respondió Hal, resignándose a lo que vendría después –

Sin embargo, Sinestro puso una cara de decepción.

-No – le contestó acercándose. El ceño morado de Sinestro se arrugo en señal de reprimenda – Fue Parallax el que murió, pero Hal Jordan... mi aprendiz aún tiene vida.

Hal dejó que su mirada recorriera el rostro de su antiguo mentor; su traje negro con franjas azul cobalto, su bigote bien peinado en su rostro. Todo se sentía real. Incluso pudo oler el almizcle de Korugar que Sinestro tenia impregnado en su persona.

-¿Cómo puedes decir eso? Me convertiste en un asesino... – le aseguró Hal –

-Así fue... lo hice – dijo Sinestro con los ojos llenos de arrepentimiento. Eran como dagas – Pero no eras tú realmente. Parallax vertió todo ese odio y miedo la primera vez que tocaste con tu anillo la Batería Central en Oa. Desde ese primer momento, una parte de él se aferró a ti – le insistió su mentor – Ahora levántate.

-Demasiado tarde – eso era lo que las voces de su cabeza le habían dicho siempre a Hal: "Es demasiado tarde para ti. Jamás te aceptarán de vuelta", solo que esa vez era cierto porque Hal estaba muerto – Ya no tengo nada que hacer, Sinestro. Estoy muerto.

-No, aun no es tarde. Tu cuerpo aun es servible y tienes el arma más poderosa del Universo. Levántate, Hal. Usa tu voluntad a través de anillo.

Hal miró fijamente a su antiguo mentor con miedo de creer en sus palabras. Miedo de su propia memoria, de lo que estaba sintiendo.

-Hal... – lo llamó Sinestro. Su mentor siempre lo había llamado por su apellido, pero ahora fue diferente – Yo no entrene a un cobarde. Es tu momento. Enséñales a todos lo que eres, lo que siempre fuiste.

-Ya sé lo que debo hacer – admitió Hal con voz temblorosa –

Sinestro alzó la mano hasta el hombro de Hal, tal como él lo recordaba. No había podido sacudirse el recuerdo del que una vez fue su mentor; sus dedos callosos, la aceptación con que lo miraba.

-Recupera tu voluntad – le aseguró Sinestro – No cometas los errores que yo y los Guardianes de Oa fuimos capaces de perpetrar. Se lo que yo y Abin Sur no pudimos ser.

Sinestro todavía creía en él, al igual que Barry, al igual que Bruce. Hal levantó su anillo de poder exactamente como lo había hecho cuando Parallax lo tentó, solo que esta vez...

-¿Alguna vez fuimos amigos, Sinestro? – Hal pregunto y de repente se hizo pequeño y vulnerable –

Sinestro sonrió, aunque con tristeza.

-Esa es la tragedia en todo esto, Hal. Siempre lo seremos.

Hal volteó y se puso el anillo en su dedo, rechazando el miedo momentáneo y lanzándose a volar. Desapareció entre la neblina del rocío del océano.

Cuando recobro sus sentidos, el recuerdo de Sinestro se había ido. Hal Jordan se quedó volando en medio del mar. Su mente le estaba jugando un truco despiadado al haberle proyectado al que alguna vez fue su mentor y enemigo final.

Hal sabía lo que tenía que hacer. De un modo u otro encontraría la fortaleza para lograrlo.

Volvería a vivir.

Si Black Manta creía que Hal Jordan iba a terminar así, entonces era un completo estúpido.


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