Capítulo 8: El Hombre de Acero y el Murciélago Parte 1
Superman se volvió querido en todo el mundo. Cuando algo salía mal, Superman estaba allí para salvar el día. Como el Hombre de Acero, viajaba por el mundo realizando hazañas imposibles. La gente lo vitoreaba cuando pasaba volando. Con el paso de los meses, Superman se convirtió en más que un ícono. Apareció en eventos de caridad, habló sobre peligros reales en las escuelas e incluso dio un discurso en las Naciones Unidas.
Como Clark Kent, siguió trabajando junto a Lois Lane, investigando la vida de Lex Luthor quien, gracias a ellos, estaba en medio de un juicio muy publicitado. Lois y Clark se hicieron amigos cercanos y Clark no pudo evitar enamorarse de ella. Al igual que Lois se enamoró de él, sin embargo, no se atrevían a dar el primer paso, ni revelarse sus sentimientos, temiendo las consecuencias y los peligros si alguien se enteraba.
Superman se convirtió en el héroe más grande del mundo. Pero no fue el único que se dedicó a servir y proteger a la humanidad. Otro extraterrestre al que solo se le conocía como Detective Marciano comenzó a realizar actos altruistas al ayudar en catástrofes naturales y combatir el crimen. En Central City, un hombre conocido como Flash aceleraba por las calles, luchando contra el crimen y rescatando a cualquiera que necesitara su ayuda. Wonder Woman emergió como otra protectora, incluso siendo nombrada embajadora en las Naciones Unidas. Desde las profundidades del espacio, un grupo creó protectores de muchos mundos, incluida la Tierra. Aquellos que demostraron verdaderas cualidades de coraje y honor fueron elegidos para convertirse en Green Lanterns. Hal Jordan solo había sido el primero de ellos. Y desde el océano, Arthur Curry, ahora conocido como Aquaman, se dedicó a brindar su ayuda a los marineros y a los animales del mar. Y muchos más vigilantes como Green Arrow y Black Canary en Star City, e incluso un hombre mitad maquina mitad hombre al que todos bautizaron como Cyborg.
Superman se encontró con muchos de estos héroes mientras volaba alrededor del mundo. Pero había uno, alguien que no parecía compartir sus valores y métodos. En Gotham City, Superman se encontró con el hombre que los ciudadanos llamaban el Caballero de la Noche.
Se hacía llamar Batman.
GOTHAM CITY:
-Bueno, aquí estamos – decía Clark sorprendido, viendo a través de la ventana del taxi – No puedo creer lo grande que es este lugar. Debe haber más de cien habitaciones...
-A veces no te entiendo, Clark – Lois se acercó a su oído para que el chofer no la escuchara – Eres Superman... ¿pero estás más impresionado por una casa que parece sacada de la Familia Adams?
Lois y Clark miraron por la ventana del taxi mientras se acercaban a la puerta de la Residencia Wayne. Su propietario, Bruce Wayne, había aceptado una entrevista con ellos después de que Empresas Wayne se retirara de la propuesta de LexCorp de compartir el costo y, por lo tanto, las ganancias de la nueva red de energía.
Cuando salieron del auto, fueron recibidos por un hombre que parecía haber estado fuera toda la noche, probablemente de fiesta con sus amigos multimillonarios. Era de cabello negro y algo canoso, su mentón era fuerte y era muy alto, un poco más alto que Clark. Extendió su mano, sonriendo con confianza mientras estrechaba primero la mano de Lois y luego la de Clark.
-Bruce Wayne... y tú eres... Lois Lane – Bruce parecía muy desorientado – ¿Verdad?
-Sí, y este es Clark – respondió Lois, señalando a Clark –
-Ah, sí. Clark Kent... he estado leyendo tus artículos sobre el juicio de Lex Luthor. Debo decir que es una lectura interesante – respondió Bruce, poniendo una sonrisa muy extraña –
-Bueno... gracias por leerlo – Clark puso una risa nerviosa – Aunque no creo que haga mucha diferencia.
-Claro que la estás haciendo – Bruce los invito a pasar a la casa – Estas alzando la voz y eso vale demasiado.
Lois y Clark se miraron rápidamente. Bruce Wayne no les parecía el típico niño rico mimado. Estaban allí para una entrevista y parecía que Bruce si se las iba a dar.
-Mire, señorita Lane... Lex Luthor es un astuto hombre de negocios. Pero con este juicio en curso, no quiero que mi empresa se involucre con LexCorp – Bruce hablo claramente – Los tribunales pueden decidir que es inocente, pero por ahora tengo que actuar en el mejor interés de mi empresa.
-Está bien entonces. Hablemos de algo de verdadero interés para nuestros lectores... Batman – Lois puso una sonrisa en su rostro. De algún modo, creía que Bruce sabia algo del vigilante de Gotham – El tipo merodea por los tejados de Gotham como si estuviera acechando la ciudad...
-¿Creen que Batman es un justiciero que esta solo por encima de la ley? – Bruce les cambio el juego – Yo he leído sus artículos sobre Superman, señorita Lane. Y debo decirles que se me hacen hipócritas. Quieren hablar mal de un justiciero, cuando ustedes escriben alabanzas a un alienígena que si quisiera podría destruir el mundo entero.
-Superman solo es un hombre que intenta ayudar – Lois lo miro, molesta – Y a pesar de todo, el no obliga a adolecentes a que peleen sus batallas, o deja escapar a ladronas en trajes ajustados.
-Entiendo tu hostilidad – Bruce respondió, algo molesto – Yo también soy así. Debe ser la Gotham City que traigo por dentro. Es que tenemos malas experiencias con idiotas disfrazados de payasos.
A pesar de la discusión entre Lois y Bruce Wayne, la atención de Clark estaba en otra parte mientras miraba por la ventana, notando que el cielo ahora oscurecido estaba iluminado por una luz brillante, formando una forma del Murciélago.
-Esa es la señal del murciélago... ¿verdad? – señalo Clark a la ventana –
Bruce siguió la mirada de Clark y vio la señal en el cielo, sabiendo instantáneamente que debería sacar a sus invitados del lugar para poder irse.
-Sí, eso es todo. No me di cuenta de que era tan tarde... – parecía que Bruce se ponía nervioso – Les digo una cosa, ¿por qué no se quedan aquí esta noche? Alfred les mostrara sus habitaciones... Tengo una cena de negocios con unos clientes y ya no puedo atenderlos.
Mientras Alfred conducía a los reporteros a sus habitaciones, Bruce miró por la ventana por un momento, viendo la señal del murciélago, antes de correr a su estudio privado, activando un interruptor secreto que abría un panel oculto en la pared.
Clark Kent le dio las buenas noches a Lois, entró en su habitación y se dirigió directamente a la ventana. No sabía qué hacer. Tenía la misión de proteger el planeta de los desastres y detener a los delincuentes, pero ya había un protector en Gotham. Mientras contemplaba lo que debía hacer, sus oídos captaron un débil sonido retumbante, proveniente de algún lugar de la casa. Mientras escuchaba, tratando de identificar el origen, pero el sonido comenzó a desvanecerse como si se alejara de la mansión.
No le dio importancia y decidió volar a la ciudad, incluso solo para ver a Batman en acción. Se cambió rápidamente, tomándose solo un momento para revelarse con su traje azul mientras abría la ventana y volaba hacia Gotham.
Un hombre corría por los callejones de Gotham, perseguido por una sombra. Tenía una pistola en la mano, disparando salvajemente hacia el vacío. Sin aliento, se negaba a detenerse, temiendo las consecuencias si lo hacía. Volteo, sin ver nada, esperando haber escapado. Disminuyendo la velocidad a un paso, el hombre comenzó a reír, confiado en que se había escapado. Sin embargo, su sentido de seguridad se hizo añicos cuando el puño del Caballero Oscuro se estrelló en su cara, tirándolo al suelo.
Trató de alejarse mientras se arrastraba, buscando su arma. Miró hacia arriba y apuntó, sin encontrar nada. El único sonido en el callejón provenía de sus pulmones mientras luchaba por tomar aire. Detrás de él, el hombre sintió que una mano le tocaba el hombro. Volteo sin encontrar nada.
-...Batman... – el hombre balbuceaba con miedo – ¿dónde estás?
-¿Qué te pasa? – La voz parecía venir de todos lados mientras los sentidos del matón intentaba interpretar lo que estaba sucediendo – ¿Tienes miedo?
-Acaba con esto y llévame con la policía – suplico el delincuente – Por favor...
-¿Por qué querría hacer eso? – la intimidante voz hablo de nuevo – Quiero información.
Por el rabillo del ojo, el hombre vio una figura oscura de pie en las sombras. Levantó su arma y disparó, mirando cómo la figura se desplomaba al suelo. Se dio la vuelta para irse, pero en contra de su juicio regresó para comprobar que Batman estaba muerto. No encontró nada. Ningún cuerpo, ningún rastro de sangre. Ni rastro de que alguien hubiera estado parado en ese lugar.
El matón temía por su vida. Comenzó a correr de nuevo tan rápido como le permitieron sus temblorosas piernas. Sin embargo, no tuvo suerte ya que el camino que tomó lo llevó a un callejón sin salida. Sus ojos se dirigieron hacia arriba, y vio una figura en el techo de arriba. Comenzó a disparar su arma de nuevo. Las balas atravesaron el aire sin ningún efecto al rebotar en la figura, que descendió lentamente al suelo. El matón tuvo que parpadear un par de veces para asegurarse de que no estaba viendo cosas, sorprendido de quién estaba frente a él.
-¿S... Superman? – lo vio sorprendido –
Retrocedió lentamente sin saber qué hacer con lo que estaba sucediendo cuando sintió algo en su espalda. Al voltearse, vio al que lo había estado persiguiendo, Batman. El Caballero Oscuro miró a Superman, preguntándose qué estaba haciendo en Gotham.
-Genial, el estúpido boy scout – Batman parecía molesto – ¿Qué quieres?
-Solo curiosidad, ¿necesitas ayuda? – contesto Clark –
-No. Sé cómo manejar a tipos como este – Batman comenzó a avanzar hacia el delincuente – Solo mantente fuera de mi camino.
Clark retrocedió con los brazos cruzados mientras observaba a Batman en acción. El murciélago agarró al matón, lo levantó y lo inmovilizó contra la pared.
-Eres todo mío – y sin decir más, Batman golpeo brutalmente en el rostro al matón un par de veces – Sé que has estado aterrorizando a las mujeres en toda la ciudad, haciéndolas estallar en carcajadas incontrolables. Solo un compuesto provoca eso... el gas de la risa del Joker. Él está en Arkham, por lo que ahora quiero saber quién te lo está dando.
-No puedo decirte nada... – el matón balbuceaba – Me mataran...
-Yo te matare si no me das un nombre – Batman respondió –
Superman estaba preocupado por la disposición de Batman para intimidar y usar el miedo contra los criminales. El gancho de agarre de Batman se disparó en el aire y en un instante el matón y Batman estaban en lo alto de la azotea, con el delincuente colgando boca abajo sobre el borde.
-Ahora te voy a preguntar una vez más... ¿dónde está Black Mask? – Batman se acercó y lo golpeo una vez más en el rostro – Sé que él es quien está soltando esa maldita sustancia. No creas que no te soltare.
-Yo... no sé dónde está, lo juro.
-El suelo está muy duro – el justiciero aflojo su cable de agarre – Probablemente se te partirá la cabeza si te dejo caer.
Batman aflojó su agarre, dejando que el matón se deslizara un poco, solo para hacer creer que Batman lo dejaría caer. Estaba sudando, todo su cuerpo temblaba de miedo.
-¡Está bien! – por fin el delincuente hablo, muy intimidado – Se dónde estará.
-¿¡DONDE!? – grito Batman –
-En el almacén 23, en la avenida Mapple... en Kingston. Mañana al medio día.
Batman vio el miedo en sus ojos. El matón estaba diciendo la verdad. Escuchó sirenas a lo lejos. Después de encontrar al matón, había avisado a la policía y ahora estaban en camino para arrestarlo. Mientras se preparaba para saltar, miró hacia el suelo donde Superman estaba parado y viéndolo. Obviamente Clark no se sentía cómodo con sus métodos. Batman sonrió con malicia, y quiso probar a Clark.
-¡Oye, Superman! – Bruce volteo a ver al matón – ¡Atrápalo!
Sonriendo, soltó al matón, que cayó al suelo rápidamente. Kal-El entró en acción, volando para atrapar al delincuente. Cuando volvieron a aterrizar, Superman vio los barrotes rotos de una ventana y dobló uno de ellos alrededor del matón, atándolo cuando llegó la policía. Entonces voló hacia el techo para enfrentarse a Batman.
-¿En qué estabas pensando? No es tu trabajo ser juez, jurado y verdugo – dijo Clark, molesto –
-Así que el alto y poderoso Superman no me aprueba. Mi trabajo es proteger a la gente de Gotham de los criminales y los corruptos. Solo eso.
-¿Dándoles pesadillas?
-Relájate, Boy Scout. Sabía que lo atraparías – Batman se volteo y estuvo dispuesto a alejarse – Ahora mantente fuera de mi camino.
Cuando Batman desapareció en las sombras, Superman se quedó de pie en la azotea, contemplando lo que acababa de suceder. Batman parecía caminar por la delgada línea entre héroe y villano, incluso actuar como los matones que se suponía que debía detener.
Cuando Clark voló de regreso a la residencia Wayne, comenzó a preguntarse si el Caballero Oscuro era realmente el héroe que todo el mundo le parecía. Cambiándose de ropa, decidió dormir unas horas antes de ir al almacén que había mencionado el matón. Sabía que Batman estaría ahí. Y quería asegurarse de que las cosas no se salieran de control.
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