t h a t x x pt. 2
❝El dolor que manejas sola ¿Compartirías algo de eso conmigo?
Por favor, mírame ¿Por qué no te das cuenta que tu amor soy yo?
¿Por qué eres tú la única que no lo sabe?❞
TᕼᗩT᙭᙭: ᗷᕮGIᑎ
Agarré finalmente la carta que tanto he guardado para ti. Esbozo una tímida sonrisa por tal acto tan imprevisto viniendo de mí, imaginándome en un pasado sin tener agallas para hacer tal acto. Hoy te lo diría, te diría absolutamente todo lo que contiene esto. Te diría la verdad de una vez por todas.
Miro nuevamente el rosa sobre que tengo entre mis manos, revisando cuidadosamente que todos los detalles que hubiera colocado estuvieran en orden, todo tenía que estar perfecto; y millones de escenas de lo que podría ser tu reacción surcan mi mente. Me ruborizo de tan solo pensarlo, de tan solo imaginar que tal vez tú me correspondas. A decir verdad, ni yo lo creo posible, pero como HoSeok dice: "la eperanza es lo último que se pierde". Y sí, tal vez deba dejar mi cohibismo de lado para entregarte mis más puros sentimientos.
Hasta que la puerta de mi casillero se cierra fuertemente a mi lado, y un ligero sobresalto pasa todo mi interior. Mis ojos se dirigen hacia aquella persona culpable de darme un gran susto, y aunque ya sospecho quién puede ser, te encuentro, y la sorpresa en mi interior es la misma tal como la primera vez. Encuentro tu mirada café, tus hermosos orbes. Y como si de un reflejo se tratase, mis manos esconden aquel sobre que tenía enfrente mío.
Es tu oportunidad.
Me sonríes suavemente, sin darte cuenta del regalo que tengo para ti, y tus ojos demuestran un brillo que hacía mucho no había visto, un brillo tan idílico y bello para tan solo poder recibirlo un día. Estás emocionada, orgullosa, feliz y sigo sin saber por qué. Te miro nerviosamente, quiero entregarte la carta antes de que me arrepienta, mis manos tiemblan aunque tratara de disimularlo mientras iba alejando poco a poco los brazos de mi espalada para entregártelo. Pero te adelantas en hablar. Creo que es algo sumamente bueno, tal vez así me preparo con un poco más de valentía. Trato de escucharte atentamente, y no perderme en el pedazo de arte que eres.
-- Me dijo que sí.
Dices rápidamente y amplias aún más tu sonrisa, mientras tus ojos se enchinan con una ternura capaz de debilitar hasta a los mismísimos dioses. Parpadeo rápidamente, sin querer saber la verdad. No soy tonto para creer que no te refieres a ese tema. Solo no quiero creerlo, no lo quería. Los latidos de mi corazón parecieron paralizarse de manera instantánea, y mi respiración se agita a medida que los segundos pasan. Quise pensar que te referías a otra cosa, que estabas bromeando, que estaba mintiendo. Pero volviste a repetirlo, y yo únicamente sentí como mi mundo se iba patas arriba. Bufas suavemente al ver lo tenso que estoy, sin pensar siquiera que se trataba de toda mi vida siendo destruida en tan solo castos segundos.
-- Babo, me dijo que sí. TaeHyung está conmigo. -- Ríes apenada, parecías tú misma sorprendida hasta de lo que acababas de decir. -- ¿No es eso genial?
No, no lo es.
Solo dices aquello, solo son un par de palabras los que ocasionan un daño en mi corazón. Mi pecho se encoge, y nunca antes me había sentido tan miserable. ¿Por qué no puedes ser tú y no yo el que tiene que sufrir?
No puedo evitar lo inevitable, no puedo ignorar aquella presión en mi pecho que duele como mil infiernos. No es genial, no lo es si soy consciente de cuán inmerso estoy de ti.
Trato de copiar tu orgullosa sonrisa, pero solo me sale un muy malo intento, como siempre pasa cuando se trata de ti. En cambio, alzo mis dos pulgares, queriendo difícilmente sonreír. Mi respiración se agita mientras más escondo la tarjeta que tenía pensado entregarte. ¿En serio quería hacerlo?, mi consciencia me repite una y otra vez lo estúpido que fui al tan solo pensarlo. Yo no te merezco, y sé muy bien que TaeHyung tampoco, pero te ves feliz con esto, y para lo único que vivo es tu felicidad.
Quiero convencerme de que eso es lo mejor para ti, quiero creer que yo no te merezco, y creo que así está bien.
-- Es genial... -- Otra punzada en mi corazón. -- Claro que lo es.
-- Todo te lo debo a ti, ¿Lo sabías? -- Miras el suelo, pensando en decirlo o no. Tocas tu cabello, y tratas de tapar tu carmesí rostro con unos cuantos rebeldes mechones cayendo de par en par sobre tu rostro, haciéndote imposiblemente más hermosa. Te avergüenza dirigirme la mirada, y mi corazón se ablanda -- Gracias por enseñarme a tener confianza conmigo misma. Sabes que soy muy insegura y...
Pero agradecerme solo me hace sentir menos usable. Me hace pensar que tal vez, yo también tuve la oportunidad de estar contigo, que tal vez yo sería la razón de tu felicidad. Sé que de todos modos eso no hubiera ocurrido, pero dejar a mi mente viajar a diferentes mundos paralelos no cuesta nada.
-- Me alegro por ti, Chaeng. -- Corto con el dolor arrebatándome cada palabra tuya, no quiero escucharte más, porque lo único que ocasionas en esos momentos es romperme el corazón. Lastimarme como mejor sabes hacerlo. -- Tengo un trabajo muy importante. Luego me cuentas.
Te digo cortamente, y tú frunces el ceño pero luego asientes, tratando de convencerte de que eso era lo mejor. Y la verdad es que, nunca había deseado tanto dejar de escuchar tu melodiosa voz.
Me alejo rápidamente de ti, aun cuando no quiero hacerlo realmente. Dejo guiar a mis pies por el pasillo, mi cabeza no puede dejar de pensar en otra cosas que no seas tú y me maldigo, me he vuelto tan dependiente a ti, y duele saberlo si sé que yo soy una nada para ti. No es tu culpa, solamente la mía por ilusionarme. Camino trastabilladamente dirigiéndome sin saberlo, a la azotea de la escuela. Parpadeo cuando el fresco aire choca delicadamente sobre la piel de mi rostro, y cierro mis ojos disfrutando de ese silencioso momento. Mi mente no puede dejar de repetir una y otra vez el hecho de que ahora en adelante, alguien será capaz de agarrarte de las manos, de probar tus labios, de complacerte como mejor sabe hacerlo.
Ahora serías feliz, ahora te vería junto a él a diario, y era patético sentirme dolido.
Miro una vez más la carta rosa y bufo, menospreciándome y odiando mi trabajo. Se ve tan horrible, TaeHyung nunca haría cosas tan cursis como estas, él regalaría tus flores favoritas, y tú estarías encantada porque serían tulipanes, los que tanto amas. TaeHyung nunca diría cuánto te ama, él te lo demostraría y yo apenadamente nunca llegaría a hacer tal cosa.
Me avergüenzo de tan solo pensar que te lo llegaría a entregar, e inevitablemente, mis manos arrugan el sobre. Y si lo pienso desde otra perspectiva, creo que eso es lo mejor. De todas maneras yo no estoy a tu altura. No soy tu tipo.
Suelto un último suspiro antes de volver a la escuela, debo actuar bien frente a ti, no puedo demostrarte cuán débil soy por mis estúpidos sentimientos. Tú serás feliz con él y eso es lo importante, si tan solo TaeHyung se enteraría de aquella carta que planeaba mandarte, nuestra amistad se rompería al instante. Aun cuando más me importas.
Pienso que tal vez es la suerte la que impidió todo esto, pienso en los beneficios de todos mis actos, y aun si hay escasos, trato de no pensar en qué hubiera pasado si te lo entregaba. De todos modos ya es muy tarde ahora. Solo falta un curso antes de salida, y para mi mala suerte, es en el que estás tú. Sé que antes me hubiera alegrado en demasía y estaría corriendo por alcanzarte y así poder compartir asiento contigo. Pero ahora lo que menos quiero es ver tu perfecto rostro, porque mi consciencia me repetiría una y otra vez la oportunidad que estoy rechazando. Pues aunque tal vez no me aceptes, lo haría por compasión, así que en verdad, pudiste estar conmigo. Y me sonrojo de imaginarlo, comportándome tal como un pequeño niño lleno de inocencia e inexperiencia.
Mi corazón se va acelerando a medida que camino por los pasillos hacia el salón asignado, una ligera sonrisa se asoma a medida que voy llegando.
Es que no importa cuánto daño me causes, yo siempre sonreiré esperanzado por ti. Mantendré la esperanza de alguna vez tenerte, primer amor.
-- ¡Jimin-ah! -- Tu voz resuena en el casi desolado salón, y me estremezco apenas mi nombre ha salido de tus labios. Tan hermosa, demasiado para ser real. -- Ven aquí. -- Sonríes tan inocentemente, sin ni siquiera saber todo el dolor que me causas. Eres tan ingenua. Y yo tan masoquista.
Asiento casi de inmediato, yendo hacia ti. Con una de las cartas escondidas entre mis libros.
-- ¿Qué pasa? -- Trato de disimular mis actos, pero estos no pueden pasar por alto para ti y sonríes, viendo como atraigo mi cuerpo al tuyo tal como dos imanes que están destinados el uno al otro, o como un simple chico enamorado de un amor platónico. Tomo asiento al lado tuyo carraspeando, y ordenando mis cuadernos encima de la carpeta. Sé muy bien que lo lógico en estos momentos es mantenerme alejado tuyo, pero pedir eso es como preguntar a que deje de respirar. Porque tú eres mi propósito, Rosé.
-- Eres lindo. -- Arrugas tu nariz y vuelves a sonreír. ¿Cómo puedes decir tales cosas en mis narices? Mi corazón no puede soportar los latidos, mis mejillas ya no pueden aguantar el constante carmesí, mis labios no pueden seguir esperando a probar los tuyos. Pero mírame, tales sentimientos son retenidos una y otra vez tal grabadora defectuosa. Y cuando te das cuenta de lo vulnerable que soy a tu lado, aparto la mirada mientras tú te diviertes ligeramente. -- Oh, ¿Te ruborizaste JiMin-ssi? -- Tomas con inocencia mi mentón y yo siento miles de espasmos recorrerme con tan solo un toque. Me obligas a mirarte y siento ganas de desfallecer, ¿Por qué solo haces esto más y más difícil? Cada día es más complicado para mí, cada día me torturo enamorándome más y más de ti. Es inevitable, y aveces siento que algún día, tal vez ya demasiado tarde, revelaré mis sentimientos contigo. Pero para ese entonces solo seré un perdedor. Tu perdedor.
-- N-no claro q-que no. -- Contesto entrecortadamente, pero nada de eso evita que dejes de tocarme. Mis ojos se conectan con los tuyos, y siento una conexión mágica asomarse solamente unos segundos. No me había dado cuenta de cuán cerca estoy a tu rostro, de como nuestras respiraciones forman un mísero uno, de como nuestros labios se llamaban secretamente, de como tú deseabas que esto pase.
Y lo haces.
Por un simple segundo, no te importó nada, tu mente quedó en un profundo blanco, y tuviste la intención, quisiste besarme. Te dejaste llevar, no pensaste en un futuro, y te concentraste en un ahora. Te acercaste aún más, permitiendo llenar mis pulmones de tu dulce aroma a violeta, de embriagarme con cada facción tuya, de estar apunto yo mismo de cerrar esta gran espera.
Pero reaccionas, te das cuenta de cada acto torpe y despistado, vuelves con la realidad y te avergüenzas casi de inmediato, como si fuera lo suficientemente estúpido para no entender lo que intentabas. Ahora eres tú quien tiene el rubor y carraspeas, planeando cambiar de tema, pero mi corazón se encoge y quiere descaradamente que sigas, y yo, tratando de excusarlo, actúo con normalidad. Como si aquel momento tan íntimo que estoy seguro recordaré por siempre no hubiera pasado.
-- Eres muy tierno. -- Finalizas en un susurro. Dando por tajado el tema, el momento, odiándote internamente por eso.
Permanecemos en silencio durante un muy largo rato, hasta que los alumnos llegan seguidamente del profesor. Miras la clase, pasando mi figura por alto. Sé que solo estás avergonzada por lo que realizaste, pero aun así deseo que lo hagas una vez más. Que me mires tal como la forma en la que hiciste, que tus ojos analicen suavemente cada facción mía, que me mires igual de dulce como yo lo hago. La voz del profesor de manera rápida inicia, pero mis ojos se concentran únicamente en ti, en observar lo distraída que estás pero siendo inevitablemente más hermosa.
-- ¿Sabes? -- Tu hilo de voz es perfectamente escuchado por mí, pero del todo imperceptible para los demás. Y lo sabes, sabes que yo voy a escuchar atentamente cada palabras que digas. -- Pensé que TaeHyung me acompañaría hoy de vuelta a casa. -- Juegas con los extremos de tus dedos encima de la carpeta, y miras al profesor fingiendo prestar atención, antes de seguir con tu monólogo. -- Pero al parecer está ocupado... -- Tus ojos se apagan con tristeza, y unas inmensas ganas de abrazarte ahí mismo aparecen. Te sientes dolida con tan solo decirlo, pero incluso de ese modo, quieres seguir contándomelo. -- Eso no importa, tal vez yo estoy apresurando esto de la relación, ¿Verdad? él... él me dijo que no quiere que ande mucho a su lado en público. Yo también creo que eso es lo mejor... -- Tu voz también se apaga en las últimas palabras, y solo atino a mirarte tristemente. La mirada que no querías recibir. Estoy molesto con TaeHyung, pero tú te ves triste, y creo que ese sentimiento gana más en mí. Si tú estás triste yo también lo estoy, si te veo llorar como ahora mismo lo quieres hacer, mi corazón se partiría en millones de pedazos que con el tiempo volverían a unirse cada que vea tu sonrisa. Verte triste me pone mucho más a mí también, y eso es lo que menos deseas, que alguien se preocupe por ti. -- Pero no importa... ¿Me acompañarás hoy tú devuelta a casa?
Sonríes forzosamente, pretendiendo que no te había dolido en lo absoluto. Tu escaso brillo en los ojos me recuerda tanto al mío, y me pregunto si en verdad tratas de ocultar todo como yo lo hago. Quiero hacerte sentir mejor, que te sientas querida sin necesidad de fingir, que te des cuenta indirectamente quién en verdad te ama.
-- Claro que sí, Rosé. -- No quieres deprimirte pensando que TaeHyung se avergüenza de ti, así que, dejas el tema de lado y yo también lo hago. Odiaría ver a un puro corazón triste.
-- ¿Rosé? -- Ríes, mirándome confundida, y casi siento mi respiración detenerse.
Te dije Rosé
Te dije el nombre secreto que guardo para ti.
-- ¿Chaeyoung? ¿Roseanné? Tienes muchos nombres... -- Trato de excusarme, pero solo llego a ridiculizarme. Me has descubierto, y en cierta parte me alegro. Por lo menos descarté un secreto.
-- Me gusta más Rosé. Llámame Rosé. -- Admites de manera traviesa, mis ojos te miran perplejos y te diviertes por mi reacción. Es gratificante saber que te saco sonrisas de manera involuntaria. -- Y por cierto, ¿Cómo inventaste ese nombre?
Es el nombre alternativo de mi musa.
Estoy apunto de responderte cuando la grave voz del profesor se levanta entre todo el silencio, llamando la atención de todos los alumnos.
-- JiMin y señorita Park, salgan del salón. -- Obedezco casi de inmediato, tal vez hoy la suerte esté de mi lado. Pues el origen de ese nombre solo son sueños e imaginaciones mías, y seguramente a ti no te gustaría escuchar cosas tan cursis como aquellas.
Me sigues de par en par, y una vez que la puerta está cerrada frente a nuestras narices, ríes suavemente, como si fueras una chica en problemas cuando irónicamente eso es lo que pasa.
Solo nosotros estamos en esos pasillos, y me dedicas una cómplice mirada. Supuse que debíamos esperar a que toque salida y por fin irnos, pero eso parece no estar en tus planes, sonríes de manera traviesa y jalas de mi mano. Estamos sorpresivamente corriendo, yo odio correr.
Pero pareces divertirte. Eso está bien para mí entonces.
Y en unos minutos, ambos nos hallamos frente a la gran reja que divide el instituto de la ciudad. Es hora de trabajo y casi no hay gente, las avenidas que están frente nuestro parecen deshabitadas, todos están en sus asuntos, pero tú y yo somos los únicos que yacen ahí. Quiero contemplar el silencio que la ciudad permite escasas horas, pero en un parpadeo de ojos, tú te encuentras torpemente trepando la reja. No te puede importar menos la blanca camisa que llevas, o lo pequeña que es tu falda, simplemente lo haces. Vives el momento. Mis ojos se dirigen al césped avergonzado, noto que confías en mí, que sabes igualmente que no seré capaz de mirarte. Pero de todos modos, la vergüenza me invade, y así permanezco hasta que logras trepas y bajar, ahora estás frente a mí, y con una reja separándonos. Miro cuidadosamente la escena; esto no se aleja mucho de nuestra realidad.
-- ¿Qué esperas? -- Sonríes ampliamente, un buen sentimiento me recorre al verte, tan perfecta. O mejor aún, saber que yo ocasioné ese ánimo. Mi corazón late feliz, eres la razón de mi felicidad.
Asiento. Creí en un principio que no lo lograría, pero soy bueno en gimnasia. Algo en lo que destaco, algo que me sirve para sorprenderte.
Me paro enfrente tuyo y empiezas a caminar lentamente, sigo tu ritmo tratando de mantener una insignificante distancia, pero una al fin y al cabo.
El viento juega con tu cabello, el sol resplandece nuestras pieles, y las nubes se han despertado en un buen ánimo, miras el cielo y tomas una honda respiración sonriendo. Caminas de salto en salto, jugando tal como una pequeña. Te ves tan adorable, tan vulnerable al lastimarte.
-- Estoy seguro de que TaeHyung realmente te quiere. -- Ni siquiera sé por qué dije eso, sentí como si mi boca me hubiera traicionado. Pero luego caigo en cuenta de que digo todas aquellas mentiras con tal de que no te muestres dolida, de que tu brillo no se apague. -- Tal vez... Es tímido.
¿Te estás describiendo acaso?
-- ¿Tímido? -- Sueltas una risita, como si algo de lo que hubiera dicho haya sido cómico. Frunzo el ceño, tal vez confundido por tus actos y tú prosigues. -- Es cualquier cosa, menos tímido, Park. Quiero pensar a que aún no se acostumbra. Es decir... tal vez yo estoy apresurando todo esto de la relación, y seguramente él quiere ir lentamente. Porque si es así, lo respetaré, pero, no veo por qué tiene que mentirme.
-- Yo nunca lo haría.
Me callo de inmediato. Eso no tenía que salir de mis labios, y ahora lo has escuchado, te ves confundida, no esperabas esa respuesta tan repentina de mi parte, tan inoportuna.
-- ¿Qué? -- Sonríes confusa, tratando de entender todo esto cuando deseo que menos lo hagas. Niego al instante y relajo mis expresiones, tal vez así te convenza de que interpretaste mal las cosas.
-- Es decir, yo nunca pensaría que estás apresurando las cosas. Es simplemente él, puede que no esté acostumbrado a una relación estable. -- Me sorprendo de todo lo que ha salido de mis labios, puede que aquella confesión te haya molestado y es comprensible, Puede que a partir de ese momento me dejes de hablar por haberte sentido ofendida, ofendida de que haya dicho indirectamente cómo es en verdad tu novio, o puede que yo esté en mi paranoia.
Pero en cambio, también te sorprendes de lo que he dicho, no frunces el ceño y no hay ningún indicio de furia. Sé que no esperabas una respuesta de ese modo, de hecho, ni yo mismo lo hacía, simplemente dejé que mis labios hablaron por mi corazón y no por mi cabeza. Algo que creo estúpido de mi parte.
-- Él es libertino. Esa es la conclusión. -- Te encojes de hombro y te sientas en la parada de buses, estábamos en el paradero de autobuses y hasta ese momento, lo creo casi imposible. Al parecer contigo los minutos solo se convierten en segundos, y la incomodidad no se convierte en más que distracción. Estoy de acuerdo contigo en ese sentido, TaeHyung era muy libertino, y si me ponía a pensar, que él y tú conformen una relación de una momento para otro, se me hace algo extraño, él nunca llegaría a hacer eso. O bueno, tal vez no lo conozca del todo.
No me malinterpretes, claro que él se pudo haber fijado en tu físico, eres hermosa de pies a cabeza. O en tu extrovertida personalidad, la perfecta que desearía a cualquier chico. Tienes ese poder entre todos, y ni siquiera lo sabes. Pero las relaciones de TaeHyung nunca son eternas, y eso es lo que me preocupa, que te rompa el corazón y ser el encargado de recoger cada pedazo. Mira todo lo que pasa por mi mente y no lo sabes, solo eres tú quien lo surca, solo eres tú quien me enseñó irónicamente cómo es estar perdidamente enamorado de alguien.
-- Lamentablemente lo es. -- Concuerdo contigo, viendo como tus pies juegan balanceándose de arriba hacia abajo viendo la carretera, me regalas una bella vista de tu perfil y yo siento desfallecer. Preguntándome seriamente si no eres una obra hecha hasta por los mejores escultores. -- Pero le gustas y eso es lo importante, correspondió tus sentimientos al instante, lo lograste, no fallaste como otros.
-- ¿Cómo quiénes? -- Preguntas de lo más interesada, alzando tu ceja y volteando hacia mi figura. No te entiendo en un principio, pero luego recuerdo las últimas palabras que dije, y empiezo a cuestionarme realmente por qué mi corazón siempre es el que se adelanta en hablar, diciendo cosas de las que me arrepentiré luego. Me maldigo internamente, y quiero ignorar tu pregunta, pero suenas interesada y sé que ya no hay escapatoria. -- ¿Acaso te gusta alguien?
Abro mis dos ojos como platos y me ruborizo por completo, ¿Cómo explicarte que la única razón por la cual vivo es por ti?
Mi rostro está hecho un tomate a estas alturas, y no sabes realmente la verdadera razón.
-- N-no.
-- ¡Te gusta alguien! -- Exclamas, convenciéndote por tu propia cuenta. Niego otra vez y tú sonríes de nuevo. Sabes que alguien me gusta, pero por tu mente no pasa ni por asomo la posibilidad de que eres tú. -- ¿Quién es?
Park ChaeYoung
-- Nadie, ¿Por qué piensas eso? -- Trato de sonar confundido, pero en verdad estás segura de que alguien ha robado mi corazón.
-- Se nota, JiMin. Lo he notado desde hacía mucho tiempo, pero nunca me di el valor de preguntarte. Porque odio estar equivocada. -- Suspiras suavemente, mirando tus blancas zapatillas. Luces de pronto extraña, como si algo se hubiera ido de ti. Como si estuvieras decepcionada, tus facciones se relajan y tratas de no dirigirme la mirada. Eres como un enigma, siendo yo el torpe que trata de acertar.
-- ¿Se nota? -- Mis regordetes mofletes salen nuevamente a la luz, ¿Tan obvio fui? ¿En verdad parece que estoy enamorado?
-- Sí. -- Aseguras una vez más. -- ¿Es SooYoung? ¿Soojung? ¿SeungWan? ¿Empieza con s?
Frunzo el ceño, ¿Por qué te ves tan interesada?
-- No.
-- ¿Quién es?
Tú, sola y únicamente tú. Eres eso que no es mío, pero que no quiero que sea de nadie más.
-- Lisa. Lalisa Mannoban.
De mis labios habían salido el nombre que ni siquiera había imaginado, la mentira que salió por miedo a ser rechazado.
Felicidades Park, has perdido tu oportunidad, fracasaste, ¿no es eso lo que querías?
Si cada vez que pensara en ti una estrella se apagara, no habría en el firmamento una estrella que brillara. Quiero volar sin alas de este universo, y entrar al tuyo para amarte en silencio. Quiero encontrar las palabras más hermosas, pero es difícil encontrar algo más hermoso que no seas tú.
"De lo único que pude acordarme fue de aquel treinta de agosto en que te conocí, caí en cuenta de que provocabas un amor tan certero y sincero en mí, hasta podría decir que me sentía incapaz de describir la cantidad de sentimientos que gracias a tu presencia se hicieron cada vez más y más fuertes. Sigo preguntándome si es posible amarte aun más de lo que hice, pero sin duda no me sorprendería si la respuesta fuera un sí, ahora, ¿Puede este nefasto chico que solamente vive enamorado de una princesa, ser tu novio?"
|°|°|°|°|°|
kfdkdlxdlslñ 4000 palabras irónicamente, van a salir más capítulos así de los diferentes os que realicé. Y mientras escribía esto, pensaba seriamente si sacarle un fanfic, estoy tan tentada :(
ahhhhhhhhhhhh, pero luego no actualizo y chau
#fracasandoenlavida, cuídense, gracias por leer esto lloro
pdta: si no entendieron algo de este os, coméntenme y con gusto se los explico, ya que sally es una lerda dando a entender cosas indirectamente, una vez más, #fracaso
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro