Dylan
—Dyl... Dyl... —sentía cómo me tocaban la punta de la nariz con un dedo de forma fastidiosa— levantate, joder —Solté un quejido y me giré en mi sitio para seguir durmiendo— Dylan, por favor, necesito tu ayuda
—¿Qué…? —arrastré las palabras.
—Se me ha adelantado el periodo y ya no tengo toallas sanitarias.
—¿Y qué quieres que haga yo? Son cosas de chicas y yo soy un chico —enterré el rostro en la almohada— sufre en silencio.
—Ve a la farmacia a comprarme unas, inútil.
—Mmhm... después.
—No, Dyl, ahora.
—Quiero dormir... —lloriqueé.
Suspiró sonoramente
—Bien, pero después de desayunar me llevarás a la farmacia —advirtió— al menos dime donde Alicia guarda las suyas.
—Espejo del baño en el tercer compartimento junto a mi loción de afeitar y su crema Veet, pero usa de las del paquete verde que está abierto, no le gustaron porque le irritan así que no le importará —indiqué— prefiere las Always.
—Que gay eres.
—No, simplemente conozco a mi novia.
Escuché los pasos hacia el baño.
—Vaya, ni siquiera cuando estaba con Theo hace casi tres años recordaba detalles como esos —le escuché decir— aunque claro, ustedes tienen ventajas, después de todo viven juntos.
—Alicia y yo no vivimos juntos.
—¿Ah no? —asomó su cabeza por el marco de la puerta— ¿Porqué? Prácticamente la mitad de tu closet tiene su ropa, sus zapatos están en la parte inferior organizados junto a los tuyos, tu baño tiene sus cosas de uso de higiene personal y a comparación como lo tenías antes, el refrigerador está lleno con comida de verdad y no enlatados o comida instantánea —sonrió al ver que me había quedado sin nada para responderle— adoro cómo ésta chica te está cambiando, estás empezando a madurar, Dylan. Y éso está bien, me hace sentir orgullosa.
—Yo... —murmure— pues... ¿Gracias?
—Dame un segundo —pidió y entró al baño.
Bostecé y cayendo en cuenta de que una vez que me hubiese despertado no iba a volver a conciliar el sueño tan fácilmente, me levanté.
Sin Lily durmiendo junto a mí, las noches eran largas como siempre lo habían sido antes de ella, me levantaba a mitad de ésta por un vaso de leche tibia o usaba píldoras para el sueño que luego de un tiempo, dejaron de hacer efecto. Siempre aprovechaba ésas horas para tocar el piano y componer canciones, era imprescindible para mí. Pero desde ésa vez que ella se quedó a dormir por primera vez en casa junto a mí... jamás me había sentido tan sereno desde entonces.
Ahora en su ausencia me desvelo hasta muy tarde mirando series en Netflix con Julia.
—¿Enteros o revueltos? —pregunté cuando la vi entrar a la cocina.
—Comestibles, por favor —rodé los ojos— sólo bromeo, Monito. ¿Desde cuando sabes cocinar?
Me encogi de hombros.
La verdad es que Lily antes de irse a México me estuvo enseñando un poco pero no sabía hacer otra cosa más que huevos revueltos con aruepas y tocino.
Gracias a Dios que existían los Deliverys.
—Lily me ha estado enseñando un poco, la verdad no sé mucho.
Revolvi con el batidor manual cuatro huevos en un bowl con sal y tocino picado.
Julia tomó asiento en la encimera. Traía unos pequeños shorts de dormir y una de mis camisas de Baseball que le quedaban enormes.
—Definitivamente amo a esa mujer —suspiró— sólo espero que te haya enseñado bien, porque incluso para preparar cereal, eres un inútil.
—Pirqui inclisi piri pripirir ciriil iris in initil.
Verti los huevos en la sartén caliente justo después de haber sacado las aruepas del horno. Con el pasar del tiempo tuve que comprarle a Alicia ese largo sartén donde los venezolanos ponen las aruepas antes de meterlas al horno, budar... bududare... no lo sé, pero el nombre era algo similar a ése.
Ni se imaginan cuántas veces me he quemado con ése sartén del demonio.
—Entonces... ¿Pensaste en lo que te dije?
—¿Sobre qué? —la miré.
Tomó una pera del frutero y empezó a jugar con ella entre sus manos.
—De ti y de Alicia... —hice un movimiento con la cabeza para que me diera más detalles— Sobre vivir juntos, Monito.
Aquello sí me había dado bastante de qué pensar, es decir, hace un tiempo había considerado la idea de que ella se mudara a casa conmigo, pero ahora no estaba tan seguro. Ambos amabamos estar con el otro pero habían momentos en los que necesitábamos nuestro espacio, ¿Un gran ejemplo? Nuestras discusiones, la conocía lo suficiente como para saber que si discutíamos me echaría de la habitación (Y no ha sido la primera vez) Y todo gracias a que Britt había iniciado un nuevo proyecto para un film, había regresado a Los Estudios y siempre nos la topabamos al ir a grabar Teen Wolf.
—Aún lo estoy pensando, Jules —dije— vivir juntos es un gran paso en una relación normal.
Me miró con ironía.
—¡Por favor! —exclamó— son Dylan y Alicia, ¿Desde cuando su relación es normal? La última vez que vine de visita recuerdo que Lily te echó de la habitación porque le gritaste a Tobías.
—¡Se hizo en mis zapatos!
—Es su bebé —lo defendió— pero haciendo a un lado esa historia... Dyl, tú y Lily son impredecibles, jamás se sabe lo que harán, no toman en cuenta las líneas de tiempo o tratan de aparentar que son como cualquier otra pareja ordinaria porque no lo son. Ustedes son mejores que eso, ustedes son Dylicia.
—Jules, no lo sé...
—Sólo piensalo, ambos ya tienen veinte años, tú estás a nada de cumplir veintiuno, tienen una relación desde hace casi tres años...
—Dos años, de hecho —la corregí— bueno, en diciembre cumpliremos los dos años.
—¡Eso! —me señaló— ¿Y aún lo dudas? Monito, ya no estás pequeño, ¿Sí lo sabes, verdad? Ya ni mamá ni papá o incluso yo estaremos para decirte qué hacer o qué es correcto, porque llegó la hora de que lo hagas tú mismo.
Asenti.
—Creo que tienes razón, Monita.
Sonrió con autosuficiencia.
—¿Cuándo no la tengo?
Mi teléfono sonó.
—Contesta, por favor —le pedí mientras buscaba platos para terminar de servir el desayuno— lo pones en alta voz.
Julia tomó mi teléfono y contestó.
—¿Diga...?
—Tienes cinco segundos para decirme quién eres antes de que te mande a rastrear, bicha.
George estaba llamando.
Julia se echó a reír.
—Relájate Tigre, sólo soy yo, Julia.
—¿Julia? ¿Julia O'Brien? —su tono de voz cambió radicalmente.
—¿Acaso hay otra? —rió— ¿Bendición?
—¡Hija! —exclamó con emoción— ¡Dios me la bendiga, vale! ¿Cómo estás?
—Excelente, ¿Cómo estás tú? Tía Grace llegó un par de días antes que yo.
—Esa marvada no me dijo que ibas a venir y tampoco me lo dijo el mardito de tu papá —gruñó— yo estoy fino, mi niña. Bello as always, you know, chama.
—Un Georgeous sin estilo no tiene derecho a llamarse así.
—¡Tú sí sabes! —la apoyó— por haberme contestado el teléfono éste, he de suponer que estás en casa de mi hijo, ¿Dónde está el carajito ése?
—Justo aquí, Georgeous —elevé un poco la voz para que me escuchara— ¿Bendición?
—Dios me lo bendiga, mi hijo picioso —alguien está de un muy buen humor— ¿Qué vas a hacer hoy?
—Tengo el día libre, quizás salga con Julia a pasear.
—Venganme a visitar al trabajo que estoy con una ladilla que nawebona... —bostezó— es más, ni la Britt ha subido foto a Instagram para hacerle la vida imposible al menos una media hora sh, ya la gente no considera a uno.
Miré a mi hermana.
—¿Qué me dices? —le entregué su plato luego de que me sentara junto a ella— ¿Visitamos a Georgeous?
—¿Ir a Apple y hacer desmadres con el jefe? —bufó— Dalo por hecho, tío Georgeous —le escuchamos soltar un alarido de felicidad.
Reímos.
—¡Si va, maricos! —exclamó— ¿Se llegan de unas?
—Luego de desayunar nos alistaremos para ir, ¿Necesitas que llevemos algo?
—¿Oyeron? ¡Aprendan del carajito! ¡Ése sí sabe lo que quiero cuando lo quiero y no tengo la necesidad de matarlo a gritos! —le gritó a alguien— tengo hambre, ya sabes qué hacer, hijo.
—Latte del Starbucks de la calle frente al edificio con mucha azúcar y leche, nada de canela, sólo mucha crema batida y caramelo.
—¿Y...?
—No menos importante: un muffin de arándanos.
—¿En otras palabras...?
—Tu fancy pan dulce.
—¡Ése es mi muchacho, nojoda! —dijo con orgullo— delen pues, los estoy esperando, mis niños. ¡Jorjius out!
Colgó.
—Ése sujeto es un caso.
Reí.
—¿Recuerdas en año nuevo, cuando estábamos tomándonos otra foto navideña en el centro comercial y ése sujeto no paraba de mirar a tía Grace?
—¿Cómo olvidarlo?
En realidad no era la gran cosa, simplemente era Georgeous siendo tan... Georgeous.
FlashBack
—Boopsy boo, vente pa acá por favor porque si seguimos de ésta manera te van a llevar los buitres —George le ofreció uno de los asientos a mi tía a la vez que miraba mal a un señor que llevaba tiempo recorriendo la misma sección de la tienda y mirando hacia acá, específicamente, a mi tía.
—Cien dólares a que el marico éste le dice algo al otro carajo antes de irnos —me ofreció Lily quien estuvo todo éste rato sentada sobre mis piernas mientras se bebía un enorme vaso de cocoa caliente para bajar el frío Neoyorquino.
—Doscientos a que sólo le dice algo, una simple estupidez y con éso lo jode burda —mi suegra entró a discusión.
—¡Mamá! —dijo mi novia— no te pases de avión.
Paula le hizo un guiño.
—Familia O'Brien Peñalver —llamó el fotógrafo desde el umbral de la sala privada donde tomaría la foto— siganme por favor.
Mi família y la de mi chica se levantó pero George caminó un poco más despacio que todos nosotros para acercarse al sujeto.
—Sigue mirándola pues —le dijo— porque tú ya juraste que la mujer mía te iba a parar bola, iluso.
Y se vino.
Saqué trescientos dólares de mi billetera. Alicia me arrancó cien de una mano y Paula los doscientos de la otra, ambas miraron el billete contra la luz antes de enrollarlo y meterlo en sus escotes.
Maldito Georgeous
FinFlashBack
Julia y yo suspiramos.
—Ay, Georgeous....
(…)
—... Entonces le dije a Missie que no comprara el paquete completo con todos los canales porque si mamá iba de visita a nuestro apartamento y le da por ver televisión, podría ver los canales pornográficos comprados.
Reí
—Te entiendo. Aunque lo mío fue diferente —le dije mientras entrábamos a la cafetería— casi me descubre haciéndolo con Alicia en la ducha, el pasado día de gracias.
Julia soltó una carcajada
—¿Bromeas? Todos sabíamos que estaban teniendo sexo, en casa hay mucho eco, Dyl —juro que sentí cómo el color me abandonaba el rostro— obviamente no dijimos nada para que no se sintieran mal de que todos sus escabullimientos hayan sido en vano. Si no recuerdo mal, creo que te caiste del tercer escalón de las escaleras.
Puse los ojos en blanco.
—¿Viste que tú nojomb...? —sacudi rápidamente mi cabeza al caer en cuenta sobre lo que estuve a punto de decir— ¿Ves cómo eres?
Julia volvió a soltar otra carcajada.
—Veinte años y aún sigues siendo tan inocente como cuando éramos niños —nos acercamos a la barra— Buenos días —saludó al chico que atendía— ¿Podrías darme un express, por favor?
—En seguida, ¿Y usted?
—Un latte con mucha azúcar y leche, nada de canela, sólo mucha crema batida y caramelo —el chico asintió mientras anotaba en una hoja— ah, y un muffin de arándanos.
—De acuerdo, ¿Nombres? —pidió luego de que tomara un vaso del local y un marcador.
—Julia O'Brien y Dy...
—George Peñalver —me apresure a decir.
A Georgeous le encantaba ver su nombre en el vaso de su café.
—Bien, pasen por allá para cancelar y en un segundo estará lista su orden.
—Perfecto, muchísimas gracias —mi hermana le sonrió.
Él simplemente asintió y siguió haciendo lo suyo. Fui a pagar con mi tarjeta y minutos después nos entregaron nuestra orden en unos porta vasos y en otra bolsa a parte, el muffin.
—¿Hace cuánto Missie y tú están viviendo juntas?
—Hace unos meses —se encogió de hombros— no le veía el caso de tener una residencia propia si siempre estaba en mi departamento, así que decidimos que se mudara. Es mejor así, siempre es noche de chicas y no hay nada mejor que comer en la habitación y ver películas con tu mejor amiga.
—Sí... "mejor amiga" —me miró mal— oye, no me mires así, Tessa es mi mejor amiga y jamás en mi vida la he besado, tocado su trasero e incluso morderle un seno en el cine.
Jules se puso pálida, literal.
Reí a carcajadas hasta que sentí un cuerpo chocar con el mío y el porta vasos haciendo que se me volcara el café de Georgeous encima.
Mal
Di
Tasea
El jodido café estaba malditamente caliente.
—¡¿Pero que...?! —grité al sentir el líquido caliente quemas mi piel.
—¡Mira por donde caminas, mamaguevo!—gritó el individuo, que, luego de aquel grito la reconocí como individua.
La chica había caído al suelo en un golpe seco. Su cabello era rubio fresa igual al de Holly y su cara estaba manchada con pecas adorables, realmente podía pasar por hermana de Holland sin mucho esfuerzo, pero en realidad no fue por eso que llamó mi atención.
Sino por el hecho de haberme insultado con una palabra venezolana que mi propia chica utilizaba para llamarme cuando estaba enfadada.
Al mirarme bien pude ver cómo su rostro mostró una expresión alarmante. Seguramente ya había notado quien era, por lo que se levantó inmediatamente y con una expresión de susto.
—¡Chamo, perdón! Fue sin querer queriendo vale, es que iba toda apurada y tú sabes que uno es despistado— hablaba demasiado rápido, apenas podía entenderle una palabra.
Mi inútil hermana por otra parte, estaba riéndose a carcajadas.
—Agh... —traté de separar la tela de mi piel para que no siguiera quemandome. Maldito Maduro— descuida, descuida. Los accidentes pasan —las carcajadas de mi hermana incrementaron— Como por ejemplo...
Tomé uno de los muffins glaseados y le ensucie la nariz y parte de la mejilla a Julia haciendo que dejara de reír.
—¡DYLAN!
La chica empezó a reír pero aún así esa expresión no abandonaba su rostro.
—De pana discúlpame —empezó a dar brinquitos mientras se mordía las uñas nerviosa, ése acto me recordó tanto a mi Tessa—Si quieres te limpio la camisa en el baño... —comenzó a decir pero luego abrió más los ojos— ¡No te estoy diciendo que te la quites! Pero si quieres no tengo problema, prometo no mirar ya que adoro a Alicia además de que barrio no roba barrio...
—Hey... Hey... —me reí ante su nerviosismo mientras la interrumpía— que fue un accidente, no hay nada de qué preocuparse, ¿De acuerdo?
—Tirale el otro café si quieres, Dylan no se enoja con nada —miré mal a Julia— no me mires así, mierda.
—Cállate, Jules.
—No si... —me dio un zape— respeta.
—Deja de imitar a mi novia, me asusta
La chica simplemente nos escuchaba mirándonos uno a otro.
—Está bien —respiró hondo— Es un placer conocerte, al igual que a tu hermana. Soy gran fan de tus películas y, obviamente, Teen Wolf
Le sonreí tiernamente.
—Siempre es maravilloso conocer a una fan —le extendi mi mano— Dylan O'Bri...
—Tú te presentas como si es que no te conocieran —Julia volvió a golpearme el brazo— Julia O'Brien, su hermana mayor, pero seguramente eso ya lo sabías.
—De bolas, chica —le estrechó la mano a mí hermana—Ustedes dos son copie/paste sin dudarlo, estoy segurita que ni podían echarse el chiste del hermano adoptado. Soy Bianca Donatelli, pintora venezolana amante de los perritos y del Dylicia—nos hizo guiño.
—¡¿VENEZOLANA DIJISTE?! —gritó. Oh Dios, terminó de dañarme el oído bueno porque el otro lo acabó Jeff
—Julia... —la regañe para que no hiciera un escándalo. Pero como siempre, fui ignorando.
—Dios, me caiste bien por tirarle el café a mi hermano encima pero te amo aún más con eso que acabas de decir —estrechó reiteradas veces la mano de la chica— yo amo a las venezolanas
Puse los ojos en blanco.
Sólo espero que no se quiera ligar a la chica, después Missie le arrancará la cabeza.
—¿De pana? Yo sé que somos chéveres y la vaina, pero ajá me encantó —le sonrió.
Miré a Julia.
¿Para qué me la traje?
—Incluso a mi —Julia cruzó su brazo con el de ella— y Cuéntame, ¿Cuánto hace que te mudaste? ¿De qué parte de Venezuela eres? Porque mi cuñada y Tess son de Coro
Frunci el ceño al ver la confianza
—Chama, hace poquito, pero o sea, mi hermano trabaja aquí desde hace tiempo y weno —Ahora ambas se sentaron en una mesa. No entendi—Yo soy de Valencia, pero a cada rato me iba pa Coro en año nuevo y todo chévere —al ver que ambas empezaron a conversar no tuve más opción que sentarme con ellas— ¿Dónde están Alicia y Teresa? Las quisiera conocer, vale
Definitivamente no entendi en qué momento agarraron confianza. ¿Para qué me la traje? Mejor hubiese traido a Tobias o a Firulais
—Mi Bonita y Tess están de viaje a México visitando a unos amigos —le respondi
La chica soltó un grito ante lo que dije. Alguien era Dylicia Shipper.
—¡LE DIJISTE BONITA! ¡AAAHHH!—gritó—Yo los adoro, son demasiado bellos en la vida, no me pasa.
Reí por su expresión
—Si, se lo puse porque fue lo primero que pasó por mi mente cuando la vi —sentí como me sonrojaba inconcientemente
—Gay.
Puse los ojos en blanco.
¿Porqué ella es así?
—Cállate Jules
—Concuerdo con Julia —chocaron los cinco— Igual son muy cuchis —hizo un gesto de ternura— pero cuéntenme ¿Qué los trae por estos lares? Yo porque ajá, ando gastandole los riales a mi hermano.
—Gracias... —sonreí avergonzado— pues estamos por subir a visitar a Georgeous y a llevarle un latte.
—Él a visitarlo —Julia me señaló— yo a hacer un tour por Apple
—A la verga ¿Era el latte que se derramó?—preguntó preocupada.
—Eh... sip —asentí— y su fancy pan dulce.
Levanté la bolsa del pedido.
—Dejame comprarle otro para que no te forme tu peo, sé como son las vainas del café con pan dulce —sacó una pequeña cartera.
—Descuida, yo lo hago —negué para mi mismo y saqué mi tarjeta. Se la extendi a Julia— sirve de algo.
Julia me arrebató la tarjeta
—Okay —sonrió y se levantó. Miró a la chica— Yo invito. Pide lo que quieras.
—No, chama. Qué pena con ustedes, le mancho la camisa a Dylan y pa rematar ¿Me van a brindar?
—Pide lo que quieras —hice un ademán restandole importancia— A ti si te invito.
—Y yo me invito sola —Julia le hizo un guiño
Que siga así y tendrá problemas con Missie.
Al final terminó aceptando por lo que sólo pidió un waffle con frutas y un batido de Chocolate.
Mi hermana me estaba dejando en quiebra comprando media cafetería.
Pero no podía negarle nada, es mi niña, mi Monita.
Bianca y yo nos quedamos en la mesa esperando a Julia. No sabía qué decirle, no era bueno para romper el hielo y menos con una chica que recién conocía, siempre he sido un poco tímido para éso.
—Muchas gracias por ser tan amables conmigo, suelo asustar a la gente por mis gafedades —me sonrió.
Bufé.
—Que va, te llevaste muy bien con Jules, eso no se ve todos los días —sonreí ligeramente— Y... ¿Te gusta California?
—Sip, es todo muy lindo, nada que ver con la basura de la Av. Bolívar —rodó los ojos, eso me dio gracia. Era muy chistosa— Lo único que más extraño son a mis amigos, es difícil empezar una nueva vida.
—Lo sé, mi bonita y Teresa vinieron a Estados Unidos sin conocer a nadie, por eso Tommy y yo quisimos integrarlas a nuestro círculo social.
—Yo estuve a punto de beber cloro hasta que conocí a Logan Lerman en mi trabajo —Esperen... ¿Es amiga de Loggie?—Salí con ellos una vez, pero algo es algo pue'
—Ay... Extraño a Loggie y a los chicos —Julia regresó a la mesa— ¿Porqué no le has invitado más? Necesito ponerme al día con Dean y con Lucas
—Recuerda que Logan estaba de viaje por unas grabaciones —le dije.
—No me jodas ¿Ustedes se la pasan con esa gente también?—le preguntó directamente a Jules.
Julia bufó con ironía
—Siempre que vengo de visita Los Lerman, los Collins y los O'Brien salimos de fiesta —Mi hermana hizo un gesto restandole importancia
—Y Logan y yo terminamos siendo los conductores designados —rodé los ojos.
—Kike todos son mala copa, qué bolas —soltó una risa— Significa que va a haber fiesta coming soon.
Me encogi de hombros
—Posiblemente.
—¿Cómo que "Posiblemente"?—Julia me miró indignada haciendo comillas con los dedos— Yo no me regreso a mi casa sin haber hecho una fiesta, Dylan Nicholas.
Pude ver la mueca de Bianca al escuchar mi segundo nombre. Supongo que tendré que acostumbrarme si voy a convivir con venezolanos.
—Bien, ¿Qué propones tú? —levanté una ceja.
—Monito, hay que hacer algo, no lo sé. Beber y hacerme olvidar los males. ¿Es tanto pedir? —entonces algo se le ocurrió— ¡Ya sé! —me miró— ¿Cuándo regresa Lily?
—En unos días, tal vez cinco. ¿Porqué? —Jules sonrió traviesamente— Oh no, no otra fiesta.
—¡Vamos, Monito! —bufó— hay que hacerle una bienvenida por lo alto a las chicas.
Puse los ojos en blanco
—Tú sólo buscas una excusa para sentarte a beber con Dean —rodé los ojos.
—Y tú para acostarte con Lily pero no por eso estoy recordandotelo
Al escuchar aquello sentí mis mejillas enrojecer
La voy a matar.
—Conchale, chama, esas vainas no se dicen así —Bianca regañó a Jules. Le sonreí por defenderme— Se dice que quiere que le den dos al bonai porque sino el bowe le va a reventar. Posiblemente no me hayan entendido pero aquí vivimos en marginalidad.
Me sonroje peor al escucharla haciéndolas reír a ambas.
—Claro que te entendí —murmure— mi novia es venezolana y el bullying que me hace no es normal
—Si una venezolana no te hace bullying, no te ama. Anotalo —me señaló—Pero ajá, tú quieres tu mamada y Julia quiere una pea bestial, así que ¿Cuál es el problema de la fiesta?
Julia y yo nos miramos al mismo tiempo
—Entonces... —dijimos al mismo tiempo— no repitas lo que yo digo... ¡No repitas lo que yo digo! —nos apuntamos— ¡Basta! ¡Jules/Dyl!
Bianca rodó los ojos.
—Ah vaina pues, decidanse mientras yo me como mi waffle con chocolate —agarró los cubiertos y empezó a comer.
—Bien, tú ganas —rodé los ojos— haremos una fiesta de bienvenida y los Lerman y los Collins vendrán..
Mi hermana sonrió victoriosa.
—¿A quienes más van a invitar? Imagino que a Olivia y Dean también —preguntó mientras se comía una fresa.
—¡Por supuesto! Vi las fotos del cumpleaños de Lindsey y quiero que todos ellos vayan —comentó, pero luego me miró agregando con la mirada tipo: ellos van y punto.
Suspire. Sabía que Julia, Lucas y Dean eran un desastre cuando se reencontraban, podrían pasar mil años pero ellos jamás cambiarían. Ni quiero imaginar cuando se les unan Arden, Crystal, Ty, Daniel y Hoech. A Arden le haré una inspección antes de que entre a casa. No vaya a ser que estando borracha vaya a lanzar explosivos por la terraza a los peatones.
—Solo... Prométeme que nada de cosas raras —casi le rogué.
—No te prometo nada —me sonrió con inocencia.
Dejó de ser inocente desde el momento en el que salió de la panza de mamá, no sé para qué se esfuerza.
—Bianca, necesito que me des tu número —Jules sacó su celular emocionada.
—¿Para?—Bianca frunció el ceño.
—Para crear un grupo e informarles a todos que es una bienvenida sorpresa —la miró como si fuera obvio.
Luego de un buen rato decidimos que ya era hora de ir a visitar a Georgeous, eso y porque mi teléfono se estaba sobrecalentando por los mensajes que me enviaba para que nos apresuraramos porque tenía hambre y quería su fancy pan dulce.
Julia se despidió de la chica con un efusivo abrazo seguramente acabando con sus costillas, pobre. Yo simplemente le di un corto abrazo y nos despedimos diciéndole que esperábamos su asistencia a la fiesta de bienvenida para conocer a mis chicas y que estábamos en contacto.
—Me agradó bastante —le comenté a Julia mientras subíamos al ascensor.
—Si, y a mi. Es una chica muy linda, ¿Notaste que tiene un ligero parecido a Holly?
—¡Si!
—Y tiene un trasero... —mordió su labio.
Le di un zape.
—Respeta a tu novia.
Se quejó mientras se acariciaba la cabeza del dolor.
—Missie no es mi novia.
—Sólo son amigas exclusivas que viven juntas, desayunan, almuerzan y cenan juntas, duermen juntas...
—Incluso nos bañamos juntas —agregó— pero eso no es tú problema.
La miré con ironía.
—Las relaciones formales no son lo tuyo.
—Pero lo tuyo sí, así que sigue haciendo feliz al bombón de tu novia y déjame disfrutar de mi bisexualidad en paz.
Rodé los ojos para mí mismo.
—Como tú digas.
Suspiro.
—Dyl... —arrastró la palabra.
La miré con fastidio
—¿Qué?
—Deja a Theo en el pasado, escucha —suspiró y acarició ligeramente mi mejilla— sé que te encantaba para mí pero sabes lo que opinaba respecto a ésa relación.
Rodé los ojos.
—Él no era mucho para ti, tú eres alguien increíble. No eres la mujer que necesita de un hombre....
—O mujer.
—... Eres la mujer que un hombre necesita...
—O mujer —volvió a agregar— pero gracias, Monito —se paró de puntas y me dio un beso en la mejilla— Te adoro.
—Yo igual.
—Pero volviendo a Pecas candentes —aún no puedo creer que después de minutos de conocerla, ya le haya puesto un apodo.
—Parece ser buena chica —salimos del ascensor— seguramente le agrade a Alicia.
Julia me sonrió burlonamente.
—Sólo trata de no enamorar a la chica y no tener malos entendidos. No creas que por ser venezolanas automáticamente van a llevarse bien.
—Sí, pero Teresa tiene un dicho para eso... ¿Cómo decía...? —murmure tratando de recordar— ah si, Barrio no mata barrio.
—Sí, y es ahí donde te recuerdo que a ella le caía pésimo la niña ésa que vino de vacaciones con May, ¿Cuál era su nombre?
—Mariann... Maria... No tengo idea —dije— lo único que recuerdo era su abundante cabello y que sus hermanas le robaron el collar que le compré a Alicia cuando fuimos a la playa estando en Venezuela.
—¿Ves? Y ella es venezolana.
Rodé los ojos.
—Okay, okay —dije— de igual forma por mi mente jamás pasó la idea de enamorarla. Para éso tengo una hermosa novia a quien darle ésa atención.
—Que gay eres.
Le di un zape.
Cruzamos los pasillos y entramos a la recepción de la oficina de Georgeous en donde sus dos asistentes estaban estresadas revisando sus ordenadores.
—Buenos días —saludamos Julia y yo.
Ambas levantaron la mirada.
—Buenos di... ¡Por Dios! —exclamó una de ellas— ¿Qué le ocurrió, Señor O'Brien?
—Un pequeño accidente en la cafetería —hice un ademán restandole importancia.
—Ve por una camisa para él antes de que el Señor Peñalver nos arranque la cabeza por no hacer algo al respecto —le pidió la rubia a su compañera.
—No es necesar...
—Créame, no lo hacemos por usted, lo hacemos porque no queremos que nos boten a la calle —dijo la otra chica y se acercó a ver la talla de mi camisa por el interior del cuello de ésta— Iré al Calvin Klein que está a dos calles en seguida.
La chica salió apresuradamente de su escritorio y se fue mientras que la otra nos ofrecía algún refrigerio.
—George sí sabe cómo ser el jefe —Julia mordió su regaliz.
—Le encanta mandar, está en sus venas.
Entramos a la oficina sin tocar la puerta y las tres personas que estaban sentadas frente a George se callaron inmediatamente pero al parecer George no lo notó debido a que estaba muy distraído mirando una carpeta negra.
—...Y en un caso tal que la menor le pique el culo y los vea, ¿Qué le dirían?
Jack o... ¿Finn? Ni idea, dos años conociendolos y aún no logro diferenciarlos.
—Jamas Oses Robar, Joder, Intervenir o Utilizar al Shipp porque te van a lanzar al hampa de Petare.
—Esa vaina está muy larga, marico —le dijo otro chico al cual no había visto las últimas veces que había venido.
—Tortuguita tiene razón —dijo el otro gemelo— llamemos a esa ley por sus siglas.
Jack pensó unos segundos en silencio antes de hablar.
—Todo abreviado quiere decir... —entonces cayó en cuenta— ¡Eso quiere decir J. O. R. J. I. U. S!
—Ley J. O. R. J. I. U. S —Georgeous extendió sus brazos y los abrió como si estuviese exhibiendo un enorme cartel con orgullo— verga, es que soy tan arrecho que hasta tengo una ley. Que marvado so... ¡Dylan! ¡Hijo! —agudizó su voz al verme y en seguida arrojó la carpeta que traía en sus manos hacia atrás pero con lo que no contó fue que la ventana estuviese abierta. Y estábamos en el último piso— coñoelamadre... —dijo viendo la carpeta caer y caer al vacío de la ciudad. Se encogió de hombros y miró a los tres chicos frente a él— bueno, van a tener que volver a hacer ése beta.
Ellos pusieron los ojos en blanco. Uno de los gemelos se paró corriendo a ver por la ventana. El otro, (supongo que era Jack porque la reina del drama siempre era Finn) se tomó de los cabellos y el otro chico simplemente se dejó caer en el respaldo de la silla y se tocó la frente con ambas manos en, como diría Tess: Modo Mal Di Tasea.
—¿Okay...? —dije extrañado pero decidí ignorarlo— te hemos traído lo que querías.
Fui a llevarle el latte y la bolsa con el muffin. Julia por otro lado fue directamente a abrazarlo a él.
—Hasta que por fin vienes por éstos lares carajita de la verga —le dijo— llevabas tiempo sin venir.
—La guardería, la universidad, ya sabes —rodó los ojos— a penas tengo tiempo para visitar a mamá.
—Mi negra dijo hace rato cuando vino que al principio iban a venirse juntas pero surgió un peo y ajá, no se pudo.
—Algo así paso —le respondió y luego miró a los chicos— ¡Finn! ¡Jack! ¿Cómo están mis twins favoritos?
—¿Justo ahora? —preguntó uno— con ganas de lanzarme por la misma ventana donde cayeron mis dos noches sin dormir.
—Todo casual —le respondió el otro mientras la saludaba con un corto abrazo— Estás preciosa, ¿Hace cuánto llegaste?
—Ayer por la tarde, me estoy quedando en casa de Dyl, deberíamos salir a algún pub los tres —Ella vivía de fiesta en fiesta— Mr. Aburrimiento seguramente tendrá que estudiarse algunas escenas de la película así que dudo que quiera acompañarnos.
—No soy Mr. Aburrimiento.
—Tienes razón, Mr. Ñoño.
Puse los ojos en blanco.
—Pajua.
Se rieron.
—Ahora sí lo he visto todo —el chico que no conocía se echó a reír— Dylan O'Brien diciéndole pajua a la hermana.
—¿Quién es? —le pregunté a George refiriéndome al chico.
George sumergia levemente el muffin en su café y se lo comía.
—Es mi jefe del centro de investigación, Luigi, él es Dylan, mi hijo y 25% de mi Shipp
—¿25%? ¿Porqué?
—Porque la Alicia es 25%.
—¿Y todo lo que falta?
—Pues yo merengues —mordió su muffin— ustedes son Dylicia, ustedes me hacen sentir que yo también soy Dylicia.
No si
—Dylan O'Brien —le extendi la mano al chico.
—Luigi Donatelli, un placer.
—Qué raro —Julia frunció el ceño— podría jurar que así se apellida... ¿Sabes qué? Tal vez sólo sea casualidad —hizo un gesto restando importancia— Julia O'Brien, su hermana.
—Un gusto.
—Bueno, bueno —George le dijo a los chicos— se me van de aquí, run run run, picando cauchos y a seguir haciendo su trabajo que bastante tienen que hacer, carajitos.
Los gemelos se levantaron junto al chico y caminaron hacia la puerta.
—Creo que debimos pedir el auto, Jack.
—Shh, baja la voz, Finn.
Finn se fue lloriqueando junto a los otros dos. Esos gemelos siempre han sido extraños, un poco agradables pero extraños.
—¿Qué le pasó a tu camisa? ¡Phoenix! ¡¿Porqué Dylan tiene su camisa manchada y no has hecho nada al respecto, nojoda?! —gritó haciendo que la chica entrara a toda velocidad.
—Lo sé, Señor. Ya he mandado a Wendy a por una, debe estar por llegar, por favor no me despida.
—Pues dígale que digo yo que agilice o que se compre un bolso cohete pa que llegue más rápido, pero que mueva ese culo.
—Sí, Señor Peñalver.
—Bueno, fuera de aquí pues.
La chica asintió y se retiró.
—Cuéntame —Jules se echó en una tumbona esférica de cristal que colgaba del techo y tenía muchos cogines— ¿Qué haces para divertirte?
—Jugar Mario Kart en el segundo piso
—¿Tienes un Wii? —mi hermana es aficionada a los videojuegos.
George sonrió.
—Algo mucho mejor que eso.
(…)
—¡A ésta vaina la llamo Jorjius Kart! —encendió el Go Kart que estaba usando— es más arrecha que el jueguito de Mario.
—Amo tu trabajo, tío George —Julia se colocó el casco.
—Es malditamente increíble —encendí mi Go Kart.
—En sus marcas... —una de sus asistentes se posicionó frente a nosotros con la bandera.
—Obvio que lo es. La gente fancy tiene que tener trabajo fancy.
—Listos...
—¿Cómo es que dicen ustedes luego de una frase diva como esa...? —mi hermana pensó— Ah si, ¡Tas tas!
—Aprendiendo la carajita. Orgullo patriótico pues.
Julia sonrió con autosuficiencia.
—No le subas más el ego, Georgeous —le dije.
—Tú te callas —me dijo— y tú —miró a George— de ante mano te diré que ahora por ésto no habrá forma de deshacerte de mí estando en el edificio.
—¡Fuera!
Pisé el acelerador al mismo tiempo que ellos pero Georgeous había marcado las ruedas en la pista por salir tan bruscamente.
Aún así llevaba la delantera.
—¡JORJIUS OUT, ILUSOS!
Me pregunto... ¿Qué estará haciendo mi Bonita justo ahora?
————————————————————————————————————————————————
Wenas weeenas.
ALGUIEN QUE ME RECARGUE, MRC. NO HALLO DONDE RECARGAR PARA ACTUALIZAR.
ESTOY EN CRISIS OYÓ.
LA QUE ME RECARGUE LE DEDICO TRES CAPÍTULOS SEGUIDOS.
Capítulo dedicado a mi socia @QueenBeckDavies aka la escritora de «El Mariquito de Logan» por aportarle a la patria pues.
Ya Luigi hizo su gran debut y ésta vez fue el turno de la marginal de Bianca, si les cayó bien, pues agárrense que lo que viene es candela.
Chics, pasense por favor por «El Mariquito de Logan» de pana que la novela la da, me encanta burda, me rio bastante y tiene muchisimo potencial. Se los juro que no se arrepentirán.
¡Besos! La Yocsy se despide...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro