
El Peo Se Encendió
Alicia
Ay, papá. La cara de Yubis mirando lo mamasota que estaba la Grace era todo un poema. Es que la diferencia era enorme.
Catira vs castaña.
Blanca vs morena.
Gringa vs venezolana.
Fresa vs mamón.
Dólar vs soberano.
Obama vs Maduro.
Chanel vs Traki.
Nojoda, ahora es que habían diferencias. Pero a pesar de ellas, nuestra atención estaba centrada en otra cosa, el motivo por el cual todos estábamos reunidos aquí con sed de sangre y con ganas de ver extensiones de greñas volando.
Los gemelos no cuentan, Rebecca los mandó a ladillar a alguien que no fuese ella y así fue que terminaron aquí.
La reacción de Grace al ver a Yubis fue todo lo contrario a lo que todos esperábamos. Se mostró dulce y simpática. Esita, hasta lástima da hacerla parte del clan Peñalver con tanto desgraciado aquí.
—Oye —Grace llamó la atención de Yubis amablemente con una sonrisa— no recuerdo haberte visto en la fiesta de Nochebuena, ¿Eres familia de Georgie?
—No tienes idea... —murmuró Finn entre dientes ganándose un coñazo en el pecho por parte de Jack— ¡Auch!
—Cállate, idiota —lo regañó.
Yubis levantó una ceja y miró a mami mientras señalaba a Grace.
—¿Qué me acaba de decir la vieja ésta? —nawebona, viene pa la pitiyankyland y no le mete al english, Teresa le dicen.
Jorjius suspiró pesadamente como si es que se quisiera pegar un tiro.
—Te pregunta que quién coñoelamadre soi y qué hacei aquí —tradujo a los coñazos.
—¿Qué? —ironizó— ¿No le dijiste a tu puta personal que llevas doce años casado?
—No, y ni se te ocurra abrir la jeta porque te demando —amenazó.
—Ése no anda con juegos —le dijo mami— le metió una demanda a Juliancito por una mariquera y el pobrecito tuvo que pagarle dos millones de dólares.
Yubis peló los ojos.
—Mira, remalayisima, volveis a mencionar a Voldemort en mi casa y te paso por encima con el Ferrari que me compré con esos mismos millones —la amenazó. Luego miró a Grace— negra, ésta es Yubi.
—¿Youbi? —repitió con dificultad la fancy tía.
—Yubirixaidys —corrigió la otra.
—Youbirixa... —se volvió un culo y para disimularlo le sonrió y le extendió la mano— es un placer, Grace O'Brien.
—Traduce, Jorjito —le pidió.
Jorjius la vio feisimo.
—Se está presentando, dice que es un placer aunque aún no entiendo porqué.
Viejo rata JAJAJAJAJAJA.
Yubis miró despectivamente la mano de Grace haciendo que ella entendiera el mensaje y la bajara.
—Escuchame, gringa e la verga, yo a ti te voy a decir una cosa —tía Yubis se puso en modo perra y le apuntó a Grace amenazadoramente con su dedo— más te vale que te vayais quitando de encima de Jorjito porque sino...
—A ver, a ver, a ver —mami se metió en el peo— tú a Grace no le vas a hablar así, ¿Te pica el culo, Yubis?
Yubis volteó a ver a mami.
—El peo engloba a una pareja casada, Paula. Que yo recuerde... —la miró despectivamente— tú eres viuda. A menos de que Luisfer esté aquí, te recomiendo que te calles.
Finn y Jack pelaron los ojos e inmediatamente se taparon las bocas evitando soltar alguna ciñaza.
DIGANME QUE ELLA NO DIJO ESO.
—¡Vos a mi mamá no la tratas así! —me paré arrecha del sofá y me empecé a quitar los tacones— ¡Y mucho menos te permito que menciones a mi papá, maldita zorra de la ver...!
Dylan me retuvo entre sus brazos para evitar que arrastrara a Yubis.
—Ya, basta, Alicia —dijo con dificultad ante los manazos que le daba en las piernas para que me soltara, tenía esos brazos duros mrk, y el abdomen ni se diga— amor, para, por favor o harás que te saque de aquí a la fuerza.
—¡Pero, Dylan!
—No puedes tener emociones muy fuertes, Alicia Rojas Peñalver —me regañó entre dientes para que sólo yo lo escuchara— ¿Acaso ya olvidaste que no sólo tú dependes de ése cuerpo?
Solté un gruñido y de mala gana volví a sentarme, si, pero ésta vez no en el sofá, sino en las piernas de Dylan.
Mrk, Dios bendiga a ése Gym, nojoda.
El torso lo tiene durisimo, y digame los brazos, bueno, no es que sean una vaina de, Que bruto, que brazos tan arrechisimos, pero sí tenía carne pa morder.
Mami se paró del sofá y caminó hacia ella. Nojoda, le volteó la cara de una triarrechisima cachetada. Mrk fue tanto así que hasta Jorjius se había cubierto porque creía que el coñazo iba para él.
Metanle uno a él también, nojoda.
Tan alérgico a la chusma que dice ser y ve con quién se casó el remalayo viejo malvado ése.
—Finn, tengo miedo —le dijo Jack a su twin.
—De mi puedes hablar toda la paja que quieras, pero a mi Luisfer no te permito que lo menciones, perra —la miró feisimo y luego volteó a ver a Jorjius— hoy me voy pa que Ian a dormir y me llevo a mami, ve a ver cómo te las arreglas tú solito, Jorge Simón.
El Jorjius puso una cara de trauma y le agarró la mano a mami para que no se fuera.
—Pau, achantate ahí —pidió. Mami de mala gana lo miró— también te vas a llevar a papi, ¿Si va?
Nawebona, Jorjius no sirve pa una mierda.
Mami ostinada se deshizo de su agarre y subió las escaleras pa su cuarto. En ése momento Ian regresó a la sala y con una Coca Cola en la mano.
—¿Dónde está tu mamá? —me preguntó.
—Preparando su maleta —levantó ambas cejas de la impresión— yo que tú voy rezandole a Chávez porque ésta noche vas a tener a dos viejas locas en tu casa.
—Y al viejo malvado de mi papá —le dijo Jorjius.
Nojoda, la cara de angustia que puso Ian fue bellísima. El man fue pilas y subió a hablar con mami.
Grace aún consternada por la situación, miró a Jorjius.
—Puchurrumi, ¿Qué ocurrió? ¿Porqué Paula golpeó a tu amiga? —miró a Yubis y luego a él.
—Pues... fíjate que... —se rió nerviosamente, se rascó la cabeza, el cuello, la clavícula, el pecho... nojoda, cualquiera cree que tiene sarna.
Grace levantó una ceja empezando a ponerse seria.
—George Simon Peñalver Rodríguez —ay, Chiabe, lo llamó por la cédula completa— ¿Qué coniouelamadrue me estás ocultando?
—Veanla, pues —observó Dylan— hasta lo dice mejor que yo.
Bufé.
—Con ése diccionario de macho las 24 horas, raro sería que no se le pegara ninguna palabra —dije.
Ajá, volviendo a #Jace.
Aún sigo diciendo que necesitan otro shipp name.
—Lo que sucede es que... bueno... —se rió bajito. Nawara. Mijo, corra pa la poceta porque estás cagao— tú sabes que... bueno... yo... digo...
Y justo en ése inoportuno momento, la puerta de la entrada se escuchó y anunandose a eso, el bochinche de Teresa y Thomas.
—¡NOJODA, AMOR! ¡Llamate a los twins ahí pa las apuestas! —el escándalo se le escuchaba desde el pasillo— yo le voy a mami Grace.
Escuchamos la queja de Thomas.
—Pero, ¿Porqué siempre escoges primero? ¡No es justo!
—Porque tía Yubis podrá ser muy paisana mía, pero mami Grace cuando se arrecha hasta Hulk tiene que pedirle la bendición —Grace frunció el ceño— imagínate cómo se va a poner si llega a enterarse que tía Yubis es la esposa de Jorjius.
Grace peló los ojos mrk. Todos, TODOS apretamos el culo cuando volteó a ver lentamente a Jorjius.
Teresa y Thomas llegaron al living.
—¡Familia!—saludó Teresa en modo Winston y se echó entre Finn y Jack— mierda, a ustedes Rebecca no los quiere en la casa.
—¿Palomitas de maíz? —me ofreció Tommy sentándose con nosotros.
Vergación, es que los malditos venían hasta preparados para ver el peo.
—Ajá, hablemos de negocios antes de que llegue mami Grace —de paso la boca abierta no había visto a Grace— cincuenta verdes a favor de Grace —Finn y Jack hicieron todas las muecas conocidas tratando de indicarle que Grace estaba ahí pero como siempre, la Froy esa nunca agarraba una indirecta— ¿Porqué están haciendo esas vainas? ¿Les pica el culo? No es como si Grace estuviese tras de m... —volteó hacia donde apuntaban los gemelos e inmediatamente cerró la jeta— oh oh.
—Vetada de Apple, nojoda —le dijo Jorjius.
—¡Pero...!
—Gracias por decirme lo que a George le costaba cojón y medio decir, nena —le sonrió y luego se dirigió a Jorjius— en cuanto tú y yo, vamos a hablar tranquilamente en la cocina.
Jorjius peló los ojos al escuchar la palabra "tranquilamente".
—No, no, no —se negó el viejo marico— mejor hablemos aquí donde hay testig... digo, estamos en familia, todos somos familia.
—Si, nadie se dio cuenta de la corrección —le dijo Finn.
—¡Finn, cállate! —dijimos todos.
—¡A mi nadie me...!
—Finn, cállate la jeta —le dijo Jorjius.
—Si, Boss.
Y se cayó como el propio perrito regañado.
Grace se cruzó de brazos.
—¿Vendrás a la cocina si o no?
—Vamos, Boopsy Boo, no te pongas as... —nojoda, mami Grace lo agarró de una patilla y se lo llevó arrastrado hasta la cocina.
—Señor —Dylan miró al techo— protege a ése pobre cristiano contra la furia del diablo.
Todos volteamos a ver a Teresa.
—¿Qué? —preguntó— ¿Y yo qué hice?
Todos le empezamos a aplaudir.
—Eres tú, nojoda —le dije— tú, tú y nadie más que tú, Teresa Carlota.
—No entiendo.
—¡Tía Grace no tenía idea de quién era ésta señora... sin ofender —le dijo a Yubis antes de regresar a Teresa— hasta que llegaste con el escándalo!
Teresa miró a Jack para corroborar la vaina y el británico asintió.
—Chale, la cagué.
—Coño, vale —se quejó Yubis— no les entiendo un cebo, hablen en un idioma que yo pueda entender lo que dicen.
—Es que ésa es la idea, Yubis —le sonreí hipócritamente.
Ella me devolvió la sonrisita.
—Vergación —dijo Teresa— ¿Qué clase de estúpido viaja a otro país sin saber inglés que es el idioma universal? —abrí la boca para darle la respuesta— Alicia, tú te callas esa jeta que nadie te preguntó a ti, maldita.
Jorjius.
Mrk, me van a joder, me van a joder feisimo.
Y de paso si se llega a enterar la mai de ésta mujer me quita el virgo del culo con su bastón. La vieja Candace podrá ser muda y todo, pero sabe cómo decirte las vergas a los coñazos.
No se vale, aún no he escrito mi testamento, pensaba heredarle a Teresa el cepillo de barrer de la compañía.
En lo que mi mamasita entró a la cocina conmigo jamaqueao, lanzó durísimo la puerta, pero justo al voltearse, notó la presencia de mis pures quienes se estaban jartando unas hallacas ahí.
Csm, el viejo desgraciado éste se me estaba jartando la hallaca que dejé enfriando pa comermela más tarde.
Las mejillas de Grace se tiñeron de rosa pero trató de disimular la arrechera.
—Señora Claudia, señor Javier, ¿Será que podrían dejarnos un momento, por favor? —hizo señas con las manos como que tratando de explicarles lo que quería.
Mami me miró.
—Quiere que se vayan para formarme mi peo, mami, por lo que más querais, obvio yo, no me dejéis con ésta mujer arrecha —dije con señas como que si le estuviese pidiendo a los viejos estos para que se fueran.
Pero papi por supuesto, aprovechó el momento para vengarse.
—Tranquila, muñequita —le dijo papi a Grace con su cochino inglés— nosotros vamos a ir a acomodar el comedor para la cena de hoy. Puedes quedarte con Jorjito todo lo que queráis.
Lo fulminé con la mirada.
Mi mamasita le sonrió.
Mami en cambio vino hasta mi.
—Mami, por favor...
Me echó la bendición y se fue con papi, el cual se iba riendo de mí mientras me señalaba, pa la sala segurito a pegar la oreja en la puerta para escuchar el peo.
Nojoda, se ha cerrado esa puerta cuando la catira me miró.
¿Cómo es posible que su cochino metro sesenta me intimide?
Me tiemblan hasta los pelos del culo.
—A ver... —suspiró hondo para tratar de tomar la calma. No le estaba funcionando— quisiera que me explicaras en qué cojones estuviste pensando estos dos años que no me dijiste que eras un hombre casado?
—Te lo diré si te apartas del gabinete de los cuchillos, negra —respondí nerviosamente tratando de atravesarme ahí ocasionando que ella se alejara evitando cualquier contacto con mi persona— bien, sé que esto podrá parecer muy turbio, pero te aseguro que todo tiene una explicación...
—¿Sí? —ironizó— ¡Seguro debe haberla! Lo que aún no logro entender es porqué no la he escuchado en estos dos años.
—¡Te lo iba a decir, Grace!
Se cruzó de brazos.
—¿Y cuándo, George? ¿Cuándo? —elevó la voz— una relación se basa en la confianza, en la honestidad, en el amor, ¡Yo siempre he sido todo eso contigo! ¿Porqué vienes a hacerme esto ahora?
Coño, no soporto ver su rostro mostrar aquella expresión de furia y tristeza.
—¡Era sólo un adolescente, mi amor! —exclamé— al menos deja que te explique cómo pasaron las cosas. No quiero verte de ésta forma, no soporto hacerlo porque te quiero más de lo que me quiero a mi mismo.
Y eso es mucho.
Ella dudó inmediatamente, éste es el momento donde estaba dudando en dejar bien perdida la dignidad.
—Si tanto me quisieras, hubieses sido honesto desde un principio —bajó la mirada.
Epa no, no, no, no, ¡No! Mi reina jamás en su vida debe bajar la cabeza, será que cree que la corona se le va a quedar quietecita ahí.
Tomé su cara entre mis manos y la hice mirarme.
—Jamás en tu vida me vuelvas a bajar la cabeza, Grace O'Brien porque te demando —le advertí— el único aquí que debe estar con la cabeza baja de la vergüenza y besando por donde pisas, soy yo... —noté sus ojos cristalizarse, pero trató de disimular— por favor, sientate conmigo y hablemos más calmadamente, nena.
Sorbió su nariz, pero finamente asintió.
—Tienes cinco minutos.
—Nojoda, ¿Sólo cinco? —me quejé, pues yo era uno que me encantaba recrear el momento de mi chisme mrk.
—O lo tomas, o me voy.
Arrecha ella. Pero como ella es la que tiene la totona que me hace feliz, ella es la que manda.
Suspire pesadamente y la guié para que se sentara en un taburete de la isla de la cocina.
—Ve, la vaina fue más o menos así —empecé yo a narrar mi vaina— yo tendría tipo diecisiete, casi pa 18 pues, estarían las muchachas carajitas. Bueno, equis, yo en ése entonces tenía la yunta en el liceo con la vieja loca de mi prima Milena y el viejo maricón de mi primo Armando. Un día me fui de pegoste con Milena pa una fiesta, yo era que si el calladito del grupo, pues todos eran super chusmas y no eran dignos de mi atención los mundanos esos. Resulta y acontece que yo le gustaba a la prima del mejor amigo de Milena, el tal Pablo, equis, esa noche esos como que se pusieron de acuerdo pa que esa bagre cuadrara conmigo pero como yo no paso el pescado ni con limón, la mandé a mamar.
»No dejaron de llamarme marico en toda la asquerosa semana hasta que me hicieron arrechar feisimo y me terminé cogiendo a la vieja ésta un fin de semana después. Yo creí que con esa vaina ya todos iban a dejar su ladilla, y así pasó pues, pero no contaba con que ahora la ladilla iba a ser Yubis. Esa maldita siempre ha buscado alguna vaina con qué amarrarme, hasta que la loca se inventó que estaba preñada, me mostró hasta una prueba de embarazo y todo.
Grace peló los ojos.
—¡¿Tienes un hijo también?!
—¡Chacha! —exclamé— ¡Que no te oiga Satanás porque me manda uno pa vengarse de mi porque soy más arrecho que él. Déjame terminar de echar mi chisma, nojoda.
Rodó los ojos.
—Bien, continúa.
Le agradecí para seguir con mi brollo.
—Bueno, ajá. La loca kike estaba preñada y el carajito era mío. Y yo tipo, Askiusmi, te habré preñado a través del espíritu santo, mija. Y la loca se arrechó conmigo y no me habló más, claro, hasta que una tarde el papá de vaina no tumbó la puerta de la casa formandome mi peo, pa de paso el muy viejo asqueroso venía armado —dije— y la vaina fue o te casas con mi hija o pierdes una bola, tú decides, mmaguevo.
—Y te casaste con ella...
—No, mami salió de la cocina y le reventó la paleta de pizzas en la espalda por haber irrumpido así en la casa y amenazarme, luego con lo que quedó de la paleta me pegó a mí y me dijo que debía hacerme cargo.
»Un mes después cumplí mis fancys 18 años, era bello, por cierto. Y como ya era mayor, chuplum pa casarse mrk. El papá estuvo afuera de la Iglesia con una escopeta por si me pensaba escapar. En fin, nos casamos y estuvimos así por tres meses más hasta que nos dimos cuenta que no estaba embarazada un coño e madre. Yo me arreché burda y empecé a ahorrar para largarme de esa vaina y venirme para acá a trabajar, pero mientras yo trabajaba como negro para vivir como blanco, la maldita se aburría y decidía meterme cachos con todo lo que se moviera.
La mueca despectiva en su rostro estuvo pa un sticker.
—Mierda... —balbuceó.
—Usss, con todo el mundo, pregúntale a Pau. Pero como ella a mi nunca me ha importado, no le paré bolas a la vaina. Hice mi plata, papi me completó para que no le siguiera haciendo la vida tan imposible y me vine para acá a finales de año y no me despedí de la ladillosa aquella porque estaba segurisimo que no me iba a dar el divorcio, ah, pero ahora menos porque se enteró...
—Se enteró que tienes una compañía famosa a nivel internacional —me completó. Asenti— George, realmente no sé qué pensar, por un lado tienes razón, ella es irrelevante para ti, pero por el otro... ¿Porqué no me lo dijiste desde un principio? Yo hubiese comprendido...
Hice una vaga sonrisa.
—Estaba avergonzado, Boopsy Boo, no quería que supieras todas las estupideces que he hecho en el transcurso de los años —pasé una mano por mi cabello— no eres la primera mujer que conozco en éste país, y las que conocí me dejaron inmediatamente al explicarles mi situación... Sé que soy un maldito egoísta pero me rehusaba a perderte. Sé que me creo la vaina más arrecha del mundo, pero hablándote claro, soy la vaina más arrecha del mundo porque te tengo.
Mielda, si Dylan no hace un manual, yo si.
—No ibas a perderme, George, estoy molesta, sí... —dijo— pero si no tenemos comunicación, esto no va a funcionar.
EPA. YA VA.
—¡¿Acaso estás diciendo lo que yo creo?! —chillé. Ella hizo una mueca, nOJODA, YO ME TIRÉ EN ESE PISO— ¡AMOR, POR FAVOR, PERDÓNAME! ¡TIENES TODA LA RAZÓN, SOY UN MMAGUEVO PERO NO ME DEJES! SE QUE SOY FASTIDIOSO Y QUE A VECES ME PASO DE LADILLA PERO YO SÓLO...
me levantó de un jalón de greñas desde donde estaba, abrazando sus piernas, me agarró la cara y me besó.
UFFFFF...
QUE VAINA PA MÁS SABROSA.
—Iluso tú si creías que iba a dejarle el camino libre a esa lambucia contigo —ay, tan bella hablando como yo— de una vez de digo, o le pides el divorcio, o te vas olvidando de mí. Yo te podré amar mucho, Georgie, pero no pienso ser plato de segunda mesa.
—¿Plato de segunda mesa? ¡Pero mi amor! Si tú eres las tajadas que nunca pueden faltar en el pabellón —la apachurré entre mis brazos— es más, perate... —saqué mi teléfono y empecé a buscar el contacto. Estaba repicando— Jorjius aquí, cómo estáis mijo? Mira' te me venis pa mi mansión pero ya, tenéis un caso nuevo pa resolver que está, como dirían ustedes los maracuchos "de los tres cojones".
Nojoda, yo no soy maracucho porque no me da la gana porque hasta me salía el acentico JAJAJAJAJAJA.
Mi catira frunció el ceño.
—Obviando que no te entendí un carajo, me aventurare a preguntar: ¿A quién llamaste?
Sonreí.
—Ya verás.
Alicia.
—Llevan más de quince minutos ahí —habló Finn mirando hacia la puerta como todo el mundo— ¿Lo habrá matado ya?
Coño, todos nos preguntabamos la misma vaina desde que mis abuelos salieron de ahí para darles más privacidad y el viejo rata de Papi Javier venía cagao e la risa.
—De ser así, yo pido su Cadillac —dijo Teresa.
—Ilusa tú —me burlé— ése mmaguevo ama quejode a ese carro, si no lo entierran con el carro, me sorprendería.
Mrk, de pana.
Yubis se encontraba mirando su teléfono seguramente robando wifi de la casa mientras nosotros hablabamos en inglés, la loca picada porque nadie quería hablar con ella.
—Yo digo que hay que ir a ver si ya lo mató —dijo Thomas antes de girarse hacia los gemelos— a ver, levante la mano quién quiere ir primero.
—¡Arruecho! —le dijo Jack— ¿Porqué mejor no vas tú?
—Coño, ¿Al más webon si, verdad? —ironizó.
Esos británicos empezaron a armar su despelote para ver quién iba a ir y Teresa trataba de meterles un quieto a cada uno para que dejaran el escándalo.
Mi barriga rugió e inmediatamente miré a Dylan, pues como su mano estaba dandome caricias mientras me abrazaba, seguro que había sentido eso.
Sonrió.
—Tienes hambre, ¿Verdad? —murmuró.
—En banda, tengo ganas de comer pollo frito de ése que siempre compramos en el Mall —hice un puchero para que no se negara a comprarme mi vaina porque era bien capaz de decirme, "en la casa hay pa hacer arepas", como el maldito de Froy.
—¿Y qué hay de George? —preguntó— ¿Quieres que lo dejemos en esto?
—De todos modos lo van a joder cuando nos vayamos, hay que estar claros, que estos brolleron nos cuenten después —me reí— anda, amor, por favor.
Sonrió dulcemente dándome a entender de que me había salido con la mía.
Se levantó y yo lo seguí con flojera.
—Epa, ¿Ya se van? —preguntó Teresa— mrk, pero si aún no se ha prendido el peo.
—Vamos a salir —le tiré esa para que no se viniera de rabo— de todas maneras más tarde te escribo para que me eches bien el chisme.
Teresa aún no muy convencida decla vaina, accedió. Esa estaba clara de que a mi me pasaba algo, pero aún no podía decirle, pues de por si ni con mami había hablado.
Mrk. Justo cuando Dylan y yo caminamos hacia el pasillo, la puerta de la cocina se abrió.
Nojoda, inmediatamente nos regresamos a ver el brollo.
Mrk salió Grace primero y nosotros pilas... hasta que detrás de ella apareció el viejo malvado sin un solo rasguño.
Todo bufamos y empezamos a rotarnos los cobres de la apuesta.
—Bueno, por lo que veo todo está en orden —dijo Thomas.
Jorjius le hizo seña de "mrk, espérate".
Grace caminó hacia Yubis y se le puso en frente con su bolso de sobre en la mano.
Ay papá.
—¿Cuánto? —preguntó seriamente.
Yubis levantó la vista despectivamente de su teléfono y la miró de pies a cabeza.
—¿Y tú qué quieres?
—¡YO QUIERO SER LA TRADUCTORA! —Teresa voló del mueble y se les pegó. Aclaró su garganta— te pregunta que cuánto.
Yubis frunció el ceño.
—¿Cuánto qué?
Teresa miró a Grace.
—¿Cuánto qué, mi amorcito?
Grace comprendió lo que hacía Teresa.
—¿Cuánto dinero va a querer para largarse de aquí y dejar en paz a Georgie? —le dijo.
Teresa se giró.
—Digo y cito: ¡MIRA, MALDITA! ¡¿CUÁNTO COBRE QUEREIS PARA DEJAR A MI MACHO QUIETO, AH?!
Me pegué en la frente.
Yubis se creyó lo que le dijo Teresa y miró feo a Grace.
—Dudo mucho que con esa pinta de pela bolas pueda igualar la fortuna de Jorjito, aquí la única que debería irse pal carajo es ella.
Teresa miró a Grace.
—Digo y cito: que te va a quitar al macho te guste o no porque ese es su marido, que no seas tan puta y que la que se debe ir sos vos. Ve, tía Grace, yo no me la calo, sientale un solo coñazo ahí, ¿Si va?
Grace la miró indignada.
—¡BIEN! ¡SI NO QUIERES LLEGAR A UN ARREGLO, SUPONGO QUE DEBEREMOS LLEVAR ESTO A UN PLEITO LEGAL! —mielda, se arrechó— O le das el divorcio a George, o yo misma me aseguraré de que no sólo te vayas, sino de que te quedes sin un centavo de sus bienes.
Todos pelamos los ojos.
Teresa empezó a brincar y se giró a Yubis.
—O le das el divorcio al viejo maricón o ella misma te cae a coñazos, maldita.
—¡Vergación con vos! —Jorjius corrió a Teresa de ahí antes de que siguiera prendiendo ese peo. De por si, las dos se miraban con una arrechera descomunal— Yubis, no hay nada más que hablar, nojoda. Yo siendo tú me doy el divorcio por las buenas.
Yubis se levantó del mueble y dio un paso pa intimidar al Jorjius. Nojoda, Grace dio otro y le puso la mano a Jorjius en el hombro marcando su territorio.
Ay, mrk. AY MRK.
—A ver, ¿Y si no me da la gana?
En ése momento sonó el timbre.
—¡Chamo, pasa que está abierto! —gritó el Jorjius.
Segundos después, por el pasillo apareció tremendo señor con un fancy traje y portafolios, el olor a colonia era arrechisimamente rico, mrk.
—Échame el cuento, papi —saludó al Jorjius como si fuesen amiguis— ¿A quién vamos a dejar en la quiebra ésta vez?
MARICA, ES MARACUCHO, NPS AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA AMO A LOS MARACUCHOS, NOJODA.
Jorjius sonrió con autosuficiencia y miró a Yubis.
Mierda, no, esa sonrisa no.
Mrk, esa cara la pone cuando trama una vaina, susto.
—¿Quién es el viejo? —preguntó Yubis.
El man como que pareció ofenderse, porque le contestó.
—¿Cómo que viejo, maldita? Ve que con mi labia te dejo hasta en la calle con sólo hablarle al juez.
Erga. Y DE PASO ES ABOGADO, UN ABOGADO MARACUCHO! Se jodió Yubis.
—Yubis, éste es Sergio Torres —señaló al man— jefe de mi bufete de abogados privado. Demandé a Julian por dos millones de dólares sólo porque me caía mal, y gracias a Sergio el juez falló a mi favor.
A LA VERGA, ¿ÉSTE ES EL MAN QUE LE CONSIGUIÓ ESOS MILLONES A JORJIUS? Mrk, tengo un nuevo idolo.
—En resumen: o le das el divorcio a mi cliente, o te dejo de patitas en la calle, mami —le dijo el man.
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Weeeeenas, llegó abril. Tan invitados pa la fiesta por videollamada que vamos a hacer Froy y yo por nuestro cumpleaños el 27 de abril.
Nah, mentira, QUÉDATEENTUMAMERTACASA.
Así como los de la promo 2020 se quedaron con las ganas de hacer su acto de grado JAJAJAJAJAJA.
Mich out.
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