Renacer
En los días siguientes tras vencer a aquella hechicera, todo había continuado con su curso natural. Los jóvenes entrenaban y aprendían un poco más sobre los monstruos; cada semana, Vlad y yo nos permitíamos darle rienda suelta a nuestra relación. Nada había cambiado... O al menos eso creí
La noche que mi vida dio un giro transcurrió como cualquier otra, solo que desperté a mitad de la noche para beber un poco de agua. Al salir de mi habitación, noté como Vlad caminaba hacia la salida, llevaba en sus manos un pequeño saco. Aquello no me habría extrañado de no ser porque, además, llevaba ese libro rojo. Decidí seguirlo. Se internó en el bosque, en una zona casi oscura; cuando llegó hasta un acantilado, de la bolsa sacó algunas velas, las cuales encendió formando un círculo, dentro del cual hizo una estrella de sal. Cuando todo estuvo listo, se hincó sobre la estrella, extendiendo sus brazos a ambos lados
*-Domine umbrarum te rogo ut dones mihivitamaeternam pro anima mea-* dijo, al mismo tiempo que se cortaba la palma de su mano con su daga. Me negaba a creer lo que mis ojos veían, Vladislaus había traicionado a todo por lo que creíamos, a su padre... Y a mí. Saqué mi daga, la misma que él me obsequio una de esas noches. Con total sigilo me acerque, mi mano me temblaba; cuando estuve detrás de él, lo sujete del cuello y clave la daga en su pecho. Su reacción fue levantarse del suelo al mismo tiempo que me empujaba. Sus ojos se abrieron enormemente al descubrir quien lo había atacado –M-Massiel...-
-¿P-Porque Vladislaus?-. No puedo decir con certeza que lo afectó más, mi pregunta o que lo había llamado por su verdadero nombre –Perdóname, pero no puedo ir en contra de mis creencias-
Con todo el dolor en mi corazón, me aproxime hasta él; apenas y soltó un leve quejido cuando volví a clavar mi daga en su pecho, esta vez, en su corazón. Al verlo escupir un poco de sangre, mis ojos se inundaron de lagrimas, una mano se poso sobre mi mejilla –Todo lo hice por ti, Massiel, para estar juntos-
-C-Cállate- dije, apenas con un hilo de voz, mientras escondía mi rostro en su pecho
-T-Te amo-
Pronto dejé de sentir la calidez de su cuerpo, el sonido de un golpe contra el suelo anunciaba que el amor de mi vida había muerto. Por fin mis mejillas se empaparon de lágrimas, pronto escuché el sonido de pisadas acercándose, se detuvieron justo al borde del círculo
-R-Rezin... ¿Qué sucedió?- pregunto Valerious, con la voz completamente rota. Fue en ese momento que decidí no callar más
-Perdóname, Valerious, tenía que hacerlo-. Todos se sorprendieron al escuchar mi verdadera voz, me quité el collar que me reconocía como "el" líder de la corte, entregándoselo –No soy digna de seguir luchando con ustedes. Por favor, hazte cargo de ellos ahora-
-Lo haré-
Miré por última vez el cuerpo de mi amante, retirándome de aquel lugar ante la atenta mirada de los demás. No tomé ninguna de mis cosas, salí de Transilvania solo con lo que llevaba puesto, sin ningún rumbo. Los días pasaron, apenas si comía, solo caminaba. Cruce montañas, prados, desiertos, fue una noche de Luna llena que llegué hasta un acantilado; todo me recordó a esa maldita noche. Pronto me invadió una sensación de angustia, un miedo terrible por saber que jamás lo volvería a ver, por saber que había fallado en mi misión. Me deje caer de rodillas al suelo, agachando la mirada y permitiendo que las lágrimas humedecieran la tierra –P-Por favor... N-No quiero recordar esto... Se los ruego. P-Permítame olvidarlo todo-
De pronto, una intensa luz apareció frente a mí, me sentía indigna que ni siquiera alce mi cabeza. Algo se poso en mi cabeza –Massiel... Tu buena labor protegiendo a los humanos te hace acreedora a tu petición. Olvidarás todo, incluyendo tu vida de mensajera, dándote la oportunidad de iniciar... Como una humana-
El peso en mi cabeza, así como la luz, se desvanecieron. Pronto me invadió un enorme cansancio, no me importó que corriera un viento helado, simplemente me recosté y me quede profundamente dormida. Al despertar, no podía recordar que hacía en ese lugar, mucho menos quien era yo. Solo me levanté del suelo y emprendí mi camino, me alimentaba de frutos que recolectaba de los arboles, a veces lograba pescar en los ríos o pequeños lagos. Ese fue mi día a día por varios años, solo supe eso gracias al cambio de estaciones. Pero hubo un tiempo donde no lograba conseguir nada de alimento o agua, y mis ropas sucias y rotas me daban la apariencia de una vagabunda, lo cual me dificultaba aun mas conseguir un pedazo de pan
Una noche, llegué hasta una ciudad, algo pequeña. Lo que parecía un enorme palacio estaba rodeado de grandes pilares, sobre los cuales había figuras a tamaño real de otras personas. Las piernas me pesaban, cada paso que daba era como pisar brasas ardiendo; apenas llegué a los escalones del palacio, todas las fuerzas me abandonaron, dejé caer mi cuerpo al suelo. Lo último que vi antes de caer en un profundo sueño fue a un hombre, algo mayor, vestido de rojo que se acerco a mí
*Traduccion del latin: Señor de las sombras, te ruego que me des vida eterna para mi alma
Holi, holi, ¿Como han estado, muchachos? Apenas logre recuperarme de ayer, como celebramos a nuestra Virgen de Guadalupe, realizamos una kermes en la iglesia a donde voy, y termine demasiado agotada. Ya saben que si quieren que los etiquete en el proximo capitulo, solo deben escribir en comentarios sus opiniones o darle una estrellita, tampoco olviden compartir para poder seguir creciendo. Nos vemos el proximo viernes, bay!!
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