Acabar con monstruos es algo que he hecho desde que tengo memoria, llegue al grado de parecerme algo normal el ver el verdadero rostro de los monstruos. Pero el... Provoco algo completamente diferente en mí. No sabía porque, no sabía si eran sus ojos azules, su piel pálida, o esos cabellos azabaches recogidos en una coleta. Pero debía reprimir esas emociones, debía aprovechar cada segundo que me brindaba la maldición para detenerlo, pero no contaba con que la Luna sería cubierta por las nubes

-¿No te mencione antes que fuiste tú quien me asesino? Pero no te preocupes, mi querida Massiel, jamás te he guardado rencor. No podría guardar ese sentimiento contigo... Mi única novia-. Quise huir, pero él era mucho más rápido que yo; me sujeto por la espalda, no logre ni siquiera moverme, a pesar de todos mis esfuerzos –No te asustes, mi amor, solo dolerá un poco-

Pronto sentí un pinchazo en el cuello, seguido de un intenso ardor. En ese momento, sucedió, fue ahí cuando recordé como había comenzado todo

Mi fascinación por los humanos fue la razón principal, esa fascinación por su capacidad de cambiar, física como mentalmente, desde el momento que nacían. Lo que a muchos podían considerar algo tan banal, para mí era increíble. Cuando un serafín, ángel o mensajero (Como yo) llegaba al cielo, simplemente aparecíamos, con nuestro propósito ya fijo. Al principio, daba todo de mí para hacer mi labor, pero el pasar de los años hizo que mi existencia se volviera cada vez más monótona

-¿Estás segura? Lo que me pides es demasiado peligroso, Massiel-

-Lo sé, pero muchos humanos han perdido la vida a manos de los monstruos. Quiero ayudarlos, que puedan protegerse a sí mismos, a sus familias-

-Massiel, se que haces esto porque perdiste el entusiasmo en tu labor-

-No negare que hay algo de razón en eso, pero deseo ayudarlos. Si las cosas siguen ese rumbo, el ganara-

-Debo advertirte que si bajas, lo harías con tu género. Y sabes perfectamente lo complicado que eso es-

-Lo sé, estoy dispuesta a correr el riesgo-

-De acuerdo, solo... Ten mucho cuidado, Massiel-

Una intensa luz cegó mis ojos, sentía que todo me daba vueltas; no puedo asegurar cuanto tiempo pase con aquella extraña sensación. Al abrir los ojos, me encontraba en un lugar diferente, estaba en un bosque bajo la penumbra de la noche, apenas iluminada por la Luna. Me acerque hasta un lago, gracias al reflejo del agua, pude mirarme por primera vez. Tenía el cabello negro, un poco largo, piel blanca como las nubes y ojos cafés cual canela. Lucia como una humana. Por supuesto que no llevaba nada puesto, no me preocupe demasiado gracias a la oscuridad, pronto encontré una pequeña casa. En un árbol colgaban algunas prendas, todas para varones; no me quedo otra opción que tomar un pantalón y una camisa

Al lado del árbol estaba amarrado un caballo, se dejo acariciar por mí, tal vez podía sentir quien era yo realmente. Lo desamarre y subí a su lomo, así fue como emprendí mi viaje. La ciudad más cercana era Transilvania, era el lugar perfecto, pues ahí parecían centrarse los ataques de los monstruos. Tarde aproximadamente un día en llegar, habría durado menos, pero no era justo forzar demasiado al animal. El lugar era frio, tan nublado que apenas se podían ver los rayos del Sol; inmediatamente atraje la atención de todos -¿Qué es lo que busca, muchacho?-

¿Muchacho? Ese hombre creía que yo era uno, me mire, la ropa era lo suficientemente holgada que no permitía divisar mis senos; recordé las palabras de mi superior "Con tú genero, sabes perfectamente lo complicado que eso es". Fue a partir de ese momento que use otro tono de voz –La Santa Sede escucho sus peticiones de auxilio, fui enviado aquí con el propósito de ayudarlos, ante los monstruos que los acechan-

Algo no muy lejos de donde me encontraba cayó al suelo, el sonido del golpe asusto al caballo; trate de calmarlo, pero termino alzándose sobre sus patas traseras, no alcance a sujetarme, sentí que mi cuerpo comenzaba a caer. Cerré los ojos esperando el golpe, pero en su lugar, algo me atrapo en el aire. Volví a abrir los ojos, me encontré con un par de topacios que me miraban fijamente; aquello provoco que mis latidos se volvieran cada vez mas rápidos, llegando al grado de creer que moriría ahí mismo -¿Estás bien?- me pregunto el dueño de esos ojos, fue la primera vez que lo vi

Logre componerme, al mismo tiempo que bajaba de sus brazos –S-Si, muchas gracias-

-Disculpe, ¿Cómo es que podría ayudarnos contra los monstruos, joven...?-

-Rezin, mi nombre es Rezin... La Santa Sede me envió aquí para crear un grupo, conformado por hombres fuertes que no teman enfrentarse a los monstruos. Fui entrenado por ellos desde pequeño, y ahora, yo les enseñare a pelear-

-¡¿Estas demente?! No estás pidiendo que arriesguemos nuestras vidas-

-Es eso o dejar que los monstruos acaben con sus familias, ellos no tendrán ninguna piedad con ustedes-

-Por favor, retírese, solo está diciendo estupi...-

-¡¡Gorgona!!-

Hola, chicos, les doy la bienvenida a este nuevo fanfic, espero que les llame la atencion y lo compartan con sus amigos para poder hacerla crecer. Se actualizara cada viernes, asi que si quieren que los etiquete en el proximo capitulo, solo escriban en comentarios sus opiniones o denle una estrellita. Nos vemos el proximo viernes, bay!!