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⚛Me enamoré de ti

Era lunes por la mañana, Yoongi había pasado el resto del fin de semana lamentándose y pensando en qué podía hacer para recuperar a Jimin y no morir en el intento.

Primero pensó que una carta sería buena, pero lo vio como una manera cobarde de arrepentirse por sus errores.

Así que decidió hablar con él de frente, por eso esperó hasta el lunes, para poder verlo en la Universidad. Fue una espera larga y dura, muy dura.

Jimin llegó antes que él al campus, encontrándose en el acto con Jungkook, Jin y Hobi, no los había visto desde el anterior viernes.

—Hola chicos.—dijo sonriente al verlos en la entrada.

—¡Hola Jiminie!—Hobi lo abrazó y éste se quejó un poco—Ay perdón perdón, ¿estás bien?—lo soltó preocupado.

—Sí, sólo que me duele todo.—sonrió leve.

—¿Todavía?, el sábado que te vi en la mañana también estabas adolorido.—Jungkook rió.

—Sólo te diré que nunca compres pastillas de un dólar, no sirven para nada.—Jimin siguió la risa por algunos instantes.

—¡Oh por dios Jimin, ¿qué te pasó en el cuello?!—Hobi se sorprendió al ver la marca aún muy notoria.

—¿Eh?—se cubrió rápidamente con la bufanda que portaba, se había desacomodado—Nada nada, me pegué.

—¿Te lo hizo Yoongi?—Jimin se sonrojó casi al mismo tono que el cabello de Kook por el comentario de Jin—¡Aprovechado!, casi te arranca la piel.

—Vamos, no es para tanto Jin...—dijo nervioso—Se quitarán en algún momento.

—Parece que tuviste una pelea a muerte en lugar de otra cosa.—bromeó—Hablando de, miren quienes llegaron.

Los cuatro chicos miraron discretamente detrás de ellos, pudiendo ver aquellas caras tan conocidas cruzar la reja de la escuela.

—Yo los espero en el salón ¿sí?—Jimin comenzó a caminar con la mirada baja.

Yoongi se dio cuenta de ésto y corrió hacia él, llegando antes que sus amigos y tomándolo de la muñeca antes de que pudiera alejarse más.

—¡Espera!—dijo en cuánto lo sujetó—Por favor... ¿Podemos hablar?

—No hay nada de qué hablar.—ni siquiera lo miró—Se hace tarde, déjame ir a mi aula.

Los chicos presentes se sorprendieron de la escena, pareciera que habían cambiado de personalidad de un momento a otro. Los mayores nunca habían visto a Yoongi casi rogándole a alguien, y los menores jamás habían escuchado a Jimin hablar tan fríamente.

—Por favor, dame la oportunidad.—se escuchaba como si estuviera a punto de llorar.

—No puedo, esa fue la promesa ¿recuerdas?—él sí soltó pequeñas lágrimas y por fin se safó del agarre—Adiós, chicos, los veo en un rato.

Dicho ésto se fue casi corriendo hacia el edificio de su clase, dejando a cinco amigos sorprendidos y a uno más al borde del llanto.

—Soy un idiota.—gruñó con molestia.

—Lo sabemos.—Nam se acercó a él—¿Y ahora qué piensas hacer?

—Creí que no lo querías.—añadió Tae confundido acercándose a Kook.

—Por eso aceptaste el trato ¿no?—el pelirrojo sonaba igual de confundido.

—Pero... Ahora lo amo...—no logró contener más sus lágrimas.

—Ven, se los dije, todo puede pasar en un día.—suspiró Jungkook—Amigos, qué piensan, ¿ayudamos?

—Ajá, ¿cómo?, no será nada fácil convencer a Jimin sin que llore.—cuestionó Jin.

—Yo lo hago, soy su mejor amigo... Puede que lo convenza.—Kook miró a Yoongi—Pero debes decirle todo, porque sólo tendrás una oportunidad.

—Si la desperdicias, no podremos meternos más.—sentenció serio el peli-lila.

—Gracias...—suspiró pesado.

Unos segundos después de esa plática escucharon el timbre, indicando que estaban por cerrar la entrada y debían estar ya en sus respectivas aulas. Cada quien se fue a su clase correspondiente, con unos ánimos no tan buenos.

—Jiminie... ¿Estás bien?—dijo Jungkook llegando a su pupitre.

—Nos preocupaste mucho...—llegó enseguida Hobi.

—S-sí estoy bien...—se limpió rápidamente los rastros de lágrimas—No se preocupen.

—Queremos hacer algo para ayudarte...—Jin se sentó en su pupitre, a lado de Jimin—Promete que aceptarás.

—Depende de qué sea...—lo miró extrañado—Si incluye a Yoongi... Entonces no gracias...

—Déjanos tratar de ayudarlos, él nos pidió una oportunidad para hablar contigo.—Jin lo tomó del brazo ligeramente.

—Probablemente sea bueno lo que quiera decirte.—el menor lo abrazó por los hombros.

—Nosotros te metimos en ésto, déjanos tratar de terminarlo.—añadió el castaño en tono desanimado.

—Vale...—suspiró pesado—Hablaré con él una sola vez... No más, ¿de acuerdo?, y si sale mal, les tocará consolarme...

—¡Trato hecho!—sonrieron y lo abrazaron al mismo tiempo.

En eso llegó su profesor y dieron inicio sus clases. Era cuestión de esperar cuatro horas... Cuatro aburridas y estresantes horas.

Sonó el timbre que anunciaba el descanso, y los cuatro amigos bailarines salieron de su aula a paso rápido, con el fin de llegar antes a la cafetería y ésta vez comer bien.

Por fortuna, lo lograron y pudieron comprar buenas sodas y ensaladas para compartir entre ellos.

Luego de comer, se dirigieron al gimnasio, pues ahí habían quedado de verse con los chicos deportistas horas atrás, dándole ánimos a Jimin mientras iban en camino.

—Me arrepentí... Mejor vámonos ¿sí?....—decía con nervios.

—Ya estamos por llegar.—animó Hoseok.

—No... No, no puedo.—detuvo su paso.

—Jiminie, por favor, si algo sale mal estaremos contigo, y si tú quieres no volveremos a acercarnos ninguno a ellos... Pero sólo... Escúchalo.—pidió Kook con cara de súplica.

—largó un suspiro—Okey...—entraron al gimnasio.

De nuevo vacío como era costumbre, sólo con tres presencias ahí.

—Sí vinieron.—sonrió Tae acercándose—Eh... Deberíamos irnos...

—Sí... Hay que darles espacio.—Namjoon miró a Yoongi y a Jimin.

—Te veremos al final del receso ¿sí?—dijo Jin antes de irse con los demás.

Dejándolos solos en aquel gimnasio donde comenzó todo, ambos se quedaron en silencio sin saber muy bien por dónde iniciar. Jimin con su mirada fija en el suelo, y Yoongi observando al menor con un gesto de ternura y tristeza.

—Jimin...—dijo por fin—Mírame ¿puedes?...

Obedeció con dificultad, sentía que si lo miraba a los ojos lloraría en cualquier segundo.

—¿Qué tenías que decirme?—soltó lo más serio que pudo.

—Yo...—no sabía cómo empezar su extraña explicación—¿Cómo te lo digo?...—pensó en voz alta.

—No sé de qué hablas.—lo miró confundido.

—Hablo de...—Yoongi suspiró—De lo que siento.

Se acercó más a Jimin quedando frente a frente, teniendo que voltear ligeramente hacia abajo por su diferencia de altura.
Lo miró a los ojos, notando que el menor retenía sus lágrimas.

—Yo... Te amo Jimin.—admitió nervioso, pero seguro de lo que decía—Te amo enserio.

—Mientes...—bajó la mirada—Nadie ama a otra persona tan rápido.

—Entonces yo rompo la regla.—lo tomó de las mejillas suavemente para hacer que lo viera—Me enamoré de ti Jiminie... Por completo.

—Sé lo que decías de mi, decías que yo era todo lo que no querías, que no era tu tipo.—sintió como sus lágrimas empezaron a salir—¿Me lo vas a negar, Min Yoongi?

Al mayor se le formó un nudo en la garganta, no sabía por qué medio se había enterado de esas palabras, pero sin duda se arrepentía de haberlas siquiera pensado.

—N-no puedo negar que lo dije... Pero confía en mi ahora, por favor... Lo siento...—también comenzó a llorar—Me cautivaste desde que fuimos a tu cafetería favorita... Cuando te besé la primera vez... Cuando me dijiste por primera vez un apodo tierno... Simplemente me enamoraste...

Ambos desbordaban sus emociones a modo de llanto, sin contenerlas más. Jimin quería creerle, de verdad quería, pero le parecía algo difícil después de lo que escuchó antes, y del comportamiento tan indiferente que recibió en un principio.

Yoongi sólo rogaba al cielo que confiara en él y lo dejara recuperarlo. Quería amarlo como se merecía.

—Cariño...—dijo acercando más su rostro al del contrario—¿Puedes quedarte conmigo, por favor?...

—¿Cómo puedo comprobar lo que dices sentir?—cuestionó con la voz rota.

El pelinegro limpió delicadamente sus lágrimas, bajó sus manos hasta su cintura abrazándolo contra él y luego terminó con la ya poca distancia entre ambos, sellando los labios rosados de Jimin con el beso más tierno y dulce que pudo otorgarle, lleno de todo su amor.

El rubio, unos cortos instantes después, posicionó sus brazos alrededor del cuello ajeno, dando a su mayor la respuesta que esperaba. Lo había perdonado, y además recuperado.

Esperen aún no se vayan, falta un pequeño epílogo aquí abajito, por aquello de cerrar bien la trama.

Los amo.❤

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