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capítulo 9: ¿Cómo empezar?

Mierda, Jungkook estaba jodido.

El sonido de la alarma levantó a Jungkook de su profundo estado etílico. Todavía estaba tumbado en la cama de la habitación donde Jimin lo había abandonado. A su lado, había tres chicos desconocidos esparcidos en la cama, ¿Cómo carajos había terminado durmiendo con extraños?, con cuidado se deslizó fuera de las sábanas tratando de no despertar a nadie y fue al baño.

Se vio en el espejo, y maldición... Su rostro estaba desfigurado por unas profundas ojeras, y cada centímetro de su piel mostraba rastros de los golpes de la noche anterior, junto con pequeños residuos de sangre seca. No podía creer lo que estaba viendo; se había permitido caer tan bajo que ni siquiera reconocía a la persona que lo miraba desde el espejo.

Estaba en una casa extraña, cargado de recuerdos amargos, una resaca que lo aplastaba y un cuerpo lleno de moretones. Había caído muy bajo, y lo sabía. Se lavó la cara con sus manos temblorosas y salió de ese lugar lo más rápido que pudo, dejando atrás los problemas que había creado en las últimas horas.

Al caminar bajo el sol de la mañana, todo parecía tranquilo, pero la luz brillante casi lo cegaba. Era el momento de enfrentar la realidad, de recapacitar sobre lo que había sucedido, todo era culpa de él y sus malas decisiones.

La sensación de querer vomitar no era simplemente por todo el alcohol que había tomado; era por todo lo que había pasado. La sensación de haber decepcionado a todas las personas que amaba era devastadora, como una sombra pesada que lo envolvía y no lo dejaba escapar. La impotencia se apoderaba de su pecho, apretándolo con tanta fuerza que cada respiro se volvía una batalla. ¿Por qué tenía que ser de esta manera? Trataba de esforzarse para poder alcanzar "el ser mejor", pero nunca era suficiente... jamás llegaba a hacer las cosas bien.

Las palabras de Taehyung resonaban en su mente, como una herida abierta que no dejaba de sangrar... Sabía que era un cobarde, lo había aceptado, pero el miedo a ser herido, a fracasar una vez más, lo paralizaba. ¿Qué podía hacer ante eso? Se sentía indefenso y pequeño.

El universo, en su cruel manera de actuar, parecía decidido a hacerlo sufrir. Jungkook solo quería huir, refugiarse en su habitación, rodeado de su música y el dulce consuelo del helado.

Estaba agotado, no solo físicamente, sino en todos los aspectos.

Solo tenía 19 años, pero el peso del mundo ya parecía demasiado para soportar. Quería todo lo que veía en los demás: amigos, un buen futuro, un novio que lo amara, ser alguien interesante, alguien que se amara a sí mismo. Pero alcanzar eso parecía imposible, y esa desesperación solo alimentaba más su sensación de fracaso.

¿Cómo podía ser feliz cuando todo parecía destinado a fallar? Se sentía culpable, como si cada uno de sus actos solo lo arrastrara más hacia el abismo. Estaba perdido, sin una dirección clara, consciente de que todo lo que hacía estaba mal, pero sin la menor idea de cómo arreglarlo. ¿Cómo podía mejorar cuando ni siquiera entendía cómo empezar? Era como un laberinto sin salida, donde cada pensamiento solo lo llevaba más profundamente en la oscuridad.

Jungkook levantó la vista con pesadez y suspiró, había ido a la casa de uno de sus mejores amigos, sabiendo que le debía mucho más que un celular nuevo. No tenía claro por dónde empezar, ni qué hacer con su vida o cómo convertirse en una mejor persona, pero algo dentro de él se rehusaba a rendirse. No quería perder otro amigo, no podía permitirse alejarse de alguien más.

Se acercó a la ventana de Yoongi con unas cuantas piedras en la mano, dispuesto a llamar su atención de la manera más directa que se le ocurrió: "Lanzando piedras a su ventana". Sin embargo, en su primer intento, lanzó una piedra que terminó rompiendo el cristal.

El sonido del vidrio haciéndose añicos resonó en la tranquila mañana, y un momento después, Yoongi apareció en la ventana con su rostro reflejando una mezcla de enojo y desconcierto.

—¿Qué mierd...? ¿Jungkook? ¿Por qué acabas de romper mi ventana? —gritó Yoongi desde arriba, claramente molesto—. ¿Todavía sigues drogado?

Jungkook alzó las manos en un gesto de rendición soltando las piedras.

—Yoongi, lo siento muchísimo. Sé que ayer me comporté como un idiota, como el peor amigo del mundo, y fui un egoísta total. Te hice pasar una noche horrible, me descontrolé por completo, y ahora hasta rompí tu ventana... —rió nerviosamente, tratando de aliviar la tensión—. Pero sabes que no fue mi intención. Ninguna de estas cosas lo fue.... Por favor, perdóname, sabes que te quiero un montón, y la idea de perder tu amistad... no podría soportarlo. ¿Quién me contaría esos tontos chistes que nunca me hacen reír? ¿Con quién criticaría a las personas que no saben vestirse bien? Eres un gran amigo, Yoongi. De verdad lo siento.

Los dos se quedaron en un silencio incómodo, Jungkook sentía que sus disculpas tal vez no eran suficientes. Al ver que Yoongi se alejó de la ventana sin decir nada, una punzada de desesperanza se instaló en su pecho, apretándole el corazón... sabía que todo estaba jodido. Las lágrimas comenzaron a agolparse en sus ojos mientras el pensamiento de haber perdido a otro amigo por completo lo mataba. ¿Realmente valía la pena arriesgarse si siempre fallaba? Justo cuando estaba a punto de darse la vuelta e irse, la voz de Yoongi lo detuvo, seguida de un golpe en la cabeza.

—Jeon, sabes que somos hermanos. Solo fue una discusión. —dijo Yoongi, recostándose en el marco de la ventana con una sonrisa en el rostro—. Los hermanos jamás se separan, siempre están juntos.

Jungkook parpadeó, aún procesando lo que acababa de suceder. Sintió un alivio profundo, como si un peso se levantara de su pecho.

—Yoongi, no sabes cuánto te quiero, hermano. —respondió con su voz cargada de emoción.

—Obvio, soy el mejor. Por eso me quieres. —replicó Yoongi con una sonrisa traviesa, lanzándole un beso al aire—. Y por cierto, lo que te tiré en la cabeza fue mi celular anterior. Tienes que comprarme uno nuevo, no puedo estar desconectado de las redes sociales.

Jungkook soltó una carcajada, el humor de Yoongi siempre lograba aliviar la tensión.

—Está bien, te voy a comprar el mejor celular de 50 dólares. —bromeó mientras guardaba el celular destrozado en su bolsillo.

—Eres un tacaño, Jeon.

—Soy tu mejor amigo, Min.

Antes de que pudieran seguir con su intercambio habitual, una voz familiar irrumpió en la conversación. Taehyung apareció por la ventana de Yoongi, con una mirada curiosa.

—¿Ya, pero son solo mejores amigos, no? Porque a Jungkook le gusta Jimin, y fue su mejor amigo. —dijo Taehyung mirando fijamente a Jungkook—. ¿Entre ustedes no ha pasado nada?

—Tae, ¿Acaso no escuchaste que es como mi hermano? —dijo Yoongi con un tono suave antes de plantar un beso en los labios de Taehyung—. Yo solo te quiero a ti, amorcito.

Jungkook se quedó inmóvil, parpadeando mientras procesaba lo que acababa de presenciar.

—Siento que me perdí de algo importante... —murmuró el pelinegro, aún un poco confundido mientras observaba a la pareja de arriba devorándose a besos—. Pero los dejo solos. Ya después me cuentas, Yoon.

—¡Espera, Jungkook! —la voz de Taehyung lo detuvo justo antes de que pudiera alejarse del todo. Desde la ventana, Taehyung lo miraba con una expresión llena de sinceridad—. Quería disculparme por lo de ayer. No estaba pensando correctamente. Yo no creo que seas un fracasado ni mucho menos alguien que no pueda cumplir lo que se proponga. Solo te dije eso por el enojo, al pensar que estabas engañando a Yoongi. Lo que realmente pienso de ti es que eres fabuloso, una persona que tiene una manera única de ver el mundo. Vi tu cortometraje, el que Yoongi me mostró sin tu permiso, y realmente sentí el amor que transmites. Eres mágico. —hizo un gesto de ánimo con los dedos—. No sé qué problemas tengas o cómo te sientas, pero recuerda que nuestra mayor debilidad reside en rendirnos. La forma más segura de tener éxito es intentarlo una vez más.

—¿Esa frase no la dijo Thomas Edison? —Yoongi lo miró de reojo, arqueando una ceja con una ligera sonrisa.

—Amor, shh... no cortes mi momento de sabiduría. —respondió Taehyung, colocando un dedo en los labios de Yoongi para callarlo suavemente—. Y disculpa por los golpes. Si necesitas ir al médico, me avisas para atenderte gratis —añadió con una sonrisa antes de abrazar a Yoongi.

—Gracias a los dos. —comentó Jungkook, sonriendo—. Me voy, sigan besándose tranquilos.

Jungkook se despidió de ellos y comenzó a caminar hacia su casa. Aunque se sentía mejor después de las palabras de Taehyung, había una tristeza persistente en su pecho que no podía ignorar. Una sensación aguda que lo hacía sentir como si algo lo estuviera carcomiendo por dentro, impidiéndole estar completamente en paz. Cuando finalmente llegó a su casa, se quitó los zapatos y se dejó caer pesadamente en el sofá, agotado después de haber caminado tanto.

—¿Estas son horas de llegar? —su hermano mayor apareció en la sala, tomando asiento en el sofá frente a él con una expresión de preocupación—. Son las tres de la tarde.

—Lo siento. —murmuró Jungkook, aún tumbado boca abajo en el sofá con su voz apagada.

—Siéntate bien. —pidió Seokjin. Jungkook, sintiendo la autoridad en su voz, se incorporó y se sentó correctamente sin muchas ganas—. ¿Qué carajos le pasó a tu rostro? —gritó Seokjin al acercarse, asustado al ver los moretones y cortes que marcaban la cara de su hermano menor.

—Han pasado tantas cosas. —respondió Jungkook cansado, como si cada palabra pesara toneladas. Sus ojos mostraban un vacío que no podía esconder.

Seokjin lo observó en silencio por un momento, notando la tristeza que emanaba de Jungkook. El mayor suspiró, sabiendo que su hermano estaba pasando por algo que no se resolvería con simples palabras.

—¿Quieres hablar de ello? —preguntó Seokjin suavemente, intentando ofrecerle un espacio seguro.

Jungkook dudó por un momento, mordiéndose el labio inferior. Quería soltar todo, quería contarle a su hermano lo perdido que se sentía, lo abrumado que estaba por sus propios errores.

—Si. —contestó Jungkook con la mirada perdida—. Quiero hablarlo.

—Está bien, me cuentas mientras te limpio tus heridas.

Jungkook observó en silencio cómo Seokjin se alejaba a buscar el botiquín de primeros auxilios. Su mente estaba revuelta, tratando de encontrar la manera de explicar todo lo que había sucedido.

¿Cómo iba a contarle a su hermano mayor lo que había pasado? ¿Por dónde debería empezar?

—Listo. —anunció Seokjin al regresar con alcohol y algodón, acercándose a Jungkook para limpiar sus heridas—. Cuéntamelo todo.

Jungkook tragó saliva, preparándose para hablar.

—Bueno, digamos que Taehyung me golpeó porque pensó que le estaba siendo infiel a Yoongi con Jimin, y pues hubo una discusión... y terminó en golpes.

Seokjin levantó una ceja mientras limpiaba un corte en la mejilla de Jungkook.

—¿Pero Yoongi y tú no eran novios falsos?

—Sí, pero... Tae no lo sabía. —Jungkook se quejó cuando Seokjin tocó una herida particularmente dolorosa—. Pero ya lo sabe ahora.

—¿Qué hiciste para que te golpeara tan fuerte?

Jungkook suspiró profundamente, sabiendo que lo que iba a decir sorprendería a su hermano.

—Pues... besé a Jimin.

Seokjin dejó caer el algodón que tenía en la mano y lo miró con la boca abierta de asombro.

—¡Por fin! ¡El mundo me escuchó! ¡Por fin estás saliendo con Park Jimin! —Seokjin lo abrazó tan fuerte que Jungkook soltó un gemido de dolor—. Es el mejor cuñado que me puedes dar, lo amo, él es tan lindo. Ahora sí podemos salir todos en familia sin esa rara tensión romántica que tenías con él. Pero, a partir de hoy, se acabaron las pijamadas con Jimin. Esta casa es pura, no quiero jóvenes hormonales en...

—¡Seokjin, basta! —gritó Jungkook, sintiéndose abrumado—. No estoy saliendo con él. Le dije cosas que no quería decir, y solo lo herí. —confesó, y de repente, las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos—. Soy un maldito idiota que no puede expresar su amor por él cuando lo veo. Me quedo paralizado. Se siente tan mal haberlo perdido para siempre. Soy un cobarde que no puede decir un simple "te amo."

El dolor en la voz de Jungkook resonó en el corazón de Seokjin.

Ver a su hermano menor sufriendo así le rompió el alma. Sin decir una palabra, Seokjin se sentó a su lado y lo abrazó, pasándole un brazo por los hombros. No le gustaba ver a Jungkook así, y últimamente, parecía que esa era la única imagen que tenía de él.

—Koo... sabes que eres asombroso, ¿Verdad?

Jungkook sacudió la cabeza, las lágrimas aún cayendo por sus mejillas.

—¿Por qué todo el mundo me dice eso y yo no puedo verlo? Me duele que todos tengan tantas expectativas o esperanzas en mí y que yo no pueda cumplirlas. ¿Cómo sé si estoy haciendo las cosas bien? Solo por un día quiero sentirme bien.

Seokjin lo miró con ternura, sabiendo lo difícil que era para Jungkook lidiar con esas emociones.

—¿Sabías que las mariposas no pueden ver sus alas? Por lo tanto, no tienen idea de lo hermosas que son. Tal vez tú seas una mariposa porque eres una persona maravillosa, y simplemente no lo logras ver. —Seokjin lo abrazó más fuerte, queriendo que Jungkook sintiera el amor y el apoyo que él le ofrecía—. Jungkook, aceptarse y amarse es un proceso largo, lleno de caídas y subidas. "Ser mejor" no significa que no tengas caídas o que no estés triste. Está bien estar mal, todas las emociones son válidas. Solo tenemos que aprender a enfrentar cada una de ellas. El cambio que deseas depende de las decisiones que tomes, de los retos que afrontes... No todo saldrá bien en la vida, pero vale la pena vivirla porque cada experiencia te hará volar más alto de donde estás ahora.

Jungkook limpió sus lágrimas con sus manos.

—¿Por dónde empiezo para arreglar las cosas? —preguntó con un susurro, casi temeroso de la respuesta.

—Yo no te puedo decir eso, Koo. Tú sabes la respuesta, en lo más profundo de tu corazón. —le acarició la cabeza con cariño—. Y con respecto a Jimin, solo dile lo que sientes, arriesgate.

Jungkook negó con la cabeza, sintiendo el peso del miedo que lo había paralizado tantas veces antes.

—No puedo hacer eso, Jin. No puedo mirarlo y decirle que es la persona que más amo en el planeta. Que daría todo lo que fuera por solo un abrazo de él. Él es todo para mí, y eso me aterra.

Seokjin sonrió, su expresión cálida y tranquilizadora.

—Vamos a hallar una manera, no estás solo en esto. Yo te voy a ayudar. —aseguró—. Pero por el momento, ve a tu habitación, date una ducha larga y piensa en cuál puede ser tu comienzo para el nuevo capítulo de tu vida.

—Gracias por estar siempre para mí, hermano —dijo, abrazando a Seokjin con fuerza antes de dirigirse a su habitación.

Cuando entró por la puerta de su cuarto, sintió la familiaridad de su zona de confort envolviéndolo. Se quitó la ropa, dejándola caer al suelo sin preocuparse, y se dirigió directamente a la ducha. Abrió el grifo, dejando que el agua caliente comenzará a correr, y se metió bajo el chorro, permitiendo que las gotas cayeran sobre cada parte de su cuerpo.

Ahí, en la soledad de la ducha, mientras el agua lo envolvía, Jungkook se perdió en sus pensamientos. El sonido constante del agua cayendo le proporcionaba una especie de consuelo, un ruido blanco que ayudaba a calmar el torbellino de emociones que llevaba dentro.

Desde pequeño, su padre siempre le decía que era una persona que pensaba demasiado, alguien con una estrategia para cada problema. Era un niño que disfrutaba de sus propias aventuras, que encontraba paz en la soledad y sabía cuánto valía. Se amaba a sí mismo, o al menos eso creía. ¿En qué momento se jodió todo? ¿Cuándo sus inseguridades lo consumieron por completo? Ahora se sentía solo, como si no tuviera a nadie. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que sentirse así? Sabía que tenía a personas que lo amaban, no obstante la soledad lo acechaba sin piedad, ¿Por qué tenía que sentirse triste? Era un dolor insoportable, como si alguien le atravesara el corazón y lo apretara con tanta fuerza que estaba a punto de explotar.

Los miedos, las inseguridades, el pánico, la ansiedad... Son como una enfermedad silenciosa que se instala dentro de ti, adueñándose lentamente de cada parte de tu ser. Al principio puedes pretender que no te importa, porque empieza con cosas pequeñas, pensamientos insignificantes, acciones sin relevancia. Pero cuando esa oscuridad penetra en lo más profundo y paraliza tu mundo por completo, te quita el propósito y las ganas de enfrentar el mañana. Es entonces cuando sabes que todo está perdido.

¿Por qué no pudo detenerlo antes de que empeorara? ¿Por qué no pudo ver las señales antes de que fuera demasiado tarde?

Las palabras de su hermano resonaron en su mente: "No hay errores, sólo experiencias para ser mejores. Al fin y al cabo, sin riesgo, no hay historia..."

En aquel momento, cuando su hermano le dijo esas palabras, no las comprendió cómo debía. En lugar de enfrentarse al mundo, se escondió, evitando vivir su vida, huyendo de todo y de todos durante casi dos meses. Ahora, al mirar atrás, se daba cuenta de que había cometido un grave error, de que no entendió el verdadero significado de aquellas palabras en su momento. Todo lo que había hecho estaba mal, y la urgencia de corregirlo lo consumía.

La imagen de Jimin apareció en su mente, y con ella, una oleada de tristeza y anhelo. ¿Cómo podría decirle a Jimin todo lo que sentía sin arruinarlo todo? ¿Cómo podía encontrar la fuerza para ser honesto con él cuando el miedo al rechazo lo consumía?

Mientras el agua continuaba cayendo, Jungkook cerró los ojos y dejó que sus pensamientos fluyeran libremente. Sabía que no tenía todas las respuestas en ese momento, pero algo dentro de él comenzó a cambiar. Tal vez no tenía que tenerlo todo resuelto de inmediato; tal vez solo tenía que dar un paso a la vez.

Y tal vez, ese primer paso era simplemente aceptar que estaba asustado, pero que estaba dispuesto a intentarlo de todos modos. Con esa idea resonando en su mente, salió de la ducha de golpe, sin preocuparse por secarse completamente, con el corazón latiendo acelerado. Caminó desnudo a toda velocidad hacia su computadora y se sentó frente a la pantalla, sus dedos temblorosos se movieron rápidamente sobre el teclado mientras ingresaba a un sitio web.

No importaba que 5000 estudiantes estuvieran participando, no importaba cuán grande fuera el desafío. Él era Jeon Jungkook. Y ese era su comienzo.

Cargó el archivo del video que había estado trabajando durante semanas, ese proyecto al que había puesto todo su esfuerzo, sus miedos y sus sueños. Con un último clic, envió el video, dejándolo ir como un mensaje al universo.

Con esa chispa de esperanza encendida en su alma, se levantó de la silla y se dirigió a su cama y se acurrucó entre sus sábanas. Sintió una calma inusual... Aún había un largo camino por recorrer, pero había dado el primer paso hacía lo que él creía que era su comienzo.

Con una gran última sonrisa, orgulloso de lo que había hecho y agradecido de las experiencias que había vivido para llegar hasta aquí, se fue a dormir.  



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