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04: Muy pegajosa

—Con permiso...

Haedal sintió que era una loca sin remedio, pues aunque fácilmente hubiera podido no contactar a Seokjin de vuelta, ahí estaba ingresando a su hogar, dispuesta a que su superior le enseñara algo para que su tarea pudiera mejorar.

No podía creer que había aceptado ir hasta ahí. Tal vez la presión de no quedar mal le había obligado a aceptar, o tal vez en el fondo había ganado la curiosidad de ver si en verdad la podía ayudar. Lo único seguro es que no tenía intenciones de que le enseñara algo que no tuviera que ver con arte.

—Puedes sentirte como en tu propia casa.

—¿Si? Muchas gracias... ¿Aunque a tu familia no le molesta que esté aquí?

Seokjin se giró para verla, regalándole una suave sonrisa.

—Mis papás son las típicas personas que se le pasan de viaje de negocios y mi hermano ya se mudó hace un tiempo para hacer su propia familia.

Aunque una sonrisa decoró su rostro, Haedal sintió un ligera nostalgia en sus palabras. Ella tenía solo a su papá, pero en general siempre estaba en casa cuando ella llegaba, era un poco difícil aceptar que habían personas que llegaban y nadie los recibía. Aunque bueno, ese también era el caso de Taehyung, por lo que no era como si hubiera sido la primera vez que veía a alguien en esa situación.

Pero su mejor amigo la tenía a ella que cada vez que podía iba a irrumpir en su morada. Seokjin, por otra parte... Ni siquiera sabía si tenía a alguien así.

—Comprendo. Por cierto, ¿dónde está el taller?

—Está en el segundo piso, pero primero tomemos algo. Afuera estaba bastante caluroso, ¿no crees?

Y claro que lo creía. Se había puesto una blusa blanca para llevar un poco mejor el tema del calor. Si bien la temperatura no era demasiado alta, había sido ligeramente superior a la de los días anteriores. Seokjin la guio hasta la sala de estar y ahí le indicó que se sentará en un gran sofá color beige mientras él fue a la cocina en busca de algo para tomar. Haedal aprovechó el momento para ver bien el lugar, era una casa muy lujosa, saltaba a la vista que la familia de Seokjin tenía que tener buen dinero.

Frente a ella había una gran pantalla y pensó en que seguramente ver una película ahí no tenía nada que envidiarle a ir al cine.

Unos minutos después, apareció Seokjin con dos vasos con jugo de piña. Los ojos de Haedal brillaron, aquella fruta era una de sus favoritas y justamente había llegado hasta ella. Tomó con cuidado el objeto y lo llevó a sus labios tras agradecer. El dueño de casa le sonrió y se sentó a su lado.

—¿Sabes? No me gustan mucho los secretos, así que te quería decir que en verdad escuché la conversación que tenías con tu amiga.

El jugo que había entrado por la boca de Haedal, terminó por salir desde su nariz. Sintió que se estaba ahogando demasiado y no podía creer lo que acababa de escuchar. Al final había sido descubierta y Seokjin seguramente la había invitado a su casa para burlarse de ella, pero no podía pensar claramente en ello, pues primero necesitaba que el aire llegara bien a sus pulmones.

—Perdón... cof. El sofá... —apenas pudo se puso de pie, intentando que su desastre no fuera tanto.

Si todo la casa se vía tan lujosa, probablemente los sofás habían costado más de lo que podía imaginar (y seguramente algo que no podía pagar). Para su suerte, todo el jugo que se había derramado había caído en ella, por lo que la tela del sofá estaba prácticamente intacta. Aunque por sus ojos lloros no lo podía confirmar del todo.

—Haedal, perdóname. No sabía que te pondrías tan nerviosa.

De alguna parte Seokjin sacó un pañuelo a la vez que le quitó el vaso de las manos para que pudiera secarse un poco. Haedal solo pudo sentir lo pegajosa que se estaba volviendo producto del jugo de piña. Su blusa se había manchado con un color amarillo que si bien no era muy fuerte, se notaba que había una gran mancha.

—No, no —negó varias veces moviendo la cabeza—. Soy yo quien se debe disculpar. No tuve que haber dicho eso, fue una estupidez...

—Claro que no es una estupidez. Feliz me acostaría contigo. Eres una chica muy guapa y también me pareces tierna. Por eso te invité a mi casa, pensé en que te me lanzarías encima una vez que cruzaramos la entrada.

Haedal no sabía hacia dónde mirar, aquel tipo estaba muy cerca y hasta podía sentir su perfume por sobre el olor del jugo de piña. Cielos, realmente era muy guapo y de cerca todavía más, pero de su boca solo estaban saliendo locuras. ¿Acaso tenía pinta de que era una chica que se lanzaba sobre los hombres de una sola vez? Lo empujó para tomar algo de distancia.

—Solo vine con la intención de aprender para la clase del profesor Seo. Nunca me acostaría con alguien que no conozco y menos para mi primera vez.

Apenas terminó de hablar, llevó sus manos hacia su boca. ¿Realmente habían dicho lo que había dicho? Seokjin la quedo observando con su rostro lleno de sorpresa.

—¿En serio solo venías a practicar para la clase?

—Sí.

—¿No te gustaría probar un poco?

—No

—¿De verdad no lo has hecho antes?

—... Sí.

El ambiente se volvió incómodo. Por lo visto, Seokjin realmente solo era una cara bonita. ¿Quién rayos se lanzaba tan rápido? Haedal no sabía mucho del asunto de cómo era la previa antes de acostarse con alguien, pero definitivamente estaba segura de que la forma que había elegido ese tipo no era la mejor opción. O tal vez sí, por algo ella estaba ahí junto a él.

Em... ¿Te gustaría tomar una ducha antes de irte? Creo que irse pasada a piña no será muy agradable.

Haedal terminó aceptando porque no quería irse toda pegajosa, pero sin duda se puso alerta viendo que a su alrededor estaba ese don Juan. De seguro no era la primera vez que invitaba a una chica menor de su carrera a su casa y ella había caído redondita en la trampa. Si reflexionaba un poco, era tan evidente desde el momento en que había dicho que estaban solo los dos en el lugar.

Le faltaba práctica. Tener a Taehyung a su alrededor le había hecho olvidar las tácticas que ocupaban los hombres para conseguir un momento íntimo.

Seokjin la llevó hasta el baño y le entregó una camiseta para que se pusiera mientras la lavaba, aunque Haedal tuvo que esperar que el pobre tipo no supiera muy bien como usar la lavadora o la secadora. Por algo cuando la blusa estuvo lista... La mancha de jugo de piña había desaparecido, pero en su lugar tenía una gran mancha como si se hubiera quemado y al ser la tela blanca, se notaba incluso más que la mancha anterior.

—Te regalo esa camiseta y te llevaré al estudio para enseñarte. Es lo menos que puedo hacer después de todo.

Haedal solo suspiró. Ya había ido hasta allí, al menos tenía que sacar algún beneficio. Fue así cómo estuvieron durante por lo menos una hora encerrados en el estudio con Seokjin siendo un profesor decente y con Haedal olvidando por un momento todo el mal rato que había pasado.

Al final su superior la terminó por acompañar al metro cuando se fue. También podía ser un caballero si se lo proponía, aunque no duró mucho, pues de su boca volvió a salir una bobería.

—Si sigues necesitando más ayuda, puedes preguntarme. Y también, no dudes en pedirme ayuda con tu otro tema. Puedes ir con alguien más cercano para la primera vez y luego regresar a mí. Ten por seguro que te puedo enseñar muchas cosas y las clases de anatomía serán gratis.

—Lo único que aprendí es que eres un pervertido, seguramente mujeriego y con cierto complejo de narciso, pero gracias por tu amabilidad. Ahora... Ya me voy. Y claro que me quedaré con la camiseta.

Seokjin soltó una risa mientras la vio alejarse. En serio era una chica muy tierna aunque fuera algo enojona. Había sido una lástima que no hubieran hecho nada, pero al menos la había conocido mejor. Aunque viendo en su dirección, pareció que no era el único que tenía sus ojos puestos sobre ella.

14/10/24

Seokjin se pasó con quemar la blusa jajaja. pero al final no resultó tan desastroso, ahora lo importante es lo que viene después 👀

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