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CHAPTER TWENTY ONE

Al día siguiente, Evangeline salió de su habitación al escuchar ruidos en la cocina, entró en esta y se encontró con Sebastian que preparaba el desayuno para su padre y sus abuelos. La chica lo miró a detalle y se acercó a él. Seb sintió su presencia y se dio la vuelta, sus miradas se encontraron y ambos sintieron una extraña sensación. Eve sonrió mientras Sebastian se acercaba a ella, rodeaba su cintura con los brazos y la besaba en la mejilla.

-¡Hola, Evangeline! – Dijo el chico - ¿Cómo amaneciste?

-¡Hola, buenos días! – Exclamó la muchacha poniéndose colorada – Bien, gracias ¿y tú?

-Bien – Respondió secamente, lo que la sorprendió – Tengo que preparar el desayuno para la momia, que aún duerme.

-¿Le dices momia a tu papá? ¡Eres un grosero e irrespetuoso! – Comentó Eve – A mí me parece que tu padre es un viejito adorable y muy dulce.

-¡Eso lo dices porque no lo conoces! – Exclamó Sebastian regresando a su labor.

-Puede ser – Dijo la chica – Posiblemente sea eso y sólo se portó amable. Pero, ¿qué no es muy mayor para ser tu papá?

-Sí, lo es – Respondió Seb – Yo nací cuando el viejo tenía cincuenta años, ahora él tiene ochenta y tantos. ¡Ya hasta le perdí la cuenta!

Evangeline rió ante su comentario y meneó la cabeza, se acercó hasta la alacena para tomar una taza y prepararse su desayuno. Mientras lo hacía, se estiró para alcanzar un par de cosas que necesitaba, frotando sus senos contra la espalda del chico.

-¡Lo siento! – Dijo sonrojándose - ¡Me puedes alcanzar el chocolate? Por más que lo intenté, no pude bajarlo.

-¡Claro que sí! – Respondió Sebastian tomando la lata de chocolate y dándose la vuelta para quedar frente a Evangeline - ¡Tus pezones están duros! – Comentó con una sonrisa maliciosa.

La chica se puso de mil colores. Era verdad que Sebastian le atraía en exceso, le gustaba y que su sola cercanía la excitaba, despertándole además de eso, otras sensaciones. Pero no se imaginó que él pudiera notarlo y mucho menos, decírselo en la cara.

-¡Eres un grosero! – Respondió Eve con el ceño fruncido – No sé porqué llegué a pensar que eras diferente, pero me doy cuenta de la realidad, ¡eres un cretino!

-¿Yo? – Exclamó haciéndose el inocente.

-Sí, tú – Comentó la chica tocando su pecho con la punta de su dedo índice – Sin embargo, hay otra cosa más.

-¿Ah, sí? – Preguntó - ¿Qué cosa es?

-Que todo ese comportamiento rudo, grosero e impertinente es sólo una máscara para ocultar tus desgracias. En el fondo sufres y no eres feliz – Respondió Evangeline mirándolo a los ojos – Hay mucho dolor en ti, Sebastian. ¡No intentes ocultarlo! Creo que deberías desahogarte y sacar todo eso que te está matando lentamente. ¡Deja de fingir ser algo que no eres!

-¿Tú que sabes si no me conoces? – Preguntó Sebastian alejándose de ella.

-¡Tú haces que sea muy notorio! – Exclamó Evangeline – De esta manera, todo mundo tendrá compasión de ti y serás el centro de atención.

-¡Estás equivocada! – Respondió Sebastian mirándola con dureza - ¡No sabes nada! – Gritó y tomó a Velkan que dormía en su cunita para desaparecer de la vista de Evangeline.

La chica suspiró y continúo preparando su desayuno, le hubiera gustado consolarlo, hablar con él y quizá poder ayudarlo, pero parecía que Sebastian no quería su ayuda, todo lo que hacía era para molestarla y hacerla sentir mal, pensamientos que le dolieron, así que decidió ya no pensar en eso y concentrarse en lo suyo. No quería comenzar el día con tristezas.

*****

Sebastian subió hasta su habitación y cerró la puerta dando un fuerte portazo. Vladi ya había tomado una ducha y estaba terminando de alistarse para bajar a desayunar. Miró sorprendido a su hijo, este respiraba de manera agitada y en sus ojos se reflejaba el odio y el coraje.

-¿Qué es lo que sucede, hijo? –preguntó el anciano tomando en brazos a su nieto Velkan que acababa de despertarse.

-¡Es Evangeline! – gritó Sebastian con la voz cargada de coraje - ¡Esa mujer me está volviendo loco!

-¿Qué te hizo esa hermosa niña? – exclamó Vladislav – Dudo mucho que esa encantadora jovencita te haya hecho algo, ¡es una dulzura!

-¡Es Satanás en persona! – respondió Sebastian – Cree saber todo de mí y me juzga diciendo que no puedo ocultar mi tristeza y mis frustraciones, que en mis ojos se refleja la desgracia, ¿puedes creerlo?

-¿Quién comenzó a juzgar a quién? – fue lo que dijo su padre – Además creo que esa niña tiene un poco de razón en sus palabras. ¡Créeme, ya no eres el mismo, hijo!

-Te estás poniendo de su lado, ¡viejo traidor! – respondió el joven – Parece que esa mosca muerta te cautivó.

-Nada de eso, no la conozco bien para decir si me ha cautivado o no. Pero creo que te estás amargando y si continúas así, te convertirás en otra Katrina – Exclamó Vladi y se echó a reir – Creo que el mundo ya tiene suficiente con una para que exista otro como ella.

-¡Ay, ya basta! – Dijo Sebastian haciendo una mueca – Será mejor que vayamos a desayunar, se hace tarde y yo debo trabajar.

El chico salió de la habitación, seguido de Vladislav quién llevaba en sus brazos a su nieto. En la cocina se encontraron con Eve, que terminaba de preparar su almuerzo y se alistaba para ir a trabajar.

-¡Buenos días, linda! – Dijo Vladi acercándose a la chica.

-Buenos días, señor – Respondió ella haciendo una inclinación de cabeza – Le deseo un excelente día, hasta más tarde.

-¡Que te vaya bien, preciosa! – Sonrió el anciano.

Velkan gritó al ver a Evangeline y le extendió los bracitos para que lo tomara. La chica así lo hizo y lo llenó de besos. El niño también la besaba acariciando su cara y balbuceaba feliz y dichoso.

-¿Quieres que te lleve al trabajo? – Preguntó Sebastian acercándose.

Esa pregunta tomó por sorpresa a la chica, lo miró un poco confundida y negó con la cabeza: - ¡No, gracias! Será mejor que cuides del niño, yo puedo irme sola, como todos los días – Exclamó entregando a Velkan en los brazos de su padre – Les deseo un excelente día a todos – Finalizó, tomó sus cosas y salió de la casa para caminar a toda velocidad.

Sebastian ya no hizo caso y se sentó junto a su padre para desayunar, un rato más tarde, aparecieron sus abuelos, quienes se unieron al desayuno. Todos hablaban sobre los últimos acontecimientos con la familia Stan y de los beneficios que su nuevo proyecto iba a brindarles a todos.

-Deberías acompañarme a ver la obra. – exclamó Vladislav mirando fijamente a Sebastian – Sería interesante que conocieras el lugar y te metieras de lleno en la creación de este nuevo hotel.

-Me encantaría acompañarte, pero tengo mucho trabajo que hacer. – respondió el muchacho – En los últimos días, los clientes no dejan de venir, parece que hago bien mi trabajo como mecánico, que todos están quedando satisfechos.

-¡Quizá podamos ir mañana! – insistió Vladi – Lo vuelvo a repetir, quiero que veas el lugar y admires con tus propios ojos esta obra.

-De acuerdo, me daré prisa y mañana será. – dijo Sebastian – Así ya no me comprometo con otros autos.

El chico se puso de pie y recogió la mesa, besó repetidas veces a Velkan y se despidió de su padre y sus abuelos para salir de la casa y encaminarse a su taller. Tenía un par de autos que revisar, nada que no pudiera hacerse en un rato. Sin embargo, mientras trabajaba, estuvo pensando en las palabras de Evangeline y en lo que su padre le había dicho. ¿Acaso Evangeline era la mujer indicada para él? ¡No, eso jamás! Para empezar, no tenían nada en común, ¿o sí? Lo que si estaba claro, era que siempre que intentaba tener una conversación interesante con ella, terminaban peleando. ¿Y si cambiaba su manera de ser para con ella? Tal vez si se portaba más amable y atento, la chica hiciera lo mismo y pudiera existir la armonía. ¡Lo intentaría, no perdería nada con hacerlo!

*****

https://youtu.be/YVFLgx8o7XM

Al terminar su jornada laboral, Evangeline decide tomar el autobús y dirigirse a la propiedad de Mike, el novio de su amiga Gracia, en Halifax. Hacía varios días que no llamaba a su amiga y tenía ganas de saludarla y charlar con ella. ¡Había tanto que decir! También aprovecharía para comprar algunas cosas en la ciudad, como productos de aseo personal y algunas golosinas. Subió al autobús, colocó los audífonos en sus oídos y buscó una de sus canciones favoritas en el reproductor de su celular (**Escuchar tema del video en la parte superior del párrafo**). Al menos escuchando música en trayecto, este sería más corto.

Al llegar a la casa de Mike, fue recibida por este ya que Gracia no se encontraba en casa. El hombre la saludó con efusividad y la invitó a pasar para tomar un café y conversar por un rato.

-¡Hacía días que no te veía, Eve! ¿Cómo has estado? – exclamó Mike con una gran sonrisa y acercando una taza de humeante café a la chica.

-He estado bien, no puedo quejarme. – respondió Evangeline tomando entre sus manos la aromática taza de café que Michael le ofrecía – Aunque he estado pensando en buscar un nuevo hogar.

-¿No te agrada vivir con los Steele? – Preguntó Mike arqueando las cejas.

-No se trata de eso – Dijo Evangeline entre suspiros – Los señores son muy amables y me tratan excelentemente bien, de ellos no tengo ninguna queja. Pero...

-¿Pero qué? – Volvió a cuestionar Mike al ver que ella hacía una pausa.

-Mi presencia en la granja no es del agrado de Sebastian, se siente molesto conmigo y no lo oculta, sino todo lo contrario. Es grosero, maleducado y ¡es lógico! Es su casa y yo solo soy una intrusa.

-¿Es en serio? – Exclamó Michael lleno de sorpresa - ¡No puedo creerlo! Pensé que ustedes dos se llevarían bastante bien.

-¡Oh, no! – Dijo Evangeline sorbiendo un poco de café – Todo lo contrario y es obvio que yo no me dejo, le respondo y le digo sus cosas. Pero lógicamente así no se puede vivir, a la larga es tedioso.

-Te comprendo, pues me da mucha pena, en serio – Dijo Mike con una media sonrisa – Pero aún así no lo creo. De cualquier manera, sabes que cuentas conmigo y Gracia para lo que necesites.

-Te lo agradezco, de verdad – Sonrió la chica – Creo que este fin de semana comenzaré a buscar algo en Lower Hampton, pregunté a algunos compañeros de trabajo y al parecer, uno de mis compañeros me comentó que planea rentar su ático.

-Yo te apoyaré y creo que debes hacer lo que creas mejor para ti. – respondió Mike y decidió cambiar el tema por otros más triviales.

Continuaron hablando por un par de horas, hasta que Evangeline miró su reloj y notó que eran casi las siete de la noche. Se levantó despacio y tomó sus cosas, ¡aún faltaba que hiciera sus compras! Si se apresuraba, llegaría a casa de los Steele después de las nueve de la noche.

-¿Te vas tan pronto? – preguntó Mike poniéndose también de pie.

-¡Sí! Aún tengo que ir a hacer unas compras y tomar el último autobús, si me apresuro alcanzaré a hacer todo lo que tengo pensado. – exclamó Evangeline – Muchas gracias por la charla y el café, que estuvo delicioso.

-¡Yo te llevo! – dijo Michael – No voy a dejar que regreses en el autobús hasta Lower Hampton . Te acompañaré a hacer tus compras y después te llevaré a la granja Steele, ¿qué dices?

-De acuerdo. – sonrió la chica y salió junto con Mike para abordar su camioneta y dirigirse hasta un centro comercial cercano.

*****

Sebastian consultó su reloj, ¡eran más de las ocho de la noche! ¿Dónde demonios estaba Evangeline? No había llegado del trabajo y eso le preocupaba, ¿y si le había sucedido algo? ¡No, se estaba poniendo paranoico y no debía! Se sentó en la sala y encendió el televisor para mantener su mente ocupada, pero no podía concentrarse. ¡Estaba desesperado porque la chica apareciera!

De pronto, escuchó que llamaban a la puerta, tal vez era Vladi que aun no regresaba de atender sus negocios. Sus abuelos habían ido a una reunión con unos amigos y se habían llevado a Velkan. Él no había querido salir, porque Evangeline no aparecía. Se levantó de su asiento y corrió a abrir, pero para su sorpresa, se encontró frente a Maximus Thorne que lo miró desafiante.

-¡Buenas noches! – dijo el hombre - ¿Se encuentra Colin?

-¡Buenas noches! – respondió Sebastian – Mi tío no se encuentra, ¿qué se le ofrece? – dijo el joven haciendo una seña para indicarle al hombre que entrara en la casa.

-Tu tío abuelo y yo tenemos un negocio pendiente. – dijo Maximus – Quería saber si ya tiene una respuesta respecto a eso.

-¿Es sobre la venta de la granja? – preguntó Sebastian arqueando las cejas y el señor Thorne asintió – La granja no está en venta, esta propiedad es mía.

-¿En serio? Pensé que era del viejo Colin. – dijo Maximus – Yo te ofrezco una muy buena suma por este lugar, con ese dinero podrás largarte de aquí. En este pueblo miserable no hay nada que te beneficie a ti. Puedes mudarte a otra ciudad y obtener mejores beneficios.

-Realmente no me interesa lo que usted me quiera ofrecer. – exclamó el joven de forma desafiante - Yo soy feliz en este lugar, me encanta vivir en Lower Hampton y no lo cambiaría por nada.

-¿Estás seguro? Tú bien sabes que en este lugar no hay nada interesante, no tenemos fuentes de empleo, nada en absoluto. – respondió Thorne.

-¿Y por qué su insistencia por comprar este lugar? – preguntó Sebastian – En este pueblo de nadie hay mejores terrenos que este, donde está asentada la granja Steele. Quizá encuentre mejores propuestas.

-¡No! – dijo el hombre – No me interesa más que la granja Steele.

-¿Y puedo saber por qué? – volvió a preguntar Sebastian.

-Por su ubicación. – respondió Maximus – Si compro esta propiedad, podré tener muy buenos beneficios y ganancias exageradas.

-Entiendo por donde va, señor Thorne.- dijo el muchacho – Pero ya se lo he dicho, la granja no está en venta y esa es mi respuesta. Si no le molesta, puede retirarse a su casa, ¡yo no estoy dispuesto a vender este lugar!

-Puedo ofrecer el doble de lo que planeaba, ¡necesito comprar este lugar! – dijo Thorne comenzando a molestarse - ¡Quiero que esta granja sea mía!

-Pues ya le dije que no está en venta. – respondió Stan – Yo también puedo obtener muy buenos beneficios de este pedazo de tierra.

-¿Cuáles? – dijo Maximus – No creo que tengas el suficiente dinero para ampliar este lugar y acondicionarlo para dar mejor servicio a tus clientes. ¡Eres un don nadie!

-¿Está seguro de ello? – preguntó Sebastian colocándose frente a Thorne – Puedo pedir un préstamo al banco.

-¿Y cómo lo pagarías? No tienes en que caerte muerto, ¡Y no me vayas a salir que con tu sueldo miserable de mecánico! – gritó Maximus.

-Puedo buscarme un socio, ¡qué sé yo! – exclamó Sebastian cerrando los puños – Cualquier cosa puedo hacer pero ¡nunca le venderé estas tierras!

-¡Eso lo veremos jovencito! – respondió Maximus cerrando también los puños – Si no quieres vender por las buenas, puedes hacerlo por las malas. Yo quiero este lugar y lo obtendré a como dé lugar, así tenga que quitar a varios del camino.

-¿Ahora va a amenazarme? – preguntó el muchacho casi a punto de darle un puñetazo en la cara a Thorne – Usted sí que es un tipo de cuidado, ¡pero yo no le tengo miedo!

-¿Te crees muy valiente, no? – Gritó Thorne - ¡Entonces atente a las consecuencias! – Dijo y se largó de la casa dando un portazo.

En su camino, Maximus se topó con Evangeline y con Michael, quienes iban descendiendo de la camioneta, Thorne miró fijamente a Eve y ella le sostuvo la mirada, como desafiándolo, aunque no sabía quién era ese tipo, sin embargo, Mike la jaló y juntos siguieron su camino hasta la casa. La chica buscó en su bolsa y sacó la llave para abrir la puerta y entrar en el recinto.

Sebastian estaba muy molesto, ¡casi quería matar a Maximus Thorne! ¿Cómo se atrevía ese tipo? No habían pasado ni un par de días cuando ya estaba allí, queriendo presionar a su abuelo, pero ¡no! Él estaba ahí, dispuesto a defenderlos y a no vender esa propiedad.

-¡Buenas noches! – Exclamó una muy sonriente Evangeline, quién lo volvió a la realidad – Ya estoy en casa.

-¿Dónde demonios estabas? – Gritó Sebastian y ella dejó caer sus bolsas ante esos gritos.

-Estaba conmigo, no te exaltes – Respondió Mike mirándolo fijamente – Fue a hacernos una visita.

-¿Y por qué no avisaste? – Gritó Sebastian ignorando por completo a Mike.

-¡No tengo por qué darte explicaciones, Steele! – Se defendió Evangeline.

-¡Pues nos tenías muy preocupados a todos! – Dijo el hombre.

-No se nota, porque nada más estás tú aquí – Comentó Evangeline buscando a todos con la mirada - Pero ya estoy aquí, nada malo me pasó, estaba con Mike y ¡fin de la discusión! – Luego se dirigió a Mike - ¡Muchas gracias por traerme, después le llamaré a Gracia, luego que regrese de ver a sus padres – sonrió mientras besaba a Michael en la mejilla y lo abrazaba.

Evangeline pasó por un lado de Sebastian, le dedicó una mirada de coraje y entró a su habitación. Mike contempló divertido la escena con las manos en los bolsillos mientras se balanceaba y decía para sí mismo que ¡Sebastian estaba locamente enamorado de Evangeline!

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¡Oh gosh! Todos saben lo obvio, ¡menos el Chubby Dumpling! Bueno, a ver si se anima a reconocerlo y trata mejor a esta pobre chica. ¿Qué les pareció este capítulo? Como lo ven, ya empezó a joder el Maximus y ¡no tiene buenas intenciones! A ver que pasa con esto. Déjenme comentarios, votos, críticas y opiniones. Se agradecen de corazón, ¡hasta mañana!
#MaryCruz


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