CHAPTER TWENTY
Los abuelos de Sebastian llegaron a casa esa noche, entraron y se encontraron con una escena muy tierna. Evangeline con Velkan en el regazo que dormía feliz, mientras que la cabeza de la chica estaba recargada en el hombro de su nieto, quién también roncaba mientras una película animada se reproducía en la televisión.
-¡Buenas noches, Evangeline! – Dijeron los señores Steele.
-¡Hola! – Respondió la chica incorporándose - ¡Buenas noches! ¿Cómo les fue?
-Bastante bien, gracias – Dijo Agnes - ¿Y a ti?
-Yo, cuidando a los niños – Sonrió Eve – Sólo que ya me cansé y creo que llevare al pequeño a su cuna.
Evangeline se levantó y caminó hacia las escaleras, mientras que Sebastian abría los ojos y miraba a sus abuelos: - ¿Qué pasó? – Preguntó el muchacho - ¿Qué hora es?
-Buenas noches – Dijo Colin – Vamos llegando, son las ocho apenas. Tenemos que hablar contigo.
-¿De qué se trata? – Preguntó acomodándose en el sillón para que sus abuelos tomaran asiento – Los noto preocupados.
-En realidad no estamos preocupados – Respondió su abuelo – Es sólo que hoy por la tarde nos encontramos con Maximus Thorne en Halifax.
-¿Ah sí? – Preguntó nuevamente Sebastian - ¿Y? ¿Qué quiere mi suegro? – Dijo para después echarse a reír ante la mirada molesta de su abuela.
-¡No es gracioso, Sebastian! – Exclamó Agnes – Ese tipo quiere comprarnos la granja.
-¿Estás hablando en serio? – Respondió el chico – Díganle que la granja ya tiene dueño y ese soy yo, que ustedes sólo viven aquí porque son mis parientes y los quiero. Fin del asunto. ¿Y por qué quiere comprar? ¿Cuál es su interés?
-Nos dijo que Stan Resorts planea construir un hotel cerca de aquí. Que se unirán con otros inversionistas para crear un enorme parque recreativo en las montañas – Dijo Colin – Según comentó Maximus, él desea construir una estación de gasolina más grande, hacer el taller más grande y la tienda. Ya que aquí sería un punto muy importante para los que van y los que regresan.
-¿De verdad? – Exclamó Sebastian rascándose la cabeza – El viejo me había comentado algo, lo estuvimos hablando él, mis sobrinos y yo. Eso fue hace un año más o menos, yo les comenté que lo hicieran cerca de aquí, para beneficiarte, abuelo. Pero las cosas se quedaron en eso, una charla.
-Pues es todo un hecho – Añadió su abuela – Ese hombre dijo que vendría dentro de dos semanas, para darle una respuesta.
-Digan que no – Comentó Sebastian – Que no quieren vender, y que en todo caso, ustedes se beneficiarían más con ese gran hotel nuevo. Que Maximus se joda.
-Sabíamos que tú dirías algo así – Dijo su abuelo – Esta granja es muy importante para ti.
-Claro, porque es para ustedes – Exclamó Seb – Es su patrimonio, ustedes la trabajaron y la sacaron adelante. No es justo que un tipo como Thorne quiera sacar provecho de una propiedad tan importante para ustedes – Suspiró y añadió – Claro que a él le conviene, porque la inversión, aunque grande, tendrá fructíferas ganancias.
-Así es – Comentó Colin – Por eso está muy interesado y porque sabe que nosotros no tenemos dinero.
-¿Bromean? – Dijo Sebastian - ¿Y yo estoy pintado o qué? Ustedes no tienen necesidad de trabajar ni de hacer nada, ¡para eso estoy yo aquí! Para darles todo lo que me pidan y cuidarlos. Pero de cualquier manera, no vendan esta propiedad. Esta representa todo su esfuerzo y años de trabajo duro. Hablaré con el viejo y ¡después ya veremos!
-Como tú digas, hijo – Exclamó Colin – Entonces ¡vamos a cenar!
-Nosotros ya cenamos, gracias – Respondió el chico – Pero los acompañaré a ustedes, por cierto, ¿a dónde rayos se fue Evangeline con mi hijo?
-Subió a tu habitación con el niño – Dijo Agnes.
Sebastian corrió hasta su alcoba mientras sus abuelos preparaban su cena, encontró la puerta entreabierta y entró despacio sin hacer ruido, en su cama, Evangeline dormía junto a Velkan, ella lo abrazaba y el bebé estaba acomodado muy cerca de la chica, roncando feliz. Sebastian suspiró al contemplar la escena y tomó el edredón para cubrirlos, arropándolos bien. Salió y regresó con sus abuelos al comedor para acompañarlos a cenar. Después de una hora, Sebastian regresó a su habitación, Evangeline seguía dormida, pero Velkan estaba despierto y al ver a su padre le sonrió.
-¡Buena niñera! – Dijo el muchacho levantando a su hijo en brazos – ¡Ufff! Ahora entiendo porqué estás despierto, ¿mucha papilla?
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Sebastian cambió el pañal de Velkan, lo acomodó de regreso en la cama y entró al baño para lavar sus dientes y ponerse su pijama, hizo a un lado las sábanas y se acurrucó junto a Velkan y Evangeline. Comenzó a cantar una canción para arrullar al pequeño (**Escuchar el tema del video en la parte superior del párrafo**), poco a poco su voz se fue apagando, para quedarse profundamente dormido junto a su bebé.
*****
Al día siguiente, Evangeline despertó y abrió los ojos de golpe, dándose cuenta que esa no era su habitación, miró a todos lados para caer en la cuenta que se encontraba en la habitación de Sebastian, se giró en la cama y se encontró con la imagen de Stan que salía de la ducha llevando sólo la toalla alrededor de la cintura y en sus brazos, a Velkan envuelto en una batita.
-¡Buenos días! – Exclamó un Sonriente Sebastian - ¿Me ayudas con Velkan? ¡Por favor!
Eve contuvo el aliento, pero asintió, incorporándose de un salto, mientras exclamaba: - ¡Buenos días! Lo siento, creo que me he quedado dormida – suspiró y tomó al bebé entre sus brazos.
-No te preocupes – Le dijo Seb – Aún es temprano y alcanzarás a llegar a tiempo a tu trabajo.
Evangeline sonrió y no dijo más, comenzó a vestir al bebé sin mirar a Sebastian, no quería parecer una idiota contemplando su cuerpo perfecto y sus músculos bien marcados con la boca abierta. ¡Ese abdomen de lavadero que le gustaría recorrer con la lengua! Quitó esos pensamientos de su mente y se apresuró a vestir al pequeño. Cuando terminó, salió corriendo de la habitación sin despedirse.
Más tarde, Evangeline salió de su alcoba, se había puesto un pantalón color negro, camisa estilo leñador a cuadros y unos botines al color de su pantalón, la chica recogió su cabello en una coleta y algunos mechones se escapaban de esta. Tomó su bolsa, su material de trabajo y se miró, como de costumbre, en el espejo de la sala. Sacó un lipstick color vino y pintó sus labios. Sebastian la observaba de reojo desde la puerta y sonrió al verla, después se retiró de ahí. Eve se despidió de Velkan y los señores Steele, para salir de la casa. En el camino, se topó frente a frente con el muchacho, quién la sujetó del brazo y le dijo.
-¡Mira que eres grosera! Te fuiste de mi alcoba sin despedirte, y ahora te vas sin dedicarme ni una mirada.
Evangeline lo miró con sorpresa e intentó abrir la boca para decir algo, sin embargo, el hombre la envolvió entre sus brazos mientras deslizaba su lengua por el cuello de la chica y le susurraba: - ¡Hueles delicioso! Definitivamente tú si sabes cómo hacer caer un hombre a tus pies.
La chica se separó abruptamente de él y le dedicó una mirada de odio, ¿qué le pasaba a ese cretino?: -Mira, Steele – Dijo poniendo una mano en su cintura - ¡Yo no sé quién te crees! Ayer eras alguien muy distinto, pero ya veo que esa actitud de patán jamás se te va a quitar. No quiero discutir contigo y menos ahora que se me ha hecho un poco tarde. Así que con tu permiso... ¡Te deseo un gran día!
Evangeline se soltó y corrió a toda velocidad, tratando de alejarse de Sebastian, definitivamente era mejor alejarse de él cuanto antes, pero una vez que estuvo más lejos de él, se puso a pensar en su plan, ¡si él pensaba que era una provocadora, se toparía con una provocadora de verdad!
*****
Una semana después, Evangeline se encontraba cuidando de Velkan, pues los señores Steele habían ido a misa y Sebastian tuvo que salir a reparar el auto de un vecino. La chica preparaba un biberón cuando escuchó que un auto se detenía frente a la puerta, tomó al bebé en brazos y se asomó por la ventana. Un auto muy elegante estaba estacionado frente a la casa y de él descendió un hombre corpulento que abrió la puerta del auto. Un anciano bajó del coche y miró para todos lados antes de caminar hasta la puerta. Se detuvo y llamó dos veces, Eve abrió la puerta de inmediato para saber de quién se trataba.
-¡Buenas tardes! – saludó la joven - ¿Puedo ayudarlo en algo? – dijo y miro a Velkan que sonreía y extendía los brazos hacia ese hombre.
-¿Cómo está mi nieto consentido? – dijo Vladislav Stan sin responder a la pregunta de Eve y tomando en sus brazos al pequeño - ¡Ven acá muchacho, ven con tu abuelo! – exclamó y dirigió su mirada a Evangeline - ¿Quién eres tú, muchacha?
-Mi nombre es Evangeline Foster, señor... - Respondió la chica esperando saber el nombre de ese anciano - ¿Quiere pasar?
-Un gusto, señorita Foster, mi nombre es Vladislav Stan y soy el padre de Sebastian – Comentó Vladi entrando en la casa, seguido de su chofer, Simon – Él es Simon, es mi chofer y guardaespaldas.
-El gusto es mío, señor Stan, ¿le ofrezco algo de beber? – Exclamó la chica.
Vladi asintió y ella corrió a la cocina para servir un par de tazas de café y acomodar un platón con galletas de avena que acababa de hornear. Regresó de nuevo a la sala y les ofreció las tazas de humeante café. Vladi miró el contenido y aspiró el aroma del café, olía bastante bien, así que no dudó en beber y miró fijamente a la muchacha que estaba frente a él.
-Chica, tú si sabes hacer café, sabes preparar un delicioso café tal y cómo a mí me gusta. Bien cargado y sin azúcar – Comentó el padre de Sebastian - ¡Y esas galletas son un verdadero manjar! ¿No es así Simon? – Dijo dirigiéndose a su guardaespaldas.
El hombre asintió y bebió su café, Eve sólo sonrió y contempló al anciano que mimaba a su nieto.
- Por cierto, ¿dónde están todos? - Preguntó Vladislav - ¿Tú eres la nueva novia de Sebastian? Porque se me hace raro ver a una jovencita tan hermosa como tú en esta casa.
-¡Oh, no! De ninguna manera – Respondió Evangeline – Yo rento la habitación que está ahí – Dijo señalando su cuarto – Trabajo como profesora en el jardín de niños de este pueblo. Sobre su otra pregunta, los señores Steele salieron a misa, seguro no tardan en llegar y Sebastian fue a reparar el auto de un vecino.
-¡Ya veo! – Dijo Vladislav Stan dando otro sorbo a su café – Entonces esperaré, gracias – Exclamó y comenzó a hablar con su guardaespaldas.
Evangeline los dejó a solas mientras se sentaba en la cocina y continuaba con su trabajo. Debía terminar de preparar su clase para el día siguiente. Escuchó que la puerta se abría y levantó la vista, se trataba de Sebastian que ya había regresado. El chico se quedó de pie en la sala al ver a su padre y a Simon.
-¿Qué haces aquí, Vladi? – Preguntó sorprendido – Se suponía que tú y yo íbamos a vernos en una semana.
-Vine aquí por negocios, no sé si ya lo sepas – Respondió su padre poniéndose de pie.
-Sí, ya lo sé – Sonrió Sebastian de medio lado mientras se acercaba al hombre y lo abrazaba con fuerza para después saludar a Simon y cargar en brazos a Velkan - ¿Cuándo llegaste?
-Hace un par de horas – Dijo Vladi – Quise venir a verte primero y esta señorita hermosa me atendió – Exclamó señalando a Evangeline que entraba en su habitación cargada de cosas - ¡Anda, no seas grosero y ayúdala! Yo no te enseñé esos malos modales.
Sebastian bufó molesto y le entregó a Velkan para dirigirse a Eve y tomar el montón de rollos de papel y la caja que la chica llevaba en sus brazos, también aprovechó para darle un beso en su mejilla.
-¡Te ves preciosa! – Susurró mirándola, Eve lucía preciosa con esa minifalda negra de botones plateados, esa camiseta blanca y los tenis converse en color negro - ¿Cuántos años tienes? – Preguntó.
-Gracias por el cumplido – dijo guiñándole un ojo y entrando en la alcoba – Tengo veinticinco años.
Sebastian le sonrió y entró detrás de ella para colocar la caja sobre la mesa que le indicaba Evangeline. La muchacha se acercó a él y tomó su cara entre sus manos, repasando sus rasgos masculinos con la punta de su dedo índice.
-¡Tú también te ves hermoso! – Le dijo rozando sus labios con los de él.
Sebastian se sorprendió ante ese gesto, realmente no se lo esperaba, pero tampoco se esperaba que ella se aprovechara de su sorpresa y lo empujara fuera de su habitación mientras cerraba la puerta en sus narices. Seb no entendía su actitud, ¿ahora se estaba portando cariñosa? ¿Por qué? Meneó la cabeza y regresó a la sala para reunirse con su padre y comenzar a charlar.
-¿Entonces vienes a ver lo del proyecto del área recreativa? – Preguntó Seb - ¿Cuándo comenzarás a ponerlo en marcha?
-Pues en parte vine a eso, además a verte, saludarte y a ponerte al día sobre los últimos acontecimientos de la familia – Respondió Vladi – Creo que comenzaremos a trabajar, si todo sale según lo planeado, a finales del mes que entra.
-Me parece bien, me gustaría involucrarme en el proyecto – Dijo Sebastian comiendo una galleta.
-Podrás hacerlo, yo voy a quedarme varios días aquí y tú podrás estar conmigo, te voy a poner al tanto. ¡Te necesito en este proyecto! Yo sé que tus sobrinos están haciendo un gran trabajo, pero tú eres pieza clave – Respondió su papá.
-De acuerdo, Vladi – Comentó Seb – Te ayudaré, porque ya me estoy hartando de este trabajo de mecánico ¡y de este pueblo aburrido!
-¿Y cómo vas con esa chica de ojos hermosos? ¿A ella fue a la que le regalaste el collar con esa hermosa rosa? - Preguntó Vladislav levantando las cejas – Se nota que adora a Velkan, a ella le encanta mi nieto y puedo jurar que tú también le gustas, ¡y a ti te gusta ella!
-¿Estás hablando de Evangeline? – Exclamó casi horrorizado - ¡No, estás loco! Ella y yo no tenemos nada en común, es una tipa aburrida, ¡una mosca muerta!
-No me mientas, Sebastian – Dijo su padre – Te conozco bien y vi cómo la mirabas hace un rato, aunque no debes expresarte así de esa chica, que a mí me dio la impresión de ser muy dulce, refinada y de muy buenos modales. ¡Me recordó mucho a tu madre! Y más por la forma en cómo mira a tu hijo, con tanta adoración, como si ella fuera su madre.
-¡Pues no lo es! – Exclamó casi gritando – La madre de Velkan está muerta y tampoco la compares con mi madre. Esa mujer sólo es una provocadora que se oculta tras esa cara de dulzura, sólo para embaucar a la gente. ¡Es una hipócrita!
-Con esa forma tan despectiva de referirte a las personas me recuerdas a tu hermana Katrina – Dijo Vladislav con molestia - ¡Ahora entiendo porqué no se llevan bien! Son iguales en cuanto al carácter.
-¡Ay, ya! Pues eso lo heredamos de ti, ¡tú eres un viejo gruñón y despectivo! Pero basta de hablar de eso, mejor cambiemos el tema – se quejó Sebastian – Háblame del proyecto del hotel.
El padre de Sebastian comenzó a hablar con lujo de detalle respecto al nuevo proyecto que tenía en mente. El chico lo escuchaba con atención e intervenía según le parecía prudente para dar su punto de vista o hacer algunos cambios en cuanto a las ideas de su padre, quién también tomaba nota de lo que su hijo le decía. Estuvieron hablando por un buen rato y salió a relucir el negocio de su abuelo Colin.
-Esto le beneficiará bastante a Colin – Exclamó Vladi – Su negocio podrá crecer bastante, este sitio será un punto muy importante para los que visiten el centro recreativo.
-Lo sé – Comentó Sebastian – Aunque las noticias de ese hotel tuyo ya llegaron a oídos de muchos y hay gente interesada en comprar esta granja. Mi abuelo me lo dijo ayer por la noche.
-¡Dile a Colin que no se le ocurra vender! – Respondió su padre.
-No te preocupes – Dijo el chico – Yo se lo dejé claro, y al parecer el abuelo me hará caso y no venderá la granja. Este es su patrimonio, ellos la han sacado adelante y han trabajado para tener lo que ahora tienen.
-Exactamente – Dijo Vladi – Lo peor es que no pagarán el precio real de estas tierras, siempre ofrecerán menos, una cuarta parte quizá. Si quiere vender, dile a tu abuelo que te venda la propiedad y tú le sacas provecho. Haces una estación más grande y lo dejas a él al frente de todo.
-Eso me conviene más a mí – Exclamó Sebastian – Y eso es lo que haré, voy a invertir en este lugar y dejaré todos en manos de los abuelos.
Vladi asintió y en ese momento, la puerta de la habitación de Evangeline se abrió y apareció la chica en la sala. Ella les sonrió y les ofreció algo de comer.
-Disculpen que los interrumpa, pero ¿quieren que les sirva de cenar? – preguntó la muchacha.
-Encantado. – respondió Vladislav y se puso de pie.
-Gracias Evangeline. – dijo Sebastian - ¿Quieres que te ayude a servir?
-Si no es molestia, te lo agradeceré. – exclamó la muchacha y caminó, menando sus caderas, hasta la cocina.
Sebastian la miró embelesado y no despegó los ojos de su trasero. Su padre le dio un golpe en la espalda y el chico reaccionó, poniéndose colorado y siguiendo a Evangeline hasta la cocina. Momentos después, el matrimonio Steele entró en su hogar y se sorprendieron al ver a Vladi y a su guardaespaldas dentro de la casa. Los saludaron efusivamente y se sentaron junto a él en la mesa para disfrutar de la cena que Evangeline les había preparado, sacando a relucir el tema de la venta de la granja.
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Otro capítulo más de esta historia. Parece que las cosas se van a poner difíciles con esto de la venta de la granja, Maximus Thorne es un tipo que juega sucio y cuando se entere que la granja no está en venta, ¡quién sabe qué artimañas usará pasa salirse con la suya! ¿Qué les pareció este capítulo? Ya sé que quieren acción entre Eve y Sebastian y esta ya está por venir. Muchas gracias por leer. ¡Hasta el próximo lunes!
#MaryCruz
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