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CHAPTER THREE

El tiempo continuó con su marcha, Sebastian y Margarita estaban cada vez más emocionados por que se aproximaba la fecha de su boda. La ceremonia sería algo sencillo, sin lujos, donde estaría presente la familia de ambos, así como sus amigos más cercanos. Las únicas aguafiestas de la familia de Sebastian eran Katrina y Polina, quienes se habían negado rotundamente en asistir a la boda y la recepción. Nadie tomó en cuenta la actitud de las mujeres, incluidos sus esposos e hijos, quienes sí acompañarían con gusto a su tío y cuñado.

Vladi no cabía en sí de felicidad, le hacía mucha ilusión el hecho de que su único hijo varón fuera a convertirse en padre. Antes de conocer a Valery, había perdido la esperanza de ser padre de un varón, ya tenía 3 hijas con Verushka, de la cual se había divorciado y no mantenía contacto alguno, sólo trataba con ella por medio de su abogado y nada más para entregarle su pensión mensual. Como no tenía ningún hijo varón, decidió dejar la mitad de su fortuna al primer nieto varón que alguna de sus hijas le diera. Por tal motivo, Katrina se apresuró a casarse con Stephanos Barker, hijo de un banquero que muy pronto heredaría una gran fortuna. Después, su hermana Polina la imitó, casándose con Gerald Chambers, cuya familia se dedicaba al negocio de los bienes raíces. Su hija Smeranda se casó con un abogado muy prestigioso de la ciudad, llamado Daryl Evans.

Para la desgracia de Katrina y Polina, Valery entró en la vida de su padre. Ambas mujeres pusieron el grito en el cielo al enterarse del amorío de su padre con esa "niña" e hicieron hasta lo imposible para deshacerse de ella, pero fracasaron en sus intentos. Katrina cantó victoria al quedar embarazada, pero poco le duró el gusto, ya que Valery la imitó un par de meses después. Cuando nació Vladislav, Katrina sentía que la fortuna de su padre pasaría a manos de su primer nieto varón, pero cuál sería la sorpresa que el hijo de Valery y su padre también era varón, lo que tanto había deseado Vladislav, el hombre que tomaría las riendas de su imperio y se llevaría el 70% de todo cuánto poseía el señor Stan, quedando para sus tres hijas, el 30% restante. Katrina y Polina odiaron a muerte a Sebastian y nunca lo trataron bien, en cambio, su hermana Smeranda fue muy diferente, ella amaba a su hermanito y lo cuidaba dándole amor y protección. También simpatizó con Valery, haciéndose muy buenas amigas.

Se llegó el tan esperado día de la boda, Stephanos se preparaba para asistir a la ceremonia y la recepción, sus tres hijos también se estaban alistando para ello, mientras que Katrina se encontraba tirada en la cama, con la bata puesta y mirando una revista.

-¿A dónde vas Stephan? – Preguntó su mujer levantando las cejas.

-Es la boda del bastardo de tu hermano – Murmuró el hombre – Debo asistir, como buen cuñado que soy, tus hijos también ya están listos, ¿acaso no piensas asistir? Tu padre va a sentirse contigo.

-¡Pues me importa una mierda lo que ese asqueroso anciano piense! – Gritó Katrina hecha una furia – Yo no voy a ir, y ustedes tampoco deberían.

-¿Estás loca mujer? – Exclamó Stephanos jalándola del cabello – Ese diez por ciento de la fortuna de tu padre debe ser nuestro, recuerda que nuestras finanzas no están en muy buenas condiciones, además, la pensión que se te otorga cada mes nos viene muy bien a todos. ¡Yo le besaría las patas a tu padre por ese dinero! Y si es posible, haré lo mismo con tu hermano con tal de obtener beneficios.

-¡Eres un hipócrita! – Gritó nuevamente la mujer - ¿No tienes dignidad? Y permíteme recordarte que si estamos casi en la ruina es por causa de tus asquerosas amantes y tu obsesión por el juego, te lo advertí, ¡te dije que nunca apostaras con Vladislav Stan! Ese viejo es el diablo, ¡es como el Rey Midas!

-¡Tengo dignidad y tus hijos también! Por eso iremos a la boda, para que todos vean que somos una familia unida y por favor, ya no me recuerdes mis errores, porque tú también has sido causante de nuestra mala racha. Tus malditas compras compulsivas y esos viajes a Paris, para verte con tu amante. ¡Te quejas de tu padre por tener a una escuincla a su lado y tú lo imitas muy bien! ¿O acaso no crees que tu noviecito es mucho menor que nuestros propios hijos? ¡Tiene 25 años, la edad de nuestro pequeño Landon!

-¡Ya lárgate! – Gritó nuevamente Katrina – Ya no digas más estupideces, mejor ve y diviértete en la boda del bastardo y la muerta de hambre. Esa maldita se embarazó para quitarnos nuestra fortuna.

Stephanos ya no quiso continuar con la discusión, salió de la habitación dando un portazo y se reunió con sus hijos para dirigirse a la boda de Sebastian, en realidad no simpatizaba con el chico, pero tampoco le gustaría tenerlo como un enemigo, no le convenía, de hecho a nadie de la familia le convenía ponerse en contra de Vladislav Stan y su pequeño hijo Sebastian.

Por otro lado, Polina, su marido y sus hijos discutían también tratando de convencer a la mujer de que asistiera a la boda de Sebastian, pero también ella se negaba rotundamente. De hecho, Polina siempre había estado sometida a los deseos y caprichos de su hermana mayor y hacía todo cuánto ella le ordenaba. Polina temía de su hermana, porque sabía que Katrina era capaz de todo para obtener lo que quería. De hecho, Stephanos había comenzado a cortejarla, pero apareció Katrina y de buenas a primeras, ellos se casaron y la pobre de Polina, se conformó con un matrimonio arreglado junto a Gerald.

-¿Entonces no vas a acompañarnos, Polina? – Preguntó Gerald por última vez.

-¡No, ya dije que no! Y esa es mi última palabra – Exclamó su esposa.

-¡Pero mamá! – Dijo Ivar – Es la boda de Seb y Maggie, ¿no crees que el tío Sebby se va a sentir mal si no asistes?

-¡No me importa lo que piense ese bastardo! – Gritó la mujer llenando una copa con vino tinto.

-¡Mamá ya no bebas! – Gritó su hija Osmara arrebatándole la copa.

-¡Sí, mujer! – Exclamó Gerald – Últimamente bebes demasiado y eso no está bien, piensa en tu salud. Pero, si no vas a ir, le diré al ama de llaves que te cierre la puerta de la cava para que no puedas tomar ni una gota de alcohol. No me gusta que bebas y ¡menos estando sola!

Polina hizo una rabieta y no respondió, corrió a encerrarse en su habitación mientras que su marido e hijos partían hacia el lugar de la ceremonia, ya que ellos no deseaban desairar a la feliz pareja. Además, Gerald siempre había hecho caso omiso a los comentarios sarcásticos e hirientes de su suegro. De antemano sabían cómo era el hombre y que nunca cambiaría, por eso él le daba por su lado y así mantenía la fiesta en paz. Gerald era un hombre emprendedor, todo lo contrario a Stephanos y por esa razón, se había ganado la confianza y el respeto de su suegro.

Smeranda corría de un lado para otro, terminando de arreglar a sus dos hijos más pequeños Dimitri y Boris, de cinco años. Los gemelos corrían felices, ya que ellos formarían parte de la comitiva de la novia, uno sosteniendo la cola del vestido y el otro llevando los anillos. Sus hijos mayores Daryl de 15 años, Jonathan de 13 y Andrik de 10, ya habían abordado la camioneta de su padre, que sonaba continuamente el claxon indicándoles que se apresuraran.

La mujer bufó molesta al escuchar nuevamente el sonido del claxon, pero sus hijos pequeños no dejan ponerse los moños que adornarían su cuello y que formaban parte de su atuendo.

-Parecemos pingüinos. – gritaron emocionados y subieron rápidamente a la camioneta de su padre.

-¡Los dos lucen muy guapos y elegantes! – exclamó Daryl y sus hermanos mayores sólo sonrieron al verlos.

Daryl Evans eran un prestigioso abogado y también era el representante legal de Vladislav Stan. Llevaba 20 años casado con su hija menor, Smeranda y habían procreado 5 hijos, todos varones. La pareja se había dado tiempo para conocerse y enamorarse, lo de ellos no había sido arreglado, ni forzado como los matrimonios de Katrina y Polina. Por tal motivo eran un matrimonio feliz y muy sólido. Además, apreciaban y amaban a Sebastian y él les correspondía por igual.

Llegaron corriendo a la iglesia y los pequeños gemelos corrieron a abrazar a su tío quien se encontraba de pie, fuera de la catedral y además lucía exquisitamente guapo en ese esmoquin color negro. Sebastian estaba nervioso y se retorcía las manos en espera de la llegada de su prometida.

-¡Tranquilo, cuñado! – Sonrió Daryl palmeándole la espalda – Margó no se ha echado para atrás, va a llegar, sólo que ¡tú sabes! Las mujeres se dan mucho a desear. Si gustas, le puedo pedir a Smeranda que la llame y le pregunté del porqué de su retraso.

-Gracias Daryl – Dijo Seb – Te lo agradezco y por favor, dile a tu mujer que la apresure.

Su cuñado asintió y se alejó para hablar con su esposa, mientras el mejor amigo de Seb se acercaba hasta él y lo abrazaba con mucha emoción mientras le dedicaba unas palabras de afecto.

-Dirás que estoy loco, pero ¡estoy muy emocionado! Incluso más que tú. ¿Quién se iba a imaginar que te casarías? Lo veo y no lo creo – Sonrió Michael – Te felicito, porque sé que estás muy enamorado de Maggie.

-¡Y ella me ama, hermano! – Gritó Seb sin poder contenerse – Ella es todo cuánto soñé y ahora ¡vamos a convertirnos en padres!

-¿Cómo lo tomaron las hermanas del mal? – Preguntó su amigo con ironía – Seguramente saltaron de la felicidad y se ofrecieron a ser las madrinas de la novia.

-¡No sabes cómo se pusieron! Era tanta su felicidad que casi se comen a mi mujer – Respondió Sebastian sarcásticamente - ¡Par de brujas! Ojalá y las quemen en la hoguera.

-¡Me lo imagino! De seguro armaron un teatro, pero como siempre, Vladi sale al rescate de baby Sea Bass – rió con ganas su mejor amigo.

-¿Qué puedo hacer yo? – Dijo Seb levantando los hombros – No me importa lo que ellas digan, estoy seguro que no asistirán, acabo de ver a Stephan y a sus hijos, pero a Katrina ni sus luces, ¡ella es la más odiosa!

-¿Qué hay de Polina? ¿Ella va a venir? – Lo interrogó su amigo.

-No, creo que tampoco, y como te lo dije, no me interesa. ¡Ya no soy un niño! Antes me dolían sus desplantes, sus palabras de odio y resentimiento en mi contra. Pero como me dijo una vez mi padre, ¡qué esas palabras te sirvan para hacerte fuerte y valiente! – Rio amargamente Sebastian.

En ese momento, sus cuñados y sus sobrinos se acercaron para saludarlo y felicitarlo por su matrimonio. El esposo y los hijos de Katrina saludaron hipócritamente y le desearon lo mejor. Mientras que Gerald y sus hijos lo hicieron de muy buena voluntad. Smeranda también se acercó a su hermano y lo besó en la frente para decirle que Margó ya estaba cerca, que no se desesperara que llegaría en cualquier momento. También se acercó hasta dónde estaba su padre para pedirle que tomara su lugar y que le pidiera al resto de los invitados que también lo hiciera. 

https://youtu.be/6qN8P_aSplY

Sebastian entró en la iglesia, junto a su amigo Michael, que sería su padrino y tomó su lugar frente al altar, Vladi también se colocó a un lado de él pues la limusina que transportaba a la novia y a sus padres acababa de estacionarse frente a la catedral. Margarita descendió del vehículo luciendo un hermoso vestido blanco con aplicaciones de encaje y pedrería y una larguísima cola, la cual fue sostenida por el sobrino de Sebastian. Los padres de la chica también bajaron del auto, y juntos recibieron la bendición del sacerdote. La mamá de Margarita entró a la iglesia detrás del cura y se sentó junto a Smeranda quién le sonrió y apretó su mano. Poco después, la marcha nupcial resonó interpretada por una orquesta de cuerdas () y la novia hizo su entrada en el recinto.

Sebastian la contemplaba embelesado y quería correr a su encuentro, abrazarla y besarla, pero la mano de su amigo lo detuvo. Su novia lo miró y le dedicó una hermosa sonrisa llena de felicidad, cuando estuvieron más cerca, él avanzó unos pasos y extendió su mano mientras el padre de Margarita colocaba la mano de su hija entre las de su yerno.

-¡Cuídala mucho, Sebastian! – Dijo el padre de la novia – Recuerda que ella es nuestro mayor tesoro y nuestro bien más preciado.

-No te preocupes, Laurence – Respondió Sebastian – Yo la voy a cuidar muy bien, incluso más que a mi propia vida.

El padre de la chica se retiró y Margarita se arrojó a los brazos de su amado para besarlo apasionadamente, él le correspondió lleno de emoción y juntos caminaron tomados de la mano hasta quedar frente al altar. El sacerdote comenzó con una breve lectura respecto al matrimonio y su importancia dentro de la vida de todo buen cristiano católico, y así transcurrió la ceremonia religiosa, dónde ambos se juraron, frente a Dios, amor y fidelidad eternos. Había sido una hermosa boda llena de sentimientos maravillosos, algunos de los invitados lloraron de la emoción, entre ellos, Smeranda y los abuelos de Sebastian que viajaron desde Nueva Escocia para estar con él, en ese día tan especial.

Al término de la ceremonia religiosa, los invitados se trasladaron al sitio dónde se llevaría a cabo la recepción para disfrutar de un gran banquete y comer las delicias de la cocina rumana. Hubo un emotivo brindis de parte de Vladislav dónde el hombre habló y deseó mucha fortuna y buena vida dentro del nuevo matrimonio. Alabó las virtudes de su nuera y de su hijo, y al terminar el brindis, se dio pase al baile y la fiesta siguió por un buen rato más, sin embargo, los novios se despidieron a mitad de la celebración para partir de su luna de miel en América del Sur.

El matrimonio de Sebastian y Margó parecía perfecto, así como su embarazo. Los meses siguientes fueron tranquilos y los nuevos esposos se veían más enamorados que nunca, parecía que su felicidad sería interminable. Sebastian había concretado nuevos proyectos para Stan Electronics y había conseguido fusionar una empresa de telecomunicaciones a la suya, lo que la seguiría manteniendo como líder en su ramo y muy por encima de la competencia. Eso hacía sentir más orgulloso a Vladi, pues sabía que como él, su hijo era todo un líder y un visionario, ya que todo lo que Sebastian tocaba, también se volvía de oro.

*****

Margó comenzó a quejarse de fuertes dolores de cabeza, su médico le diagnosticó una ligera preeclampsia y la mantuvo bajo constante vigilancia. Le dio las recomendaciones que se debían seguir y parecía que no había más molestias. El embarazo estaba por llegar a su fin y el joven matrimonio Stan pronto tendría entre sus brazos al pequeño Velkan. Vladislav, al enterarse que sería abuelo de un varón, que conservaría su apellido y su legado, decidió cambiar su testamento, pero sin dar aviso a su familia, ¡quería darles una sorpresa, el día que él dejara este mundo! Decidió dejar el 100 por ciento de su fortuna a su hijo Sebastian, sus hijas heredarían una pensión, así como sus nietos y yernos. Obviamente dejaría al criterio de su hijo el manejo de estas pensiones.

Sebastian se encontraba en su oficina hablando con su padre, cuando su teléfono móvil comenzó a sonar. Por la melodía, supo que se trataba de su esposa, así que respondió de inmediato a la llamada. Era raro que Margó lo llamara en horario de oficina, a menos que se tratara de algo importante, ella lo molestaría en el trabajo.

-¡Hola mi vida! – exclamó Sebastian - ¿Te encuentras bien? – preguntó con un poco de preocupación en su voz.

-¡Hola! – dijo la chica y el pudo escuchar un pequeño quejido – La verdad es que no me siento muy bien, es posible que Velkan ya quiera conocer este mundo. He sentido contracciones cada quince minutos en la última hora y necesito que me lleves al hospital.

-No te preocupes, espérame y yo llego en menos de quince minutos. – respondió Sebastian – Mantén la calma que no tardo. – dijo y terminó la llamada.

Vladislav notó el nerviosismo en el rostro de su hijo e inmediatamente le preguntó si todo se encontraba bien con su nuera: - ¿Qué le pasa a Margarita? – dijo el padre del muchacho.

-Parece que ha entrado en labor de parto. – dijo mientras tomaba el teléfono para darle indicaciones a su secretaria – Tengo que ir a casa para llevarla al hospital, ¡estoy demasiado nervioso!

-Debes mantener la calma, no te pongas nervioso. – exclamó su padre – Sé que no será fácil pero no debes contagiar a tu mujer con tu nerviosismo. Ella debe ser la nerviosa, no tu, pues tú no vas a parir.

-Quizá no papá, pero yo también me contagio de ello, ¡ambos estamos embarazados! ¿No puedes entender eso? – gritó Sebastian a punto de la histeria.

¡Pero tú eres el hombre! Tu eres el fuerte, el que debe hacerla fuerte. – respondió su padre – Si te quiebras, ella también se quebrará, así que pórtate como un macho y déjate de mariconadas. – dijo Vladislav golpeando la espalda de su hijo.

-¡Eres una momia insensible! – exclamó Sebastian tomando su saco y saliendo de su oficina.

-Te alcanzaré en la clínica. – dijo Vladi sin esperar respuesta por parte de su hijo.

Sebastian salió corriendo del edificio y condujo a toda velocidad hasta su departamento. Margarita ya lo esperaba en la sala, la chica estaba sentada y respiraba velozmente mientras hacía muecas de dolor. Seb la tomó en brazos y la llevó a la puerta del ascensor, después regresó para tomar la maleta de su mujer con las cosas del bebé y corrió para encontrarse con ella. Luego salieron para abordar el auto del chico quién condujo como endemoniado hasta la clínica, ya que su esposa no paraba de quejarse. En el camino llamó al médico para avisarle que Margarita ya había entrado en labor de parto.

Cuando llegaron a su destino, el doctor Sullivan los esperaba y condujo a la chica a la sala de expulsión para hacerle unas pruebas y valorar su estado, mientras Sebastian llamaba a sus suegros. En ese momento, aparecieron Smeranda y Vladislav que se reunieron con él y trataron de tranquilizarlo porque estaba muy nervioso.

-¡Calma baby Sea Bass! – dijo su hermana abrazándolo – Sólo vas a convertirte en padre, no pasa nada.

-¡Escucha a tu hermana, ella ya tuvo cinco hijos! – Exclamó Vladi – Te habla la voz de la experiencia.

Sebastian sonrió ante el comentario de su padre y dejó que su hermana lo tranquilizara, después él se comunicó con sus abuelos para informarles que su hijo estaba a punto de nacer. Los señores Steele estaban muy emocionados y le dijeron que tomarían el primer vuelo a Nueva York que encontraran para poder conocer a su bisnieto. Luego de un rato, los papás de Margarita también llegaron a la clínica y Seb entró a la sala de expulsión para estar presente en el nacimiento de su primogénito.

Margarita, al ver a Sebastian, le sonrió y lo tomó fuertemente de la mano, el médico le ordenó a la chica que pujara y su marido la alentaba a hacerlo, lo intentó un par de veces y al poco tiempo, la chica cayó desmayada ante el enorme esfuerzo que había hecho. El médico se sorprendió demasiado al ver el desmayo de la joven y al darse cuenta que sus signos vitales se iban a pique. Rápidamente ordenó llevarla a otra sala ante la mirada atónita de Sebastian que no sabía lo que estaba pasando, pues nadie le decía nada.

-¡Doctor, doctor! ¿Qué sucede con mi esposa? ¿Qué va a pasar con mi hijo? – Gritaba el joven, pero nadie le respondía.

Rápidamente, entraron varios enfermeros con una camilla y se llevaron a la chica de ahí, pues no reaccionaba y ¡el bebé aún no nacía! El médico estaba desesperado y salió corriendo de la sala de expulsión, sin responder a Sebastian. Los familiares del chico también se dieron cuenta que algo no andaba bien y se acercaron a él para preguntarle qué estaba pasando.

-¡No lo sé! – Respondió Sebastian – Margarita se desmayó, pero nadie me ha dicho por qué, escuché decir que sus signos vitales colapsaron y ¡ya no supe más! No, no, no, ¡no quiero que nada malo les pase a ambos! Tengo miedo – Dijo el chico y abrazó a su hermana que lo acunó entre sus brazos.

-¡Sé fuerte! – Le gritó su padre -Quédate aquí, iré a preguntar a ver que me pueden decir. Por favor, conserva la calma y no te portes como un cobarde.

El señor Stan caminó a paso veloz por el lugar y se topó con una enfermera, le preguntó sobre su nuera y su estado de salud, pero le respondieron que no sabían nada, que la señora Stan se encontraba grave, pero no dijo más y se alejó de ahí. Vladislav maldijo y trató de averiguar por otro lado, pero no obtuvo respuesta.

Sebastian y sus suegros estaba desesperados, al igual que Vladislav, intentaban averiguar qué era lo que estaba sucediendo con la joven, pero nadie supo decirles nada, sólo que la muchacha se encontraba grave. Esa respuesta los ponía más nerviosos y presentían lo peor. Sebastian jalaba sus cabellos en señal de desesperación, ¡deseaba saber que era lo que estaba pasando!

Pasaron varias horas de angustia para el joven, hasta que apareció el médico que atendía a Margarita. El rostro del doctor Sullivan no era nada alentador, todos palidecieron al mirarlo y lentamente el médico se acercó hasta ellos, tomando a Sebastian por el hombro.

-Señor Stan, usted se ha convertido en padre de un niño sano y hermoso. Velkan Stan nació con un peso de cuatro kilos y midiendo 53 centímetros. ¡Muchas felicidades, señor! – dijo el médico y trago grueso.

-¡Muchas gracias, doctor Sullivan! – dijo Sebastian muy emocionado – Me ha quitado un peso de encima. – exclamó suspirando – Pero, ¿cómo está Margarita? ¿Puedo pasar a verla?

-Respecto a la señora Stan, es de lo que deseo hablarle. – respondió el doctor pasándose la mano por el pelo – La verdad no sé cómo darle esta noticia, es demasiado duro.

-¡Pues hable de una vez! – gritó Vladislav Stan - ¿Cómo está mi nueva, matasanos?

-Tranquilo señor, sé que lo que voy a decirles no es fácil. – respondió el doctor Sullivan – La señora Margarita Stan falleció mientras daba a luz a su hijo.

-¡NOOOOO! – gritó Sebastian y cogió al médico por los hombros - ¡Usted está mintiendo! ¡Eso no puede ser verdad! ¡No es posible! Margarita no puede estar muerta, ella era muy sana. ¡No juegue con mis sentimientos, doctor! – exclamó el hombre con lágrimas en los ojos.

-Le estoy hablando con la verdad, ¡yo no me atrevería a jugar de esa manera! – respondió el médico – Yo no jugaría con la salud de mis pacientes y tampoco con los sentimientos de sus familiares. Desgraciadamente, Margarita no resistió el parto debido a un aneurisma.

-¿Un aneurisma? – preguntó Vladi - ¡Se suponía que usted la trataba! Debió darse cuenta de ese problema.

-No fue posible, pues la señora Stan jamás presentó un síntoma, tampoco se quejó de nada. – fuer la respuesta del doctor – Ella llevaba una vida normal, pero este tipo de cosas suceden y debido al esfuerzo que realizó en la sala de expulsión, el tumor reventó y por eso se desmayó. Falleció cuando la trasladamos al quirófano, tuvimos que practicar una cesárea para poder salvar al bebé, de lo contrario el también hubiera muerto. ¡Lo lamento mucho! Hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos, señores Stan. – dijo el doctor Sullivan y se alejó.

Sebastian se desconectó de todo, ¡no podía creer que Margarita hubiera muerto! Ni siquiera el nacimiento de su hijo podía otorgarle un poco de luz a esa oscuridad que se cernía sobre él. Margó era el amor de su vida, su otra mitad y la necesitaba junto a él. ¿Cómo iba poder criar sólo a un niño? ¡No tenía idea de cómo hacerlo! Margarita era su motor y juntos habían jurado ser buenos padres para Velkan.

El joven salió de la clínica y caminó hasta una capilla que se encontraba a un costado del lugar. Entro en ella y se arrodilló frente al altar mientras gruesas lágrimas corrían por sus mejillas. Señaló el crucifijo que estaba frente a él y le gritó con todas sus fuerzas.

-¿Por qué lo hiciste? – exclamó el joven - ¡Primero mi madre y ahora Margó! No te importó dejarme viudo y tampoco te importó dejar a un pequeño sin su madre. ¡Eres demasiado egoísta! Por eso no creo en ti, antes pensaba que eras bueno ¡pero no es verdad! Te gusta hacernos soñar y creer que somos felices, para después venir a jodernos la existencia. Te llevas lo que más amamos, nos los arrebatas de nuestras manos. Tiene razón mi padre en decir que sólo eres una ilusión, ¡te odio!

Sebastian se levantó y salió de la capilla sin mirar atrás, estaba destrozado. Tenía miedo de lo que vendría después, ¿cómo iba a poder criar a su hijo? Tenía que ser fuerte cómo se lo había dicho a su padre, debía endurecerse y no doblegarse ante su dolor. La pérdida de Margarita no iba a ser fácil de sobrellevar, pero si él se dejaba caer, ¿qué sería de su hijo?

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Bastante duras las últimas palabras de Sebastian, quienes sean creyentes deberán disculparme por la crudeza, pero es sólo ficción, ustedes saben. Creo que cuando perdemos a un ser amado, llegamos a decir cosas que duelen. Sebastian ha quedado viudo y con un hijo recién nacido al cual debe cuidar y proteger. ¿Qué les pareció el capítulo? Seguiremos conociendo más de cerca el pasado de Sebastian y pronto aparecerá su coprotagonista femenina, no se desesperen. Gracias por leer. ¡Hasta el próximo martes!
#MaryCruz


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