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CHAPTER THIRTY SEVEN

Al llegar al penthouse en Manhattan, Sebastian y Evangeline se sorprendieron al ver que Vladi tenía todo preparado, desde hacía tiempo que había estado esperando su llegada. Dejaron sus maletas y se sentaron en la sala para descansar mientras que Smeranda llevaba una bandeja con refrescos y aperitivos. Eve se había ofrecido a ayudarle, pero Vladi no se lo permitió, alegando que estaba cansada por el viaje y debía descansar un rato. Una vez que Smeranda se sentó junto a su padre, inmediatamente se dirigió a su hermano para interrogarlo y pedirle una explicación.

-¿Ahora sí me vas a decir por qué te fuste así como así? – Preguntó la mujer.

-¡Deja de fastidiarlo con eso, Smeranda! – Intervino su padre – No hagas preguntas, cuando él lo decida, lo sabrás.

-Le debo una explicación a mi hermana – suspiró Sebastian pasando su mano por sus cabellos – Después de todo, ella tiene todo el derecho a conocer la verdad.

Vladi asintió, mientras que Smeranda los miraba con confusión. Sabía que tanto su padre, como la novia de su hermano conocían los pormenores de su huida, cosa que ella ignoraba y estaba deseosa de saberlo. La mujer miró suplicante a su hermano, como exigiéndole una explicación. Luego de un rato de silencio, Smeranda ya no pudo más y exclamó impaciente.

-¿Me lo vas a decir de una buena vez, Sebastian? ¡Me intriga tu silencio! ¿Acaso tus motivos son tan malos? – Preguntó colocando las manos encima de las de su hermano.

-¡Es que no sé cómo empezar! – Respondió Sebastian - ¡Son tantas cosas! La verdad es que no sé cómo vayas a tomarlo – Dijo haciendo una pausa.

-Pues si no me lo dices, ¿cómo vas a saberlo? – Dijo Smeranda.

-De acuerdo, ¡allá voy! – Exclamó el joven – Si huí, fue porque escuché a Katrina, su marido y Vlad tramando asesinar a mi hijo, a nuestro padre y a mí. El primero en su lista era Velkan, ¡yo debía proteger a mi hijo!

-¿Cómo es eso posible? – Gritó Smeranda horrorizada – ¡No puedo creerlo! ¡Es una locura! – Dijo llevando ambas manos a su rostro - ¿Por qué?

-¿Por qué? – Preguntó Sebastian - ¡Fácil! El dinero, la herencia de nuestro padre. Hay muchos intereses de por medio, recuerda que si no hay heredero varón, todo pasaría a manos de Vlad y eso quieren, desaparecerme a mí y a mi hijo, para heredar automáticamente todo lo que papá posee. Después de haberlo obtenido, según sus planes, también acabarían con la vida de papá. ¡Tú hermana mayor está loca!

Smeranda no podía creer en tanta maldad por parte de su hermana Katrina y su familia. Sabía perfectamente que su hermana no era buena persona, pero no imaginaba que en su mente podía estar tramando otras esas atrocidades. Tampoco podía creer que su sobrino pensara igual que ella. De su cuñado Stephanos se podía esperar cualquier cosa, ¡pero eso ya había sobrepasado los límites de su maldad! La mujer se llevó las manos al rostro y comenzó a llorar a lágrima viva, pero agradecía al cielo porque su hermano y su sobrino, al igual que su padre se encontraban aún vivos.

Vladi miró como su hija se desmoronaba y la abrazó con fuerza. Aún había más cosas que Smeranda debía saber, pero con eso era suficiente por ahora. Ella también tenía sus problemas y soltarle toda la verdad de golpe, sería una experiencia muy dura para ella. Lo mejor sería hablarlo poco a poco y así, cuando ella hubiera asimilado las cosas, darle a conocer sus planes para desenmascarar a los Barker.

Sebastian se levantó de su asiento y se acercó a su hermana para abrazarla también, la mujer lo apretó firmemente contra su pecho sin dejar de llorar. Permanecieron así un buen rato, hasta que su llanto disminuyó. Nadie había dicho nada, todos habían permanecido en silencio, incluso Velkan, que miraba consternado a su tía. Unos minutos después, Vladislav Stan decidió que ya era momento de romper ese silencio.

-Creo que deberíamos concentrarnos en cosas más alegres – comentó el hombre - ¿Están listos para la fiesta de mi nieto?

Smeranda asintió, se separó de su hermano y limpió sus lágrimas. Evangeline suspiró para responder: - ¡Por supuesto que estamos listos! Velkan está muy emocionado.

-¡Fiesta, fiesta! – gritó Velkan agitando sus bracitos.

-¿Mi nieto ya habla? – Preguntó emocionado el viejo Stan - ¿Por qué no me lo dijeron? – exclamó reprochándole a Sebastian y Evangeline.

-¡Íbamos a decírtelo, papá! – Se excusó Sebastian – Pero con estas cosas, ya no pudimos decir nada.

-De hecho Sebastian tiene varios vídeos dónde el niño se explaya – Comentó Evangeline - ¡Muéstraselos, cielo!

Sebastian sacó su móvil y buscó los vídeos dónde su hijo había dicho sus primeras palabras para mostrárselos a su padre y a su hermana. Ambos miraban complacidos y sonreían emocionados. Evangeline también les mostró los que ella había tomado en dónde Velkan corría feliz detrás de Thorin, su perro.

-¿Y qué pasó con el perro? – Preguntó Vladislav entregando el móvil a su hija para que mirara con calma los vídeos - ¡Dijiste que lo ibas a traer!

-Está en el aeropuerto – Comentó Sebastian – A pesar de tener todo en orden con él, me comentaron que se quedaría un par de horas, para un nuevo chequeo, no sé a qué se deba.

-¡Deberíamos ir por el ya! – Exclamó su padre levantándose del asiento – Dejemos al niño y a las chicas aquí.

Sebastian se puso de pie y caminó detrás de su padre que ya dejaba el departamento, depositó un suave beso en los labios de Evangeline para salir junto a Vladi y dirigirse al aeropuerto por el perro. Evangeline y Smeranda permanecieron sentadas en la sala, mirando al pequeño Velkan que caminaba feliz y exploraba el lugar.

-¿Cómo se conocieron? – Preguntó Smeranda.

-¿Perdón? – Respondió Evangeline que tenía toda su atención puesta en el bebé.

-¡Sí, tú y Sebastian! ¿Dónde y cómo se conocieron? – Dijo la hermana de Seb – Tengo curiosidad por saber su historia de amor.

Eve rió suavemente y meneó la cabeza. Suspiró y respondió a las preguntas de Smeranda: - Lo conocí en Lower Hampton. Llegué ahí para trabajar como maestra del jardín de niños. Conozco a Gracia Souza, que es novia de Michael Fassbender.

-¡Entiendo! – Murmuró Smeranda con interés.

-Ellos me ayudaron a conseguir un lugar en dónde quedarme, ya que yo no conocía el pueblo – Dijo Eve – Y fue precisamente, la casa de los abuelos de Sebastian en dónde encontré un cuarto de alquiler. Al principio, él y yo nos llevamos mal, no era muy amistoso que digamos – Sonrió Evangeline – Hasta llegó a portarse grosero y despectivo conmigo.

-¡Ay no puede ser! – Exclamó la mujer – Sebastian no suele ser muy amistoso, ya me lo imagino, portándose como un divo.

-¡Exactamente así! – Respondió Eve estallando entre carcajadas – Pero creo que después las cosas cambiaron poco a poco entre nosotros.

-¡Ya me lo imagino! – Dijo Smeranda – Me alegra que por fin mi hermano haya encontrado a alguien que lo ame y que se dio otra oportunidad en el amor.

-Fue tu padre quién me dijo que le diera la oportunidad y le tuviera paciencia – Comentó Evangeline – Pero tuvimos muchos altibajos, ahora parece que las cosas están tomando su cauce y que quizá nuestra relación se mantenga fuerte.

-Así será, lo presiento. – dijo Smeranda – A pesar de ser un gruñón y en ocasiones grosero, Sebastian puede ser dulce y cariñoso, un gran hombre. Creo que ha tenido mucha suerte en encontrarte, me pareces una gran chica, aparte de hermosa.

-Gracias. – dijo Evangeline ruborizándose – Tu eres una mujer muy hermosa, también y por lo que me ha dicho Sebastian, eres su hermana consentida.

-Desde que supe que iba a nacer, adoré a ese niño – Sonrió Smeranda tomando a su sobrino en sus brazos – Creo que siempre vi a Sebastian como un hijo, y ahora veo que este pedacito de amor es su vivo retrato. Y me imagino que es igual de travieso, caprichoso y gruñón – Sonrió haciéndole cosquillas a Velkan.

-Me lo imagino – Suspiró Evangeline – Se nota que ustedes dos se llevan bastante bien y son muy unidos. Respecto a Velkan, él es muy tranquilo – Respondió Eve con una sonrisa – Pero de vez en cuando tiene sus arranques, como todo niño.

-Parece que lo manejas bien – Exclamó Smeranda bajando de nuevo a su sobrino para que siguiera jugando - ¿Planeas tener hijos con mi hermano?

-A mi me encantaría – Sonrió la chica – Yo adoro los niños, es muy enriquecedor tratar con ellos. Pero no sé si mi relación con Sebastian llegue a ese nivel, por ahora nos lo estamos tomando con calma.

-¡Yo también adoro a los niños! Tengo cinco – Exclamó Smeranda entre carcajadas – Y pienso que lo tuyo con Sebastian irá más allá de un noviazgo. Pude ver la chispa que hay entre ustedes. ¿Te confieso algo? – Preguntó Smeranda y Eve asintió – Ni con Margarita llegué a ver esa conexión que tienes con mi hermano. Esta relación suya es muy diferente.

Evangeline sonrió, pero no respondió. No estaba segura de qué decir al respecto, a ella le encantaría que su relación con Sebastian perdurara por siempre. Ella daba lo mejor de sí y Sebastian le correspondía, sin embargo, el destino era quién tenía la última palabra. La charla entre las mujeres siguió por un buen rato, hasta que de pronto, la puerta se abrió y el enorme can mestizo entro armando un alboroto en la casa. Velkan lo miró y gritó, mientras caminaba detrás del perro que estaba ya sobre Eve lamiendo su cara.

-¡Ay, es gigantesco! – Gritó Smeranda al sentir cómo la nariz del perro rozaba sus piernas.

-¡Es un encanto! – Exclamó Sebastian riendo al ver la cara de su hermana – Aunque te aseguro que devorará de un bocado a todos tus pugs.

Todos comenzaron a reír a carcajadas mientras que el perro se echaba a los pies de Evangeline y Velkan se dejaba caer sobre él para quedarse inmediatamente dormido sobre el cachorro.

*****

Un par de horas después, el señor Stan y su hija Smeranda abandonaron el penthouse. Evangeline tomó a Velkan en brazos y lo llevó hasta la habitación para que tomara un baño. Sebastian ordenó pizza para cenar y minutos después se reunió con Eve en la habitación. La chica ya había terminado de asear al niño y le ponía su pijama. Thorin se encontraba echado sobre la cama y el ver a Seb entrar al cuarto, se levantó enseguida para ir a su encuentro meneando la cola. El joven acarició el morro del cachorro y caminó hasta Evangeline para abrazarla por la cintura y besar sus mejillas.

-¿Qué te parece este lugar? – preguntó el hombre con una sonrisa – Me encanta la vista que nos ofrece de la Isla de Manhattan.

-¡Es hermoso y enorme! – dijo Eve con los ojos chispeantes de emoción – Lo poco que pude observar de la ciudad, ¡me encantó! Muero de ganas por dar una vuelta y conocer un poco más de este sitio.

-Mañana saldremos a dar un paseo los cuatro – Exclamó Sebastian – Iré a darme un baño antes de que llegue la pizza.

-¡Sí! Porque yo también quiero asearme, huelo a avión. – dijo la chica entre risas.

Sebastian rió también y se desvistió de prisa para entrar en el baño. Eve tomó a Velkan entre sus brazos y comenzó a cantarle una canción de cuna mientras el bebé tomaba su biberón. Cuando Sebastian salió de la ducha, el pequeño estaba profundamente dormido sobre la cama, Evangeline aprovechó que Seb ya estaba fuera para darse un baño rápido. Cenaron sobre la cama, mientras miraban una película de terror. Esta terminó y la chica se acurrucó en los brazos de Seb para dormir y no tener pesadillas durante la noche, no deseaba que los monstruos le hicieran una visita.

*****

Al siguiente día, después de tomar el desayuno, Sebastian colocó la correa en el collar de Thorin mientras que Eve acomodaba al niño en el carrito. Todos salieron del departamento para dar una vuelta por los alrededores, Evangeline estaba feliz y sonreía abiertamente, estaba encantada con todo lo que veía. Sebastian también sonreía feliz al ver la cara de su chica y de su hijo. Incluso el perro se veía bastante animado, era una mañana tranquila y soleada, ¡perfecta para dar un paseo en familia!

-¡Me encanta Manhattan! – dijo Evangeline llena de emoción – Y yo que pensé que jamás abandonaría Canadá.

-El mundo suele dar muchas vueltas y el destino te tenía preparado un viaje. – exclamó Sebastian entre risas – Soy malo para esto, pero me da gusto que estés aquí conmigo. – dijo tomándola de la mano.

-Pues vas a pensar que esto es una locura, pero una vez en una feria, mi hermano Ron me llevó a que me leyeran la palma de mi mano. – comentó Eve – Según la adivina, yo iba a hacer un viaje junto al amor de mi vida, ¿puedes creerlo? Porque yo nunca le creí.

-Pues no se equivocó la mujer. – respondió Sebastian – Estás de viaje junto a los amores de tu vida. – añadió acercándose más a ella para rozar sus labios con los suyos – Te amo Evangeline y me siento seguro a tu lado, ¡gracias por estar aquí! – dijo Sebastian con un suspiro – Velkan y tú me llenan de esa fuerza que necesito para seguir. Temo por su seguridad, pero no voy a permitir que nada, ni nadie les haga daño.

-Ya no pienses en eso. – exclamó Evangeline – Verás que las cosas se van a solucionar sin necesidad de tomar medidas extremas. – sonrió y lo tomó de la mano – Mejor sigamos con nuestro paseo, ¿vamos a comer un helado?

-Tienes razón, dejaré de lado las cosas negativas y me concentraré en las positivas. – respondió el chico - ¡Vamos por ese helado!

-Yo quiero uno de chocolate con chispas de chocolate. – comentó Eve apretando con fuerza la mano de Sebastian para cruzar de acera.

*****

Un día antes de la celebración del cumpleaños número uno de Velkan, los abuelos de Sebastian, junto a Mike y Gracia arribaron a Nueva York. Se encontraron con Sebastian y Evangeline en el penthouse del señor Stan. Se había preparado un almuerzo para darles la bienvenida y había un gran alboroto en la casa. Todos hablaban casi al mismo tiempo y el bullicio de las personas se mezclaba con los ladridos de Thorin y los gritos de Velkan.

-¡Esto es un caos! – comentó Vladislav Stan – Pero estoy feliz de verlos de nuevo, ¿cómo van las cosas con el negocio? – dijo dirigiéndose a Colin Steele.

-Todo marcha de maravilla. – respondió el abuelo de Sebastian – Los chicos que trabajan en el taller son muy buenos elementos, tienen muchas ganas de hacer las cosas y de superarse. Han ganado muchos clientes y eso me alegra mucho, plus que la construcción del nuevo hotel nos ha caído como anillo al dedo.

-Hemos comenzado con la construcción de este y quizá en un par de meses entre en funcionamiento. – exclamó el señor Stan – Estamos trabajando a marchas forzadas, pues la temporada vacacional está muy cerca.

-¡Es verdad! Pues eso es perfecto para todos. – dijo Colin Steele – Tendremos mucho trabajo que seguramente no nos daremos abasto.

-Eso te lo puedo asegurar. – respondió el señor Stan levantándose de su asiento para hacer un brindis - ¡Atención! Quisiera brindar por nuestra buena suerte y porque entre todos nosotros reine la paz y la armonía. ¡Salud!

-¡Salud! – respondieron todos levantando sus vasos.

-Porque vengan tiempos mejores. – dijo Sebastian bebiendo de su copa – Ya no deseo vivir bajo esta zozobra, ¡necesito estar tranquilo! Por mí, por mi familia.

-Así será. – exclamó Agnes abrazando a su nieto – La suerte estará de tu lado, ya lo verás.

Todos volvieron a levantar sus vasos y volvieron a brindar por la felicidad de cada uno de ellos, había llegado el momento de que Sebastian se presenta de nuevo ante el resto de su familia.

*****

En la mansión Stan había un gran alboroto, ¡era el día de la fiesta del pequeño Velkan! Los criados corrían de un lado para otro llevando viandas con toda clase de comida en miniatura. Poco a poco los invitados fueron haciendo su aparición y ocupando sus asientos en el gran jardín de la casa. Vladislav observaba complacido y se frotaba las manos esperando con ansias la entrada triunfal de Sebastian. Sonrió burlonamente al imaginar el rostro de su hija Katrina al ver a su hermano.

-¿Por qué estás tan contento, papá? – preguntó Polina acercándose al señor Stan para abrazarlo – Estás que irradias felicidad, ¿puedo saber a qué se debe tu alegría?

-En unos instantes más lo sabrás, hija mía. – dijo el anciano mirando a su alrededor - ¿Dónde está tu hermana Katrina?

-Se quedó en la sala saludando a los abuelos de Sebastian. – respondió Polina besando la frente de su padre – Quería saber algo acerca del paradero de nuestro hermano.

-¡Ellos no saben nada! – gritó Vladislav Stan.

-Lo sé papá, eso mismo le dijeron a Katrina pero ella no se notaba muy complacida con esa respuesta. – dijo la mujer y señaló a su hermana que aparecía en el jardín acompañada de su hijo Vlad - ¡Mira! Ahí está Katrina.

Katrina caminaba altiva del brazo de su hijo, hacia donde se encontraban su padre y su hermana menor. Ambos miraron al anciano y a su hija que sonreían, ellos les devolvieron la sonrisa fingida y se acercaron para saludar.

- ¡Hola, papi! – Dijo Katrina abrazando a Vladi y besando su mejilla - ¿Cómo está el mejor papá del mundo?

-¡Yo estoy feliz! – Respondió el viejo - ¿Dónde está tu marido?

-Está por allá, charlando con mis cuñados – Comentó la mujer señalando a Stephanos que reía a carcajadas.

-¿A mí no me vas a saludar, abuelo? – Preguntó Vlad.

-¡Hola, hijo! – sonrió el hombre - ¿Cómo estás? ¿Cómo está la familia?

-Estoy un poco desconcertado por este teatro, ¿podrías explicarme por qué festejas el cumpleaños de tu nieto desaparecido? – Comentó Vlad frunciendo el ceño.

-¿Qué tiene de malo? – Respondió Vladi palmendo la espalda de su nieto mayor – La gente se divierte, los niños juegan y son felices. Nadie ha hecho preguntas – Suspiró el anciano - ¡Relájate y disfruta de la fiesta, hijo! Porque habrá sorpresas.

Vladislav Stan sonrió y se alejó de sus hijas y nieto para saludar a Boris y Dimitri, quiénes le hacían señas con la mano y lo llamaban para que jugara con ellos. Vladi se quedó de pie a mitad del camino, para esperar a los gemelos que se echaron a correr, seguidos de su madre que llevaba en sus manos un montón de regalos para su sobrino. La fiesta estaba en su mayor apogeo, pero el viejo Stan parecía no querer moverse de su sitio, ya tenía localizados a todos sus familiares y esperaba el gran momento. Tomó su móvil y envió el mensaje destinado a Sebastian, esa era la señal.

Seb tomó el móvil y leyó el mensaje, tomó en brazos a su hijo y cogió por la cintura a Evangeline, quién lo besó en los labios. Juntos caminaron decididos hasta el jardín para entrar en este. Había ruido y música, pero todo eso se detuvo cuando ellos aparecieron, todos los rostros se volvieron hacia la entrada. Los invitados estaban estupefactos, pero los que permanecieron estáticos y con la mandíbula casi hasta el piso fueron Vlad y Katrina Barker. ¡Sebastian había regresado!

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Oh my goat! ¡Ya se apareció Sebastian! ¿Cómo irán a reaccionar todos? ¿Qué es lo que nos depara esta historia? No se pierdan sus últimos capítulos, porque esto se va a poner cada vez mejor. Agradezco sus comentarios y lecturas. ¡Hasta el lunes!

#MaryCruz 

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