CHAPTER THIRTEEN
Sebastian y su padre salieron del cementerio, Vladislav llevaba en sus brazos a su nieto y el hombre irradiaba felicidad. Su hijo lo seguía de cerca, empujando el carrito de Velkan hasta detenerse frente a la limusina del anciano.
-¿Trajiste ese armatoste? – preguntó Sebastian con el seño fruncido.
-¿Qué hay de malo con ello? – su padre respondió con otra pregunta.
-Llama mucho la atención, te dije que fueras discreto. – dijo Sebastian.
-Como sabrás, tus hermanas me conocen muy bien. – exclamó el viejo Stan – Si he tomado mi auto deportivo, sospecharían que algo estoy tramando. Recuerda que yo viajo en limusina hasta para ir al súper mercado.
-De acuerdo, pero ¿Simon no irá con el chisme? – dijo Sebastian mirando al chofer de su padre.
-Simon es una tumba, me fió más de él que de tus hermanas. – respondió Vladislav Stan – Él ha sido mi chofer por más de treinta años y tiene toda mi confianza. Él sabe muchas cosas que tú desconoces, mi niño. – dijo el viejo haciendo muecas para que su nieto se riera.
-Está bien, entonces dile que nos lleve de compras. – exclamó Seb – Este niño cada día está más grande y necesita ropa nueva. Ya nada le queda, sólo ese traje que trae puesto.
-¿Ese traje con el ridículo payaso bordado? – preguntó Vladi besando a Velkan en la mejilla mientras el niño acariciaba su rostro.
-¿Qué tiene de malo? Se lo regaló la abuela Agnes. – respondió el chico con una sonrisa – A mí tampoco me gusta, pero no podía desairarla, de hecho ella lo arregló para su viaje a esta ciudad.
-Para gustitos de la vieja Agnes. – se quejó Vladi subiendo a la limusina seguido de Sebastian.
-¿Vieja? ¡Pero sí tú eres más viejo que mi abuela y mi abuelo juntos! – exclamó el muchacho entre risas.
-¡Ya basta! No te burles de mí, niño grosero. – respondió Vladi y se dirigió a su chofer – Llévanos a dónde te indique mi hijo, por favor.
El chofer asintió y se dirigió a una gran plaza comercial, dónde Seb adquirió varias prendas para él y su hijo. Así como zapatos y otras cosas que necesitaba. Compró un par de regalos para sus abuelos y cuando pasó por una joyería, se detuvo para comprar un regalo para Bella. Mientras observaba los escaparates una chica de amable sonrisa se acercó hasta él.
-¿Puedo ayudarlo en algo, caballero? – preguntó la mujer.
-Estoy buscando un collar para una chica. – respondió Sebastian.
-¿Su novia? – exclamó la empleada de la joyería.
-Es una amiga. – dijo el chico con una sonrisa.
La mujer le hizo una seña para que la siguiera y le mostró un escaparate con varios collares. Sebastian se quedó observando por unos instantes, hasta que sus ojos se posaron en una diminuta rosa roja que colgaba de una cadena dorada.
-¡Ese me agrada! – dijo Sebastian señalando el collar.
-Tiene buen gusto, señor. – respondió la mujer - ¿Quiere que se lo envuelva para regalo?
-¡Sí, porqué no! – exclamó el joven con una sonrisa.
La mujer se alejó llevando consigo el collar, Vladislav se acercó a su hijo y lo miró. Velkan balbuceaba y lanzaba grititos de gusto al ver que su padre le sonreía con amor. El chico lo tomó en sus brazos y lo lanzó al aire. El niño reía a carcajadas cada vez que su padre lo lanzaba y caía de nuevo en sus brazos.
-¿Tienes novia? – preguntó Vladi cuando Sebastian recibió el collar y pagó la cuenta.
-¡No en realidad! – respondió el joven Stan – Conocí a una chica, tuvimos sexo y ya, pero me gustaría verla de nuevo. Así que tengo un pretexto para llamarla.
-En mis tiempos a esas mujeres se les llamaba prostitutas, ¿dónde quedó el cortejo? Prácticamente le estás pagando el favor sexual con un collar. – exclamó Vladislav y se dirigió a Velkan – Espero que tú tengas un poco más de respeto por las mujeres y no las veas sólo como objetos sexuales.
-¡Viejo, no me vengas con esas cosas! ¿No me digas que tú nunca lo hiciste? Porque si me dices que no, no voy a creerte. – respondió el chico entre risas.
-En mis tiempos yo era un galante caballero, cortejaba a las mujeres hasta hacerlas caer, no me acostaba con la primera que me movía el trasero al pasar a mi lado. – dijo el anciano – Y sí, sólo amé a dos mujeres en mi vida, pero la que dejó una gran huella en mi corazón fue Valery y eso lo sabes de sobra.
-De acuerdo, en esto me sales ganando. – dijo el chico – Pero recuerda que los tiempos cambian, los pensamientos evolucionan y las actitudes también. Y obviamente la mujer puede tomar la iniciativa y hacer lo que quiera con su vida, eso incluye también acostarse con todos los hombres que a ella se le antoje. ¡No por eso es una prostituta! ¿De acuerdo, anciano?
-¡Cómo tú digas! Estos jóvenes de ahora son un gran dolor de cabeza. – exclamó Vladi y se quedó dormido en la limusina.
*****
Al día siguiente, Sebastian y Velkan se levantaron temprano. Vladislav los esperaba en su limusina para ir a desayunar, al mediodía se reunirían con Mike y el detective Watson para almorzar y conocer la información que el policía había recabado a cerca de la familia Barker. Después del desayuno, dieron una vuelta por la ciudad mientras conversaban y se ponían al día respecto a sus vidas.
-Y por cierto – Pregunto Seb - ¿Quién ocupa mi lugar en Stan Electronics?
-Lincoln Blair – Dijo el viejo con tranquilidad.
-¿De verdad? Pensé que Vlad Barker ocuparía mi puesto, ¡bien hecho viejo! – Rió Sebastian – A mí no me da buena espina mi sobrino, es un imbécil bueno para nada.
-Pienso igual que tú, hijo – Sonrió su padre – Vlad y Stephanos son iguales. Aunque tu sobrino también tiene algo de Katrina.
-Los instintos asesinos y la mente de psicópata. Creo que eso lo heredó de ella – Respondió Sebastian acunando a Velkan – No entiendo de qué parte de los Stan viene eso, o quizá es de parte de su madre.
-Lo segundo – Comentó Vladi – A mí nunca me pasó por la mente asesinar a alguien, al contrario, si quería algo, me esforzaba para conseguirlo. Pero Verushka era una mujer con ciertos trastornos mentales.
-¡No sé cómo la aguantaste! – Respondió Sebastian – Yo en tu lugar, la hubiera mandado luego, luego al demonio.
-Estaba enamorado, no veía sus defectos. Pero cuando las cosas entre nosotros se pusieron difíciles, me di cuenta que había estado siempre en un error – Dijo el señor Stan – Y después conocí a tu madre, con ella viví la verdadera felicidad. A estas alturas todavía la extraño.
-Pues yo también la extraño – Suspiró Sebastian – Así como también extraño a Margarita.
Su padre no le respondió, sólo lo miró dándole a entender que sabía por lo que estaba pasando, abrazó a su hijo con mucha fuerza y acarició la cabeza de su nieto. Sabía que con ellos sí tenía amor puro y verdadero, además del que le tenía su hija menor y su familia. Pero él se sentía más conectado con Sebastian que con el resto de sus hijas.
Llegó la hora de su cita con Mike e Ian, ambos hombres descendieron de la limusina y se detuvieron frente al edificio dónde vivía el detective. Mike ya los esperaba ahí y los saludó con una gran sonrisa, abrazó con fuerza al señor Stan y tomó entre sus brazos a su ahijado.
-Ian nos está esperando – Dijo Fassbender – Síganme, les mostraré el camino.
Caminaron detrás del hombre y subieron las escaleras hasta el tercer piso. La puerta del departamento de Ian estaba abierta, entraron inmediatamente y cerraron la puerta. El detective sonrió al verlos y saludó amablemente.
-¡Buenas tardes! – Dijo acercándose – Soy Ian Watson – y extendió su mano.
-Buenas tardes – Respondió Vladi recibiendo la mano del hombre – Es un placer conocerlo, detective.
-El gusto es mío, señor Stan – Exclamó Ian – Por favor, tomen asiento y ¿qué le sirvo?
El señor Stan solamente pidió agua natural, mientras que Mike y Seb pedían cerveza. Ian atendió sus peticiones y comenzó la charla, al principio de cosas triviales, después se sentaron a la mesa para degustar el almuerzo y continuar con la charla, hasta que terminaron y dieron paso a los temas que en realidad interesaban.
-Supongo que Mike les dijo que yo deseaba hablar con ustedes y que mi petición era de carácter urgente – Exclamó el detective.
-Efectivamente – Dijo Sebastian - ¿Qué es eso tan importante que tienes que decirnos?
-Se trata de la familia Barker, sus parientes – Respondió Watson – Hace unos días fueron a visitar a un amigo mío. Él es un detective privado, de nombre Roger Haggard.
-¿Para qué visitaron a ese hombre? – preguntó Vladi arrullando a Velkan.
-Quieren que encuentre a Sebastian, mi amigo me lo comentó. – exclamó Ian – Ya que precisamente el día que fui a visitarlo, Vlad Barker salía de su oficina.
-Me gustaría hablar con ese hombre. – dijo el señor Stan – Quizá podamos llegar a un acuerdo.
-Seguramente están buscándome para matarme. – comentó Sebastian – No van a quedarse de brazos cruzados. De una forma u otra van a salirse con la suya.
-Tienen motivos muy grandes para estar desesperados y tomar ese tipo de medidas. – intervino Ian Watson – Por petición de Mike me he dado a la tarea de vigilarlos, he seguido todos y cada uno de sus pasos, de los cincos miembros de la familia Barker.
-¿Qué, también mis otros nietos están involucrados en esto? – exclamó Vladislav bastante molesto.
-¡No señor Stan! – respondió inmediatamente el detective – Sólo su hija Katrina, su yerno Stephanos y su nieto Vladislav. Ellos no andan en buenos pasos, pero me imagino que sabe de sobra la adicción del señor Barker por las apuestas y juegos de azar, así como las prostitutas.
-¡Sí, sí! – dijo Vladi – Lo conozco de sobra, por eso está en el ruina el muy desgraciado, sé que a todas partes lo siguen sus acreedores.
-Exacto, también debe de saber que Katrina es una compradora compulsiva y que está amenazada por su amante. Debe darle todo lo que él le pida a cambio de su silencio, de lo contrario hará un escándalo que dañe la "reputación" de la mujer y su familia.
-Sabíamos lo del amante de Katrina – intervino Sebastian – Pero desconocíamos que la tuviera amenazada. ¿Entonces también está llena de deudas?
-Sí, ella también debe mucho dinero. – dijo Watson – Y sobre Vlad, es adicto a la cocaína y tiene una gran lazo de amistad con un traficante apodado Skull, su nombre real es David Mendes y es colombiano. Pero es un desgraciado y no se le ha podido comprobar nada.
-¡Ay no! – Murmuró Sebastian frotando su frente – Los Barker sí que son un estuche de sorpresas.
-A mi no me sorprenden – Comentó el viejo Vladi – Yo sé muchas cosas de ellos, pero jamás me imaginé que llegaran tan lejos, ¡intentando asesinar a un par de inocentes! Realmente no me cabe en la cabeza su actitud.
-Están desesperados, Vladi – Intervino Mike que se había mantenido callado hasta ese momento – Se dé muy buena fuente que Stephanos ha recibido amenazas de muerte por parte de la gente a la que le debe.
-Merecido lo tiene – Comentó Sebastian – Mi padre y yo intentamos ayudarlo, le ofrecimos nuestro apoyo y una buena terapia para que se alejara de eso, pero nos mandó al diablo. Él quería el dinero en efectivo para pagar sus deudas.
-A mi nada me cuesta con pagar todas sus deudas – Exclamó Vladi – Pero sería cuento de nunca acabar, ¡eso los haría aún más irresponsables! Mi intención nunca ha sido afectarlos, al contrario, pero parece que ellos toman mi negativa como algo malo – Suspiró el hombre Ahora veo con tristeza que su ambición sobrepasa los límites.
-La idea sería hablar con tu amigo, Ian – Dijo Sebastian - Podríamos hablar con él, pidiéndole que no realice el trabajo de buscarme, o que les de pistas falsas sobre mi paradero. Le pagamos sus honorarios y un extra, así los distrae por un tiempo.
-Y tenemos más tiempo de investigarlos y después encararlos a todos, ¡dándoles su merecido! – Añadió Vladi.
-Esa es una muy buena idea – Comentó Ian – Y usted, señor Stan, Deberá seguir fingiendo que no sabe nada sobre el paradero de su hijo y su nieto, muéstrese triste ante sus familiares. Ellos desean verlo derrotado y abatido, así no levantarán sospechas y podrán proteger al bebé y a ustedes mismos.
-¡Bien, lo haré! – Respondió el viejo – Hay algo que yo quiero saber, ¿dónde te has estado ocultando, Sebastian?
-En Lower Hampton, con mis abuelos – Dijo el chico con una sonrisa – Les pedí que no te dijeran nada, aunque llamaras y pidieras información. Ellos fingieron no saber nada sobre mí y mi hijo.
-¡Ahora lo entiendo! – Suspiró su padre – Mantente ahí, estás a salvo en ese sitio. Tus hermanas no tienen ni idea de que exista ese lugar, jamás han prestado atención.
-Lo haré – Sonrió Seb – Seguiré trabajando en la granja, atendiendo la estación de servicios y mi taller mecánico. Estamos muy bien ahí.
-Entonces que las cosas se mantengan así – Intervino el detective – Yo llevaré a Haggard con el Señor Stan para que charlen y lleguen a un buen acuerdo. ¡Estoy seguro que no se va a negar! Y cómo es muy bueno para sonsacar información, en poco tiempo, Vlad le confesará sus planes sin siquiera darse cuenta.
-¡Maravilloso! – Exclamó Vladislav Stan – Ese es nuestro plan, vamos a desenmascarar a los Barker y les daremos su merecido.
Todos alzaron sus vasos y brindaron para sellar su acuerdo. Llevarían a cabo su plan y protegerían a los varones de la familia Stan de los Barker.
*****
Evangeline llegó muy temprano a la granja de los Steele, iba acompañada de Gracia y llevaba consigo todas sus cosas, lista para instalarse en la granja. Ambas mujeres bajaron las maletas y caminaron lentamente por el camino de piedra hasta llegar a la puerta de la casa, llamaron y el señor Steele las atendió con una gran sonrisa.
-¡Buenos días! – Dijo el hombre – Permítanme ayudarlas.
-Buenos días – Respondieron las mujeres al unísono.
El señor Steele tomó un par de pesadas maletas y las introdujo en la casa, llevándolas hasta la habitación que ocuparía la muchacha. La señora Agnes las recibió con una gran sonrisa y ellas también la saludaron.
-¡Hola, señora Agnes! – Dijo Gracia.
-¡Hola! Buenos días – Saludó Evangeline.
Las chicas entraron en la habitación y dejaron lo que llevaban, después regresaron al carro para tomar el resto de las cosas de Evangeline y volvieron a la casa para terminar de llevar todo a la habitación. Gracia ayudó a Evangeline a instalarse, desempacar su ropa y poner un poco de orden en su habitación. Luego de eso, desayunaron con los señores Steele y al terminar, Gracia se despidió para regresar a Halifax.
-Siéntete como en tu casa – Dijo la abuela de Sebastian tomando las manos de Evangeline.
-Muchas gracias – Sonrió la chica – Por cierto, me gustaría saber si puedo guardar mi comida en su refrigerador hasta que tenga algo de dinero y pueda comprarme un frigorífico.
-No te preocupes – Respondió la señora Steele – Puedes tomar lo que gustes del refrigerador, la comida va incluida en la renta.
-¿De verdad? – Preguntó la chica con sorpresa - ¡Muchísimas gracias, señora Agnes!
-Sí, por supuesto – Comentó Colin – No debes preocuparte por eso, de ahora en adelante esta será tu casa.
-Se los agradezco de corazón – Respondió la muchacha – De verdad, mil gracias.
Evangeline estaba muy feliz por el buen trato que estaba recibiendo por parte del matrimonio Steele. Hasta el momento se habían comportado de maravilla con ella y ¡Eso no podía ser mejor! Abrió sus brazos y apretó con fuerza a los abuelos, de ahora en adelante ellos serían su familia, ¡la familia con la que siempre soñó!
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Sebastian, su padre y Mike, junto con el Detective Wilson, han ideado un plan para desenmascarar a la familia Barker, que por cierto es posible que nos aparezca en el próximo capítulo. ¡Vamos a esperar para ver que se traen entre manos! Por su parte, Evangeline se ha instalado en casa de los señores Steele y por fin estos dos van a conocerse. ¡Ya fue mucha la espera! ¿Qué les pareció el capítulo? Espero sus comentarios y gracias por leer. ¡Hasta el próximo martes!
#MaryCruz
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