CHAPTER FIVE
Después del funeral de Margarita y el percance con los padres de esta, Sebastian se siente bastante mal, sin embargo, desea comenzar de nuevo y tener una nueva vida al lado de su hijo. En un principio, piensa en mudarse a Europa, con el resto de la familia de su padre, pero Vladislav tiene otras ideas.
-¿Cómo te sientes? ¿Estás más tranquilo? – Pregunto el anciano mientras se sentaba junto a la cuna de su nieto.
-Sí, me siento un poco más sereno – Dijo el joven guardando su ropa en una maleta.
-¿A dónde vas? – Preguntó Vladislav con sorpresa.
-No lo sé – Suspiró – La verdad es que tenía planeado que Velkan y yo nos fuéramos a vivir a Rumania o a Inglaterra, al menos por un tiempo. También estuve pensando en vender el departamento de SoHo. Como última opción, también está irme a Canadá.
-¿Y piensas dejar a tu viejo padre solo? ¿Serías capaz de arrebatarme a mi nieto? – Exclamó el hombre con tristeza.
-¡No seas chantajista, viejo! – Sonrió Sebastian – Tienes muchos nietos más, diez para ser exactos y también están tus hijas y tus yernos. Yo sólo quiero alejarme un tiempo de esto, ¿me entiendes?
-Te comprendo, pero recuerda que yo estoy enfermo, y que de esos diez nietos, sólo cinco me quieren de verdad y que dos de mis hijas parecen aves de rapiña, esperando a que me muera para lanzarse sobre mis despojos – Dijo el hombre con un suspiro - Te propongo una cosa.
-¡Tú no estás enfermo! – Exclamó Seb haciendo un ademán con su mano – Aunque tienes mucha razón en tus palabras – Sebastian se sentó junto a su padre y recargó su cabeza en su hombro - ¿Cuál es tu trato?
-Vende ese departamento y vive aquí, junto a mí. Esta casa te pertenece, forma parte de tu herencia, quédate aquí con Velkan hasta que yo me muera y ¡después te vas a dónde te plazca! – Exclamó Vladi rodeando a su hijo con su brazo.
-¡Hierba mala nunca muere! – Murmuró Sebastian con una sonrisa la cual contagió al anciano – Yo lo haré, nos quedaremos contigo – Finalizó el joven levantándose mientras tomaba a su hijo en brazos para cambiarle el pañal – Hoy mismo comenzaré con la mudanza.
Vladi sonrió satisfecho, le encantaba manipular a su hijo para que este hiciera lo que él le pedía, aunque rara era la vez en que Sebastian se sometía a su voluntad, el chico era idéntico a él en carácter, pero esta vez era diferente, su hijo lo necesitaba, se le notaba decaído y triste, pero él se encargaría de que esa tristeza se disipara pronto.
Un rato más tarde, Sebastian salió dejando a Velkan a cargo de sus bisabuelos, su amigo Michael le había llamado pues deseaba hablar un rato mientras se tomaban unas cervezas. Sebby no tenía ganas de salir, pero tampoco deseaba quedarse en su casa y ser un amargado, así que decidió ir con su amigo para distraerse, pero esta vez, si volvería temprano a su casa.
-¡Hola! – Dijo Michael con una enorme sonrisa – Pensé que no vendrías.
-Hola – Respondió Seb – No quiero amargarme, la vida sigue, tú mismo me lo dijiste.
-Me agrada esa actitud tuya – Exclamó Mike.
-Pues ya estoy aquí, dime, ¿sobre qué deseas hablar? – Preguntó Sebastian tomando la cerveza que su amigo le ofrecía.
-Me mudaré – Fue la respuesta de Michael.
-¿A dónde? ¿Por qué? – Preguntó Seb casi atragantándose.
-Regresaré a Halifax, ¿te acuerdas de la finca que se encontraba a unos metros de la casa de mis padres?
-Sí, la recuerdo perfectamente, era una gran construcción y creo que ahí nadie vivía, ¿o me equivoco? – Comentó Sebastian - ¿Qué sucede con ella?
-Obvio tenía dueño, pero ellos vivían en Vancouver – Respondió Michael – Compré ese lugar, me pareció un sitio perfecto para instalarme ahí.
-¿Te irás a vivir con Gracia? – preguntó Sebastian, pues la prometida de su amigo Mike vivía en Halifax.
-Así es, ella y yo tenemos un proyecto en mente. – exclamó su amigo - ¿Recuerdas la casa para niños problemáticos?
-¡Por supuesto! – dijo Sebastian sorbiendo un trago de su cerveza - ¡Ese era el sueño de tu abuelo! Crear un hogar para niños con problemas y ayudarlos a reintegrarse para que lleven una vida normal.
-¡Exacto! Gracia y yo estamos trabajando en ello, de hecho la casa ha entrado en funcionamiento. – respondió Mike – Ella es quién está al frente del proyecto, sólo que debe regresar a su trabajo en un par de semanas y yo tendré que estar allá para apoyarla.
-Entiendo y me parece una gran idea lo que piensan hacer. – comentó el joven - Sabes que cuentas con mi apoyo, si necesitas algo ¡no dudes en pedírmelo! – exclamó y posó su mano en el hombro de Mike – Aunque voy a echarte de menos, hermano.
-Te lo agradezco de corazón, es posible que necesite de tu dinero pues debemos adaptar algunas zonas de la casa. – dijo Mike – Y... ¡yo también te echaré de menos! Pero prometo venir a visitarte al menos dos veces por mes. – exclamó abrazando a Sebastian.
Los amigos continuaron charlando por un rato más. A Sebastian le dolía que su amigo tuviera que irse, necesitaba de su apoyo en estos momentos en que sus ánimos se encontraban por los suelos. Tanto Mike, como su padre, trataban de animarlo y por ello no se sentía sólo. También su hermana Smeranda, lo mimaba y atendía, pero resultaba ser en ocasiones, demasiado empalagosa. Aún así, agradecía las muestras de afecto de su hermana, su marido y sus cinco sobrinos.
Sebastian se despidió de Mike y regresó a la mansión de su padre. Entró en su habitación y ahí se encontraba su padre dormido sobre su cama con Velkan en brazos. El pequeño sonreía, pues despertó al escuchar a su papá entrar en la habitación.
-¡Qué buena niñera tienes! – exclamó Seb – Se queda dormido cuidando de ti, ¿qué tal si te caes de la cama?
El chico se acercó a la cama y tomó en brazos a su hijo, lo revisó y le cambió el pañal haciendo muecas de asco.
-No entiendo como de una cosa tan encantadora y hermosa como tú, salga esta sustancia tan extraña y repugnante. – exclamó Sebastian retirando los restos de caca del trasero del bebé que le sonreía.
-¿A dónde llevas a mi nieto? – preguntó Vladi incorporándose.
-¡La momia ha despertado! – dijo Sebastian con voz cavernosa - ¡Sálvese quien pueda!
-Muchacho grosero. – respondió su padre - ¿Así es como agradeces el cuidado que le doy a tu hijo?
-Que yo sepa, lo dejé al cuidado de Colin y Agnes, porque tú no estabas. Te fuiste a no sé dónde. – exclamó el joven Stan – Pero te agradezco tus cuidados y atenciones para Velkan, el niño ama tu compañía.
-Tus abuelos salieron, lo iban a llevar con ellos pero no se los permití. – respondió Vladi – Quería pasar tiempo con mi pequeñito, oye ¿quieres que salgamos a cenar?
-Te lo agradezco, pero preferiría cenar aquí en casa. – contestó Sebastian – Prepararé unos emparedados de queso, ¿quieres?
-¡Por supuesto que sí! Tú preparas la cena y yo cuido del pequeño Stan. – exclamó Vladi tomando en brazos a su nieto y siguiendo a Sebastian hasta la cocina.
*****
Katrina y Stephanos se encontraban en su casa, cenando con su hijo mayor, Vlad. La pareja se miraban uno al otro con insistencia, buscando el momento propicio para hablar con su hijo mayor y hacerle saber de lo que habían estado hablando durante los funerales de Margarita. Vlad era muy parecido a ellos dos, ya que sus otros hijos no tenían nada que ver con ellos, de hecho, no se llevaban bien con ese trío, los otros dos chicos eras más nobles y respetaban más a su tío Sebastian. Antes de que Katrina comenzara a hablar, Vlad rompió el silencio.
-La verdad es que me alegra que la muerta de hambre de Margarita se haya ido de este mundo. Creo que el tío Sebastian va a estar en depresión y así, el abuelo Vladislav me dejará ocupar la presidencia de la empresa – Murmuró el joven con una sonrisa.
-Es posible, hijo – Exclamó su papá – Sebastian no quiere saber nada de nadie, en los últimos días no se ha presentado a trabajar y al parecer, el viejo Vlad tampoco lo ha hecho.
-Pero los tiene viviendo en mi casa – Escupió Katrina – Metió de vuelta al bastardo y no conforme, también el engendro y a los padres de la sirvienta – Dijo con desdén - ¡Pura chusma en mi casa! Y para colmo, teniendo a esa gentuza, el viejo todavía nos exige que lo atendamos y no suelta al engendro para nada. ¡Cómo lo odio!
-¿De verdad? – Preguntó Stephanos – Entonces debemos darnos prisa.
-¿Prisa? – Exclamó Vlad - ¿Prisa para qué? ¿Qué se traen entre manos?
-Tu padre y yo estamos buscando la manera de deshacernos del engendro ese que nació, el tal Velkan – Respondió Katrina.
-¿De verdad quieren hacer eso? – Preguntó su hijo - ¿Y cómo lo harán?
-Tu madre había pensado en una supuesta muerte de cuna – Respondió Stephanos – Un desagradable accidente mientras el bebé duerme.
-Pero para mi mala suerte, Vladi y Sebastian no se despegan del escuincle. Y de los bisabuelos ni se diga, parece que tiene perros guardianes – Dijo Katrina bastante molesta – Incluso Smeranda y hasta Polina andan de lambisconas con ese engendrillo.
-¿Y por qué no lo secuestramos? – Opinó Vlad – Podemos contratar a alguien para que haga el trabajo sucio y le pagamos una buena suma. Pedimos un rescate por el escuincle y que después les entreguen el cadáver del mocoso. ¡Eso seguro mata de dolor a mi tío y al abuelo! Así todos felices – Sonrió el joven apurando su vino - ¡Piénsenlo y me avisan!
-¡Tienes una mente maravillosa, hijo! – Exclamó Stephanos – Tal como la de tu padre.
-En realidad, es más cómo la de mi madre. – respondió Vlad levantándose de su silla – Gracias por la cena. – dijo besando la mejilla de su madre y saliendo del comedor.
Stephanos miró con odio a su mujer y se levantó también de la mesa. El hombre bebió el contenido de su copa y salió caminando a toda prisa del comedor. ¡Odiaba a esa arpía! Pero era la única que podía sacarlo del lío donde se había metido, gracias a su adicción por los juegos de azar y carreras de caballos. El hombre ansiaba apoderarse de la fortuna de su suegro, por eso había caído en el juego de Katrina y se había dejado seducir por ella, sin importar haber roto el corazón de Polina.
*****
Pasaron unos días y llegó la hora de que los abuelos de Sebastian regresaran a su pueblo. Tanto el chico, como Vladi, les habían sugerido permanecer en Nueva York por tiempo indefinido, pero la pareja ansiaba regresar a su tierra, seguir con su rutina. Ellos no se acostumbrarían a vivir en esa casa y menos ante la presencia constante de Katrina y Polina, que los trataban con desprecio y de forma grosera y humillante.
-¿Entonces se irán? – preguntó Sebastian con tristeza en su voz.
-Así es hijo, tú sabes perfectamente porque nos vamos. – respondió Colin Steele – Pero sabes que las puertas de nuestra casa siempre estarán abiertas para ti y tu padre. A los tres los esperamos con los brazos abiertos.
-¡Los voy a extrañar mucho! – dijo el muchacho con lágrimas en los ojos y abrazando a su abuela.
-¡Y yo también te voy a echar mucho de menos! – respondió Agnes – Pero más a este pedacito de amor. – dijo besando la nariz de Velkan – Lo dos son mi más preciado tesoro.
-Esperamos verte pronto por Lower Hampton. – añadió Colin – Estoy seguro que el clima del lugar le sentará muy bien al bebé y a ti también.
-¡Sí! Voy a arreglar algunos asuntos del trabajo y es posible que un par de meses, Velkan y yo nos reunamos con ustedes para pasar una larga temporada por allá. – respondió Sebastian estrechando a su abuelo en sus brazos - ¡Los quiero mucho! – dijo mientras abrazaba a ambos.
-¡Y nosotros a ti, corazón! – dijo su abuela entre lágrimas.
-Les llamaré todos los días, lo prometo. – prometió el muchacho acompañando a sus abuelos hasta el auto que los llevaría al aeropuerto.
Nuevamente, los señores Steele lo llenaron de besos y subieron al auto. Sebastian contempló cómo el carro se alejaba y sintió un gran dolor en su pecho. ¡Toda la gente que amaba tenía que irse! Su apoyo era importante para él, pero sabía que sus abuelos no podían quedarse ahí, no teniendo a las hermanas que él tenía. Se dio la vuelta y caminó hasta la casa, su padre lo esperaba en el umbral de la puerta. Lo rodeó por los hombros y juntos entraron en la gran mansión.
*****
Un par de meses después, toda la familia Stan se había reunido para cenar y celebrar un nuevo triunfo por parte de Stan Resort, la cadena de hoteles había conseguido expandirse ahora por Asia y Vladislav Stan se sentía orgulloso de ese nuevo logro. Por eso había citado a toda su familia para una pequeña celebración.
-¿Para qué nos citaste, abuelito? – preguntó Ivar Chambers quién iba a acompañado de su nuevo novio.
-Para celebrar, muñequita. – respondió el abuelo Stan – Y para decirte que serás tú quién se irá a Corea a dirigir nuestros hoteles en ese país. Tu primo Stephanos ya se hizo cargo de la expansión, ahora a ti te toca mantenerla.
-¿De verdad abuelito? – exclamó el muchacho levantándose de su asiento y acercándose a su abuelo para abrazarlo y besarlo en la mejilla.
-Sí, sí, niña. – dijo Vladi empujando a Ivar – Regresa a tu lugar.
-Me alegra que haya pensado en Ivar para hacerse cargo de los hoteles en Corea. – exclamó con orgullo Gerald Chambers – Se lo agradezco mucho, suegro.
-Lo sé, lo sé. – respondió Vladislav Stan – Tu hijo, a pesar de sus peculiares preferencias, es buen líder. Obviamente lo trae en la sangre, pues tú, eres un hombre que ha hecho crecer su negocio. Por parte de su madre, es una floja, buena para nada. Osmara es diferente, es una chica emprendedora, ¡decidió poner su propio negocio de comida! Me alegro por mi única nieta. – exclamó abrazando a la joven.
La cena transcurrió, el tema se cambió totalmente y el ambiente familiar estaba menos tenso, había risas y comentarios divertidos por parte de los sobrinos de Sebastian, sobre todo de los cinco más pequeños, que trataban a toda costa de arrancarle varias sonrisas a su tío. Sin embargo, quiénes no disfrutaban de esa velada eran Stephanos, Katrina y su hijo Vlad. Ellos estaban bastante inconformes pues Vlad prácticamente pasaba desapercibido para el viejo Stan, no lo tomaba en cuenta para nada y si estaba trabajando en la Stan Electronics, tenía un puesto menor, incluso al que tenía Stephanos, el hermano mediano.
-Disculpen que cambie el tema tan drásticamente – comentó Stephanos Barker – Pero, me he dado cuenta que Vladislav aplaude mucho la responsabilidad y el trabajo duro, y critica excesivamente la irresponsabilidad y la flojera. No obstante, he notado que Sebastian ha descuidado bastante su puesto en Stan Electronics, lo ha hecho a un lado centrándose en sus asuntos personales – Dijo mientras Sebastian y Vladi le dedicaban una fría mirada – Y no lo culpo, comprendo que ahora necesita tiempo para relajarse y atender a su hijo. Así que, ¿por qué no le damos todo el tiempo que necesita y que mi hijo Vlad ocupe su puesto? De manera interina, obviamente – Finalizó el hombre bebiendo un poco de vino.
El viejo Vladislav iba a responderle al hombre, pero Sebastian lo interrumpió adelantándose y exclamando con una hermosa sonrisa: - Creo que ya tuve el tiempo necesario para poner en orden mi vida privada. He decidido regresar al trabajo a partir de mañana, así continuaré con mi vida normal.
-¿Pero quién va a cuidar del pequeño Velkan? – Interrumpió Katrina – Si lo deseas yo...
-No es necesario, Katrina – Dijo el muchacho cerrándole la boca – Puedo cuidarlo yo mismo y, como apoyo, mi padre me sugirió contratar una niñera que esté conmigo las veinticuatro horas del día. Agradezco su preocupación – Finalizó con otra encantadora sonrisa.
Stephanos y Katrina se pusieron rojos de vergüenza al ver la mirada que les dedicaba el resto de la familia, después, todos pasaron a la sala y continuaron con la charla, olvidándose por completo de la pareja. La charla de la familia siguió para deleite del viejo Stan, quién en muy contadas ocasiones podía disfrutar de un evento así de pacífico y sin discusiones.
*****
Seb llevaba en brazos a su hijo, que dormía feliz después de haber terminado su biberón. El chico miró el reloj para consultar la hora y se dio cuenta que era tarde, él debía ir a dormir y por supuesto, Velkan necesitaba descansar un rato sobre la cama. Se despidió de toda la familia y se alejó hasta su habitación para dormir. El hombre dejó al niño sobre la cama, se desnudó y se colocó su pijama, después se dio cuenta que Velkan había despertado, y regresó a la cama. Lo levantó en brazos y salió de la habitación para llevarlo a la biblioteca de la casa, buscar un libro con cuentos de hadas y leerle algo, sabía que al pequeño le gustaba escuchar su voz, así que esperaba que con ello se quedara dormido.
Entró en la biblioteca y rápidamente encontró el libro que buscaba, caminó de regreso a la puerta, pero se ocultó detrás de un estante al escuchar que Katrina, Polina, Stephanos y Vlad entraban a toda velocidad en la biblioteca, Seb miró al bebé que de nuevo ya estaba dormido y se quedó quieto, respirando apenas mientras la voz de Katrina decía.
-¿Nadie nos vio entrar?
-No mamá, no te preocupes. Todos están felices hablando de los logros de los nietos consentidos del abuelito. El bastardo ya se fue a dormir y se llevó a su engendro – Dijo el muchacho – Nadie va a notar nuestra ausencia.
-¿Y de qué quieren hablar? – Preguntó Polina con un tono de nerviosismo en su voz.
-Bien – Respondió Stephanos - ¿Recuerdas lo que estuvimos hablando en el funeral de la muerta de hambre?
-Claro, lo recuerdo perfectamente, pero saben cuál es mi respuesta. – respondió Polina – Me niego a participar en acto tan cruel como ese.
-Pues ya estás embarrada de mierda. – dijo su sobrino Vlad – Ni se te ocurra ir con chisme al abuelo y al tío Sebastian.
-¡Yo no diré nada! – gritó Polina casi al borde de la histeria.
-¡Pues más te vale! –le respondió Katrina – Si esto llega a saberse, te vas a atener a las consecuencias y ya sabes de lo que soy capaz.
Polina abandonó la biblioteca y sólo quedaron en ella Katrina, su hijo y su marido. Sebastian se mantuvo oculto, tenía ganas de salir a partirles la cara, pero se contuvo ya que deseaba saber que eran lo que estaban tramando ese trío de buitres.
-----------------------
¡Uy! Las cosas se van a poner intensas en el siguiente capítulo, ustedes saben que estos tres quieren deshacerse del pequeño Velkan. ¿Qué pasará ahora que Sebastian se entere? No quiero ni pensarlo. ¿Qué les pareció el capítulo? Espero sus respuestas y opiniones, nos leemos en el próximo. ¡Gracias por leer!
#MaryCruz
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro