ఌ | Capítulo 5
Dentro del pequeño baño del autobús, el aire se sentía denso por la emoción contenida. Chaeyoung se aferraba a Mina con fuerza, sus sollozos aún sacudiendo su cuerpo. Mina cerró los ojos, permitiendo que la calidez del abrazo fuera su único consuelo en ese momento. Sabía que las palabras no serían suficientes, pero también sabía que necesitaba decir algo, cualquier cosa, para intentar reparar el daño que había causado.
— Chaeyoung... — comenzó a decir, su voz suave y llena de remordimiento — Sé que lo que hice estuvo mal. No debí actuar como si lo de anoche no hubiera significado nada. Porque sí significó algo... me asusté.
Chaeyoung no respondió de inmediato, solo se aferró más a Mina, como si temiera que se desvaneciera. Finalmente, después de un rato, habló en un susurro apenas audible.
— Me dolió, Mina. No puedo fingir que lo que pasó no me afectó... Tú me importas demasiado para que sea solo "algo del momento". Yo... yo te quiero.
Las palabras de Chaeyoung resonaron en los oídos de Mina como un golpe emocional. Sabía que no podía seguir huyendo. Había llegado el momento de ser honesta con ella misma y con Chaeyoung.
— Yo también te quiero, Chaeng — confesó Mina, con la voz temblorosa pero firme. — Mucho más de lo que me había dado cuenta hasta anoche. Pero me asusté porque no sé cómo manejar esto... No quiero que todo cambie entre nosotras o con el grupo. No quiero arruinar lo que tenemos.
Chaeyoung se separó ligeramente del abrazo, sus ojos hinchados por las lágrimas, pero sus labios esbozaban una sonrisa pequeña y triste.
— No tiene que cambiar nada — dijo suavemente.— No si ambas estamos seguras de lo que queremos. Solo quiero que seas honesta conmigo, Mina. No quiero sentir que lo que pasó fue un error.
Mina negó con la cabeza de inmediato.
— No fue un error, Chaeyoung. Te lo prometo. Anoche... lo que pasó entre nosotras fue real. Y quiero estar contigo, quiero explorar esto... solo necesito un poco de tiempo para entender cómo manejarlo todo.
Chaeyoung asintió, secándose las lágrimas con el dorso de la mano.
— Está bien, Mina. Solo... no me alejes más, por favor.
Mina la miró con ternura, levantando una mano para acariciar suavemente su mejilla.
— No te alejaré, lo prometo.
Ambas se quedaron en silencio por un momento, el pequeño espacio del baño se llenaba de una calma que, a pesar de todo, las hacía sentir más conectadas que nunca. Aunque el miedo seguía presente, sabían que estaban dispuestas a enfrentarlo juntas.
Minutos después, el autobús se detuvo frente a la estación de radio. Las chicas comenzaron a bajar una por una, tratando de mantener el buen ánimo a pesar del agotamiento que llevaban encima. La mañana había sido tensa para algunas, pero tenían que mantener una fachada profesional.
Chaeyoung bajó del bus después de Mina, su mente aún sumergida en la conversación que habían tenido en el baño. Aunque se sentía un poco más aliviada, no podía ignorar el nudo en su estómago. Sabía que habían hecho las paces, pero las inseguridades seguían pesando sobre ella. Al llegar al estudio de la radio, su energía estaba visiblemente baja.
Las chicas fueron guiadas a la sala de espera mientras el equipo de producción preparaba la cabina para la entrevista. Nayeon notó de inmediato que algo no estaba bien con Chaeyoung. Se acercó a ella y le dio un suave codazo.
— ¿Estás bien, Chae? Pareces un poco... apagada.
Chaeyoung forzó una sonrisa, intentando actuar como si todo estuviera bien.
— Sí, unnie. Solo estoy un poco cansada, eso es todo.
Nayeon no pareció convencida, pero decidió no presionar más. Sabía que si algo estaba mal, eventualmente lo descubriría. Sana, que también había notado la tristeza en los ojos de Chaeyoung, intercambió una mirada rápida con Mina, esperando que tal vez la japonesa tomara la iniciativa de animar a la más joven.
Una vez en la cabina de la estación, las chicas fueron recibidas con entusiasmo por el locutor de la radio, quien empezó la entrevista de manera jovial. Al principio, todo marchaba bien; las chicas respondían las preguntas habituales sobre su nuevo álbum, sus giras, y sus planes futuros. Pero a medida que la entrevista avanzaba, era evidente que algo estaba mal con Chaeyoung.
Mientras el resto de las miembros reían y conversaban con soltura, Chaeyoung permanecía en silencio, su mirada perdida. Apenas sonreía cuando la cámara apuntaba hacia ella, y cuando le hacían alguna pregunta, sus respuestas eran cortas y sin entusiasmo.
— Chaeyoung, ¿y a ti? ¿Cómo te ha ido con la producción de las nuevas canciones? ¿Tienes alguna favorita? — preguntó el locutor, tratando de incluirla más en la conversación.
Chaeyoung, que había estado mirando sus manos durante la mayor parte de la entrevista, levantó la vista brevemente y respondió en un tono apagado.
—Sí... ha sido divertido trabajar en el álbum... Mi favorita es probablemente la última canción que grabamos.
El locutor, notando el cambio de energía, trató de mantener la entrevista en movimiento, pero las demás chicas comenzaron a sentirse incómodas. Mina, en particular, no podía dejar de observar a Chaeyoung, sintiendo una punzada de culpa cada vez que notaba su mirada triste. Sabía que todo esto era su culpa. Sabía que Chaeyoung aún estaba herida, y esa tristeza se reflejaba en cada gesto de la más joven.
Mientras el locutor seguía conversando con el grupo, Sana, que estaba sentada al lado de Mina, le dio un pequeño codazo y murmuró en voz baja:
— Haz algo, Mina. No puede seguir así.
Mina asintió, sabiendo que tenía que actuar. Esperó a que la entrevista llegara a una pausa, cuando el locutor cambió de tema para hablar sobre futuros proyectos, y aprovechó la oportunidad para tomar la mano de Chaeyoung bajo la mesa. La pelinegra se sobresaltó un poco por el contacto, pero cuando vio a Mina mirándola con una expresión de arrepentimiento y ternura, no pudo evitar sentir un poco de alivio.
— Estoy aquí — le susurró Mina, apenas moviendo los labios. — No estás sola.
Chaeyoung apretó la mano de Mina con suavidad en respuesta, sin decir nada. Sabía que la situación no se resolvería de un día para otro, pero al menos Mina estaba haciendo un esfuerzo. Y eso, en ese momento, era suficiente para calmar el dolor que sentía en su pecho.
La entrevista terminó poco después, y mientras las chicas se levantaban para despedirse del equipo de la estación, Chaeyoung sintió que un pequeño peso había sido levantado. No todo estaba arreglado, pero el simple hecho de que Mina estuviera allí, a su lado, era un paso hacia adelante.
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