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Epílogo

Habían pasado casi siete meses desde que Mina y Chaeyoung hicieron oficial su relación. Desde ese momento, su amor no solo había sido un secreto bien guardado, sino que se convirtió en un faro brillante para sus seguidores, que no tardaron en hacer estallar las redes sociales con el hashtag "#MichaengEsReal". Durante semanas, el tema estuvo en tendencia, con miles de fanáticos celebrando su amor y apoyándolas incondicionalmente. Fue un fenómeno que traspasó fronteras y que impactó positivamente en la carrera de Twice.

Las redes sociales se llenaron de comentarios de apoyo, admiración y felicidad por ambas. Los fanfics, las fotos y los videos dedicados a Mina y Chaeyoung se multiplicaron, mientras que las ventas de productos oficiales de Twice se dispararon. La industria también lo notó, y los números no dejaban de aumentar. Aunque al principio tuvieron algo de miedo sobre cómo sería la respuesta del público, las chicas se sorprendieron gratamente al ver que los comentarios eran llenos de amor y buenos deseos.

Gracias a la valentía de compartir su relación, Mina y Chaeyoung también pudieron vivir más libres. Ya no tenían que esconderse para tomarse de las manos en público o robarse un abrazo entre las grabaciones. Sus momentos de cariño fueron capturados por las cámaras, pero no de una manera intrusiva. Los fans celebraban verlas abrazadas o dándose besos discretos, y los comentarios eran siempre positivos.

Aquel día, después de ensayar arduamente para su nuevo comeback, estaban tomando un breve descanso. El estudio estaba tranquilo, el sonido de las conversaciones de las demás miembros de Twice se oía a lo lejos, pero el espacio donde Mina y Chaeyoung se encontraban estaba completamente en calma. Las chicas se acomodaron en un rincón, donde Mina se sentó en una silla, y Chaeyoung se dejó caer con suavidad en su regazo, mirando hacia el frente, como si disfrutara de la paz del momento.

— Es extraño — dijo Chaeyoung con una sonrisa tranquila, pero pensativa —, siento que esto podría ser un sueño, pero sé que no lo es. ¿Recuerdas cuando pensábamos que nunca seríamos capaces de vivir nuestra relación abiertamente? — preguntó mirando el anillo en su dedo.

Mina, con una pequeña sonrisa, acarició suavemente la espalda de Chaeyoung, sintiendo el peso de sus palabras.

— Sí, lo recuerdo muy bien. Yo también tenía miedo — su voz se quebró ligeramente mientras hablaba. — Al principio no sabía cómo iban a tomarlo los demás, ni cómo nos tomaríamos nosotras. Pero cuando vi la reacción de todos... me di cuenta de que lo único que importaba era lo que sentíamos — Mina tomó la mano de Chaeyoung, entrelazándola con la suya, mientras sus ojos se suavizaban al mirarla. — Nunca me imaginé que nuestra historia sería tan bien recibida por todos. Y sin embargo, aquí estamos, después de siete meses, sin tener que escondernos, sin tener que temer a lo que los demás piensen.

Chaeyoung sonrió, pero sus ojos estaban llenos de gratitud, mirando a Mina con ternura.

— Creo que ambas temíamos lo que los demás pudieran pensar — Chaeyoung suspiró, observando el anillo de compromiso que llevaba en el dedo. — Este anillo... a veces siento que es algo tan grande. Como si estuviéramos haciendo una promesa no solo a nosotras mismas, sino también al mundo.

Mina miró el anillo con una sonrisa suave y llena de amor.

— Este anillo no significa que vayamos a casarnos ahora mismo — Mina se inclinó un poco más cerca de Chaeyoung. — No hay prisa, amor. Decidimos que queremos esperar un tiempo más. Vivir esto lentamente, sin presiones. Pero lo que representa para mí... es una promesa de que, cuando llegue el momento, será nuestro momento. Porque quiero pasar mi vida contigo, quiero que sepas que estás en mi futuro, que cada paso que dé será contigo a mi lado. Eso es lo que significa este anillo.

Chaeyoung tocó suavemente el anillo con la punta de sus dedos, sonriendo suavemente.

— Sabía que no había prisa. No me importa esperar lo que sea necesario para estar contigo. Lo único que quiero es que sigamos creciendo juntas, compartiendo todos estos momentos. Sé que no siempre será fácil, pero como dices, no hay prisa. Lo más importante es que estemos aquí, ahora, y que nos amemos cada día más.

Mina asintió, sintiendo una paz profunda al escuchar las palabras de Chaeyoung. Sabía que lo que tenían era real, y no necesitaban un reloj corriendo en contra de su amor. Lo que importaba era que estaban juntas, y que cada día que pasaba, su amor crecía más.

— Exactamente, Chae. No importa el tiempo. Viviremos nuestro amor como queramos. Y cuando llegue el momento, haremos de nuestra boda algo tan especial que todo el mundo lo recordará, pero por ahora... tenemos toda una vida por delante — Mina sonrió, acercándose para besar suavemente la mejilla de Chaeyoung.

Chaeyoung cerró los ojos y suspiró, disfrutando del cariño y la ternura de Mina.

— Sí, tenemos todo el tiempo del mundo
— Chaeyoung se acurrucó más en el regazo de Mina, abrazándola con fuerza. — Y cada segundo que paso contigo es como un regalo. Prometí no rendirme jamás, y nunca lo haré. Siempre estaré a tu lado.

Ambas se quedaron en silencio, disfrutando del momento, sabiendo que lo que tenían era único y profundo. La tranquilidad en el aire y la seguridad en sus corazones era todo lo que necesitaban para seguir adelante, juntas, sin importar lo que el futuro les deparara.

Se miraron, sonrieron, y por un momento, todo lo demás desapareció. Solo existían ellas dos.

De repente, una voz familiar interrumpió su pequeño mundo.

— Oigan, ustedes dos, par de tórtolas — dijo Jihyo, acercándose con una sonrisa traviesa en su rostro. — Ya terminó el descanso. Después tendrán tiempo de hablar de bodas.

Jihyo sonaba como la líder que era, pero claramente solo bromeaba. Mina y Chaeyoung rieron suavemente, un poco sonrojadas por la interrupción, pero agradecidas por la ligereza que su amiga aportaba al ambiente.

— Gracias, Jihyo, siempre tan oportuna — dijo Mina con una sonrisa, mientras Chaeyoung la abrazaba aún más fuerte, sin soltarla.

Jihyo las miró con una mezcla de diversión y cariño.

— Solo les doy un empujón, chicas. Ya es hora de volver al trabajo. Pero no olviden que, cuando lleguen los planes de boda, ¡quiero llevar los anillos!

Las tres rieron, disfrutando de la compañía y del amor que compartían. Aunque la práctica volvía a llamarlas, sabían que lo mejor aún estaba por llegar.

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