ఌ | Capítulo 15
Era un día cualquiera en el estudio de ensayos, pero el ambiente era palpable. Twice se preparaba para su próximo regreso, y la emoción llenaba el aire. Sin embargo, para Chaeyoung, había un peso en su pecho que no podía ignorar.
Mina, por su parte, estaba atrapada en sus propios pensamientos. La reciente discusión con Chaeyoung aún la atormentaba, y aunque intentaba concentrarse en la coreografía, su mente se deslizaba hacia el dolor y la confusión. La tensión entre ellas todavía era palpable, y cada mirada de Chaeyoung la llenaba de nervios y una mezcla de celos.
Jihyo, sintiendo la atmósfera pesada, reunió a las chicas para una charla. El ambiente era ligero al principio, pero el corazón de Chaeyoung latía con fuerza, sabiendo que había algo que debía compartir.
— Chicas, tengo algo que decirles — comenzó Chaeyoung, su voz temblando un poco. — Conocí a alguien en el festival de la semana pasada... de otro grupo.
El silencio que siguió fue pesado. Mina sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Su corazón se aceleró, y una oleada de celos la invadió. La idea de que Chaeyoung hablara de otra chica la hizo hervir de rabia.
— ¿Quién es? — preguntó Sana, entusiasmada.
— ¡Cuéntanos más!
Chaeyoung miró a Sana, sorprendida por la reacción. Las demás chicas se inclinaron hacia adelante, ansiosas por escuchar, pero Mina no podía soportarlo.
— ¿No crees que deberías compartir más, Chaeyoung-ah? — preguntó Mina, sintiendo que su paciencia se agotaba.
— Fue solo una conversación, realmente — dijo Chaeyoung, tratando de restarle importancia.
— No es para tanto.
Pero a Mina no le gustaba cómo sonaba eso. Se cruzó de brazos, sintiéndose traicionada.
— ¿Cómo puedes decir que no es para tanto?
— replicó Mina, alzando la voz. — Si realmente te importa, deberías decirnos todo. ¿No lo crees?
— Mina, solo estoy hablando de alguien que conocí, no es un gran asunto — respondió Chaeyoung, sintiendo que su tono se tornaba defensivo.
Mina sintió una punzada en el pecho.
— ¿No es un gran asunto? — gritó. — ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Qué tan bien la conociste?
Las chicas intercambiaron miradas, sintiendo que la tensión aumentaba. Jihyo intentó intervenir.
— Chicas, esto debería ser un momento divertido. Chaeyoung, cuéntanos más sobre esa chica.
— No hay mucho que contar, realmente — dijo Chaeyoung, aunque su voz sonaba más insegura que nunca.
Nayeon, emocionada, exclamó:
— ¡Eso suena increíble! Conocer a alguien nuevo siempre es divertido.
Mina sintió que su sangre hervía. ¿Cómo podían estar tan felices?
— ¿De verdad crees que esto es divertido?
— preguntó, sintiendo que su voz se quebraba.
— Chaeyoung, esto no es un juego.
Chaeyoung se volvió hacia ella, sorprendida por su intensidad.
— Mina, ¿qué te pasa? — preguntó, confundida.
— Solo estoy compartiendo algo que pasó.
— ¿Algo que pasó? — Mina repetía, sintiendo que la frustración se apoderaba de ella. — Estás hablando de otra chica, Chaeyoung. ¡Nosotros tenemos algo aquí!
Chaeyoung sintió cómo el aire se volvía denso. Las palabras de Mina eran como un golpe, y no podía creer que esto estaba sucediendo.
— Solo estaba siendo honesta, Mina — dijo Chaeyoung, su voz llena de indignación. — No entiendo por qué estás tan molesta.
Las chicas miraban, nerviosas, mientras la tensión aumentaba. Jeongyeon trató de calmar la situación.
— Chicas, ¿pueden hablar de esto más tarde?
— sugirió.
Pero Mina no estaba dispuesta a dejarlo pasar.
— No quiero hablar más tarde. Quiero saber qué sientes realmente por ella, Chaeyoung.
Chaeyoung sintió que su corazón se hundía.
— Mina, ¡no se trata de eso! — gritó, sintiendo que la frustración la invadía. — Estoy tratando de ser honesta contigo, y tú te pones a la defensiva.
— bajó un poco el tono de voz. — Tampoco esperes que si tú no cambias, te esperaré toda la vida hasta que reflexiones. No me quiero quedar estancada.
Las lágrimas empezaron a acumularse en los ojos de Mina, y aunque su voz temblaba, no iba a ceder.
— ¿Honesta? — replicó, su voz cargada de dolor.
— ¿Eso es lo que crees que estás siendo? Porque a mí me parece que te importa más ella que lo que tenemos.
Las chicas se quedaron en silencio, sintiendo la carga emocional de las palabras de Mina.
— No puedes decir eso — dijo Chaeyoung, su voz temblando mientras luchaba por contener las lágrimas. — Lo que siento por ti es real y tú más que nadie lo sabes.
— ¿Real? — Mina gritó, sintiendo cómo las lágrimas caían por su rostro. — ¡No parece real si estás tan dispuesta a hablar de otra chica!
Chaeyoung se sintió traicionada.
— ¡Esto no es sobre ella! — gritó. — Esto es sobre nosotras y cómo tú te niegas a ver lo que realmente está pasando.
— ¡No! — exclamó Mina, sintiendo cómo la rabia y el dolor se mezclaban en su interior. — Estoy cansada de que me digas que no es un problema. No quiero que hables de otra persona. ¡No puedo soportarlo!
Chaeyoung sintió como si su corazón se rompiera.
— ¿Por qué no puedes entender que esto es difícil para mí? — susurró, sintiendo que las lágrimas caían sin control. — Solo quería ser honesta y ahora me haces sentir como si estuviera cometiendo un error.
— Tal vez deberías haberlo pensado mejor antes de hablar — replicó Mina, su voz llena de furia.
— ¡No quiero ser parte de esto!
Chaeyoung sintió que el dolor la envolvía.
— Esto no es justo. Solo estaba tratando de ser sincera — dijo, sintiendo que su corazón se rompía un poco más.
Mina, sintiendo que la tristeza y la rabia se apoderaban de ella, gritó:
— ¡Te importa más lo que sientes por ella que lo que hemos construido juntas!
Las chicas miraban, sintiendo el peso de la situación. Jihyo intentó intervenir.
— Chicas, esto no es la manera de resolver las cosas. Tal vez deberíamos...
Pero Mina no podía escuchar. La tristeza la consumía, y sintió que cada palabra que decía le cortaba el alma.
— No quiero escuchar más — dijo Mina, su voz apenas un susurro, llena de dolor. — Me duele lo que estás diciendo. No quiero perderte, pero no puedo soportar esta situación.
Chaeyoung se sintió desgarrada.
— Mina, no quiero perderte tampoco — dijo, las lágrimas cayendo libremente. — Solo quiero que me entiendas.
— No sé si puedo...tu solo pides que te entienda a ti, ¿pero quién lo hace conmigo? —murmuró Mina, sintiendo que su corazón se partía en mil pedazos. — Ya no sé qué es real entre nosotras.
El silencio que siguió fue desgarrador. Ambas sabían que habían cruzado una línea, y la lucha entre sus sentimientos las dejaba exhaustas.
Chaeyoung respiró hondo, intentando calmarse, pero la tensión era demasiado. Finalmente, su voz tembló al hablar.
— ¿Sabes qué? Quizás esto no valga la pena. Tal vez estamos perdiendo el tiempo.
Mina sintió un nudo en la garganta, pero la rabia le dio fuerzas. La tristeza se transformó en resentimiento, y comenzó a hablar, dejando que cada palabra destilara el dolor que sentía.
— ¿Perder el tiempo? — dijo, mirándola con una mezcla de incredulidad y decepción. — Claro, para ti esto no es nada, ¿verdad? Siempre es fácil para ti huir y buscar la salida cuando las cosas se complican. Pero, ¿sabes qué, Chaeyoung? La cobarde aquí no soy yo. Eres tú.
Chaeyoung la miró, sorprendida, pero Mina no se detuvo.
— Me he pasado tanto tiempo apoyándote, dándote todo de mí, creyendo que éramos un equipo. ¿Pero para qué? Para que al primer obstáculo tú decidas tirar la toalla. Es fácil culparme, ¿verdad? Es fácil decir que estamos perdiendo el tiempo cuando ni siquiera tienes el valor de luchar por esto. Eres egoísta, Chaeyoung. Porque cada vez que te necesito de verdad, tú desapareces. Tú te rindes. ¡Te trato de explicar la situación, de hacerte entender que estoy asustada pero no escuchas!
Chaeyoung intentó interrumpirla, con los ojos llenos de lágrimas, pero Mina continuó, su voz quebrada pero firme.
— No soy yo quien tiene miedo aquí. Eres tú. Eres tú la que tiene miedo de sentirse vulnerable, de realmente arriesgarse por alguien. Porque eso es lo que haces siempre, ¿no? Te escondes. Escapas. Me haces sentir como si yo fuera la única en esto, mientras tú solo piensas en ti misma.
Mina tomó aire, tratando de contener las lágrimas, y la última frase salió en un susurro lleno de amargura.
— Tal vez el error fue mío por pensar que algún día estarías a mi lado de verdad. Pero ya veo que no tienes ni la mitad del valor que pensé.
Cuando Mina salió de la sala dando un portazo, el tiempo pareció detenerse para Chaeyoung. Las palabras de Mina resonaban en su cabeza como una campana de lamento, llenas de dolor y desilusión. El pitido en sus oídos se intensificó y, de repente, el mundo se desvaneció. Se sintió como si el suelo desapareciera bajo sus pies y, con un grito ahogado, cayó al suelo, las lágrimas brotando sin control.
Las demás miembros se dieron cuenta al instante.
— ¡Chaeyoung! — gritó Nayeon, su voz llena de angustia, mientras corría detrás de ella.
Jeongyeon, con la furia acumulada, miró la puerta por donde había salido Mina.
— ¡No puedo creerlo! — exclamó, el fuego en sus ojos reflejando su indignación. — ¡Voy a buscarla! ¡No puede tratarte así!
Jihyo, tratando de calmarla, la detuvo rápidamente.
— ¡Espera, Jeongyeon! ¡No! ¡No es el momento para eso!
Chaeyoung seguía en el suelo, sollozando, el dolor en su pecho insoportable. Momo se arrodilló junto a ella, tomando su mano con firmeza.
— ¡No te quede así, Chaeyoung! —dijo, su voz intensa. — ¡Eres demasiado valiosa para dejar que sus palabras te destruyan!
Sana se unió a Momo, abrazando a Chaeyoung y sintiendo su dolor como propio.
— ¡Esto no es justo! ¡No te dejes hundir! ¡Tú eres fuerte y no estás sola!
Dahyun, sintiendo que el aire se le escapaba, miró a sus amigas con seriedad.
— ¡Ella no tiene derecho a hacerte sentir así! ¡No lo vamos a permitir!
Tzuyu se acercó a Jeongyeon, preocupada.
— Si vas a buscarla, no lo hagas sola. No dejes que el enojo te consuma, ¡no vale la pena!
La furia de Jeongyeon se intensificó, pero al ver a Chaeyoung en ese estado, sintió una punzada en el corazón. Miró a su amiga, y su determinación se convirtió en protección.
— Chaeyoung, no tienes que dejar que esto suceda, nadie tiene derecho a hacerte sentir menos...— murmuró con tono de preocupación.
Chaeyoung, entre sollozos, levantó la mirada hacia sus amigas. Aunque el dolor seguía punzando, sintió la calidez de su apoyo a su alrededor. El grupo se mantuvo firme, cada una con su propio fuego, prometiendo estar unidas ante la adversidad.
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