Sana y Mina, quienes estaban en la habitación que compartían junto a Nayeon, hablaban de una situación un tanto delicada... ¿Qué tan mal podía ser estar enamorada de tu compañera de grupo?

La situación era la siguiente: Mina desde hace algunos años habían comenzado a experimentar ciertos sentimientos hacia una de la menores del grupo, Chaeyoung. Sin duda para algunas era obvio que Chaeyoung igual sentía cosas por Mina, pero la japonesa se rehusaba a creerlo.
La mayoría del tiempo pasaban el tiempo juntas. Salían de compras, de vez en cuando dormían juntas y hasta incluso salían de noche a cenar, solo ellas dos. Para Mina, Chaeyoung siempre había sido heterosexual, pero una vez más, ella era la única que lo creía.

— ¡Mina, por todos los cielos! ¿Qué se supone que haré contigo? — Sana juraba que casi podía arrancar su propio cabello por lo estresante que era hablar con Mina.

— No estoy lista Sana... Es difícil — abrazó la almohada que tenía cerca.

— ¡Pero no pierdes nada con intentarlo! — para Sana era fácil decirlo.

— Quizás a ella no le gustan las mujeres — se encogió de hombros.

— ¿Tú eres idiota? ¿Te tiraron al nacer? ¡Es obvio que le gustan las mujeres! ¡Chaeyoung siempre se ha visto muy atraída por la figura femenina y esas cosas! — Sana se paseaba por la habitación, desesperada por hacer que Mina entrara en razón.

— ¿Pero eso que tiene que ver? Si a ella le gusta la anatomía femenina no quiere decir que le gustan las mujeres — según Mina, era lo más lógico.

— ¿Tú te tatuarías unas tetas? — Sana detuvo su paseo, mirando directamente a la japonesa menor. Con ese comentario Mina guardo silencio.

— Pero puede ser que...— trató de excusarla.

— ¡No hay más explicación Myoui! — le lanzó la almohada en su rostro.

La puerta de la habitación había sido abierta. Una castaña de pelo medianamente largo camino hasta la cama, sentándose al lado de Mina.

— Los gritos se escuchan hasta afuera, Sana
— comentó burlonamente Nayeon.

— ¡Es que esta idiota me desespera! — apuntó a Mina, quien se cubría con la almohada por si otro golpe llegaba.

— ¿Otra vez con Chaeyoung? — preguntó la mayor, revirando los ojos. En otras ocasiones Mina había recurrido a ella para hablar de sus sentimientos.

— ¡Es la única que no se da cuenta!

— Mina, por favor, escúcha muy bien lo siguiente que voy a decir — la mayor tomó por los hombros a Mina, suspirando tranquilamente con una sonrisa en su rostro. — Tu crees que si a Chaeyoung le gustaran los hombres, ¿hubiera rechazado a uno de los idols más famosos de la industria?

— ¿Eso cuando pasó? — preguntó Mina, confusa. Nayeon solo optó por quitarle la almohada a Mina, enterrando su rostro en este.

— ¡Te lo dije! ¡Ella es i.d.i.o.t.a! — deletreo letra por letra Sana.

— ¡A Chaeyoung le gustan las vaginas! — lanzó el comentario como si no fuera nada relevante.
— ¡Solo acéptalo Mina! Todas lo sabemos
— comentó Nayeon.

— Piénsalo así: Ella ha convivido con ocho chicas por más de siete años. Claro que es una posibilidad que le gusten las mujeres

— Eso no tiene lógica, Sana — rió Mina

— ¡Claro que lo tiene! ¡Solo que tú eres tan cobarde para confesarte que te niegas a creer que a Chaeyoung le gustan las mujeres!

— ¡Sana! — regañó Nayeon.

— Déjala Nayeon, tiene razón, soy una cobarde...

— Te doy un par de días Myoui. De aquí hasta el aniversario del grupo. ¡Estaré pendiente!
— advirtió. — Si no lo haces, yo misma te obligaré a que escupas esas palabras. ¿Me oíste bien?
— Sana salió hecha una furia de la habitación por culpa de la menor.

— No le creas, ella sería incapaz de hacer eso
— la tranquilizó Nayeon. — Te veo abajo. Te esperaremos para el desayuno, ¿si? — Nayeon acarició el cabello de Mina. La japonesa solo asintió, regalándole una sonrisa.

Al ver salir a la mayor, Mina cayó desplomada a su cama. ¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué era tan cobarde?

Al fin y al cabo, Sana tenía razón...

[💕]

— Buenos días a todas — Chaeyoung entraba a la sala con su short y una polera que le doblaba el tamaño.

Todas las miembros estaban sentándose en el comedor, llevando un par de cosas a la mesa para poder desayunar.

— Buenos días, Chaeng — la líder devolvió el saludo. — Mina está preparando el desayuno, si quieres puedes sentarte — comentó.

— ¿Y la dejaron sola haciendo un desayuno para nueve personas? — cuestionó algo molesta la menor.

— Ella dijo que quería hacerlo sola...— respondió Jihyo en voz baja, el tono de la menor la había intimidado.

— Iré con ella — se limitó a responder Chaeyoung.

— ¡Ay, el amor! — murmuró Momo al momento que vio a Chaeyoung yendo a la cocina.

Mina estaba usando el sartén, mientras cocinaba huevos revueltos y en el tostador tenía pan.

— Buenos días, unnie — saludo Chaeyoung, caminando feliz hacia el lado de la mayor.

— Buenos días, Chaeng. ¿Dormiste bien?
— preguntó, mientras revolvía los huevos con una espátula.

— Si, aunque sigo teniendo un poco de sueño
— bostezo, tapando su boca con ambas manos.

— Espero que con el desayuno se te pase — dijo Mina, tratando de sonar tranquila mientras sentía su corazón acelerarse con la cercanía de Chaeyoung.

Chaeyoung sonrió, observando cómo Mina se movía por la cocina con agilidad. Se acercó un poco más, queriendo ofrecer su ayuda.

— ¿Puedo hacer algo para ayudar? — preguntó Chaeyoung, mirándola con interés.

Mina le devolvió la sonrisa, sintiendo una calidez interna que solo Chaeyoung podía provocar.

— Puedes vigilar el pan en el tostador. No quiero que se queme. Si se quema, las chicas me asesinaran.

Chaeyoung asintió y se colocó al lado del tostador, observando atentamente el pan mientras la cocina se llenaba con el aroma del desayuno. El silencio entre ellas era cómodo, siendo interrumpido solo por el chisporroteo de los huevos en el sartén.

— Sabes... — empezó Chaeyoung, rompiendo la quietud. — Estaba pensando en cómo siempre me apoyas y estás ahí para mí — comentó un tanto nerviosa, jugando con el nudo del short que llevaba.

Mina sintió un leve rubor en sus mejillas y se concentró aún más en los huevos, esperando que Chaeyoung no notara lo nerviosa que se veía y sentía.

— Es fácil estar ahí para alguien que es tan importante para ti — respondió, eligiendo cuidadosamente sus palabras.

Chaeyoung la miró de lado, una sonrisa traviesa apareciendo en sus labios.

— Entonces, ¿soy importante para ti? — bromeó, aunque sus ojos mostraban genuina curiosidad.

Mina se detuvo, sabiendo que esta era una oportunidad para decir algo más, para abrirse un poco más de lo que había hecho hasta ahora. Pero las palabras se le escapaban y arruinaban todo, dejando solo un suave asentimiento por su parte.

Chaeyoung se acercó un poco más, alcanzando a ver el leve sonrojo en las mejillas de Mina.

— Bueno, tú también eres importante para mí, unnie — dijo, su voz suave y sincera.

La cercanía de Chaeyoung, su sonrisa, su mirada... Todo hacía que sus sentimientos, tan cuidadosamente guardados, quisieran desbordarse.

— El pan está listo — dijo Chaeyoung, devolviendo la atención al desayuno, aunque su corazón latía con fuerza ante la intensidad del momento compartido.

Mina respiró hondo, tratando de calmar su pulso mientras terminaba de cocinar. Pronto, ambas estaban llevando los platos al comedor, donde las demás las esperaban con ansias.

— ¡Finalmente! — exclamó Dahyun al ver llegar la comida. — Estaba a punto de comerme la mesa de tanto esperar.

— Mejor me comías a mi, ¿no crees? — como siempre Momo y sus comentarios.

Todas rieron, y el ambiente se llenó de la calidez y el bullicio habitual del grupo. Mientras desayunaban, Mina observó a Chaeyoung de reojo, notando cómo la menor interactuaba con las demás, su risa iluminando la mañana de todas.

Había algo tan natural y fácil en la forma en que Chaeyoung encajaba en su vida, que Mina no podía evitar preguntarse por qué le costaba tanto ser honesta con sus sentimientos. Las palabras de Sana y Nayeon resonaban en su mente, recordándole que debía encontrar el valor para ser sincera consigo misma y con Chaeyoung.