|T H I R T Y - F O U R|
Ya varios días de aquel domingo, después de aquello solo durmieron un rato hasta que Jennie volvió a su casa, al día siguiente la coreana era más cariñosa con ella y era algo bastante notorio, tanto que Jisoo mantuvo a la tailandesa en un interrogatorio hasta que confesara si ya estaban saliendo obteniendo la misma respuesta:
No.
No habían formalizado su relación, ambas sabían que se gustaban pero aquella relación no tenía un nombre en concreto.
Por lo cual, ese viernes decidió que no podía esperarlo más, así que con una sonrisa en su cara fue hasta donde la coreana la cual sacaba un libro de su casillero.
—Buenos días —saludó Lisa al llegar al lado de la coreana.
—Buenos días, Lili —saludó Jennie sonriente besando la comisura de los labios de la tailandesa.
Aquello le sacó una sonrisa boba, aún la coreana no perdía el efecto que le causaba a la tailandesa y eso me gustaba.
—¿Sabes que día es hoy? —preguntó Lisa emocionada.
—¿Viernes? —preguntó Jennie confundida aún con una sonrisa en su cara.
—¡Exacto! —Jennie rió al ver la emoción de la tailandesa—pero lo que hace importante este día es porque saldremos ésta noche.
—Lili, ¿me estás invitando a una cita? —preguntó Jennie alzando una ceja.
—Así es, Madame —trató de imitar la pronunciación del francés.
—Acepto —trató de hacer la reverencia como si de una princesa se tratase—, ¿a qué hora me pasarás a buscar? —.
—¿Qué le parece si a las ocho te pasa a buscar mi chófer? —Jennie asintió.
—¿Tienes un chófer? —preguntó confundida.
—Es Jisoo, pero no le digas que te dije eso —susurró haciendo que la coreana riera.
—A las ocho me parece perfecto —el timbre hizo su entrada a lo que Jennie besó nuevamente la mejilla de la tailandesa—, nos vemos, Lili.
Lisa vió a la coreana alejarse yendo directo a su aula, una sonrisa boba estaba en sus labios mientras miraba la silueta de Jennie alejarse de ella.
—Limpieza en el pasillo, una chica está llenado de baba todo el piso —dijo alguien pasando por su lado, cuando vió quien era rodó los ojos al ver a Jisoo junto a Roseanne la cual reía levemente—, tienes un algo ahí —notificó señalando su barbilla.
—Jodete Kim —le alzó el dedo medio viendo a ambas chicas reírse.
Soltó una leve risa para ir hacia su salón notando que no había entrado el profesor al llegar, se caminó hasta su silla para sentarse mientras sacaba un libro para hacer tiempo.
—Hola... —susurró alguien a su lado, al levantar las vista sintió como su día caía de gran manera.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con fastidio mirando al chico al lado de ella.
—Es un lugar público, puedo estar aqui si quiero —Lisa bufó para levantarse dispuesta a irse a otro lugar—, espera, siéntate, solo quiero decirte algo y después me iré.
—¿Por qué debería escucharte? —preguntó con una mueca de disgusto, Henry le estaba dañando el día en definitiva.
—Solo quiero disculparme —Lisa lo miró incrédula.
—Conmigo no debes disculparte —se negó mientras se sentaba.
—Lo sé, también me disculparé con ella, perdón por haberte besado sin tu permiso y por causarte un mal momento, lo siento en serio —su rostro mostraba un total arrepentimiento.
—¿Por qué ahora? —preguntó.
—Me iré del país, y no quería irme sin despedirme —confesó.
—No te perdono —concluyó mirando al frente.
—Lo sé, yo tampoco lo haría —sonrió sin ganas para ver al profesor ingresar al salón, así se levantó para irse a su asiento—, pero de verdad lo siento, y espero que sean felices, se nota que se quieren mucho, hacen linda pareja.
—No somos pareja —susurró, aún no lo eran.
—Tampoco se trata de mentir por convivir —bromeó para irse a su asiento.
Realmente no esperaba aquello, de momento ya no se sentía observada cómo anteriormente, cayó en cuenta que quien la miraba siempre era Henry con el objetivo de disculparse, no lo perdonaba y no creía perdonarlo algún día, pero se sintió bien el escuchar sus disculpas.
Sin embargo, no le tomó mucha mente a eso, tenía algo más importante para la noche para tener su mente puesta en eso.
•••
Lisa suspiró mientras miraba la hora en su reloj, ya estaba en el lugar, había hecho una reservación en un restaurante en la playa, le parecía el ambiente perfecto, la mesa se encontraba afuera, con la vista al mar y la luna en su máximo esplendor, el cielo estrellado sin ningún tipo de nube haciendo la noche perfecta.
Su respiración se cortó al ver a Jennie siendo acompañada del recepcionista del restaurante haciendo que se levantara para recibirla.
—Lili —la castaña fue hasta donde la chica para abrazarla mientras el recepcionista se alejaba.
—Estas muy hermosa, Jen —halagó al separarse y recorrer con la mirada a la coreana la cual se sonrojó por sus palabras.
—Tuve que ponerle mucho empeño a mi vestuario de hoy, quería impresionar a mi hermosa cita —la guiño el ojo mientras un tono juguetón se colaba en su voz.
—Pues que afortunada me siento —le imitó para ambas tomar asiento—, ¿tuviste algún problema con mi chófer? —preguntó con una sonrisa burlona.
—Un poco, me mandó a decirte que le debes una muy grande —ambas rieron mientras Lisa asentía.
—No sabes lo mucho que me costó para convercerla, hasta que Roseanne llegó y con que solo ella se lo pidiera una vez, aceptó —relató con una sonrisa contagiando a la coreana.
—Ellas hacen bonita pareja —concluyó Jennie a lo que Lisa asintió.
—La verdad es que si —afirmó.
El resto de la cena fueron entre relatos y risas, ambas se sentían bastante cómodas entre ellas haciendo que Jennie no sé arrepintiera cuando dijo que Lisa valía la pena totalmente.
Ahora mismo con sus zapatos en manos fueron a dar una vuelta por la playa sintiendo la arena bajó sus pies y el dulce sonido del agua del mar.
Lisa respiró hondo para pararse haciendo que la coreana la imitara para posicionarse al frente de ella, ya era hora.
—¿Pasa algo? —preguntó Jennie al ver a la tailandesa con el rostro rojo.
—Jennie, me gustas —comenzó—, me comenzaste a atraer desde el primer día en que te ví y caí completamente enamorada de ti al conocerte en su totalidad, me gusta tu sonrisa, me gusta tu risa, me gustan ojos y la manera en que se cierran al solo sonreír haciendo que te veas más hermosa de lo normal, me gustan la manera en que me tratas y la manera en que me ves, me gusta tu pelo, tus mejillas, lo competitiva que eres y tu forma de siempre preocuparte por lo demás antes que a ti, me gustas tanto que si me pusiera a decir todo lo que me gusta de ti, no terminaríamos hoy —se acercó a la coreana para tirar sus zapatillas al suelo sin importarle que se llenen de arena, cosa que Jennie imitó, agarró la cintura de la chica acercándola más a ella—, así que aquí, con el sonido del mar y bajo el estrellado cielo y la luna resplandeciente siendo testigo, solo me queda por decirte:
»La luna está hermosa hoy, Jen —la coreana la miraba con los ojos aguados para llevar su mano a la mejilla de la tailandesa.
—Ahora me siento en paz, Lili —finalizó para besar a la tailandesa la cual siguió el beso.
Para ellas el mundo no existía, solo eran ellas y nadie más, ambas declararon su amor con la luna de testigo y estaban orgullosas de decir que eran pareja.
Lisa se sentía la mujer más feliz del mundo, ahora era novia de la mujer más bella, de la mujer de la cual estuvo enamorada por años.
Quien lo diría que de solo ser amigas terminarían siendo más que amigas.
FIN.
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